Juan Lapuerta

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Su retorno a la presidencia de FC Barcelona
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BanderaEspaña.png Este artículo contiene una alta dosis de humor español.
Si no eres de esta casta tierra, probablemente pierdas el tiempo leyendo esto.


Cita3.pngBarça unicum et catalanicum dominius Laportae estCita4.png
Cicerón citando a Lapuerta en su obra De Catalonia Barçalonensis.
Cita3.png¡Que n’aaaaaprenguiiiin...! ¡Que aprendan!Cita4.png
Juan Lapuerta donando frases míticas a la humanidad.
Cita3.pngEl Barça es míííeeeuuu... lo queremosss, sssííi... mi tesssoroo... el meu tresssooor...! que n’aprenguiiinnn!Cita4.png
Dúplice personalidad de Lapuerta, estudiada recientemente en la Clínica Mental Tolkien de Houston, que demuestra detalladamente sus lejanos antecedentes de hobbit maltratado.
Cita3.png¡Cunyaaaaaaaaaaaaaaaat!Cita4.png
Juan Lapuerta en sus pesadillas nocturnas, invocando la presencia de su cuñado franquista.
Cita3.png¡Al loro!Cita4.png
Juan Lapuerta de cacería por Sudamérica.
Juan Lapuerta en el palco del Campo Nuevo.

Juan Lapuerta (nombre que dan los subhumanos denominados como "españoles" a Joan Laporta) es un polifacético showman catalán (o sea, no español) conocido por su modesto ego y disimuladas ambiciones políticas. De un tiempo a esta parte, detenta la presidencia del F.C. Farçelonia, siendo fácil determinar cuánto tiempo lleva ocupando dicho cargo en tanto que el perímetro de su abdomen aumenta unos 15 centímetros cada año (más o menos como los anillos de los árboles).

Biografía

Mendicidad y traumática adolescencia

Juan Lapuerta nació en una familia de mendigos de prestigioso linaje catalán afincado en el barrio de Hostafranchs de Barcelona, de donde se rumorea que sacó sus malévolos planes para dominar un club de futbol que es más que un club y menos que una escalera de vecinos (nadie sabe exactamente, ni siquiera en Cataluña, qué significa eso). En todo caso da mucho yuyu y está en búsqueda y captura por antecedentes de criminalidad persuasiva.

De niño, Juan (Joan, como también le llaman, en catalán) trabajó de recogedor de pelotas perdidas que un técnico del Barça lanzaba a la calle durante los entrenamientos del equipo para tener a los jugadores entretenidos, y así fue cómo el pequeño mendigo aprendió que la vida está para arriesgar, para ganar a toda costa, para llegar a dominar el Barça in aeternum, y decidió –ni corto ni perezoso- apoderarse completamente del Barça, despedir al técnico que tan mal le pagaba (tres chicles de fresa la hora) y torturar a los jugadores con sus discursos políticos de los Països Catalans y sus inolvidables “que n’aprenguin!”. Y tuvo éxito, pero le costó muchísimo.

Camino hacia el poder

Laporta haciendo apología de la vida sana en el mítico "Luz de Gas".

Al leer una obra de un tal Charles Dickens, vio numerosas similitudes entre los personajes y él mismo, y determinó que si ese tal David Copperfield (version escrita del escritor) o ese otro chico tan guapo llamado Oliver Twist (niñito gilipollas manoseado en todos los capitulos) habían nacido en ambientes miserables y habían alcanzado la cima de la fortuna (pura suerte), él no podía ser menos. Por lo pronto se compró un bote de gomina, una insignia dorada con una americana (que le vendió Pilar Bardem cuando hacía renovación de armario) y un desodorante Axel y se fue al Camp Nou hasta que logró colarse en la tribuna de autoridades sin ser reconocido, alegando que era el secretario de un embajador que había sido invitado al partido Real Mandril - F.C. Barcelona y que estaba enfermo, por lo que quería aprovechar la entrada él mismo. Y coló. Coló tanto que hasta se pudo sentar junto al antiguo dictador del club, Núñez y Nafarroa Bai (un hombre de negocios especializado en el ladrillo con luminosis y cemento de fábrica del cuñado). Aquel fue un encuentro sumamente importante en la carrera de John.

