Ana Rosa Quintana

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Gañan.jpg Lor apañole' semos asín.

(Humor español que probablemente no entiendas si no provienes de la Península Ibérica o de las colonias restantes)


Cita3.pngYo no copio: plagio. Pero no se crean ustedes, vamos, hoy en día todos los hacen. Además, pasé una mala experiencia con un caso del que ahora no quiero hablar porque ocurrió en un lugar de la Mancha del que no quiero acordarrrm... ¡vaya! ¿lo ven? ¡Eso nos pasa a todos!Cita4.png
Ana Rosa en sus últimas declaraciones sobre sus actividades plagiadoras
Cita3.pngSi copias de uno, es plagio. Si copias de muchos, es cultura, homenaje y erudición. Quien plagia a un plagión, tiene cien años de paredónCita4.png
Cita3.png¡Esta gachupina me ha robado mi libro! ¡la denunsiaré para que la metan en la cársel con la rahhttaa y lah cucaracha! ¡que viva México!Cita4.png
La escritora mexicana Ángeles Mastretta en declaraciones contra Ana Rosa Quintana por copiar enterito su libro Mujeres de ojos grandes
Cita3.png¡Pues sí! ¡lo he plagiado! ¿¿¿Y qué??? ¿¿¿Y lo bonito que es compartir literatura y éxitos editoriales para forrarse???Cita4.png
Cita3.pngSehñorita Ana Rooossaaaa... ¿y qué hay de mi comisióóóóónnn?Cita4.png
Ana Rosa siempre se ha mostrado claramente a favor de la Fiesta Nacional

Presentadora marujona por excelencia en nuestros infaustos días. Sucedió a María Teresa Campos al frente de la telebasura matutina hispánica desde que la predecesora fue expulsada de Telecirco por querer cobrar más de la cuenta. Es una cara conocida en todos los hogares que la sufren, famosa asimismo por sus gemelos y por delicados pasatiempos propios de la noble profesión de letras, o sea, el tradicional plagio de libros a través de negros chapuzas. Patrocina dos o tres anuncios de clínicas de gemelos in vitro, tiene mucho miedo a que la Campos vuelva y ejecute su anunciada venganza y, en definitiva, se saca un sobresueldo con nuevos libros acerca de su especialidad plagiadora.

Sus primeros años

Ana Rosa (también llamada AsqueRosa) Quintana, nació un bonito día de mediados siglo XX en un pueblecito perdido de las cercanías de Madriz. A sus cinco años ya apuntaba dotes periodísticas, así que sus padres decidieron que la niña estudiase en las prestigiosas Escuelas Pías de las Clarisas Ultramontanas, donde enseñaba la carismática Sor Yeyé, actriz en tiempos libres de las películas del Caudillo.

Junto a sus nuevas profesoras y, sobre todo, a la benéfica influencia de Sor Citröen, que le enseñó a conducir vehículos de triple cilindrada con color melocotón, Ana Rosa hizo la comunión, la confirmación, se casó, y por poco no llega a la extremaunción de no ser por sus intereses literarios, con los que se entretenía a diario. Aunque ella ya era muy hortera de por sí, el horterismo de las monjas (que vestían tocas fucsia para llamar la atención de los hermanos cartujos del convento de enfrente) la marcó mucho. De estos primeros lustros datan sus primeros plagios (obras menudas y sin mucha importancia) como: un examen de historia de España (copiado a la compañera de pupitre), una chuleta de otra chuleta de otra chuleta (copiada a un negro de Guinea Española que las monjas tenían acogido por caridad como alumno colonial), una carta para los Reyes Magos que no era la suya, un certificado de autenticidad para un falso cuadro de Picasso que tenía la madre superiora en su despacho (y que, por cierto, luego ésta vendió por 5000000 de pesetas de la época), un boletín oficial del Estado, un billete de mil con la cara de Franco y el librito de la catequesis que luego fue colando a las alumnas más jovencitas bajo suma de 500 duros el ejemplar (porque afirmaba que ella lo vendía más baratito que las agarradas de las monjas).

