Ishtar
Ishtar es la diosa del desenfreno, la lujuria, el sexo salvaje, el masoquismo y las orgías depravadas y brutales de la antigua Mesopotamia.
Se sabe que llegó a usar la Torre de Babel como consolador de tamaño normal-pequeño.
Infancia y visicitudes
Ishtar, también conocida como Inanna, nació totalmente formadita de Enlil, su padre, que se las vio morao para sacarla de su pene sin ayuda de una fémina. Ya de pequeñita, se aficionó al juego de las bolas chinas, los consoladores (Que trucó para moverlos con control remoto) y todo aquello que supusiese vicio, desde palos de escoba hasta misiles tierra-aire con antena. Pero curiosamente nunca le satisfizo nada de esto, y empezó a probar con humanos.
Su primer rollete
Pues sí, era un rey, apuesto, alto, rubio, de ojos azules, con músculos exuberantes y un culo que cuando lo cerraba se podían partir castañas en él. Pero un día, Ishtar decidió hacerle una visita a la parentela del infiernos, porque ella era además muy consentida y caprichosa, e hizo una visita a los infiernos porque sí. Su pariente allí, el dios de los infiernos, era un calentorro de mucho cuidado, y decidió mentirle a Ishtar. Este le dijo que para ir a los infernos hacía falta desvestirse, e Ishtar, ni corta ni perezosa, se quitó la ropa (Siempre llevaba sus ropajes favoritos, los que tenían la tira de fieltro por detrás para desvestirse más rápido). Pero cuando lo hizo sus poderes de superdivinadelamuerte desaparecieron. Su noviete, echándola en falta, fue hacia los infiernos. Allí, sudado, con los músculos marcándole la húmeda camiseta, con nada de ropa y llevando unos boxers que no dejaban ni siquiera nada a la imaginación, decidió cambiarse por Ishtar. El dios de los infiernos, viendo el culito que gastaba el tal rey, se volvió homosexual de repente y lo cambió. Ishtar apenada, se marchó, pero recordó que tenía un molde de su pene, así que el dolor se le pasó en un orgasmo.
Cuando le dieron calabazas
Pues sí, y es que ser diosa del sexo parece que no tiene tantas ventajas como parece. Su intento de rollete fue Gilgamesh, un tiarrón morenazo, con unos ojos de negro azabache y unos brazos de medio metro cada uno, acompañado todo con un trozo de salami metido en los calzoncillos que se iban a reir los caballos. Ishtar se le insinuó con toda la exuberancia de la que era capaz: Se puso unos tacones negros de aguja bajo unas piernas musculosas, firmes e interminables, un vestido rojo apenas tapaba sus voluptuosidades, que empezaban a desbordarse sobre un estrecho y ajustado sujetador negro, su tersa y fragante piel se dejaba ver alrededor de su elástico ombligo dando paso a unas anchas caderas, bien pronunciadas.
Sin embargo, Gilgamesh renunció a ella, era homosexual del todo. Ella no se tomó esto muy bien, así que mando a una bestia para que lo devorase, le arrancase las entrañas y disecara su pene para reutilizarlo. Pero Gilgamesh venció, e Ishtar, humillada, decidió darse una alegría con una de las pirámides de Egipto.
Tralarí que te dí por Egipto
Ishtar era una diosa mesopotamica caliente cuan palo de churrero un domingo por la mañana (Ríase usted de los carbones ardiendo y del fuego eterno del infierno, eso en comparación con el putón que nos abarca son los grados en superficie del culo de Stephen Hawkins), y he ahí que los mesopotámicos no la saciaran, necesitaba más, MÁS, MÁAAAAAS. Y se mudó a Egipto.
En principio todo iba como la seda: Se tiraba a todo bicho viviente e incluso inanimado, desde piedras con formas sugerentes hasta obeliscos (con la punta redondeadica, claro). Pero un día llegaron los helenos y se hicieron con Egipto. Trataría de tirarse a Alejandro (Y después de negarse este, ella bromearía:"Claro, así de Magna la tendrás, ¡Pichacorta!) pero se tuvo que ir con el calentón. Y he así que la pobre fue relegada a divinidad secundona, y decidió abrir una mercería en Holanda, que fracasó (Parece ser que sólo iban hombres a ver a la tendera). Entonces decidió mudarse a Amsterdam, y he ahí donde su negocio prosperó; Ahora, es la Madam del prostíbulo de ciegas-sordomudas más grande de Amsterdam (Que ya es decir...)