Mikalojus Konstantinas Čiurlionis
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Este artículo forma parte del ciclo temático que se está desarrollando actualmente, sobre el Anímate y participa creando artículos que tengan relación con el ciclo temático. |
Nacimiento Defunción | Lituania Lituania |
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Estado actual | Allí donde ya no necesita dinero. |
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Lugar de residencia | En alquileres baratos. |
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Sobrenombres | El lituano ese sin dinero. |
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Se dedica a | Compositor de pinturas y pintor de músicas. |
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Origen | Lituano y pobre. |
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Hazañas logradas | Inventar el arte de Lituania. |
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Relaciones | Con la hermana de su amigo, que le dio calabazas y luego con la Sofija esa, que ya fue fija. |
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Enemigos | Principalmente él mismo y sus estúpidas decisiones vitales. |
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Poderes | Una rara sinestesia que le permitía percibir sonidos y colores como si fueran comida, y así tener menos hambre. |
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Objetos | Caballete y pianillo. |
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Mikalojus Konstantinas Čiurlionis (1875 – 1911) fue un compositor, director de coro, pintor pionero de la abstracción, literato en lengua polaca y dinamizador cultural. Pero como era lituano y pobre, valga la redundancia, todo esto a nadie le importa, a excepción de a las gentes de ese país, donde es poco menos que un ídolo. Allí le han puesto un Museo Nacional con sus pinturas (dan para eso y más, tiene más de trescientas) para que vayas a verlas cuando quieras visitar Lituania.
Biografía
Inicios
Mikalojus Konstantinas, Kastukas para los amigos, nació en un pueblucho al sudeste de Lituania cuando ésta era una insignificante parte del Imperio Ruso. Su padre era un mediocre organista y director de coro y su madre era descendiente de una familia bávara y luterana, así que por lo del útero tuvieron muchos hijos, siendo Mikalojus el mayor de todos, y el primero del que intentaron librarse, ya que eran tremendamente pobres.
Su familia era polacoparlante, Mikalojus podía entender y leer el lituano, si bien lo hablaba medio mal lo que causaba las risas de todo el mundo, que era como si tú hablas español diciendo "haiga" y esas cosas. Su novia y sin embargo posteriormente esposa Sofija intentaría hacerle mejorar en el dominio de la lengua, por interés propio, pero no adelantemos acontecimientos.
Muchos padres piensan que tienen un prodigio en casa, y este era el caso del padre de Kastukas, y si bien la mayor parte de estos padres están fatalmente equivocados, en este caso parece ser que era verdad: a los cinco años ya tocaba de oído todas las canciones de Bad Bunny, aunque ni siquiera habían sido compuestas, lo cual urgió a su padre a enseñarle a leer música para que no tocase más de oído, lográndolo a los siete. Dado que su familia era muy pobre un amigo de sus padres sugirió que sería bueno que este niño fuera por las casas tocando la flauta, y como éstos no entendieron bien el doble sentido, decidieron enviarle a estudiar música a la Escuela de Plungé. Una vez allí, Kastukas siguió tocando la flauta y esto le llevó a hacerse muy amigo de el Príncipe Oginski, quien no por haberse aficionado a su ojinski, le financió más estudios en Varsovia.
Polonia y Leipzig
Una vez en Varsovia Čiurlionis podía hablar su lengua materna sin que nadie le mirase raro y entonces empezó a socializar mucho más, eso sin descuidar sus estudios de piano y composición bajo la dirección de maestros prestigiosísimos de los que hoy nadie se acuerda. Allí se hizo amigo de un condiscípulo suyo llamado Morawski. Discutían sobre música, sobre pintura, se criticaban mutuamente las composiciones, que empezaban descojonándose cada uno de las cosas que hacía el otro pero luego la cosa se ponía más seria y en ocasiones llegaban a las manos, pero aun así eran buenos amigos. Como Čiurlionis era pobre, Morawski se compadecía de él y le invitaba a pasar las vacaciones en casa de sus padres... y allí llegó la tragedia: Čiurlionis le entró a la hermana de su amigo. El padre de la familia, alarmado ante la idea de que su hija se casara con un pobre, le echó con cajas destempladas y casó a su hija con el primer viudo rico que se cruzó por la calle. Čiurlionis, deprimido, entró en una vorágine de adicción al trabajo, componiendo preludios, fugas, cánones, cumbias y reggetones para piano. Tan triste estaba que hasta compuso una cantata inspirada en el canalillo de la Morawska llamada De Profundis, tan buena que de golpe se graduó en Composición. Por ello, y sin rencores, le dedicó a su amigo Morawsky su primer poema sinfónico llamado En el bosque, en recuerdo más que a un bosque, al jardín en el que se había metido encaprichándose con la hermana del entreteto profundo.
