John Taylor (oculista)

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Cita3.pngNo opero con anestesia. Eso privaría a mi trabajo de toda emociónCita4.png
John Taylor (oculista) viviendo al límite
Cita3.pngMy Taylor is richCita4.png
Jorge II de Gran Bretaña sobre los emolumentos de su oculista
"Chevalier" John Taylor
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Mostrando uno de sus trofeos.
Nacimiento Defunción 1703
1772
Origen De familia de matasanos.
Su vida
Sobrenombres Chevalier, Trepanaojos, Médico del Ojete.
Lugar de residencia Vagabundo y errante.
Se dedica a Carnicero Cirujano Oftalmólogo.
Estado actual Inofensivo.
Hazañas logradas Provocar la muerte de los dos compositores más importantes de su tiempo.
Relaciones Johann Sebastian Bach, Georg Friedrich Händel
Enemigos La Música en general y la Música Clásica en particular.
Poderes especiales Operar de cataratas con un sacacorchos.
Objetos Objetos punzantes varios.

"Chevalier" John Taylor (Norwich, 16 agosto de 1703 – Praga, 6 junio de 1772) fue un curandero, charlatán y sádico embaucador profesional que pasaba por cirujano oftalmólogo. Iba por los pueblos ofreciéndose a operar a la gente de cataratas y estrabismo sorprendentemente con cierto éxito. Éxito no por los resultados de las operaciones, sino porque hubiera quien se prestara a servirle de conejillo de indias. Iba cegando a cuantos iba operando dejando a su paso una ristra de tullidos de por vida. No contento con ello procreó y fue el primero de una saga de operadores oculares de dudosa fiabilidad.

Biografía

Grabado que representa a Taylor en plena operación.

Inicios

John Taylor era el hijo del cirujano del pueblo. Aunque esto puede darnos una idea de cierta respetabilidad médica no debemos engañarnos, en aquella época el cirujano, el barbero y el carnicero eran a menudo la misma persona, que lo mismo te retocaba el bigote que capaba al gorrino o que te extirpaba la vesícula. Esta manera desenfadada y artesanal de entender la cirugía se conformó pronto como el ideal deontológico que acompañaría a Taylor durante toda su trayectoria profesional.

Inicialmente decide actuar como cirujano oculista en su pueblo natal, pero cuando los familiares de sus pacientes intentaron pegarle fuego a su casa y arrojarle a él mismo al río captó la indirecta y decidió establecerse como médico ambulante. Para ello se construyó un llamativo carruaje decorado con ojos y fue baladroneando por ahí de estar al tanto de los últimos descubrimientos en ciencia médica oftalmológica. Lo cierto es que parece ser que tan al tanto no estaba y que en realidad iba aprendiendo de forma autodidacta a base de operar, por lo que tuvo que salir por piernas de las distintas poblaciones que visitaba en más de una ocasión. Todo esto le hace replantearse su autodidactismo y decide estudiar, graduándose en la Universidad de Colonia en 1733. O al menos así se justificaba cuando uno de sus pacientes emitía terroríficos alaridos debido a su afición a utilizar colonia como desinfectante ocular.

El célebre "Chevalier"

Pronto publicó un libro de ensayos sobre Oftalmología en el que se ufanaba de haber inventado un método para operar el estrabismo, a saber:

  • Dejar el ojo que mira para Cuenca tal cual como está.
  • Debilitar con un rallador de verduras las fibras del músculo que hace girar el ojo sano para el lado contrario del que mira hacia Cuenca.
  • Voilá. Desde este momento ambos ojos miran hacia el mismo sitio (Cuenca), el paciente tendrá que girar sobremanera el cuello toda su vida y tendrá tortícolis tal vez, pero estrabismo, lo que se dice estrabismo, ya no hay.

Estos hallazgos le hicieron recalar en la corte de Jorge II de Gran Bretaña como oculista del rey, lo cual le sirvió de pretexto para poder titularse como Chevalier y así impresionar mas a los incautos, aunque realmente jamás ostentó título alguno. Por otra parte su vinculación con la realeza no le hizo renunciar a continuar ejerciendo su profesión de manera itinerante por pueblos y barriadas conviertiéndose en una suerte de Robin Hood de la oftalmología; experimentaba en los globos oculares de los pobres para así, gracias a los descubrimientos que fuera haciendo, poder cobrar luego más a los ricos. Todo un modelo de incipiente empresa de I+d+i en pleno Barroco inglés.

