Incinoticias:Loro enjaula a su dueña
Planeó su venganza por años
17:09 3 de agosto de 2017 — Ciudad: Michigan; USA — Informa: Lorenzo Cotorro
Agencia Inciclopedia Express
La sociedad sobreprotectora de animales PETA, ha puesto el grito en el cielo celebrando que un loro, a quien llamaremos "Pepillo" para proteger su identidad, puso fin a años de humillación y sometimiento siendo enjaulado como si fuera un animal.
El caso sucedió en Michigan, una ciudad dominada por la especie humana, donde Pepillo estuvo recluido los últimos 5 años sin haber sido procesado ni recibir sentencia.
Ampliación de la noticia
Muchos informativos locales dieron cuenta de lo sucedido, un hecho que parece escrito por un autor de comics desempleado. La dueña del loro fue condenada a 8 años de prisión luego que Pepillo atestiguara contra ella.
La defensa trató de argumentar que el juramento ante la Biblia, de decir nada más que la verdad, podría haber sido falso, ya que el loro no era cristiano. O al menos nunca se le vio en congregación religiosa alguna. Cosa que fue rebatida de inmediato por Pepillo, pues, dada su condición de prisionero, este derecho le había sido negado.
Glenna Duram, la mujer condenada, fue hallada culpable y puesta en una jaula donde recibirá choclo y galletas tres veces al día. El esposo de la mujer, quien se divertía enseñándole groserías al perico, se abstuvo de participar del juicio, porque su mujer lo acusó de auto-asesinato. Al parecer, esto los habría distanciado.
La singularidad de este caso sin duda deja un precedente que será referenciado en las cortes del futuro, cuando los loros sean tratados como personas y sean por lo mismo, protegidas por la constitución como Dios manda.
Gracias a una tabla ouija pudimos contactar con el esposo para preguntarle su opinión sobre la participación del loro en el juicio. A lo que contestó: Lo único bueno de estar muerto es que ya no estoy casado con esa psicópata. ¡Gracias Pepillo!
Una vez concluido el juicio, que duró dos años, el loro fue dado de baja del programa de protección a testigos, aunque siguió gritando por un rato más "¡No dispares maldita loca!".