Convenciendo al Príncipe Oginski de que soltara más pasta, Čiurlionis continuó estudios donde los músicos buenos de verdad, en el Conservatorio de Lepizig, donde recibió clases de Carl Reinecke, quien había sido amigo de Robert Schumann y le contó muchas anécodtas graciosas sobre la locura de éste. También aprovechó para estudiar la música de algunos de los grandes compositores como Händel, Wagner, Liszt y otros. Como se pensó que había comprendido algo, creó Kestutis, una overtura sinfónica cuya partitura hacía muy bonito en su cajón.
Comparados con los paletos de los que solía rodearse, a Čiurlionis los alemanes le parecían seres cultos y refinados (quién iba a decir la que iban a liar en unos años ¿verdad?). Es por ello por lo que quiso ponerse al nivel y se apuntó a clases de estética, historia, psicología y reiki. Pero las clases cuestan dinero, claro, así es que se fundía la beca del príncipe y en las vacaciones no podía viajar a ver a su familia. Así que, aburrido durante las mismas como un guardia jurado, le dio por ponerse a dibujar y oye, pronto se aficionó a lo de pintamonas.
En una de éstas recibió la noticia de la muerte de su príncipe benefactor y del corte definitivo del grifo de dinero, suerte que ya solo le faltaba aprobar Conocimiento del Medio para graduarse en el Conservatorio y recibir la licencia para ser él mismo profesor.
Pintarrajos
Siendo todavía más pobre, volvió a Varsovia, donde retomó esa vocación pictórica que se le había despertado al ser pobre como músico y no poder viajar. Está claro que a este muchacho no le gustaba hacer nada que le pudiera dar dinero y que estaba abocado a no salir nunca de la pobreza.
En Varsovia malvivía dando clases de música a niños pedorros a los que sus padres obligaban a estudiar la misma para que de mayores parecieran cultos, y además tenía que mantener a sus cinco hermanos gorrones que se le habían arrimado al ir "a estudiar" a esa ciudad. Le ofrecieron una plaza en el Instituto de Música de Varsovia pero la rechazó de forma bastante imbécil pensando que iba a hacer una gran fortuna como pintor, actividad que compaginaba con la creación de su siguiente gran obra sinfónica: El mar, llamada así por sus anhelos de ir de vacaciones a la playa, frustrados por su lamentable situación económica.
Logró no obastante pagarse la matrícula en la Escuela de Bellas Artes donde pulieron un poco su habilidad ocn los pinceles. Allí conoció a gentes de mal vivir que le metieron en la Sociedad Teosófica y nos le volvieron un magufo. Empezó a mostrar sus pinturas en exposiciones de la Escuela, pero esto no nos dice nada, porque todos los alumnos lo hacían y la mayoría de ellos no volvía luego a exponer nunca más.
Continuando con sus clases de música por las casas, se hizo amigo de la ricachona Bronisława Wolman, quien a la vista del aprecio que tenía por sus dotes musicales decidió patrocinar sus cuadros y pagarle un viaje por Europa. Así que, una vez más, sin tener dinero pero gracias a dar pena a quien sí lo tenía, pudo ampliar sus estudios por el extranjero.
Dedicado a Lituania
Tras ese viaje de estudios en el que se dedicó básicamente a mirar cuadros (oye, que para un pintor eso es estudiar y de aquella no había Google imágenes) decidió mudarse a Vilna y dedicar todo su trabajo anterior y futuro a Lituania (el trabajo futuro fueron los siguientes cinco años, porque luego se murió).
Lo bueno de vivir en un sitio así es que como no hay nada hecho está todo por hacer, y a poco que muevas un huevo ya eres pionero. Así es que sus cuadros tuvieron un lugar de honor en la Primera Exposición de Arte Lituano y fue miembro fundador de la Sociedad de Arte Lituano. Eran cuatro pelaos, pero eran los que había.
