Peter Lim
Peter Lim (1953) es un singapurense que tiene mucho dinero y no sabe qué hacer con él. Mucha gente erróneamente cree que es chino, pero esto se debe a que todos los orientales les parecen iguales desde que vieron a los masillas de los Power Rangers. Al parecer se le daban bastante bien los negocios hasta que se metió en las cosas del fútbol, esto, y el turbios negocios de bolsa, son las razones por las que tiene tanta pasta. En la actualidad es el máximo accionista del Valencia C.F., que dirige desde su Singapur natal, pues parece ser que teme personarse en la ciudad levantina, no vaya a ser que los aficionados del club demuestren su opinión sobre él con tanta sinceridad como falta contención.
Trayectoria personal
El padre de Peter Lim se dedicaba a vender pescados a menudo demasiado añejos mientras sus siete hijos vivían hacinados en un piso singapureño de protección oficial. Allí fue donde Peter Lim aprendió a moverse y sortear cucarachas y ratas, lo cual le fue de gran utilidad en su posterior trayectoria en el mundo de las finanzas. Lim se formó en la Raffles Institution, un colegio pijo para niños singapurenses que combina la magia de Hogwarts (tienen "casas" diferentes, como allí) con la disciplina de los cuerpos de élite de los Marines. De esta forma el estudiante que no termina como un vegetal en una institución mental se convierte en un tiburón despiadado. Y te preguntarás ¿cómo alguien de familia humilde puedo acceder a un colegio en el que a día de hoy se pagan más de doscientos dólares al mes para que te desgracien al chiquillo? Pues no se detalla en ninguna parte. Bien obtuvo algún tipo de beca o un hechicero lo hizo. O tal vez en realidad su familia no era tan pobre y nos la quiere meter doblada con el relato del millonario hecho a sí mismo.
Después va y hace la mili y, sin detallarse en base a qué recursos, el niño presuntamente pobre se va a estudiar al extranjero, en Australia. Fueron tiempos difíciles para Lim, donde tuvo que hacer de taxista, camarero y sexador de canguros. Allí obtuvo una sólida formación y se licenció en la especialidad de Ser del averno Finanzas. Trabajó durante un tiempo como asesor de evasores de impuestos antes de dedicarse a lo que le lanzaría al estrellato: la especulación en bolsa.
Como inversor en bolsa se destapa invirtiendo en la empresa de aceite de palma Wilmar. Lim compró acciones por el valor de diez millones de dólares y al poco tiempo éstas ya valían seiscientos. Un momento, te preguntarás ¿cómo es posible que una persona humilde de repente tuviera diez millones de dólares para invertir? Pues esto es porque durante los años anteriores Lim se convirtió en lo que en los negocios bursátiles llamaban el "rey de las comisiones". En otras palabras, se hizo rico invirtiendo el dinero de otros y llevándose comisiones por las ganancias, lo cual siempre es una buena jugada cuando no se tiene o no se desea perder el propio.
Ahora ya siendo rico, vendió todas sus acciones y se quedó con el cash, evitando así la crisis de la economía asiática de los años subsiguientes que contribuyó a crear clarividentemente se vio venir. Mientras otros orientales se tiraban de edificios y se hacían el hara-kiri él se descojonaba de risa. Pero por haber esquivado la situación, no piensen mal.
Inversiones deportivas
Si en el pasado las personas que estaban podridas de dinero gustaban de ser mecenas de artistas para demostrar su buen gusto, en la actualidad prefieren invertir en los deportes. En concreto en el fútbol, que siendo un deporte de masas es además el opio del pueblo (en el pasado las personas orientales muy ricas también invertían en el opio propiamente, pero eso es otra historia). Y a los artistas que les frían un paraguas, si acaso ya se utilizarán sus obras para blanquear dinero de turbia procedencia.
Basándose en estos razonamientos, Lim adquirió el 83% de las acciones del Valencia C.F. , el cual controla a su gusto y hace con él lo que le sale de los cojones. Pero no se ha limitado a eso, también tiene acciones en otro de la liga inglesa que es aún peor que el Valencia e incluso en el equipo de Fórmula 1 McLaren.
Estas tres marcas tienen en común que desde que Lim ha puesto sus sucias manos en ellas no levantan cabeza en lo deportivo.
Fechorías en el Valencia
Desde que Lim adquirió la mayoría de las acciones del Valencia parece que a Lim dejó de interesarle el club y se ha dedicado a hacer con él como tú cuando juegas al Worldbox y tiras la Bomba del Zar. O como cuando juegas a los Sims y te dedicas a ver cómo se mueren emparedados en sus propios orines. Los hechos más destacados de su gestión son:
- Venta de jugadores a precio de saldo. Cada vez que hay un jugador talentoso, Lim lo vende, no sea que vaya a destacar entre los demás y genere envidias, que eso es muy malo.
- Adquisición de pocos jugadores. Casi todas las novedades en el equipo son a préstamo y en general bastante más mediocres que los que se van.
- Promesa incumplida de remodelar Mestalla. Cada vez que se lo mencionan, Lim dice que él no se va a gastar en eso el dinero de sus aceites.
- Se niega a vender el club (de momento)
La única explicación a todo esto, si descartamos que Lim sea un troll o un agente infiltrado de Tito Flo cuya finalidad es que el Real Madrid tenga un rival menos en La Liga, es que Lim quiere recuperar lo invertido en el Valencia, exprimirlo económicamente en lo que pueda y que, una vez que el equipo no sea capaz de mantenerse en primera, poner de nuevo en el banquillo del mismo a Ronald Koeman (esto sólo para hacer daño) y venderlo saldado en Wallapop.
Filantropía
Como todo buen millonario, Peter Lim blanquea sus finanzas y desgrava impuestos a través de obras filantrópicas, para dar imagen de que es buena persona. Así ha colaborado con la Fundación Olímpica de Singapur para desarrollar los deportes (y, quién sabe, tal vez poder conseguir compatriotas con no demasiado talento futbolístico que por un módico precio juegen en el Valencia). También ha creado becas para que otros hijos de pescaderos que se sospecha que no son tan pobres como dicen ser puedan llegar a ser tiburones de las finanzas como él y dejarte a ti con una mano delante y otra detrás.