Incinoticias:Un vaso de leche templada, la fuente del calentamiento global
El camarero aseguraba que la leche era del tiempo
15:16 11 de abril de 2024 — Ciudad: Merzouga; Marruecos — Informa: Yasmine El Amrani
Agencia Inciclopedia Express
Durante más de siglo y medio, los científicos han demostrado el origen antropogénico del calentamiento global. Hasta ahora, han mirado a la atmósfera evaluando la capacidad de sus distintos gases para retener el calor, señalando su origen en la contaminación. Un nuevo hallazgo explica por qué el calentamiento global supera sus peores previsiones.
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Todo tiene su origen en Merzouga, un pueblecito marroquí en la frontera con Argelia. En el verano de 1957, en una tórrida tarde durante una ola de calor, Jamal El Amrani acudió a la cafetería Qahwat Harra a por un refrigerio. En cuanto llegó el camarero le pidió un vaso de leche fresca para hidratarse y combatir el calor. Ante una orden tan sencilla, no tardó en ser servido. En un principio, Jamal tuvo reparos porque el plato de dilustel sobre el que se apoyaba el vaso se estaba sublimando, pero le quitó hierro al asunto y decidió bebérselo de un trago. Desgraciadamente, en cuanto los electrones en la punta de sus dedos se acercaron al vaso, las partículas del cuerpo de Jamal se desintegraron y dejó un agujero con su silueta en la pared colindante.
La historia no trascendió por no dejar de ser un hecho cotidiano, pero el telescopio espacial James Webb detectó una fuente de calor en dirección a la Tierra. Tras rastrearlo con satélites cercanos, encontraron el vaso en una cafetería en el desierto, antiguamente selva tropical. El dueño de la cafetería, aún abierta, decía que se estaba enfriando. Situado en un profundo pozo de roca fundida, que contribuía a refrigerarlo, el vaso cuadruplicaba la temperatura de Planck. El calor irradiado por la leche que, según los testimonios de antiguos camareros, estaba recién sacada de la caja, es responsable del aumento de las temperaturas en el globo. El dueño del local cree que nadie se la bebe porque no se calentó, como es costumbre.