Todos estos progresos caligráficos y literarios le permitieron, a los 15 años, ponerse al frente de la pequeña editorial que las Clarisas Ultramontanas tenían en el edificio anexo al convento, más que nada para imprimir novelitas de santos y unas memorias inéditas del bisabuelo del padre Apeles. A los dos meses de dirigir el mecanismo de imprenta, Ana Rosa ya había logrado hacer 400 plagios de obras maestras de la literatura universal: preferentemente las de Alejandro Dumas, Miguel de Cervantes, Juan Pablo I, Clarín, Unamuno, Flaubert, Mark Twain, Homer Simpson, Martínez de la Rosa, Pepito Grillo y el capitán Alatriste.

Primer delito

Ana haciendo obras de caridad...como siempre.

Fue detenida por una patrulla de la Guardia Civil avisada por las monjas el 6 de mayo (en el mes de María) de 1978, acusada por la Asociación de Lectores Eclesiásticos de “plagio en masa, corrupción de novicias con textos no lícitos, utilización y explotación de 30 negritos de la Guinea Española para marcar las o de sus plagios con un canuto y por usura a compañeras escolares inocentes e indefensas” (hay que pensar que les llegó a vender por 60000000 de pesetas un ejemplar de Harry Potter que le había robado a J.K Rolling, y eso que en esa época ni siquiera J.K Rolling había escrito el primer Harry Potter, lo que aún tiene todavía más mérito).

No ingresó en prisión porque era menor de edad, pero le impusieron una pena de seis días de arresto conventual a pan y vino y le perdonaron algo los errores del pasado a cambio de “donar generosamente” todas sus ganancias al convento de las Clarisas Ultramontanas, que por aquel entonces necesitaba instalar una alarma antiincendios y una sauna con hidromasaje al lado de la capilla de San Chopanza.

Estudios periodísticos

Expulsada rápidamente del convento (en el que, la verdad, andaba ya muy amargada para su gusto a causa de los látigos y los cilicios que le hacían usar las monjas), Ana Rosa pudo satisfacer al fin sus instintos marujiles comprando la primera revista rosa de su vida. Fue un Hola, y lo compró a las 17:08:09 del 6 de julio de 1983. A las 17:09:09 del mismo días ya se había leído toda la revista. No tardó, por tanto, en comprar y leer también el Interviú, el ¡Qué me dices!, el ¡Qué me cuentas!, el Lecturas, el Tonturas, una revista porno de machos en celo y cuatro coleccionables sobre la procreación de gemelos (con los que parece ser que se ilusionó muchísimo).

Decidida a convertirse en periodista, pasó por la Facultad de Periodismo del I.I.I. (International Institute of Ibiza), donde le enseñaron importantes técnicas de plagio contemporáneo y se especializó en el mundo rosa y liloide de España (profesión excelsa y típicamente nacional, la mejor que ha creado la patria española). Sacó un 10 en todas las asignaturas (plagiado de una compañera que era muy tonta y se dejaba copiar a cambio de un ejemplar plagiado del Quejote), y fue destinada como becaria a la Sección Tercera de Periodistas Marujas de Telemadriz.

Primeros programas y plagios de importancia

Como le satisfacía el porno duro pero aún disfrutaba mucho con las últimas marujonerías de folclóricas y toreros, Ana Rosa empleó todos sus esfuerzos intelectuales en dirigir programas de cotilleo basurero especializado en literatura para famosos, y encontró una verdadera mina gracias a su faceta recién descubierta de escritora romántica.

