Artículo Literario Destacado |
Los tres cerditos
DISCREPAN LOS AUTORES Existen dos o más inciclopedistas que entregan versiones distintas sobre la materia relacionada con el artículo. Otra línea de investigación conduce a Los Tres Cerditos |
Los tres cerditos (o Los Tres Cochinitos), es una historia apasionada, con amor, drama y acción.
Su autor es un tal Anónimo. Aunque ha variado significativamente durante sus escrituras, existen dos versiones que son las más populares.
Historia
Versión más aceptada
En el corazón de la ciudad, vivían tres sexys cerditas que eran hermanas. El lobo siempre andaba chiflándolas para comérselas. Para escapar del lobo, las cerditas se unieron a club de caballeros privado. Cada una con su talento, la pequeña cantaba como los ángeles, pero nunca practicaba, puesto que le gusta holgazanear.
La del medio podía hacer malabares. Al ver que su hermana se fue al camerino, dejó de practicar, y se dio prisa para poder holgazanear con ella.
La mayor, trabajaba en su baile.
- Ya veréis lo que hace el público con vuestras actuaciones- riñó a sus hermanas mientras éstas se lo pasaban en grande.
El lobo entró al club y pidió una mesa, justo para el número de las cerditas. La pequeña apareció y canto de forma regular, pero el lobo, guardó y guardó y luego chilfló, la pequeña se fue avergonzada.
El lobo la persiguió por todo el club, que corrió a su camerino a refugiarse, el lobo regresó a su mesa. Llegó el número de la cerdita del medio, unos pésimos malabares, pero el lobo, guardó y guardó y luego chilfló, ella se fue pitando de allí.
Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron al camerino de la hermana mayor. Ella no salió a hacer su número.
Las tres se metieron dentro y cerraron con llave la puerta. El lobo buscó por donde entrar, mientras la boca se le hacía agua. Con una escalera llegó a la única ventana del camerino, la destrozó. La cerdita mayor se abrió de piernas. El lobo comilón descendió por la ventana, pero cayó en ella, y se calentó como nunca en su vida.
Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en toda la ciudad. Se cuenta que nunca jamás quiso tener algo con cerdos.