No abandonó tampoco su faceta musical y se dedicó a dirigir coros que, bajo su dirección, sonaban un poco mejor de lo habitual. En uno de estos ensayos fue cuando conoció a una tal Sofija Kymantaitė que era escritora y se convirtió en su churri. Juntos organizaron la Segunda Exposición de Arte Lituano donde volvieron a exponer obras de los mismos, porque no había otros y decidieron, con las mismas obras naturalmente, crear un museo de arte. Y además se casaron y todo, puestos a demostrar al mundo que el amor que se tenían era más fuerte que su pobreza.
Deseando ser más conocido, pero sin olvidarse de Lituania, se hizo un viajecito a San Petersburgo para presentar allí sus pinturas a los rusos. La Sociedad de Artistas Rusos le recibió con una palmadita en la espalda y poco más. A la vuelta Sofija y él organizaron una Tercera Exposición de Los Mismos Artistas Lituanos y se decidieron a componer una ópera a cuatro manos sobre leyendas lituanas. Primeramente ella hacía la música y él el texto, pero luego se dieron cuenta de que ella no sabía componer y él no sabía lituano, así que cambiaron roles, como solían hacer en la intimidad.
Tanta actividad y tantas privaciones (por no tener dinero) hicieron que se le fuera un poco la olla. La víspera de navidad de Sofija se lo encontró boxeando con el árbol de navidad y dedujo que algo no iba muy bien. El psiquiqtra efectivamente le diagnosticó "agotamiento" (no quiso hacer figurar en el diagnóstico oficial "está completamente cucú" por no hacer daño) y le internaron en un balneario, que de aquella a menudo era un eufemismo para psiquiátrico. Fruto de la última vez que se la metió a su mujer nacería su única hija, a la que no llegó a conocer, porque corriendo en pelotas por el "balneario" pilló una neumonía y se murió al poco, con treinta y seis años, el pobrecito.
Obra
Čiurlionis vivió pocos años, pero estuvo siempre trabajando a pijo sacao, se estima que compuso más de 300 pinturas y que pintó más de 400 composiciones musicales, tal era el grado de sinusitis, sinestesia, o como sea que se diga eso que él tenía. Este frenesí creativo admirable le condujo al agotamiento y a la locura sin remedio, pero gracias a él nosotros hoy podemos gozar de sus creaciones, así que bien está lo que bien acaba.
El Čiurlionis compositor
Čiurlionis es el primer compositor profesional lituano, antes de él todo era amateurismo y despiporre. No obstante, lo único que conocemos del número de sus composiciones con seguridad es que fueron muchas, ya que si bien nos han llegado 400, que son un porrón de ellas, muchas otras se perdieron durante la guerra debido al incendio de su archivo o a que los soldados utilizaban sus partituras para limpiarse el ojete. Entre ellas hay de todo, desde composiciones sinfónicas a piezas para piano, canciones, piezas para tocarse el órgano y armonizaciones de canciones populares lituanas que tienen mucho mérito, dado que no entendía el texto de lo que estaba armonizando.
El Čiurlionis pintor
Čiurlionis solo empezó a tomarse a sí mismo en serio como pintor cuando tenía 27 años, así que todo lo importante que pintó lo hizo en nueve años en los que compaginaba esta actividad con la composición, por lo que iba a destajo. Consieraba que en la Escuela de Dibujo de Varsovia solo le habían enseñado gilipolleces y que lo suyo era el simbolismo y una creciente tendencia a la abstracción. Paradójicamente siendo tan vanguardista en lo que se inspiraba es en el arte antiguo y hacía ciclos de varias pinturas en las que ponía mandangas paganas, míticas, místicas, criaturas fantásticas tales como furros lituanos y rollos cosmogónicos. A partir de 1907, quizás por pintar tanto y tan rápido, va a formas más simples y se acerca significativamente a la abstracción, así que teniendo en cuenta que Hilma af Klint fue la pionera en este estilo y Čiurlionis fue después, Vasili Kandinsky como mucho queda tercero. Como todo lo mezclaba, algunas de sus pinturas recibían nombres musicales como Preludio y Fuga. Se piensa que esto puede deberse también a la velocidad a la que trabajaba, que al poner título a sus obras musicales se equivocara y las pusiera aquellos que iban destinados a las pinturas y viceversa.
Reconocimiento póstumo
En Lituania
Es un héroe nacional y una gloria cultural. Bueno, mejor dicho es la gloria cultural que tienen. Tras Čiurlionis, todo monte y culebra.
En el mundo


