Ana Belén

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"¡Hey tú!, deja de lanzarme botellas o me bajo del escenario y te meto una gallola"

Artista titiritera progre y neoroja típica de la España que quemaba iglesias en 1936. Su apellido –falso- engaña. Ni nació en Belén ni es de Belén ni siente mucha veneración por los belenes o la religión. No la verán jamás en una misa, una ermita o una pila bautismal. Pero no se crean, no es tan vieja. A lo sumo aguantará hasta que la mire la Puerta de Alcalá de Madrid, porque ya saben que ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo... la Puerta de Alcalá.


Infancia y primeros trabajos artísticos

María del Pilar Cuesta nació en la Villa y Corte de la Puerta de Alcalá en 1950, en tiempos del Generalísimo y de las excursiones de Camilo José Cela por la Alcarria, donde se dedicaba a provocar a las inocentes pastorcillas con su bastón de caminante y su libido subidita. A Ana Belén no la pilló Cela porque por esos años andaba en Madrid y despreciaba bastante los trabajos agrícolas.

Como cantante de barrio, Ana Belén –que ni se llamaba Belén- cantaba coplas baratas, bailaba al son de las castañuelas y hasta se casó con Víctor Manuel, que era uno de los artistas oficiales del régimen con que Franco se distraía en sus horas libres paseando por el Pardo (que luego todos estos artistas se hayan convertido a la Fe progre y firmen manifiestos proZP es un milagro de la naturaleza laica y masónica que debemos agradecer al PSOE. Ya se sabe; motivos para creer).

Ana debutó en el cine en blanco y negro siendo aún una chica reprimida y muy beata que luego florecería en los 70 y los 80 con destapes, drogas, canciones llenas de guarradas y movidas madrileñas patrocinadas por Tierno Galván y Pedro Almodóvar. Algo muy loable, vamos. Su primera película –de éxito mediocre, sólo superada por la magnífica Sor Yé Yé, de la Morales- fue Zampo y Yo (luego se ha hecho una versión actualizada titulada ZP y Yo) en 1965, dirigida por L. Lucía.

Teatro y cine

Como la pobre chica no sacaba lo suficiente con películas grises, también se dedicaba al teatro.

Actuó con obras de Cervantes, Calderón (el presidente del Madrid, se entiende), Lope de Vega, Shakespeare, Moratinos, Moliere, Moulinex, los rojos masones de Alberti y Lorca, el ruso Chéjov, etc.

Luego vinieron Demonios en el infierno (1982), La colmena (de su viejo amigo y corruptor Camilo José Cela), Miss Marrana (1988) y otros títulos de amargo recuerdo. Hizo también Ateas palabras (1987), El vuelo de la cotorra (1989) de J.García Sánchez, La sodomización turca (1994), Libertarias (típico filme progre de la Guerra Civil donde los rojos son lo más guay que hay y los fachas son malos malísimos), y El matrimonio perjudica seriamente la salud (1997), otro filme típicamente progre. Como se animó bastante, en 1991 debutó como directora con la película Cómo ser progre y no morir en el intento.

Discos

"Vamos todos con el coro"

Se dedicó al mundo de la canción para ver cómo le salía eso del berreo: Veneno para el corazón (1993) –de claras tendencias criminales- Mucho más que dos (1994), Mírame (1997), Lorquiana (ahí se le ve el típico afán venerador que tienen los rojos por el maricón de Lorca), y Peces de ciudad , que es un álbum enteramente revolucionario para la zoología urbana.

También hizo algo de series de televisión, con papeles en series de destrozos matrimoniales al estilo de Fortunata y Jacinta (1978), Petra criada para todo (1999), y hasta en el cine con Tirano Banderas (1993), Después de la pesadilla (1992), Rosa rosae rosam (que suscitó protestas entre los profesores de latín) y Antigua vida mía (2001).

El disco Mírame y no me toques es tal vez uno de sus trabajos más horrorosos. Interpreta berridos a dúo con otros tantos artistas progres de la cuota como Chico Buarque, Fito Paéz, la imprescindible Chavela Vargas, Lucio Dallas o el vividor de Antonio Banderas.

Premios

Le dieron -por error- algunos. En 1995 se llevó la Medalla de Oro de Verdad de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas Progres de España por el conjunto de su obra, que ya es tener ganas. Pero seguramente debió ser su canción de la Puerta de Alcalá en 1986 la que más la lanzó a la fama y la que más horrorizó a los madrileños decentes. Se ve que la canción se le ocurrió un día que iba a abrir una cuenta en el Banco de España y al pasar cerca de la Cibeles admiró la Puerta en mitad de la neblina matinal, algo que inspiró sus neuronas y así acabó la cosa. El Ayuntamiento de Madriz hasta estuvo a punto de rebautizar la puerta con el nombre de Puerta de Ana Belén, pero una protesta ciudadana masiva evitó tamaña aberración.

Últimos años

En 1989 sacó el álbum –con una tapa feísima, todo hay que decirlo- Roja de amor y fuego, cuyo éxito se vería confirmado en 1991 en Como una divorciada.

En 1996 se fue por toda España con algunos progres más a hacer giras de masas: se llevó al tonto de Víctor Manuel, al imprescindible Serrat y a Miguel Ríos. Un comando de 25 periodistas de El País, puestos a su entera disposición por Polanco, cubrió el triunfal recorrido, aunque la mayoría de la gente no se enteró demasiado. Encima tuvieron la cursilería de bautizar la gira con conciertos bajo el título de El disgusto en nuestro.

¿Y qué hace hoy en día?

¡Ah!, pues lo que hacen todos los titiriteros progres, apoyar a ZP y leer el País con telepatía sincronizada las 24 horas del día. No hace nada más, aparte de vivir de la cuota y de las subvenciones que le pagamos todos los ciudadanos (cuando el PSOE desgobierna, la cosa ya puede ser de infarto, aunque a ésta le han dado billetes de todos lados).

Por la noche acude a alguna discoteca progre a emborracharse o a vender preservativos, luego ve alguna película de Almodóvar que ponga verde a la Iglesia y que hable de lesbianas, maricas, separados o parados y hace unos pocos años –no muchos, si se acuerdan- no dejaba la calle con los payasos del no a la guarra, el Siempre Maís, el grupo de apoyo a Boris Izaguirre y demás gentuza. Posiblemente la vean aparecer de vez en cuando en algún programa nauseabundo de La Secta, de Cuatro o Telecirco. No lee demasiadas novelas, aunque dicen que es fanática del rojo de Manuel Vázquez Montalbán.

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