Incilibros/Extractos de El ingenioso padawan Don Kyxot de las Galaxias

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Explorando las entrañas de un antiguo antiguo foro ya olvidado, se pudieron encontrar ciertos fragmentos de la magnánime obra El ingenioso padawan Don Kyxot de las Galaxias. Aquí les ofrecemos un recopilatorio de las mismas, para que pueda disfrutar de ellas cómodamente desde su casa, sin tener que levantarse de la silla:

Del comienzo de Don Kyxot

Por el cosplay él afición mostraba.

En un lugar de la Tierra, cuyo nombre no me sale en Google, no hace mucho tiempo que vivía un joven de los de PSP en mano, gafas de culo de vaso, pelo despeinado y tortuga como mascota. Un Internet de algo más un mega que tres, porno por web-cam las mas noches, partidas de Magic los sábados, maratón de El Señor de los Anillos los viernes, y alguna batalla de Warhammer de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su paga. El resto de ella concluían en camisetas con chistes informáticos, vaqueros pasados de moda, calzoncillos de Superman, y las más veces, estando en casa, se honraba con su pijama de Snoopy de lo más fino. Tenía en su casa una madre que pasaba de los cuarenta, y una hermana pequeña que no llegaba a los trece, y la susodicha tortuga, que no hacía nada. Frisaba la edad de nuestro joven con los 25 años; era de complexión torcida, rechoncho, mofletes marcados, vago empedernido y amigo de nadie. Dicen que tenía por nombre el topónimo Quintero, o Querol, pero en esto hay algunas diferencias en los autores que desto escriben; aunque, de manera indirecta, se deja entender que se llamaba Quique. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Es, pues, de saber, que este sobredicho joven, el tiempo que estaba ocioso (lo cual era casi siempre), se dedicaba a jugar a videojuegos de Star Wars, con tanto vicio, que olvidó casi del todo punto que tenía exámenes de informática en la universidad, e incluso de alimentar a su tortuga. Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas cartas Magic y figurillas de Warhammer para comprar videojuegos a los que jugar...

Del bautizo de su nave

Tras preparar el palo de la escoba de su madre como sable de luz, fue luego a ver su bici, y, aunque tenía más pinchazos que un drogadicto, y más óxido que algo oxidado, que tantum pellis et ossa fuit, le pareció que ni el Halcón Milenario de Solo ni el X-Wing de Skywalker con la bici se igualaban.

Reforzada de titanio la nave estaba.


Del descubrimiento del amor de Don Kyxot

Preparada, pues, su arma, usada ahora por su madre, puesto nombre a su nave y anomenándose a sí mismo por el nick de su foro personal, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una princesa de quien enamorarse; porque el jedi sin amores era jedi sin roces con el Lado Oscuro, poco interesante. Decíase el a sí:

-Si yo, por influencia al Lado Oscuro, o por mi afición a las apuestas en las carreras de vainas, encuéntrome por ahí con algún comandante imperial, como de normal les sucede a los jedi, y derribo su nave, o le asfixio con el uso de la Fuerza, o, finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quien enseñar por holograma la cabeza de mi enemigo, y enviársela para que se la coma, cumpliendo así las leyes de los wookies?

¡Oh, cuan friki parecía nuestro buen jedi cuando hubo dicho esa payasada, y mas cuando halló a quien dar nombre de su princesa! Y fue, a lo que se cree, que en una publicidad cerca de su blog había una imagen de una japonesa de muy parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella sólo era un dibujo manga, y además de un travestido. Llamábase Teenpornmanga.bmp, y a este le pareció bien darle título de princesa de planetas, y vino a llamarla princesa Dulcinea de Tatooine...

Fuerte era el amor que nuestro adusto padawan sentía.


De cómo acabaron con los videojuegos de Don Kyxot para atenuar su locura

Y, sin querer cansarse más en mirar videojuegos de Star Wars de Don Kyxot, su "amigo" comunista mandó a la madre que tomase todos los caros y diese con ellos en el microondas. No se dijo a tonta ni a sorda, sino a quien tenía más gana de acabar con ellos; y, asiendo casi ocho a la vez, los introdujo en el aparato. Por tomar muchos juntos, se le cayó uno a los pies del repartidor de pizzas, que le tomó
En su envoltorio original hallábase el juego.
ganas de ver de quien era, leyendo así: Star Wars Battlegrounds.

-¡Válgame Marx! -dijo el comunista, dando una gran voz-. ¡Que aquí esté Star Wars Battlegrounds! Dádmele acá, compadre; que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está un gran juego de estrategia para todas las edades, gráficos decentes y requerimientos inusualmente bajos. Digoos verdad, señor compadre que, por su estilo, es éste el mejor videojuego del mundo. Llevadle a casa y jugadle, incluso con Linux, y veréis que verdad dél os he dicho. Luego me lo devolveis.

-Así será -respondió el repartidor de pizzas-; pero, ¿qué haremos de estos videojuegos antiguos que quedan?

-Estos -dijo el comunista- no deben ser de Star Wars, sino juegos abandoware.


