Cantigas de Santa María

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Las Cantigas de Santa María son un grupo de unas 420 canciones (cantiga arriba, cantiga abajo) alabando a la Virgen María, relatando sus milagros y sirviendo como método de invocación de la misma Virgen. Su autor fue (en parte) el rey castellano Alfonso X el sabio, quien demostró con esta obra su casi enfermiza obsesión hacia su waifu, la Virgen. Están recopiladas en varios códices y van acompañadas de partituras y cómics, que ilustran las hazañas de su protagonista. Los manuscritos están redactados en gallego-portugués, una lengua que se hablaba allá por el medievo poco antes de que Portugal y Galicia se diferenciasen como cosas distintas. El motivo por el que estaban escritas en esta lengua, es que por aquella época se pensaba que las canciones en este idioma sonaban muy bien. Algo parecido a lo que ocurre ahora con el portugués y los memes, que cuando están escritos en este idioma, su gracia aumenta en un 50%.

Autoría

Los expertos concuerdan en que Alfonso X fue el autor indiscutible de todas las cantigas, salvo las que no hizo, que más o menos vienen a ser unas 410. El resto fueron escritas por poetas y clérigos de su corte, pero como no eran nobles, a nadie le importan sus nombres. Las cantigas atribuidas a Alfonso relatan momentos de la vida del rey, como aquella vez en la que la Virgen se le apareció a su madre enferma y le dio un ibuprofeno, cuando el rey le dio una gran recompensa a un artista por realzar las curvas de la Virgen en las miniaturas del códice o cuando éste rezaba a la Virgen y ella le dejaba en leído.

Fueron escritas durante su reinado, entre los años 1250 y 1284, y se convirtieron en el mayor hit musical de todo el siglo XIII. Como ya se ha mencionado, estaban en gallego-portugués, idioma que el rey aprendió cuando veraneaba por Galicia de pequeño. Alfonsito, siendo tan listo, también quería restregar a los demás monarcas que sabía idiomas, dibujar cómics, trovar y sobre todo, ligar con la Virgen. Tal era su devoción, que creó una orden militar en su honor para impresionarla y se la regaló para que la comandase a su antojo en el campo de batalla.

Contenido

Trascendencia

Uno sólo puede imaginar la vergüenza que sentían al tocar en un escenario tan feo.

Las cantigas fueron muy populares durante el reinado de Alfonso y después. Durante el medievo la Virgen era una auténtica estrella de la música, como bien muestra la cantiga Santa Maria, strela do dia. Y es que resulta que la devoción de Alfonso era tan fuerte, que el conjunto de las cantigas servía para invocar a la misma Virgen. Durante las interpretaciones, la Virgen se materializaba en el escenario como si de una Hatsune Miku medieval se tratase. Bailaba, hacía piruetas, lanzaba rayos de luz con las manos... un auténtico espectáculo que volvía a la plebe loca.

Estando en plena reconquista, Castilla no iba a desperdiciar el tener a una figura divina de su lado, así que los manuscritos de las cantigas se llevaban al campo de batalla, y cuando se habían interpretado todas, la Virgen aparecía con sed de sangre mora. Después hacía más o menos lo mismo que en las actuaciones, salvo que rompía cuellos entre pirueta y pirueta. Tristemente no se conservan todos los códices, originalmente había cinco pero uno de ellos se extravió y nunca más se ha vuelto a ver, lo que frenó considerablemente la reconquista. El rey Sancho puso una recompensa de diez mil maravedíes a quien lo encontrase, y aún está vigente, así que quienquiera que lo tenga puede ir ahora mismo a cobrarla al Banco de España. Se rumorea que los moros lo robaron y que ahora está cogiendo polvo en alguna tetería perdida de Marruecos.

En la actualidad, las cantigas sólo sirven como entretenimiento para los pocos frikis aficionados a la música medieval. Pero claro, sin la Virgen María haciendo bailecitos y piruetas, no es lo mismo. También se aprecian las miniaturas y cómics que acompañaban a las cantigas, fruto del ansia de Alfonso X por sacarse la chorra con las mil cosas que sabía hacer. Gracias a estos se puede saber muchos detalles de la época, como que las leyes de la perspectiva funcionaban de aquella manera o que los trovadores debían tocar música delante de azulejos horteras.

Códices

Actualmente la Virgen María sólo sale a dar palizas cuando los jugadores de fútbol se ponen muy tontos.

Debido al gran poder de las cantigas, estas se dividieron en cinco códices para evitar que, si uno caía en malas manos, al menos no pudieran invocar a la Virgen. Que siendo infieles moros, lo mismo pensaban que les iba a conceder tres deseos. Se conservan cuatro, que son:

  • Códice Toledano:
  • Códice Rico: Llamado así por su sabor, estaba escrito en lonchas de jamón prensadas debido a la falta de material.
  • Códice de Florencia: Se encuentra en Florencia. En algún momento les prestaron las Cantigas para que María les ayudase en las cruzadas ¡y aún no lo han devuelto los muy cabrones!
  • Códice de los músicos:

Véase también