Fue entonces cuando plagió (para vender ya a nivel nacional) un magnífico ejemplar de Cumbres borrascosas, pero como aún se aburría bastante y deseaba algo más original, tuvo la magnífica idea de subcontratar a un negro que conocía desde la infancia en el convento (y que fue expulsado, al parecer, por consolarse diariamente en el confesionario con un consolador que le robó a Sor Libidinosa) y que sólo cobraba cuatro céntimos de real la hora (entendamos que el real, en la década de los 90, ya estaba bastante devaluado, pero como el negro era negro y era tonto fue facilísimo engañarlo). El negro, que como ya se ha dicho no andaba demasiado sobrado de materia gris, tuvo la genial idea de subcontratar a otro negro que había sido compañero suyo (y con el que mantenía una felación homosexual) para que éste copiara –a su vez- un texto de Ángeles Mastretta, y Ana Rosa logró hacer un repugnante mejunje de todo el libro y le puso el bello y poético título de Sabor a hiel (para hiel la que tuvo que pasar ella cuando se descubrió el marrón).

Tal como dicen algunos, fuentes financieras de la Cuenta Naranja aprobaron un ingreso de 2000 millones de pesetas por los ejemplares que vendió Ana Rosa antes de que paralizaran la distribución del libro. Sin embargo, la Audiencia de los Penal de Ciudad de México admitió la querella de Mastretta y condenó a la pobre Ana Rosa a pagarle 30000 pesos en plata a su víctima y a limpiarle la casa en concepto de servicios sociales durante dos años y medio (de ahí que Ana Rosa acabara tan asqueada que ya no la verán ustedes tomar nunca ni mocho ni fregona...).

No hay mal que por mal... uy... pues eso: Ana Rosa hasta se hizo más famosa (¡qué rima más buena!) a consecuencia del plagio.

Galardones a su carrera

Se sumó así a la Galería de Plagiadores Impenitentes que tiene pasillo propio en la Real Academia de la Lengua Española, sección derecha, tercer piso, con derecho a busto de mármol de la Sierra de Gredos: algunos de sus brillantes componentes son Camilo José Cela, Susana Tamaro, Arturo Pérez-Retrete, Lucía Etxebarría, Luis Racionero, Quim Monzón, y Juan Manuel de Prada.

Los gemelos

Uno de sus pasatiempos favoritos: tirotear a Maria Teresa Campos.

Sus ansias maternales de cincuentona (o sesentona) frustrada quedaron bien demostradas cuando se fue a una clínica a encargar gemelos para dentro de unos meses, porque su marido estaba también ansioso de generar generación doble. El resultado fue bastante defectuoso, porque los gemelos no eran nada parecido a Castor y Pólux o a Rómulo y Remo, sino que eran algo así como el gordo y el flaco, Oliver y Benji, Hernández y Fernández o Tarzán y los Monos. Desde ese día, Ana Rosa procura no sacar mucho a sus gemelos en la pequeña pantalla (hay mucha gente que hasta duda que existan, lo que ha generado una variada gama de teorías de extraterrestres que abdujeron a Ana Rosa para fertilizarla o, incluso por lo visto, preguntarle cuáles eran las mejores tácticas de plagio terrícolas).

El programa de AsqueRosa

Además de hacer de payasa por encargo del grupo PRISA, Ana Rosa le ha quitado bastante trabajo a María Teresa Campos (la hundió y la jubiló, que ya es decir), y entre otras cosas es enemiga declarada de la COPE, de la Asociación Literaria de Neutralidad Científica, del Gobierno Mexicano (tiene expresamente prohibido pisar el país) y del Vaticano (las monjas se chivaron, ya saben).

Actualmente dirige con mano de corazón marujón su propio programa (el programa de AsqueRosa) en Telecirco.

Su contenido no es muy distinto al que tenía María Teresa Campos, ex-reina de las mañanas marujasintelectuales. Principalmente su programa se basa en la sucia gore actualidad. Se trata de invitar al asesino de turno, a alguna menor ex-novia de un asesino o hacer conexión en directo de algún tío descuartizando a su mujer en el lavabo de su casa. Todo vale para la audiencia y así ganar dinerito para pagarse sus caras cremas.

  • 12 de enero Famoso contemporáneo (+) ☀️