De la degradación de SNXO-P4NZ3R de mendigo a droide

Buen semblante el de SNXO.
En este tiempo, solicitó Don Kyxot a un vagabundo sufriente de la maldición de Diógenes, conocido de lejos, pero hombre de bien. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre mendigo se determinó de salirse con él y servirle de droide astromecánico. Decíale, entre otras cosas, Don Kyxot que se dispusiese ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase, y le dejase a él por gobernador de algún vertedero de chatarra. Con estas promesas y otras tales, SNXO-P4NZ3R, nombre que puso Don Kyxot al vagabundo, dejó su carrito lleno de basura y asentó por droide astromecánico del joven.


Del adusto enfrentamiento contra los autobuses

En esto, descubrieron tres o cuatro autobuses recogiendo pasajeros; y, así como don Kyxot los vio, dijo a su droide astromecánico:

-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, leal SNXO-P4NZ3R, donde se descubren tres, o pocos más, Destructores Estelares clase Soberano, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos sus cargamentos, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio a Yoda quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

-¿Qué Destructores? -comunicó SNXO-P4NZ3R simulando la voz humana.

-Aquellos que allí ves -respondió su amo- en los cuales ya suben tropas imperiales, y se preparan para despegar.

-Mire vuestra merced -dijo SNXO- que aquellos que allí se parecen no son Destructores, sino autobuses, y lo que en ellos parecen soldados son civiles, que, al no tener automóvil propio, tienen que utilizar patéticamente el transporte público.

-Tu carencia de fe resulta molesta. Bien parece -respondió don Kyxot- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son Destructores. Veo mucho miedo en ti, y si tienes miedo, desconéctate, y ponte a practicar tus hologramas que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Y, diciendo esto, conectó la hipervelocidad de su bici, sin atender a las voces que el pobre mendigo droídico le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran autobuses, y no Destructores, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran Destructores, que ni oía las voces de su vagabundo ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas:

-¡Que la Fuerza me acompañe!

Púsose en esto el semáforo en ámbar y los grandes autobuses comenzaron a moverse, lo cual visto por don Kyxot, dijo:

-Pues, aunque uséis vuestros motores de macroimpulsación, no huiréis de mi velocidad hiperespacial.

Y, en diciendo esto, y encomendándose con todo su sable a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto con nada, con el sable de luz en el ristre, arremetió a toda velocidad y embistió con el primer autobús que estaba delante; y, impactando con fiereza con el parachoques, salió la bici volando por los aires, llevándose tras sí al padawan, que fue rodando muy maltrecho por el asfalto.

-Ayúdame SNXO-P4NZ3R, eres mi única esperanza -Exclamó don Kyxot, abotargado.

Con furia, a nuestro adalid un destructor daños le causó.


Del encuentro con los preescolares

Fue recogido de los prepúberes con buen ánimo, y habiendo SNXO lo mejor que pudo encadenado a la nave y a su sillín ajustado, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos bocatas de sobrasada que depositados en una mochila estaban; y aunque él quisiera en aquel mismo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos de las mochilas a su motor proteínico-orgánico, lo dejó de hacer porque los niños los quitaron de las mochilas, y tendiendo por el suelo un mantel de Hello Kitty, aderezaron con mucha priesa su rústico picnic, y convidaron a androide y padawan, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían. Sentáronse a la redonda de Hello Kitty seis de ellos, que eran los que en la guardería había, habiendo primero con las manos pegajosas de caramelos rogado a Don Kyxot que se sentase sobre un orinal que vuelto al revés le pusieron. Sentóse Don Kyxot, y quedábase SNXO-P4NZ3R en pie para servirle un vasito de zumo de piña, recién exprimido. Viéndole en pie el padawan, le dijo:

-Porque veas, SNXO, el bien que en sí encierra los caminos de la Fuerza, y cuán bien considerados están los que en cualquiera ministerio de ella se ejercitan, de venir brevemente a ser honrados y estimados del universo, quiero que aquí a mi vera, y en compañía de estos diminutos ewoks, deposites tu metálico cuerpo, y que seas una misma cosa conmigo que soy tu propietario y natural señor, que observes mi plato con criadillas de bantha; porque de los señores jedi se puede decir lo mismo que del matar clones imperiales, que es entretenido.

-¡BEEP, BEEP, BUUP! - silbó SNXO-P4NZ3R

Los salvajes ewooks como cortesanos de Naboo se portaron.


De la batalla con los pandilleros

Muy morenos los gungan eran.

Ordenó, pues, la desgracia y el lado oscuro, que no todas veces duerme, que andaban por aquel valle ornamentando con spray las paredes una manada de pandilleros malotes, de los cuales es costumbre yacer con sus hembras en callejuelas de mala muerte; y aquella donde acertó a hallarse Don Kyxot era muy a propósito de los pandilleros.

