Aníbal Barca

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Decían sus soldados que Aníbal era frío como una piedra.

Aníbal Barca, fue un general cartaginés que era miembro de la dinastía fundadora de la peña barcelonista en África. Fue conocido por haberle hecho la vida imposible repartiendo golpes y hostias a los romanos muchos siglos antes de Obelix y Asterix. Y ha sido reconocido como uno de los estrategas mas importantes en la historia manejando formaciones militares de ataque y defensa balanceada como la 4-3-3 (4 defensas, 3 medios 3 delanteros) y la 4-4-2 (4 defensas, 4 medios y 2 delanteros) con la cual venció al ejército romano con un marcador de 4 goles a 2 con el ejército cartaginés de visitante.

Primeros años

Los gringos y casi todos los hispanoparlanates tienen esta imagen de Aníbal.

Aníbal nació en Cartago en el año 247 a.C. Era hijo del general cartagínes Amilcar Barca, quién quedó prendado de la península ibérica. En especial de un pueblo llamado Barcelona y de un deporte de la edad antigua parecido al fútbol que los naturales del pueblo practicaban con cabezas de guerreros de los pueblos vecinos. Aníbal mencionaba en sus memorias que este deporte era mas agradable practicarlo con cabezas de romanos. Fueron fanáticos de el equipo local llamado Algo Club Barcelona (el nombre original del deporte se ha perdido con el tiempo), fundando su peña africana y adoptando el mote del equipo de Barca como apellido propio.

Aníbal creció queriendo repetir las glorias de su padre y decidió acompañarlo a combatir en la península ibérica, buscando mas conquistas para Cartago. Llegando a Hispania, perdón, a la antigua Cataluña. ¡Hey bueno, esta bien! A la antigua Cataluña y a su vecina Hispania. El papá de Aníbal le ordenó llevar a cabo el siguiente juramento "Jura que serás enemigo del Senado y Pueblo de Roma", a lo cual Aníbal le contestó "¿Por qué?". A lo cual su padre le replicó "Porque nos ganaron la Guerra Púnica". Aníbal le volvió a decir "Pero papá, si nosotros la perdimos por tontos". Entonces Amilcar le contestó cariñosamente a su hijo: "Entonces por mis cojones que te haces enemigo de Roma si no te voy a ofrecer en Chicharrón al Pastor al Dios Baal". Ante tal amoroso deseo Aníbal aceptó decir el juramento.

Primeras campañas como militar

Pero los mexicanos tienen esta imagen de Aníbal.

Al morir su padre, quedó como general del ejército cartagínes de Iberia, perdón de Hispania. Perdón, de los territorios que comprenden la antigua Castilla, Galicia, Asturias, Euskal Herria, Valencia, Cataluña, Navarra, Andalucía, Aragón, Cantabria, La Rioja, Murcia y Extremadura quedó como general un joven al que le decían el Bello. Quién obtuvo el puesto al acostarse con la hermana de Aníbal. Como el ejército era de hombres verdaderos, machos y duros, no pudieron soportar que un metrosexual los estuviese manejando. Por lo que decidieron asesinarlo mientras el Bello tomaba un baño de esencias colocándole ácido en la tina e impusieron a Aníbal en su lugar.

Las tradiciones del ejército mencionaban que el puesto de general se debería de seleccionar democráticamente y no heredar. Por lo que el gobierno de Cartago mandó una recomendación al ejército cartaginés en Iberia, perdón...bueno ya saben el resto. Se mandó porque Aníbal prácticamente heredaría el puesto de general y querían colocar a un general llamado "Hannón el Grande". Pero el ejército cartaginés en Iberia le respondió a los altos mandos que ellos habían decidido democráticamente matar al Bello, que Aníbal había decidido democráticamente sobornarlos para poder ser general y que ellos habían aceptado de una manera democrática el soborno. Además que no les gustaba para nada el nombre del general propuesto por Cartago porque se iba a dar a malas interpretaciones en el campo de batalla. Hecho esto, no le quedó mas remedio a Cartago que aceptar el nuevo liderazgo de Aníbal y a cuidar mas el nombre de las personas que reclutaban como generales.

Contento Aníbal se lanzó a la conquista del resto de Hispania en busca de oro para poder saciar las ansias de riquezas de las élites de Cartago. Buscando oro por toda la península ibérica y saqueando los pueblos. Los naturales se desquitarían de esta afrenta entre 1600 y 1700 años después con un continente ubicado allende el oceáno atlántico. De esta manera se acercó Aníbal a los territorios romanos.

Ataque a Roma

Aníbal se preocupaba mucho por la virilidad de los miembros de su ejército.

Roma en ese tiempo estaba necesitada de tierras, por lo que quería quitarle Hispania a Cartago. Además que quería quitarle a Cartago el monopolio de las Corridas de Toros, el de las espadas de Toledo, el de los vinos de La Rioja y querían llevarse a las habitantes de la antigua Andalucía. Por lo que Roma espero cualquier error de Aníbal cerca de sus fronteras para declararle la guerra a Cartago. Iniciando con esto la Segunda Guerra Púnica.

El ejército de Aníbal se quedó en ese tiempo sin provisiones cerca de la antigua Valencia. Aníbal fue con una avanzada a buscar alimentos. Al acercarse a una casa, a uno de los miembros de la comitiva se le ocurrió pedir merengue. Los valencianos pensaron que los confundía con aficionados del en este tiempo Tribal Madrid (pariente lejano del Real Madrid) y decideron moler a golpes a Aníbal y a su comitiva. Por lo que Aníbal enojado les dijo que los aplastaría como aplastan los elefantes a las cucarachas y lanzó un ataque con paquidermos sobre el pueblo. Roma le declaró entonces la Guerra a Cartago.

