Isla Sentinel del Norte
La isla Sentinel del Norte (en hindi: उत्तर सेंटीनेल द्वीप; en inglés North Sentinel Island) una isla chiquitaja que casi no se puede ni caminar por ella en línea recta, porque te la acabas enseguida. Pertenece al archipiélago de las islas de Andamán[1] en el océano Índico. Hay otra Isla Sentinel, que es la Isla Sentinel del Sur, pero esa a nadie le importa.
En teoría Sentinel del Norte está bajo soberanía de la India, pero las autoridades indias viven acojonadas porque los isleños son violentos, atrabiliarios y hostiles con cualquier otro ser humano que se acerca, y no se atreven ni a aventurarse por ahí ni a garantizar la seguridad de quienes lo hagan, de cuyas eventuales muertes crueles no se responsabilizan. Las leyes indias, por tanto, no se aplican a los sentineleses, que gestionan sus propios asuntos tal vez a hostia limpia también entre ellos, pero déjales que se peguen, que lo mismo si no nos cae alguna de rebote. Por tanto, aunque la isla forma parte de la India, los sentineleses ignoran la existencia de dicho país y ser formalmente ciudadanos del mismo, al igual que les ocurre a los catalanes con España, por poner un ejemplo cualquiera.
Medio Ambiente
Los sentineleses, al estar asalvajados, llevar el culo al aire, y no haber intervenido en su entorno más allá de lo imprescindible, se han mimetizado con el mismo de tal manera que subsisten como una más de las alimañas que se comen. Por lo tanto allí se vive en paz y armonía con una naturaleza casi virgen, como tu novia[2].
Geografía
Hasta hace unos pocos años, la isla tenía una forma más o menos cuadrada, elevándose desde la playa hacia el centro (qué esperabas, es una isla). Pero tras el terremoto la isla se levantó hacia arriba dos metros y sacó a la superficie unos arrecifes de coral que ahora le sirven de barrera natural, lo cual, es de suponer, ha puesto muy contentos a sus hoscos habitantes, también han puesto en contacto la isla con otro islote boscoso que estaba en los alrededores, por lo cual sus habitantes tienen ahora más terreno para retozar (tampoco hacen otra cosa).
Política
Pfffftzzz, jajaja. Esto... perdón. Sí, la isla pertenece teóricamente a la India pero no pasa de eso, de teóricamente. El Gobierno Indio no envía a nadie a preocuparse por lo que allí ocurre y se limita a desaconsejar a cualquiera el acercarse por esos parajes.
¿Cual es la organización política interna de los sentineleses?¿democracia, tiranía, monarquía, asamblea, anarco-sindicalismo? A saber, como nadie se aventura a entrar por ahí... nos atreveríamos a decir que son más bien primarios y un tanto kinkis, pero oye, lo mismo luego te sorprenden.
Sea como sea entrar a comprobarlo podría traer como consecuencia cargárnoslos. Se piensa que los primeros sentineleses entraron ahí hace más de sesenta mil años y que, entre aislamiento y endogamia, podrían ser muy vulnerables a los microbios que pudiéramos llevarles, así que lo mismo vamos a estudiarlos y nos quedamos sin sujetos que estudiar.
Antropología
Los sentienelenses son unos negros chiquitajos que llegaron hace miles de años de África, tal vez nadando, mira si son bastos. Son gentes belicosas, agresivas y misántropas que no quieren saber nada del mundo exterior. Según llega alguien a la isla le acribillan a flechazos, lo cual les ha granjeado mala reputación, que así de mal tomada es también la gente.
Intentos de incursiones en la Isla Sentinel del Norte
A lo largo de la historia -y de la prehistoria de los sentineleses- ha habido diferentes intentos de contacto con los habitantes de la isla por parte de individuos externos a ella. La inmensa mayoría han terminado en tragedia, pero no obstante periódicamente alguien vuelve a intentarlo, muestra ésta del tesón de las gentes no sentineleses, y termina escaldado, muestra ésta de la sabiduría de los sentineleses, que por algo no quieren nada con nosotros.
Marco Polo
El gran viajante y explorador Marco Polo (no confundir con el Marco ese que buscaba a su mamá con un mono ni con un polo de helado) estuvo en las inmediaciones de la isla y describió a los habitantes de ella como "gente cruel y violenta que se come al extranjero que llega". Dado que en lo sucesivo no se han encontrado evidencias de que los sentineleses practicaran la antropofagia, podría deducirse que quizás Marco Polo estaba siendo más metafórico y que "se lo comieron" de otra manera. El que en lo sucesivo añadiera a su apellido las siglas G. T. tal vez debiera darnos pistas.
Imperio Británico
El siguiente contacto tuvo lugar en el siglo XIX, época en la que el imperio so British estaba muy bravo y se dedicaba a saquear no solo la India sino todas las islas que estuvieran próximas a ésta. El oficial dle Imperio Británico M. V. Portman fue el encargado de dirigir una expedición a Sentinel del Norte -no confundir con Natalie Portman, aunque si hubiera estado ella en su lugar los resultados tal vez hubieran sido más halagüeños-. Según llegó a la isla con su destacamento los indígenas se escondieron acojonados. Tras varios días echaron el guante a una pareja de ancianos y a algunos niños, les metieron en jaulas y se los llevaron consigo para exhibirlos en los mejores zoológicos británicos. Los adultos murieron pronto de algún catarro que les pegaron, pero los niños sobrevivieron y fueron devueltos a la isla cuando pasó la novedad y ya no daban demasiados ingresos como fenómeno de feria. No sabemos muy bien qué contarían al resto de la tribu de la experiencia, pero podemos imaginarlo dado que desde entonces se volvieron todavía más hostiles y recelosos.
