Las Aventuras de Tintín/Segunda época
El Loto Azul. El título no es una metáfora del órgano sexual femenino, sino que sigue el rollo del tráfico de drogas, aquí los japoneses son muy malos (sin excepción) y los chinos hablan todos muy bonito (sin excepción). Tintín se hace amigo de un niño que casualmente también se llama Tchang y aquí comienza su costumbre de hacerse siempre amigo de un niño y nunca de una niña. Por primera vez Tintín y Milú muestran sentimientos y se compadecen de la madre de un tío loco que va por ahí queriendo cortar la cabeza a la gente (por eso es que este cómic es tan importante). Finalmente, gracias a Tintín y Tchang se logra curar al loco y descubren que el jefe de los cofrades del álbum anterior era Rastapopoulos, un millonario productor de cine. Éste será uno de los villanos principales de la saga, y eso que no llegamos a ver sus películas.
La Oreja Rota. Este cómic versa sobre el fetichismo, en general. Tintín viaja a una República Bananera en Sudamérica llamada Perú San Theodoros a por un fetiche de los pueblos indígenas. Sin comerlo ni beberlo acaba en una especie de Guerra del Chaco de imitación. Tanto buscar el fetiche para descubrir que el fetiche no le importaba un pimiento a nadie, pero el diamante que escondía igual sí que despertaba más interés. Tras una serie de trapisondas en un argumento complicadísimo en el que Tintín llega a gobernar brevemente el país bananero imponiendo una política antibelicista y a casi ser fusilado por estas mismas razones, el fetiche, deteriorado eso sí, vuelve al museo del que fue robado.
La Isla Negra. Un road-comic en el que Tintín se enfrenta a un psiquiatra nazi que había pactado con unos comunistas para fabricar billetes falsos y jugarlos en las tragaperras. Su guarida: una isla en Escocia en la que en teoría se supone que hay un monstruo que aterroriza a los bebedores de whisky del lugar. Tanto rollo conque si un monstruo para que al final el monstruo sea un gorila. Tintín a la primera ocasión se nos pone en faldas, el muy pilluelo.
El Cetro de Ottokar. Todo lo que va de cetros, en el fondo, trata sobre la falocracia. Aquí los buenos terminan ganando porque Milú aparece con el chisme en la boca, que cada cual interprete. El bueno al que ayuda Tintín es Alfonso XIII, y si ese es el bueno, te puedes imaginar cómo serán los malos, por comparación. El más malo de ellos, que no llega a aparecer directamente, se llama Müsstler en alusión a Mussolini y Hitler, así que este cómic seguro que no gustó al cura Wallez. Tintín conoce aquí a la única mujer importante en la serie: una gorda que canta pegando unos berridos tales que espanta a todos cuantos se ponen a tiro, razón por la cual es una diva muy respetada. Y buena gente, sobre todo cuando no canta (lo que sucede pocas veces).