Aníbal, al ver que ahora sí había cometido un gran error y que por su culpa los romanos iban a bombardear a Cartago y a Hispania con armas de destrucción masiva, no le quedó mas remedio que invadir Roma. Por lo que decidió partir con todo su ejército rumbo a la conquista de la capital romana. Aníbal iba a recibir refuerzos de Hannón el Grande para cruzar la frontera de Hispania con Galia. Al principio parecía que el plan no iba a dar resultado. Pero al escuchar los aliados hispanos y los aliados galos de Roma que iban a ser atacados por Hannón el Grande, no les quedó otra que morirse de la risa. Por lo que llegaron al número 200 de la ribera del Ródano, esquina con Roma entre las Calles de Galia y Helvecia.

Campaña en Roma

Los romanos trataron de vencer a los elefantes de Aníbal usando el viejo truco de los ratones.

En el Ródano lo estaban esperando un destacamento de un pueblo llamado Volco, (no se sabe si este pueblo era de origen germano por Volkswagen o de origen Vikingo por Volvo). Al ver la ferocidad de los Volcos, Aníbal le ordenó a Hannón el Grande que hiciera honor a su nombre y apellido y que atacara a los Volcos en lo mas profundo de su retaguardia. Hannón atacó el idem de los Volcos y después de impalar a todo un pueblo, cruzaron el Ródano.

Después Aníbal llegaría a los Alpes, a unos pasos de Roma. En ese momento Aníbal decidió cruzar los Alpes con todo su ejército, aplanando el camino de tal manera que entre 1800 y 1900 años después un diminuto general fránces repetiría con mayor facilidad el mismo trayecto.

Aníbal reclutó soldados entre las personas enojadas con Roma y comenzó a conquistar ciudades y pueblos enteros. Manejó grandes estrategias defensivas y ofensivas, manejando siempre media puntas con vocación ofensivas, un extremo creativo de juego y un centro delantero demoledor. Pero no contaba con que las reglas de la guerra en ese tiempo le iban a limitar la participación de jugadores extracomunitarios y extranjeros, por lo que todos los soldados que reclutó lo abandonaron y se tuvo que quedar con puro guerrero cartagínes.

Aún así Aníbal estuvo al acecho de Roma, conquistando ciudades y destruyendo ejércitos. Destruyó a los ejércitos de los Toros Granates y de las Cebras Bianconeris de Turín y a los ejércitos de los Diablos Rossoneros y las Serpientes Neroazurras de Lombardía. Llegaría a las puertas de Roma, pero esta tuvo la fortuna de resistir a su asedio gracias a sus murallas y a sus carteristas que despojaban a los pobres cartagineses de sus artefactos personales. Fue mas el efecto psicológico de los carteristas y los ladrones romanos que hizo que el ejército cartaginés se desilusionara y provocó que muchos comenzaran a desertar. Aníbal le solicitó a Hannón el Grande que pidiera refuerzos a Cartago. Hannón le hizo honor de nueva a cuenta a la manera como era llamado y no los pidió, por lo que Aníbal le dijo que se metiera su lanza de batalla en lo mas profundo de su nombre propio. Enojado, Aníbal emprendió la retirada a Sicilia, buscando consolidar las posiciones cartaginesas.

Desgraciadamente la Mafia Siciliana, en colaboración con la República Romana, decidió hacerle la vida imposible a Aníbal llegando al grado de ofrecerle una propuesta que no podría rechazar. Al día siguiente Aníbal amaneció con la cabeza de su elefante favorito a lado de la cama. Gracias a esta señal Aníbal decidió regresar a Cartago, teniendo que vender marfil del resto de sus elefantes para poder pagar el viaje y los alimentos de lo que quedaba de su ejército.

Los años finales

Entre los aportes de Aníbal destaca el haber construido la carretera con la que Napoleón cruzaría los Alpes 1800 años después.

Aníbal regresó a Cartago y después de ver como en el partido de vuelta en suelo cartaginés era derrotado por marcador de 5 goles a 0 por los Romanos, superando con eso el marcador global y las ganas de expansión del pueblo cartaginés.

Aníbal fue obligado a firmar la paz y lo nombraron cónsul honorario de Roma en Cartago. Los primeros años fueron benéficos para Cartago y para Roma. Pero en el séptimo año Aníbal sufrió de un trastorno bipolar y de esquizofrenia y pensó que el ejército romano estaba tras él. En realidad eran los cuestores romanos que le iban a cobrar siete años de impuestos atrasados.

Aníbal intuyó que la única manera de no pagar sus impuestos era volver a conquistar Roma, así que trató de convencer al Rey Antíoco III de Siria y al Rey Filipo V de Macedonia. El chismoso de Filipo le dijo a Roma que Antíoco y Aníbal querían invadir la capital, por lo que Antíoco fue derrotado en una batalla y Aníbal fue perseguido hasta que lo terminaron rodearon en un castillo. Al ver que no había escapatoria, Aníbal se decidió a tomar una buena botella de vino para olvidarse de sus problemas. Pero el tonto confundió una botella de vino con una botella de ácido muriático y en un minuto acabó con su existencia, lo que no pudo hacer ningún general romano en los casi 65 años de vida de Aníbal.

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