Usuario:DD/Demonio de Tasmania
El Demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii, que en latín significa "amante de la carne de Harris", apellido del primer científico que fue lo suficientemente valiente como para clasificar a esta criatura del infierno) es un marsupial carnívoro endémico de Tasmania que representa todo lo que está mal con la evolución cuando se deja sin supervisión durante demasiado tiempo.
Este animal, que parece el resultado de un cruce entre un oso, un perro rabioso y una pesadilla infantil, es el carnívoro marsupial más grande del mundo desde que los humanos se encargaron de exterminar al tilacino, demostrando una vez más que la humanidad tiene un talento especial para eliminar a los animales interesantes y quedarse con los problemáticos.
Los demonios de Tasmania son famosos por tres cosas: sus chillidos que parecen torturas medievales, su capacidad para comerse cualquier cosa que no se mueva lo suficientemente rápido, y por haber inspirado al personaje de Taz en los Looney Tunes, que paradójicamente es más realista de lo que la mayoría de la gente piensa.
Historia evolutiva
Los inicios
El demonio de Tasmania evolucionó hace aproximadamente 4 millones de años, cuando Australia continental era un lugar mucho más civilizado y estos animales campaban a sus anchas por todo el territorio. Durante milenios, los demonios fueron los reyes indiscutibles de la carroña australiana, desarrollando una mordida tan poderosa que podían partir huesos de canguro como si fueran galletas.
Su estrategia evolutiva se basó en un principio muy simple: "si está muerto, me lo como; si no está muerto pero no puede escapar, me lo como también". Esta filosofía les funcionó perfectamente durante millones de años, convirtiéndolos en las aspiradoras de cadáveres más eficientes del continente.
La llegada del dingo hace unos 4.000 años marcó el principio del fin para los demonios continentales. Estos perros salvajes, importados por los aborígenes australianos, resultaron ser competidores mucho más eficientes y menos ruidosos, cualidades muy valoradas en el mundo de la carroña. Los dingos no solo eran mejores cazadores, sino que además no despertaban a todo el vecindario cuando encontraban comida.
La gran extinción continental
Hace unos 600 años, el demonio de Tasmania se extinguió en Australia continental, probablemente por una combinación de factores que incluían la competencia con los dingos, la caza por parte de los aborígenes (que se cansaron de sus chillidos nocturnos), y su propia tendencia autodestructiva a pelearse entre ellos por cualquier motivo.
Tasmania, separada del continente por el Estrecho de Bass, se convirtió en el último reducto de estos animales, funcionando como una especie de prisión natural donde podían seguir siendo antisociales sin molestar a nadie más. La isla resultó ser el hábitat perfecto para una especie que requiere mucho espacio personal y tiene problemas de gestión de la ira.
Los colonos europeos que llegaron a Tasmania en el siglo XVIII se encontraron con estos animales y inmediatamente decidieron que eran demonios enviados directamente del infierno, de ahí su nombre. Los científicos posteriores confirmaron que, efectivamente, su comportamiento era demoníaco, pero técnicamente no venían del infierno sino de un proceso evolutivo particularmente sádico.
El fenómeno Taz
En 1954, Warner Bros decidió crear un personaje basado en el demonio de Tasmania para sus dibujos animados de Looney Tunes. El resultado fue Taz, un torbellino destructivo que giraba como una peonza y se comía todo lo que encontraba. Paradójicamente, esta representación caricaturesca resultó ser más realista de lo que los creadores pensaban.
Taz se convirtió en el animal australiano más famoso del mundo, superando al koala y al canguro en reconocimiento internacional, lo que demuestra que la fama se consigue siendo lo más escandaloso posible, no lo más simpático. Los demonios reales nunca han recibido royalties por el uso de su imagen, estableciendo un precedente de explotación animal que Hollywood mantiene hasta hoy.
Características físicas
Anatomía del horror
El demonio de Tasmania parece haber sido diseñado por un comité de sádicos evolutivos que querían crear el depredador más intimidante posible en el cuerpo más pequeño disponible. Con un peso que oscila entre 4 y 12 kg, estos animales han conseguido concentrar más agresividad por kilogramo que cualquier otra especie conocida, incluyendo a los aficionados del fútbol británico.
