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Apellido

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El apellido es esa cosa que normalmente escribes después de tu nombre y que puede decirse que es el nombre de tu familia, o algo así. Lo más probable es que sea el apellido también de ese señor que tu madre dice que es tu padre.

Introducción

¡Salve a la dinastía del noble apellido .jpg!

Los apellidos actuales provienen de la Edad Media. En un primer momento eran los nobles los que los utilizaban para fardar de pedigrí y de endogamia limpieza de sangre, pero poco a poco se fueron extendiendo ya que se vio que eran útiles también para que los infelices que formaban parte de la anónima chusma fueran capaces de distinguirse unos de otros a efectos de ser catalogados, clasificados, cosificados y, caso de que sacasen los pies del tiesto, debidamente sometidos a un proceso sin garantías que, tras algunas sesiones de tortura, culminara en la pena capital. Así, durante dicho proceso no serían confundidos con algún otro pringao que tuviera la desgracia de ser tocayo y el verdugo ejecutaría al maldito correcto (aunque si finalmente había tal confusión tampoco pasaba nada, siempre y cuando hubiera un cabeza de turco... pero mejor hacer las cosas bien ¿no?).

Y es que claro, uno no puede ir por el mundo llamándose una cosa así como el Kevin, el de la Juani, que queda poco formal… aunque realmente respecto al origen de los apellidos puede afirmarse que en muchos casos por ahí iban los tiros.

Origen de los apellidos

Apellidos que provienen de nombres de persona

En un primer momento la gente solía adoptar como apellido el nombre de su padre (o al menos del que pagaba el bautizo) añadiéndole algún tipo de sufijo más o menos ridículo. Esto era bastante confuso, porque si el padre se llamaba Gumersindo, bien que el hijo se llamara Marciano Gumersíndez, pero cuando el nieto se llamaba Porfirio Marciánez lo cierto es que el apellido dejaba de servir para identificar a la familia y, por tanto, apenas servía para nada.

El inconveniente referido en el párrafo anterior fue subsanado por la más subestimada de las virtudes humanas: la pereza. Ante la flojera que a las gentes les producía imaginar nuevos apellidos en cada generación, simplemente adoptaban el derivado del nombre de un antepasado más o menos remoto, el cual iban prolongando en el tiempo. De esta manera, pongamos, los antedichos Marciano y Porfirio, hijo y nieto respectivamente de Gumersindo, se apellidarían ambos Gumersíndez, y así en adelante sus descendientes. El inconveniente evidente de esto es que al cabo de unas cuantas generaciones ya nadie se acordaba de quién era el tal Gumersindo, pero a todo el mundo le daba igual pues, al fin y al cabo, ya estaba criando malvas y no iba a levantarse a protestar.

Apellidos que provienen de nombres de oficios

Otra cosa sin duda hermosa de la Edad Media es que no tenías que comerte mucho la cabeza para saber a qué te debías dedicar en la vida. Los oficios se heredaban y si tu padre era limpiador de pozos negros pues si te gustaba el tema bien y, si no, pues ajo y agua, que limpiar pozos negros te tocaba. De esta manera familias enteras se dedicaban a la misma tarea y el propio oficio pudo utilizarse bien como marcador para identificar a una familia. Esto fue el origen de apellidos como Traficante, Chapero, Chulo, Lameculos, Ladrón, Informático, Leguleyo, Teleoperador...

Apellidos que provienen de características físicas

Adivina qué cualidades físicas tenía el primer poseedor de este blasón

Desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer, siempre ha sido cosa extendida el gusto por descojonarse de los demás. Y qué mejor que hacerlo a costa de sus defectos físicos, minusvalías y deformidades varias, pues pocas cosas hay más graciosas que hacer chanza de estas cuestiones, que quien las padece al fin y al cabo ni es culpable de las mismas ni puede en muchos casos tan siquiera disimularlas. Así queda siempre expuesto a la burla general, burla que se propagará a través del apellido a los descendientes de aquel que es sometido a escarnio. A través del apellido en caso de que no actuaran debidamente las leyes de la genética como sería deseable. Si estas actúan, y es de esperarse que sí lo hagan, la burla no se transmitirá solo a través del apellido sino también a través de la herencia física de dichas taras. De esta manera se originan apellidos tales como Pechopalomo, Pelón, Cojitranco, Chaparro, Pichacorta, Birojo, Carapepino o Tetafloja.

Apellidos que provienen de motes o apodos

Si bien el hacer mofa a costa de los defectos físicos de los demás es altamente satisfactorio, no lo es menos el hacer burla a partir de sus cualidades morales o intelectuales, o de la falta de ellas, aunque esto generalmente no se perciba en un primer golpe de vista. Por ello igualmente se originaron apellidos tales como Joputa, Mentecato, Bastardo o apellidos compuestos como Tonto de los Cojones (haciendo este último también referencia a los atributos prominentes de los primeros patriarcas de esta familia, véase el apartado anterior).