Joan estudió todas las tácticas del poder, militó en un grupo de iluminados de la secta Brasilona llamado The Blue Elephant of Barça’s and Northern Ireland (sobre todo porque tenían un pub junto a las instalaciones deportivas donde le dejaban tomarse gratis tres o cuatro white labels al día), se fue a vivir a la Masía y convenció a su cuñado para que la Fundación Francisco Franco patrocinase un anuncio a favor de la independencia de los Països Catalans y la normalización lingüística del catalán (lo que fue considerado casi un milagro digno de San Homer Simpson). Cuando Monthy Núñez y Nafarroa Bai se retiró, nombró como heredero del Imperio a su muy amado hijo y discípulo del ladrillo, el Rey Gaspar, que se había separado de Melchor y Basaltar por discrepancias acerca del número de juguetes que debían repartir cada uno el 6 de enero.

Gaspar Rex

Laporta sacó un dico de Hip-Hop.

Entre otras muchas cosas, Gaspar (que no tenía ni idea de cómo funcionaba un club como el Brasilona, acostumbrado como estaba a las caravanas del desierto y al trueque de coranes en la mezquita) hundió económicamente al Barça.

Primero lo sumergió matemáticamente en un déficit de 9000000000 trillones de leros, luego hipotecó la Masía, despidió dos veces al mismo entrenador (un tal Fan Gaal, o Van Cabeza de Ladrillo, en holandés), propuso vender las copas de Europa del club (sólo había una, así que no sacaron gran cosa) para fundirlas en lingotes de platino, y acabó por poner de moda la exhibición de pañuelos blancos por parte de los socios y simpatizantes con vistas a hacer propaganda de Cleenex (también tenía firmados importantes contratos con la Marca del Corderito Norit y con Elena, el detergente de la Infanta Elena). Pero como el blanco causaba desmayos si se exhibía tantos minutos en el Campo Nuevo, al final se acabó la promoción al detectarse un importante número de tránsfugas que se pasaban al Real Mandril por efecto secundario de tanta blancura.

Presidente por incidente

Después de unos años de White Labels y Bourbons, Lapuerta vio que llegaba su oportunidad. Vendió estratégicamente sus bulas de San Homer Simpson, contrató a un gángster colombiano para que le fuera a buscar “material” diariamente a Maracaibo, y, finalmente, narcotizó a toda la Junta Directiva.

Al salir del club, un bello día de los Idus de Abril, ejecutó el célebre asesinato del Rey Gaspar (que igualmente ya estaba cansado del futbol y quería dedicarse al negocio de sus hoteles Sáhara para los beduinos del desierto, y de paso volver a ver a Melchor y a Basaltar). Gaspar cayó fulminado ante la victoriosa mirada de Lapuerta. Luego levantaron el cadáver, alegaron ante la policía que se trataba de un suicidio voluntario causado por una resbalada con caca de camello y se procedió a la proclamación en el Senado Blaugrana del nuevo líder del régimen: o sea Lapuerta, que ya tenía comprados (que n’aprenguin!) a todos los senadores (bajo amenaza de exilio al Real Mandril, of course).

Características

Actividades financieras

Joan Laporta ganandose unos dinerillos como stripper.

Lapuerta posee acciones de sí mismo en el Ibex-35, en Wall Street, en 13 Rue del Percebe, en Bhutan, en Bonos del Tesoro, en Créditos Imperiales (se los vendieron los exgalácticos del Real Mandril), en la Masía del Barça y en una fábrica de cuchillos de Albacete muy maja donde él mismo encarga el instrumental (una verdadera obra de arte de acero extralux y madera de cedro barnizada) para sus sicarios y guardaespaldas (pensemos que, en su cargo, es básico eliminar totalmente al contrario sin dejar sospechas, of course). Igualmente posee una intrincada red de espionaje especializada en hoteles de lujo, partidos políticos, elefantes azules y natillas Danone narcotizadas para sus jugadores más devotos.