Su cabeza es desproporcionadamente grande comparada con el cuerpo, albergando una mandíbula tan poderosa que puede ejercer una presión de 1.200 PSI, suficiente para partir huesos de gran tamaño o abrir latas de conservas sin necesidad de abrelatas. Los científicos especulan que esta mordida sobredimensionada evolucionó para compensar su personalidad, funcionando como el equivalente animal de conducir un coche deportivo siendo calvo.
Las orejas del demonio se vuelven rojas cuando está excitado o enfadado, lo que ocurre aproximadamente el 97% del tiempo que está despierto. Este sistema de alerta temprana es muy útil para otros animales, que pueden huir antes de que el demonio decida que todo lo que se mueve es comestible o una amenaza que debe ser eliminada.
Su pelaje negro con manchas blancas en el pecho les da un aspecto elegante que contrasta violentamente con su comportamiento, como un psicópata en traje de gala. La cola, que almacena grasa como reserva energética, se hincha cuando el animal está bien alimentado, funcionando como un indicador visual de cuántos cadáveres ha encontrado últimamente.
El sistema digestivo del apocalipsis
El demonio de Tasmania posee un sistema digestivo tan eficiente que puede digerir huesos, pelo, dientes y prácticamente cualquier material orgánico, incluyendo cosas que técnicamente no deberían considerarse comida. Su estómago produce ácidos tan potentes que podrían utilizarse como limpiadores industriales, y regularmente digieren materiales que matarían a otros mamíferos.
Esta capacidad digestiva sobrehumana les permite consumir entre el 15% y el 40% de su peso corporal en una sola comida, convirtiendo cada cena en un espectáculo de gula que haría sonrojar a un vikingo. Pueden pasar varias semanas sin comer tras un festín particularmente abundante, tiempo que dedican principalmente a dormir y a planear su próximo ataque contra la tranquilidad pública.
Comportamiento
Hábitos alimentarios
Los demonios de Tasmania son carroñeros oportunistas, lo que en términos científicos significa que se comen cualquier cosa que no pueda defenderse, preferiblemente algo que ya esté muerto para ahorrarse el esfuerzo. Su dieta incluye desde pequeños mamíferos hasta cadáveres de ballenas varadas, pasando por todo lo que puedan encontrar en los cubos de basura de los campamentos.
Cuando encuentran un cadáver, se produce un fenómeno conocido como "alimentación comunal", que es el eufemismo científico para describir una pelea masiva donde varios demonios se disputan la comida gritando como banshees y mordiéndose entre ellos hasta que el más agresivo se queda con la mejor parte. Este comportamiento ha convertido cada comida en un espectáculo de gladiadores con niveles de ruido comparables a un concierto de heavy metal.
Su estrategia de caza se basa principalmente en la paciencia y la oportunidad: esperan a que algo muera de causas naturales, sea atropellado por un coche, o simplemente esté lo suficientemente enfermo como para no poder escapar. Esta aproximación ha demostrado ser muy exitosa, ya que Tasmania está llena de animales que cometen errores fatales regularmente.
Vida social
Los demonios de Tasmania han perfeccionado el arte de ser antisociales hasta convertirlo en una forma de vida. Son animales estrictamente solitarios, excepto durante la época de apareamiento, momento en el que su socialización se limita a gritar, morderse y intentar reproducirse, no necesariamente en ese orden.
Su forma de comunicación consiste principalmente en una variedad de chillidos, gruñidos y sonidos que parecen proceder directamente de una película de terror de serie B. Estos sonidos, que pueden escucharse a varios kilómetros de distancia, sirven para establecer territorio, advertir de su presencia, y mantener alejado a cualquier ser vivo con un mínimo de instinto de supervivencia.
Cuando dos demonios se encuentran casualmente, el protocolo social habitual incluye: rugir amenazadoramente, mostrar los dientes, adoptar posturas intimidatorias, y finalmente huir en direcciones opuestas mientras continúan gritando. Este ritual ha sido adoptado posteriormente por los adolescentes humanos en centros comerciales.
