Diferencia entre revisiones de «Nicolás Paganini»

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Mientras, Paganini tocaba con un violín sin cuerdas, o con cuerdas sin violín o sin ninguno de los dos y solo se tocaba él mismo, con una técnica tan imposible que los físicos de la época se rendían y anotaban "brujería" en sus cuadernos. Sus caprichos no eran composiciones, sino malédiciones musicales, y que si los escuchabas tres veces seguidas, te crecía una tercera mano pero solo para aplaudirle a él.
 
==De Sicilia a Viena==
 
Paganini no viajaba, se esparcía como una plaga. De Sicilia a Viena, su gira fue menos tour musical y más cruzada inversa: allí donde la Iglesia intentaba salvar almas con country cristiano y Osanna rap (sí, existió, y fue tan triste como suena), él aparecía con el violín y, sin decir una palabra, devolvía a las masas al paganismo en andante con fuoco.
 
En Nápoles, los monjes habían inventado algo llamado "Salmodia con beat", que sonaba como un gregoriano con hipo. Paganini escuchó tres compases, se le cayó la cara de vergüenza, y respondió con un capricho que hizo que medio pueblo se pusiera a adorar árboles por nostalgia. En Roma, un obispo intentó exorcizarlo durante un concierto, pero terminó bailando una tarantela y pidiendo "otra, pero en modo frigio".
 
Viena fue el colmo: la catedral había contratado a un coro de niños que rapeaba salmos con ritmo de polca. Paganini, en un movimiento maestro, afinó su violín con demonios menores y tocó una sonata tan pecaminosa que los feligreses empezaron a gritar "¡eso es arte, carajo!" y a quemar sus misales para usarlos de abanico. El arzobispo, furioso, lo declaró "música peligrosa para la moral", a lo que Paganini, en su único comentario público, respondió: "Gracias".
 
Para cuando llegó a Praga, la Iglesia había tirado la toalla y empezado a vender "velas benditas con aroma a resina de violín". Paganini, generoso, les dejó un 10% de las ganancias. En monedas del infierno, claro.
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