Vendedor de enciclopedias
Los vendedores de enciclopedias son una tribu urbana en expecie de extinción. Se dedican, básicamente, a vender libracos generalmente absurdos y regalarte cosas gilipollas. Casi todo el mundo les odia y los que no les compadecen por su deprimente vida.
Físico
Los vendedores de enciclopedias tienen un físico bastante penoso, y generalmente suelen ser bajitos, cansados y desgastados. Tienen que tener cara de dar pena, porque si no fuese por eso nadie les compraría nada. Tienen que tener sonrisas falsas de oreja a oreja, para parecer felices, y hacerse los simpáticos, sobre todo al tocar el timbre para que nadie les cierre la puerta en sus narices. El bigotillo es un complemento no obligatorio.
Sistema
Los vendedores usan dos métodos para vender sus libracos. El primero de ellos consiste en que llaman desde su empresa diciendote que van a ir ha hacerte una encuestra sencillísima y que a cambio recibirás un regalo gratuito (Que NUNCA es gratuito). El segundo es más arriesgado, y consiste en llamar directamente a la puerta, casa por casa. Es muy arriesgado, pues la mayoría de las veces nadie les abre o les cierra la puerta ante sus narices sin que tenga tiempo de colocarte ninguna gilipollez.
Una vez que logran colarse en la casa, usaran un lenguaje dicaharachero y bromista, y todo evolucionará a una aburrida Teletienda en directo y sin que puedas cambiar de canal.
Primero empezará a hacerte unas preguntas para que todo parezca una inofensiva encuesta. Te preguntará si prefieres que los beneficios de sus empresas sean utilizadas para marketing o para ofrecer condiciones chupis a sus clientes. Como todos responden la segunda opción, desarrolla el tema hasta acabar hablandote de las mágnificas ofertas que te trae hasta casa y sus supuestamente útiles complementos y regalos.
A partir de ese punto, en el ambiente reinara el buen humor. El susodicho vendedor se hará el bromista, te contará algun chiste malo y con toda simpatía te hablará de las mágnificas condiciones que te ofrece, de lo útil que te será tener una colección de enciclopedias sobre el arte checoslovaco del siglo XVI y cualquier otro libraco cuanto más absurdo mejor. También se tratará de inmiscuir en tu vida privada, y te preguntará por tu profesión y por tus hijos. CASUALMENTE, siempre tiene lo que necesitas, como una guía sobre decorar tu minipiso o cualquier chorrada para tus hijos.
Luego te irá contando el precio. Te hablará del precio original, pero luego dirá que te lo rebaja. Si regateas (O incluso si no lo haces y simplemente pones cara de estar hasta los huevos), lo más probable es que vaya bajando el precio hasta llegar a límites irrisorios. Insistirá, desde luego, una y otra vez, en que si le compras su libraco sera más felíz, y aunque parezca una estupidez lo dicen en serio y pretenden que nos lo creamos.
Si el cliente en cuestión no se encuentra muy satisfecho por sus ofertas, pasará al Plan B, que consiste en dar pena poniendo gestos de vagabundo fracasado deprimido y llegará hasta el punto del chantaje mafioso diciendote que si no lo compras seras infeliz toda tu vida y que le arruinarás el día.
Frases que repite contínuamente
- Le traigo aquí algo que le será muy útil y es completísimo...
- Y se lo dejo todo en un módico precio...
- Espere, espere, que tengo una oferta que se va a quedar de piedra
- ¿Cómo se queda?
- ¿Que le parece?
¡Fueeeraaa! - ¿Le interesa?
Ni en un millón de años... - Si me lo compra, será usted muy felíz
Sí, claro... - Yo lo compre y no me arrepentí
Y a mí me iporta porque... - En serio, que es muy útil, ¿eh?
Ya tengo uno, lo uso para la pata chueca de la mesa - Tengo una familia que mantener... (Sólo en situaciones extremas)
Reacciones populares ante los vendedores de enciclopedias
Aunque casi toda la gente sensata les manda a la mísimisima mierda calle, existe una minoría de gente que se deja conpungir por su parafernalia y accede a comprarles hasta los regalitos que, aunque no gratuitos, tienen un precio muy módico.
Dentro de esa mayoría que les manda a la... Calle existe también cierto grupo de personas que no solo se conforman con quitárselo de encima sino también les tocan los cojones a ellos y se hacen pasar por analfabetos, drogadictos, delincuentes y cualquier otro péligro público. Si esto es lo que enseña el internet prefiero una buena enciclopedia donde no tengo que leer opiniones de personas analfabetas.
Futuro
El futuro de los vendedores de enciclopedias es muy negro, sobre todo gracias a Internet y Wikipedia. Aunque ellos no lo reconocen, desde que Bill Gates inventó el ordenata no han vendido ni un puñetero ejemplar de la enciclopedia británica. Ellos mismos no lo quieren reconocer, pero de hecho, nadie les compra nada, y si se lo preguntas te suelta un "bastantes", un "no pocos" o incluso un "muchos", auque no entra en cifras concretas.