Su enemigo

Sandro Rossell, un exiliado con mucha voluntad, ha emprendido acciones legales contra todas sus maniobras en la Junta directiva del club ese tan famoso lleno de brasileños que no ahora recuerdo cómo se llama, pero de momento sólo ha conseguido convocar unas elecciones dignas de los Teletubbies (en las que Lapuerta se enfrentó al trío de las eMes o trío MinguellaMedinaMámá) y sobornar a una señora de la limpieza que ejerce de espía en los bajos fondos de la fábrica de cuchillos de Albacete. Por ahora aún aguarda en la sombra para alcanzar el poder y condenar a Laporta al Tártaro o al Inframundo Merengue. Así es de dura la vida de los directivos del Barça (no hablemos ya de la de los mandriles del Real Mandril, que esa ya es de guerra galáctica con rayos ultramerengues añadidos).

Su amante

Lapuerta tiene varias amantes (y amantas). Uno de sus más fieles amantes es Zapatero, con el que ha logrado que el Barça sea declarado capital de los Països Catalans y Andorra anticonstitucionalmente. Otro es Arturo Mas, el padawan de Yoda Pujol que se enfrenta a José Montilla para restaurar el imperio de los Jedi de Convergencia i Unió. Y además están las señoritas de alterne que frecuentan los hoteles del Barça, una esclava camerunesa que le trajo Samuel Ettóó para hacer un trío y dos o tres socios que le han proporcionado la receta del viagra del Barça, que hace poner a cien a todos los socios cada vez que ven un pelo o una molécula de Lapuerta. Con estos contactos mantiene perfectamente unido su club, domina las mentes, une a todos los poseedores de los Anillos Blaugrana de Poder y los ata a las tinieblas para siempre. ¡Atención con el Club! El Braça (¿repetimos?) es más que un club, que no debemos confundir con el otro Club catalán por antonomasia, o sea El Club (léase la Secta, no confundir con la Sexta de los Payasos de la Tele y Fofó-Miliki) de Alberto Olmo y su amante Pepe Rufianes (donde militan las abuelitas catalanas de tarde jugando al cotilleo y a la masturbación de tercera edad).

Personalidad

Laporta destaca por su exquisito gusto en el vestir.

Dictador perpetuamente vitalicio del Barça (Primus Inter Culés), menea su picaporte con cada gol de su equipo. Seductor de hierro rojo y azul, cerebro en la sombra, Gran Inquisidor de la Masía. Es más peligroso y maquiavélico que Luis Aragonés y el Dr. Maligno fusionados al allioli (achioli, según Florinda Chico). Poder ilimitado, omnipotente y siempre vigilante. Gran Hermano de las Juntas Directivas del Més que un Club (F.C Brasilona). Le costó mucho llegar hasta la cima y ahora no renunciará jamás a abandonar el sillón reservado en el palco con derecho a abanicador etíope.

Algunos historiadores de prestigio (César Vidal, James Morris, Bilbo Bolsón) han apuntado a que Lapuerta sigue el modelo de estrategas tan consumados como Hannibal Lecter, Dan Brown, Benedicto XVI o José Luis Rodríguez Zapatero (que, por cierto, es un forofo seguidor de la secta brasilona, lo que causa graves dolores de cabeza a sus vecinos de Moncloa, que son todos del Real Mandril).

Su ilimitado poder

Es un dios. Es divino. Cuestionar eso te puede suponer el exilio de Cataluña y una amenaza de muerte en forma de pintadas con un ultimátum en tu nombre en la fachada de casa.

Ni siquiera Ronaldinho ha encontrado antídotos a sus poderes utilizando las Natillas Danone. Tampoco sirven ahí las mamás de los jugadores, el Cola-cao, las raquetas de tenis de Rafa Navidad, las motos de Daniel Pedosa o los coches de Fernando Alonso.

En cierto modo es el auténtico Señor de las Natillas Blaugrana de Cataluña en la sombra, más importante aún que José Montilla: sus decisiones y discursos movilizan a miles de millones de fervientes mártires catalanes a comprar pamtumaca, causar terremotos en Río de Janeiro, hacer que los polacos hasta empiecen recitar el himno del club marcando el paso de la sardana, llevar bufandas, camisas, pijamas, cepillos de dientes y condones con la efigie de Ronaldinho, ir a buscar setas venenosas al Montseny, votar a un candidato político a la jefatura de la República Imperial Tripartitària de Cataluña por haber desayunado con él ni que sea una galleta Oreo light, y también tomar las armas para expandir el imperio de los Jedi de los Països Catalans mediante boicoteos selectivos a la marca Kelme (actividad en la que especializó a su nueva criatura, Olegario Prisas) o desfiles marciales en autocar por las calles de Barcelona, capital del Barça.