Toponímicos: no, no son nombres de topos, sino nombres de lugares

Hay personas que se pasan el día dando la chapa con lo cojonudo que es su pueblo y lo cojonudos que son ellos mismos por ser de su pueblo. Antes de que estos sujetos, más pesados que matar un gocho a besos, inventaran el nacionalismo, el único recurso que tenían para presumir de su lugar de nacimiento que a nadie le importa era tomarlo como apellido. De aquí provienen apellidos como Tuvalí, Canestacubmextaiwbolandés o Pelotudo (apellido proveniente de Pelotas, municipio brasileño).

Apellidos que provienen de accidentes naturales, elementos de la naturaleza u objetos cotidianos

No, con accidentes naturales no nos referimos a eso que dices que le ha ocurrido a ese tipo que se llevaba tan mal contigo (tranquilo, no te delataremos). Hay apellidos como Adoquín, Alcornoque, Mendrugo, Folla, Cascajo que provienen de elementos como los referidos.

La influencia de la Inquisición

Entre muchas cosas, esta entrañable institución nos ha legado el origen de muchos apellidos. Los judíos españoles, viéndose perseguidos por la Inquisición, cambiaban a menudo sus apellidos (tales como Abrevanel o Descapuchao) por otros de lo más meapilas y besacirios en un intento de parecer más cristianos que nadie y más papistas que el Papa. Es así como en general aquellos apellidos que comienzan por San, como Sanitasana, Sandez, Sandía, Sangriento, Sancionado, Sánchez o Santería denoten un origen hebreo, gitano u homosexual, siendo estos los colectivos que eran destino de las iras de la Inquisición.

Aspectos formales

En los países de ámbito hispano antiguamente tú escogías, de entre todos los apellidos de tus nobles ascendientes, aquellos que más te convinieran en cada momento para poder medrar, hacer negocios o ser identificado (o no serlo, según) por las autoridades de cara a tu mejor beneficio. Como esto era un Cristo de mucho cuidado finalmente se terminó imponiendo en los países castellanoparlantes un sistema de nombre y dos apellidos, antecediendo el primero del padre al primero de la madre, y teniéndose en cuenta los demás solamente de cara a fines folclóricos y nmemotécnicos. En los tiempos actuales, de gran pujanza del feminismo, las mujeres a menudo se revelan contra esta circunstancia haciendo anteceder el apellido del padre de ellas al apellido del padre de sus cónyuges de cara a los nuevos naciminetos. En los países de influencia portuguesa la situación es la contraria, antecediendo tradicionalmente el primer apellido de la madre al primero del padre. En este caso, con el advenimiento del feminismo no se ha movido ni el Tato, por la cuenta que les trae.

En los países anglosajones solo hay un apellido, el del padre, y la mujer, al casarse, pierde su propio apellido y lo sustituye por el de su marido. De esta manera, por matrimonio, ella es despersonalizada y despojada de su propia identidad hasta que la muerte los separe. Cuando enviude, si desea volver a casarse, adoptará el apellido de su nuevo marido. Algunas viudas negras han hecho acopio de una larga colección de apellidos (y de maridos fiambres, en consecuencia).

En los países eslavos en los apellidos femeninos es cosa habitual que se añada el sufijo -a. De esta manera la esposa del gran estadista Vladimir Putin responde al apellido de Putina.

Hay otros países en los que todavía no se utilizan apellidos en absoluto, lo cual denota la condición embrutecida y medio hippie de sus habitantes, que viven ahí en un continuo todos contra todos de desestructuración social, para envidia de las culturas que les circundan.

Las personas que quieren hacer ver que son de rancio abolengo pero es mentira a menudo crean apellidos compuestos que no son más que yuxtaposiciones de apellidos de lo más corriente con los que tratan de dar a entender que provienen de alta cuna. De esta manera tenemos casos de gente apellidada Sánchez-García de Pelotas-Bravas, Cretínez de la Bobadilla o González de la Gonzalera

Combinaciones graciosas

Hay apellidos que lastran a quienes los portan. Ninguno de estos jugadores llegará a gran estrella, independientemente de su talento.

En ocasiones apellidos que por separado resultan de lo más inofensivo, dan lugar al combinarse junto a un nombre, o a combinarse entre sí, a resultados que se prestan al chascarrillo. El infortunado poseedor de los mismos tendrá que aguantar el chaparrón toda su vida, pero... anda que no nos reímos los demás ¿Y hay algo más bonito que hacer felices a los demás? Algunos ejemplos:

  • Mier de Cilla.
  • Elena Nito del Bosque
  • Débora Melo
  • Folla Doblado.
  • Salido del Pozo.
  • Ponte Alegre.
  • Cabeza Compostizo.
  • Armando Esteban Quito.
  • Tomás Turbado.
  • Benito Camelas.