Trilokinath Pandit
El único hombre que a lo largo de la Historia ha logrado un contacto más o menos pacífico con los sentineleses ha sido el antropólogo Trilokinath Pandit (sí, menudo nombrecito). Y hoy día se arrepiente.
En su primera llegada a la isla, los nativos se escondieron acojonados en la jungla, tal cual hicieran con Portman y sus esbirros. En los dos siguientes intentos ya directamente les recibieron con flechas y a pedradas, por lo que Pandit y los suyos salieron por piernas. No obstante, contumaces, volvieron a intentarlo llevándoles presentes tales como cocos y un cerdo (vivo). Los sentineleses mostraban su agradecimiento dándoles la espalda y mostrándoles el culo, tal vez como recuerdo de su contacto, siglos atrás, con Marco Polo, transmitido oralmente de generación en degeneración. En otras ocasiones se llevaban las manos a sus partes pudendas, mostrándose así zafios, chabacanos, y de gruesos modales.
De todo esto los antropólogos concluyeron, vete a saber por qué, que a los indígenas les agradaban los cocos (no así los cerdos) y poco a poco intensificaron las visitas, hasta que en 1991 Pandit logró ser recibido por un grupo de sentineleses armados únicamente con sus genitales.
De aquel encuentro se dedujo que los sentineleses son poco duchos en matemáticas y solo saben contar hasta dos (porque tienen dos testículos -ellos- y dos mamas -ellas-... no se les ha ocurrido fijarse en los dedos) y que, también en consecuencia, sus canciones contenían únicamente dos notas, lo cual les hace target para las productoras especializadas en Reggaeton. También Pandit llegó a la conclusión de que los sentineleses no son caníbales y de que si probaron las carnes de Marco Polo, fue de manera sicalíptica.
Todo transcurría de manera idílica y pacífica hasta que un día los sentineleses se mostraron más hostiles y violentos que nunca. Pandit había rechazado ser sodomizado por toda la tribu, como otrora fuera Marco Polo, lo cual fue interpretado por los miembros de la misma como una ofensa mortal.
MV Primrose
Todavía durante la época en la que Pandit estaba en buenas relaciones con los sentineleses se produjo un curioso episodio. El barco MV Primrose, en razón de la ineptitud de su capitán que se había sacado el título haciendo un cursillo a distancia, quedó encallado en la barrera de coral que protege la isla. El capitán, pésimo navegante pero al menos suficientemente informado sobre el terreno en el que se movía, ordenó a sus tripulación que permaneciera acojonada en el barco. Los nativos les amenazaban con arcos, piedras y se daban de cabezazos contra el casco, sin lograr atravesarlo. Así estuvieron hasta que llegaron los de Salvamento y sacaron a los tripulantes en helicóptero, huyendo de allí como alma que lleva el Diablo.
Pandit y los suyos, una vez rechazado el exceso de "amabilidad" a que les quería someter la tribu, notaron en sus posteriores visitas que las armas con las que les atacaban ya no toscas puntas de madera como antes, sino toscas puntas de hierro. Es así como merced a la incompetencia como marino del capitán del Primrose Sentinel del Norte entró en la Edad de Hierro.
Chau, John Allen
John Allen Chau era un muchacho normal... bueno, normal es un decir. El caso es que el tipo era un fanático religioso que estaba obsesionado desde que tenía memoria con ir a evangelizar a los sentineleses, cuya isla consideraba el último bastión de Satán porque allí no había llegado la palabra de Jesús. Él mismo iba a llevársela en persona. Sí, acabó mal.
Chau hizo varios intentos por entrar en contacto con los sentineleses. Tras aterrizar en el archipiélago, sobornó pagó a unos pescadores locales para que le llevasen a Sentinel del Norte, a pesar e ser completamente ilegal acercarse allí sin permiso. Cuando llegó a la isla vio a algunas mujeres de la tribu bañándose y parloteando, cuando hombres armados con arcos y flechas le atacaron pensando tal vez que quería tratos deshonestos con ellas. Él, lejos de arredrarse, se puso a gritarles "MI NOMBRE ES JOHN, OS AMO y JESÚS OS AMA". Esto hizo que los sentineleses, con muy buen criterio, incrementasen la violencia de su ataque, por lo que salió por piernas. No obstante al día siguiente volvió a la carga y se acercó en kayak a la isla, para ofrecer pescado y unas tijeras (hay que ser imbécil) a los habitantes. Un hombre le increpó a lo que él respondió con himnos y cantos religiosos: "Alabarée, alabarée, alabaréeee, alabaréee, alaaaabaré a mi Señoooor". Ante esta tortura acústica, nadie puede culparles por atacarle con la mayor virulencia, una flecha incluso atravesó de parte a parte la Biblia que este idiota misionero portaba consigo.
No obstante, perseverante en la fe, Chau volvió: preparó un botiquín con su pasaporte (muy útil en estos casos, sí), ropa, vitaminas y elementos para detener posibles hemorragias en caso de ser ensartado y para allá se dirigió una vez más. Su intención era quedarse allí varios meses, pero me da que se va a quedar para siempre, una vez que los pescadores que le acercaron dicen haber visto a los indígenas enterrar el cadaver en la playa.
Un amigo de su club de buceo ha declarado al respecto de la aventura de Chau lo siguiente.
Definitivamente perdió la cabeza. Yo le decía que no fuera, aunque es verdad que a veces le decía que allí había fabulosos tesoros escondidos y también le picaba conque no creía que tuviera huevos a ir... jijiji, pues al final sí que fue
Que igual no eran tan amigos.