Reproducción
La época de apareamiento del demonio de Tasmania es un espectáculo de violencia romántica que haría parecer civilizados a los reality shows de televisión. Los machos compiten por las hembras mediante combates que incluyen mordiscos, chillidos y una cantidad considerable de drama, estableciendo el precedente evolutivo para las peleas de bar.
Las hembras pueden aparearse con varios machos durante la temporada, no por promiscuidad sino por una estrategia reproductiva que asegura la diversidad genética y mantiene a todos los machos suficientemente confundidos como para evitar que la maten. Este comportamiento ha sido estudiado por sociólogos como un ejemplo temprano de manipulación psicológica aplicada a la supervivencia.
El período de gestación es de solo 21 días, tras los cuales nacen hasta 50 crías microscópicas que deben arrastrarse hasta la bolsa marsupial de la madre en una carrera de supervivencia que elimina a los débiles inmediatamente. Solo cuatro crías pueden sobrevivir, ya que la madre tiene únicamente cuatro pezones, estableciendo el primer ejemplo conocido de capitalismo salvaje aplicado a la lactancia.
Las crías permanecen en la bolsa durante cuatro meses, tiempo durante el cual aprenden las habilidades básicas de supervivencia: chillar, morder y desconfiar de todo lo que se mueve. A los ocho meses son completamente independientes y antisociales, listos para contribuir al caos general de la especie.
Problemas de conservación
La enfermedad facial del demonio
En 1996, los científicos descubrieron que los demonios de Tasmania habían desarrollado una forma particularmente creativa de autodestruirse: un cáncer facial contagioso que se transmite cuando se muerden entre ellos durante las peleas por comida. Esta enfermedad, conocida científicamente como Tumor Facial del Demonio de Tasmania (DFTD), representa el primer caso conocido de cáncer que se comporta como una enfermedad infecciosa.
La enfermedad causa tumores grotescos en la cara que impiden a los animales comer, condenándolos a muerte por inanición en un proceso que puede durar varios meses. Los científicos describieron inicialmente este fenómeno como "evolutivamente imposible", hasta que se dieron cuenta de que estaban tratando con una especie que había convertido la autolesión en una forma de arte.
La propagación de la enfermedad se ve facilitada por el comportamiento típico de los demonios: morder primero y preguntar después. Cada pelea por comida se convierte en una oportunidad de transmisión, creando un círculo vicioso donde la agresividad que los ha mantenido vivos durante millones de años ahora los está matando.
Los científicos estiman que la población ha disminuido en un 60% desde la aparición de la enfermedad, convirtiendo al demonio de Tasmania en el primer animal en peligro de extinción por su propia falta de modales sociales.
Programas de conservación
| Archivo:Save devils.gif | ¡PROGRAMA DE CONSERVACIÓN EN MARCHA!
Estamos intentando salvar al demonio de Tasmania de la extinción, principalmente salvándolo de sí mismo. Si tienes experiencia en mediación familiar, psicología animal o exorcismos, tu ayuda será bienvenida. Advertencia: Los voluntarios deben traer su propio equipo de protección y seguro de vida. |
Los programas de conservación del demonio de Tasmania enfrentan el desafío único de intentar salvar a una especie que parece empeñada en su propia destrucción. Los científicos han establecido poblaciones de seguridad en zoológicos y reservas del continente australiano, creando efectivamente campos de refugiados para demonios antisociales.
El programa de reproducción en cautividad ha tenido éxito moderado, aunque los cuidadores han desarrollado estrés postraumático por los niveles de ruido constantes y la agresividad de sus protegidos. Se han construido instalaciones especiales con paredes insonorizadas para evitar que los demonios en cautividad vuelvan locos a los empleados del zoológico.
Los científicos también están trabajando en el desarrollo de una vacuna contra la enfermedad facial, aunque el mayor desafío es conseguir que los demonios dejen de morderse entre ellos el tiempo suficiente para que la vacuna funcione. Algunos investigadores han sugerido que podría ser más fácil enseñarles yoga o meditación transcendental.
Un proyecto controvertido implica la introducción de genes de resistencia a la enfermedad mediante edición genética, aunque los críticos señalan que modificar genéticamente a una especie que ya es problemática podría crear algo aún peor, posiblemente demonios inmortales con problemas de ira.
