Incijuegos:La llamada de Cthulhu:El juego de rol/119

De Inciclopedia
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

< Portada de Incijuegos < Inicio de «La llamada de Cthulhu:El juego de rol»


De tanto mirar porno se te ponen los ojos bizcos, pero antes de caer rendido encuentras una página llamada "La llave de Lovecraft". Tras navegar un poco por los diferentes posts encuentras uno que te da especial sueño y sucumbes a los abrazos de Morfeo.

Al despertar, un gran palacio de mármol se eleva sobre tu cabeza. Excavada a los pies de la montaña por miles de criaturas durante insondables eones se perfilan unos escalones ciclopeos. Con mucho esfuerzo logras escalarlos y tras varias horas que se te hacen eternas llegas al fin a la cima. Allí, a los pies de las puertas de la construcción descansa adormilado el gran Cthulhu. Procurando no despertarlo das unos pasos atrás cuando oyes una voz cavernosa tan antigua como la propia existencia.

—Hola ^^.
—Ho-la—. Farfullas a duras penas.
—¿Cómo has llegado hasta aquí?— En su voz no detectas amenaza alguna.

Su apariencia no es del todo desagradable.

—Pues verás, las opciones eran o volverme loco y acabar encerrado en el psiquiátrico de Arkham o morir acribillado a manos de la policía. Y respondiendo tu pregunta: no tengo ni idea de lo que hago aquí. Por cierto, que palacio tan hermoso tienes.
—Bah, el mérito dáselo a Randolph Carter. Ese tipo era un pesado que no paraba de tener sueños húmedos con nosotros, aprovechamos para pedirle que nos soñara un palacio y se le ocurrió ésto. Pero no te creas, el muy idiota no supo como soñar el retrete de un dios apocalíptico y cada vez que quiero usar el baño tengo que viajar a algún mundo que acabo destruyendo por descuido.
—Vaya, y yo pensaba que mi vida era una mierda. ¿Y qué haceis por aquí para divertiros?
—Poco hay que hacer.
—Una pregunta que siempre quise hacerte... ¿Cómo demonios se pronuncia tu nombre?
—Si te lo digo, ¿prometes no contárselo a nadie?
—¿Uh? ¿Y a quién se lo voy a contar? ¿A esos Shoggots que caminan por ahí abajo?

Y de esta manera, un idilio imposible nacía bajo las sombras cuánticas de una supernova somnolienta, mientras, los engranajes del destino se ajustan de nuevo debido a unas variables no previstas.


FIN