Sucedió, pues, que su bicicleta se hallaba con cadena de mala calidad, y los pandilleron acudieron con tenazas, con la sana intención de proceder al hurto. Ya en esto Don Kyxot y SNXO, que del intento de robo eran conscientes, fueron hijadeando, y dijo Don Kyxot a SNXO-P4NZ3R:

-A lo que veo, mi droide astromecánico SNXO, estos no son afines a la República, sino gungan sucios y de baja ralea; dígolo, porque bien me puedes ayudar a ejecutar la debida venganza al estilo imperial del agravio que delante de mis ojos y tus infrarrojos intentan cometer.

-¿Qué venganza al estilo imperial hemos de tomar - respondió SNXO, modulando la voz humana - si estos son más de veinte gungan montados en kaadus motorizados y armados con bates de energía, y nosotros no más de dos, y si yo huyo solo uno?

-Yo valgo por ciento -respondió Don Kyxot. Y sin hacer más discursos, echó mano a su escoba y arremetió a los pandilleros, y lo mismo hizo SNXO-P4NZ3R, programado por su amo; ; y a las primeras dio Don Quijote una escobazo a uno. Los pandilleros que se vieron maltratar de aquellos dos frikis solos, siendo ellos tantos, acudieron a sus bates; y cogiendo a los dos en medio, comenzaron con grande ahínco y vehemencia a darles una jocosa paliza.


De la misión de los "compadres" de Don Kyxot

No le pareció mal al repartidor de pizzas la estratagema del comunista, sino tan bien que luego la pusieron por obra. Pidiéronle a la chica del supermercado unas sábanas y unas mantas, dejándole en prendas una curiosa sotana al comunista. El repartidor de pizzas no hizo más que mirar el atuendo del comunista, y reirse con soslayo, mientras le decíale a la chica del supermercado que le agenciara un refresco. Preguntóle la chica que para qué le pedían aquellas cosas. El comunista le contó en breves razones la locura de Don Kyxot, y cómo convenía aquel disfraz para sacarle del almacén del supermercado, donde meditando en la Fuerza el padawan estaba. Cayó luego la chica del supermercado en que el friki narrado era el friki que la acosó, el de escoba por espada laser, y el amo del maloliente vagabundo droide, y contó al comunista todo lo que con él le había acontecido, sin callar lo que tanto callaba SNXO.
Un aura maléfica el Hutt poseía.
En resolución, la chica vistió al comunista de modo que no había más que ver; púsole una gran sábana roja alrededor del cuerpo, rellena de numerosas mantas, y dotóle de un buen puro, de manera que un gran semblante a Jabba el Hutt se daba.

No consintió el comunista que le tocasen la camiseta del Che Guevara que llevaba bajo tal vestimenta, sino púsose en el cuello su colgante con el grabado de Marx, y ciñóse por la frente un gorrito con la hoz y el martillo, que llevaba para sus huelgas. Subióse a lomos del repartidor de pizzas, porque Hutt pudiente no anda. Despidiéronse de la chica dándole sus números de movil, la cual prometió rezar el Manifiesto Comunista, aunque capitalista, porque Alá les diese buen suceso en tan arduo y tan friki negocio como era el que habían emprendido.


De la última aventura

-Acudid, jovenzuelos, presto, socorred a mi propietario, que anda envuelto en la más reñida y trabada batalla que mis infrarrojos han percibido. Vive Yoda, que ha ahogado con el poder de la Fuerza al sith enemigo de la reina de la alcaldesa de Tatooine Ristra, y le ha tajado la cabeza cercén a cercén como si de una máquina de reciclaje se tratara.

-¿Qué dices, hermano? -dijo el comunista, dejando de jugar al Pokemon en su Nintendo DS- ¿Estás en ti, vagabundo? ¿Cómo puede ser eso que dices, estando los siths en una galaxia muy muy lejana?

Y con esto entró en el cuarto, y todos tras él y hallaron a Don Kyxot con escoba desenvainada, con la cual daba escobazos a todas partes exclamando frases de las películas como si verdaderamente estuviera peleando con algún sith.

Y es lo bueno, que no tenía los ojos abiertos, porque estaba soñando y soñando que estaba en fiera batalla con el sith; que fue tan intensa la imaginación de la aventura que iba a fenecer, que le hizo soñar que ya había llegado a la Estrella de la Muerte, y que ya estaba en la pelea con su enemigo; y había arremetido con tanta fuerza a los botes de kepchup, creyendo que las daba en los esbirros del sith, que todo el aposento estaba lleno de algo parecido a tomate, lo cual visto por el propietario, tomó tanto enojo que arremetió a Don Kyxot, y a puño cerrado le comenzó a dar tantos golpes, que si el repartidor de pizzas y el comunista no se le quitaran, él acabara la guerra del sith, además de dotarle de una nueva faz a Don Kyxot. Y con todo aquello no despertaba el friki de Star Wars, hasta que el repartidor de pizzas trujo una gran pizza familiar 4 quesos con el doble de pepperoni, y se la echó por todo el cuerpo de golpe; con lo cual despertó Don Kyxot, el cual empezó a tomar cordura del estado en el que se encontraba.

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Artículo destacado

Este artículo ha sido destacado en la Portada por decisión popular.

Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos
por el mismísimo Miguel de Cervantes.