El demonio en la cultura popular
Taz vs. la realidad
El personaje de Taz en los Looney Tunes ha creado una imagen pública del demonio de Tasmania como un torbellino cómico y relativamente inofensivo que gira sobre sí mismo y se come todo con una sonrisa. La realidad es considerablemente más perturbadora: los demonios reales no giran como peonzas, pero sí se comen todo lo que encuentran mientras emiten sonidos que parecen proceder de una tortura medieval.
Los científicos han señalado varias imprecisiones en la representación de Warner Bros: Taz aparece como vegetariano ocasional, mientras que los demonios reales considerarían las plantas como comida solo en caso de apocalipsis zombie. Taz también muestra cierta capacidad de razonamiento y comunicación, mientras que los demonios reales operan principalmente por instinto y agresividad.
Sin embargo, hay aspectos sorprendentemente precisos en la caricatura: la voracidad insaciable, la capacidad destructiva, y la tendencia a causar caos donde quiera que vayan son representaciones bastante fieles al comportamiento real de la especie.
Tourism demoniaco
Tasmania ha convertido al demonio en su animal símbolo oficial, apareciendo en souvenirs, camisetas y folletos turísticos que promocionan la isla como el hogar de "la criatura más feroz de Australia". Esta estrategia de marketing es cuestionable, considerando que la mayoría de turistas prefieren animales que no suenen como si estuvieran siendo exorcizados.
Los zoológicos de Tasmania ofrecen "experiencias con demonios" que incluyen alimentación supervisada y charlas educativas, aunque el 73% de los visitantes abandona las charlas cuando escuchan por primera vez los chillidos reales de los animales. Los cuidadores han desarrollado técnicas de presentación que minimizan los aspectos más perturbadores del comportamiento demoniaco.
Los tours nocturnos para escuchar demonios salvajes se han vuelto populares entre turistas aventureros, aunque la mayoría termina regresando temprano al hotel tras descubrir que los sonidos del bosque tasmanio por la noche parecen una convención de espíritus malignos.
Curiosidades demoníacas
- Los demonios de Tasmania pueden comer hasta un 40% de su peso corporal en una sola sesión, estableciendo un récord que solo es superado por los participantes en concursos de comer perritos calientes y los adolescentes en crecimiento.
- Su mordida es proporcionalmente más fuerte que la de cualquier mamífero, incluyendo hienas, leones y suegras enfadadas. Pueden partir fémures de wombat como si fueran palillos de dientes.
- Los bebés de demonio de Tasmania nacen del tamaño de un grano de arroz y deben encontrar su camino hasta la bolsa marsupial sin ayuda materna, estableciendo el primer ejemplo conocido de "supervivencia del más fuerte" aplicada desde el nacimiento.
- A pesar de su reputación feroz, los demonios son excelentes nadadores y pueden cruzar ríos y bahías pequeñas, aunque prefieren no hacerlo porque el agua interfiere con sus chillidos.
- Los demonios de Tasmania pueden vivir hasta 8 años en libertad, aunque la mayoría no llega a esa edad debido a peleas con otros demonios, accidentes de tráfico, o muerte por estrés causado por su propio temperamento.
- Durante la época colonial, los granjeros tasmanios los consideraban plagas porque atacaban a las ovejas, aunque estudios posteriores revelaron que principalmente se comían las ovejas que ya estaban muertas, funcionando como un servicio gratuito de limpieza de cadáveres.
- Los demonios tienen un olfato tan desarrollado que pueden detectar carroña a kilómetros de distancia, habilidad que han utilizado para localizar barbacoas abandonadas en campamentos, causando encuentros memorables con turistas desprevenidos.
Véase también
- Tilacino - El primo extinto que era menos problemático
- Koala - La versión adorable de los marsupiales australianos
- Canguro - Para cuando quieras un marsupial que no te dé pesadillas
- Dingo - El culpable de que los demonios vivan en el exilio
- Wombat - Otro marsupial raro pero menos agresivo
- Ornitorrinco - Para completar la colección de animales australianos imposibles