Modus operandi

Tras tener que huir de manera deshonrosa en repetidas ocasiones fue puliendo su metodología, y en sus años de madurez era siempre la siguiente.

  • Se hacía anunciar en el pueblo de turno.
  • Llegaba y daba una conferencia sobre oftalmología en la cual no decía nada mas que vacuidades y realizaba una autopromoción que de constante y machacona daba vergüenza ajena.
  • No obstante convencía al personal y formaba una lista de gente para operar, a los cuales intervenía sin anestesia para ahorrar costes, dando órdenes a los operados de no quitarse las vendas hasta días después (cuando él ya estaba lejos).
  • Se iba del pueblo a toda velocidad.

Su mayor enemigo

La operación de cataratas. Espeluznante.

John Taylor odiaba a muerte la música. Como oculista-empresario no podía tolerar un tipo de arte y entretenimiento que no precisaba de los ojos para ser disfrutado, pues pensaba que aquellas personas con vista deficiente que se deleitaran con la música no tendrían tanta urgencia por operarse y, por tanto, ponerse en sus manos. Tal es así que se las ingenió para ser contratado nada menos que por Johann Sebastian Bach

Taylor obtuvo un gran éxito con Bach. El gran compositor sufría de cataratas. Taylor le operó en primera instancia abriéndole el globo ocular con un cutter, aplastando el cristalino con una pinza de la ropa y volviéndolo a colocar todo en su sitio. La operación se hizo, por supuesto, de manera desenfadada y artesanal, esto es, sin anestesia y sin esterilizar los instrumentos. A los pocos días los contrapuntos bachianos devinieron en alaridos de dolor que llevaron a una segunda operación, tras la cual, Bach quedó completamente ciego y bien por una infección bien por puro acojonamiento, sufrió una apoplejía y estiró la pata, dejando su célebre obra El Arte de la Fuga inconclusa. John Taylor en cambio sí llevo a cabo su particular arte de la fuga y puso pies en polvorosa, habiendo causado la muerte del, para muchos, compositor más grande de la historia.

Una parte de su instrumental quirúrgico.

Pocos años después, Georg Friedrich Händel, que se ve que no había escarmentado en la peluca ajena de su colega, contrató a Taylor. La jugada se repitió de manera análoga y el gran maestro afincado en Inglaterra falleció poco después.

Taylor ocupa por todo esto un lugar preeminente en la Historia de la Música como figura clave en la transición del Barroco al Clasicismo.

Muy ufano es en esta época cuando publica su autobiografía: Las extraordinarias andanzas del Cavallero John Taylor, que es cojonudo en la cual exagera sus éxitos y omite sus fracasos. Así que como el lector podrá imaginar mas que libro se quedó en una especie de hoja parroquial.

A todo cerdo le llega su San Martín

Tras haber acabado con Bach y Händel sus viajes le llevan a Italia, donde un tercer compositor, Alessandro di Guardia Diverdi, demanda sus servicios. No sabía Taylor que iba a dar con la horma de su zapato, ya que de esta aventura no salió con bien. Di Guardia Diverdi había oído que Taylor se dedicaba a perforar el ojo con extraordinarios instrumentos, pero siendo hombre de sexualidad intensa y depravada no interpretó que se tratara precisamente de los dos ojos de la cara, sino de un tercer ojo. Deshecho el malentendido, si bien John Taylor no operó a Di Guardia Diverdi, sí obtuvo su habitual remuneración, no obstante pasó por ciertas dificultades para sentarse correctamente durante algún tiempo. Este lamentable episodio no fue otra cosa que el comienzo de mas infortunios.

Taylor, por el peso de la edad, comenzó a sufrir a su vez él mismo de la vista, lo cual le llevó a tratar de auto-opearse, cosa que llevó a cabo con éxito a pesar de, obviamente, tener que hacerlo a ciegas (ja, ja). Como resultado de ello perdió por completo la visión y pasó sus últimos días en la más absoluta invidencia.

Legado

La mala hierba en ocasiones se perpetúa. Su hijo, también llamado John Taylor siguió sus pasos y fue oftalmólogo. De la misma manera, su sobrino, también llamado John Taylor (no eran muy imaginativos con los nombres en esa familia) ejerció la oftalmología. Como su predecesor, ambos estuvieron al servicio del rey de Gran Bretaña, Jorge III en este caso, quien murió ciego y loco.

  • 16 de agosto Personaje histórico (ver todos aquí). ☀️