Vida personal y pasatiempos

Laporta presumiendo de abdominales (como Cristiano Ronaldo).

Juan Lapuerta mantiene una feliz existencia en el Paraíso Blaugrana. No necesita ni serpientes ni manzanas ni arcas de Noé para disfrutar del bucólico dominio de su eterno imperio. Realiza ceremonias faraónicas de acatamiento a su personalidad semanalmente, según el Nuevo Rito Lapuerteño, para todos los que forman parte del Més que un Club. Las ceremonias consisten en repetir diez veces por minuto las citas sagradas del Gran Libro de San Juan de Lapuerta, considerado herético por la Iglesia de la Cinesiología y la de Maradona.

Tras entrar en trance, los fieles devotos le chupan ritualmente los chupachups que reparte su ayudante oculto (dicen que es un tal Cruyff), caen rendidos ante sus prédicas que anuncian la llegada de una nueva Era de Laporta de los Mil Años y luego salen a realizar dos o tres purgas internas en el club contra todos los enemigos de la fe, los infieles rossellianos (que, por cierto, aparecen como ayudantes del Priorato de Sión en la famosa novela El Código Di Caprio).

Asistir es, evidentemente, obligatorio. Pero también se tiene la opción de servir al Més que un Club comiendo Natillas Danone, dibujando Barçalona Tunes, votando a quien ordene votar Lapuerta, ganando una Copa de Europa o tiroteando una pared con las fotos del Rey Gaspar (anterior jefe del Club), Fan Gal o Sandro Rossell. Destacan también entre sus pasatiempos favoritos las purgas represoras en el seno de su club (que ni noche de los cuchillos largos ni los cristales rotos ni bailando bajo la lluvia, oigan), las amistades con cuñados afiliados a la Fundación Francisco Franco, las partidas de Risk contra Sandro Rossell, desayunar otra vez con los candidatos a la presidencia del régimen catalán, los desfiles de jugadores brasileños y africanos entonando el himno de los Segadors mediante implantes cerebrales acoplados en sector derecho del cráneo al ingresar en el club y –sobre todo- machacando merengues con las botas, las inversiones en calçotadas y butifarradas sazonadas con marihuanas semanales para los fieles, los apoyos al boicoteo del melón de Villaconejos y a Kelme, un poco de nazionalismo catalán con aromas de ratafía y los lanzamientos teledirigidos de cabezas de cerdo y botellas de licor a los tránsfugas que abandonan las fronteras del Barça para pasarse al enemigo blanco. El Barça es su dominio absoluto. El Barça es su sueño. El Barça es el horror, el horror, el horroooorrrr. El Barça es... Él.

Sus maléficas criaturas

Los días que hay partido acostumbra a invitar a sus más selectos invitados al palco general del Camp Nou (New Field, o Campo Nuevo), el epicentro nuclear de su ilimitadísimo poder. También patrocina con sus criaturas blaugranas la campaña Una Nazió, una Selecció (Un Laporta, una Selección) y se entretiene tomando pamtumaca con aceite de oliva de los olivares de la Ciudad Deportiva del Barça con Olegario Prisas o Frank Rikjaaaaard Ricitos Brócoli. Tiene cierta predilección por los negritos bobalicones llamados Samuel Etto'o'o'o'o, a los que mantiene atados al club con rayos infrarrojos y otro implante antimerengue en el ano (la sodomía está pues, asegurada, y Eto'o lo disfruta mucho).

Últimamente, Juan Lapuerta se dedica también a apoyar Estatutos anticonstitucionales con pamtumaca y a salir de sus casillas evitando que los alevines de su club no salgan a hacerse la foto en el campo cuando se toca el himno español, que le da bastante asco, todo hay que decirlo.

  • 29 de junio Famoso contemporáneo (+) ☀️