Ramiro II de León
Ramiro II de León, llamado «el Grande» (c. 898-León, enero de 951), fue rey de León, entre 931 y 951. Sus enemigos musulmanes lo llamaron «el muy hijoputa» «el Diablo» porque, como veremos, parecía que estaba venao, siempre guerreando a todo el mundo, como si no hubiera más que hacer.
Vida
De crío hiperactivo a joven agresivo
Hijo del rey Ordoño II de León, era un niño insoportable que se pasaba el día dando por saco y haciendo rimas sobre el nombre de su padre, así que éste se lo quita de encima y lo manda a que lo eduque un esbirro suyo. Allí pronto se destaca como incipiente caudillo militar por su retorcida inteligencia y sus instintos psicópatas. Esto que en nuestro tiempo le hubiera hecho ir de cabeza a un reformatorio para menores, entonces estaba muy bien visto y le aplaudían allá por donde iba y le hacían canciones y todo.
Cuando muere su padre, en lugar de heredar el trono él o alguno de sus hermanos lo hace su tío Fruela, quien reinará con el nombre de Fruela II de León ("Fruela me la pela", según le llamaba Ramiro) y con el lema de "quitaos pa ahí que me pongo yo". El reinado le duró poco porque le entró lepra y se murió (no hay que tener sexo sin protección). Es a partir de este momento cuando va a empezar a manifestarse el carácter guerrero y batallador de Ramiro, quien junto con sus hermanos guerrea al hijo de Fruela, también pretendiente al trono, y quedan para repartirse la herencia.
Y se reparten la herencia
Quedan Ramiro y sus dos hermanos un día para echar la partida y ahí se juegan los cuartos y los reinos de su padre, repartiendo de esta manera:
- Para Sanchito, que era el mayor y le gustaba el pulpo con cachelos, Galicia.
- Para Alfonsito, que era el segundo y le gustaba la cecina, León.
- Para Ramiro, que era el tercero, lo que no quería nadie, Portugal.
Ramirín se dijo que esto no quedaría así, y pronto los jetas de sus hermanos sufrirían las consecuencias. Pronto, Sanchito murió en circunstancias desconocidas (je, je). Alfonsito IV añadió Galicia a sus dominios, pero al poco, su esposa murió también en circunstancias desconocidas (je, je, je). Muy triste y ojeroso, abdicó para hacerse monje. Así, todos los antiguos dominios de Ordoño II quedaron bajo el poder de Ramiro, que los asumió con mucha pena (je, je, je, je)
La rebelión de Alfonsito
Pero en estas que Alfonsito tiene morriña de ser rey y se plantea volver. Ramiro, entregado como era le guerrea muy fieramente a él y a sus primos (que también se habían sumado al carro) y logra hacerles prisioneros. Como muestra de que no les guarda rencor, ordena que les saquen los ojos a todos ellos y manda a su hermano de vuelta al convento: "sin rencor ninguno, de verdad, si le he hecho un favor: total, pa' lo que tiene que ver ahí", dice. Allí Alfonsito muere al poco tiempo de pena, él que de por sí ya era un llorica propenso a la melancolía.
Otras campañas militares en las que mostró su fino sentido del humor
Este tío, cuando se aburría, le hacía la guerra a alguien, así era de escamón. Derrotó unas cuantas veces a los moros (hasta sin necesidad de luchar con ellos, pero es que se lo pedía el cuerpo), otra vez mató así porque sí a doscientos monjes de un convento ("ja, ja, la cara que se les quedó", solía decir al recordarlo), pero de las más graciosas fue la de Zaragoza:
Apoyó al rey moro de Zaragoza quien traicionaba a su Califa, el cual le prestó sumisión a cambio de que le dejara seguir gobernando por allí. Ramiro que sí, que sí, pero dejó unidades armadas en todos y cada uno de los poblados que controlaba el pringao ese, que quedó reducido a pelele.
Claro, el califa Adberramán III se cabreó y unió todas las fuerzas militares que estaban a su disposición para acabar con Ramirín. La cosa al final le salió mal, pues en la batalla subsiguiente Ramirín, que también había reunido a todos los reinos cristianos, le dio pal pelo y le quitaron todos sus tesoros, incluidos unos gayumbos de cota de malla que le gustaba lucir en las ocasiones especiales. Vamos, que avanzó un tanto la Reconquista.
Su último conflicto serio fue con Fernán González, Conde de Castilla quien hasta entonces había sido su principal esbirro y lacayo y ahora lideraba la coalición "Disjuntos porque sí", que deseaba que Castilla se independizara de León[1]. Ramiro, previsor, le tendío una emboscada y le pilló indefenso comiendo callos en "La Venta de la Tuerta", así que le encerró en el trullo. Di que luego le liberó y al final Fernán González dejó lo del independentismo y se hicieron otra vez amigos.
Muerte
Sintiendo próxima su muerte un día reunió en la iglesia a todos sus familiares, amigos y secuaces y pronunció solemnemente las siguientes palabras:
Y así se quedó en pelota viva -para penitencia de todos los presentes- y se hizo rebozar en ceniza, sirviendo este acto también de abdicación al trono. Y al poco se murió.
Matrimonios y descendencia
Se casó con su prima estableciendo el lema que luego sería famoso:
Luego se volvió a casar con otra. Con las dos tuvo hijos, dos de los cuales fueron también reyes de León. A su primogénito y sucesor le llamó también Ordoño, para que a su muerte todo el mundo pudiera en el reino seguir haciendo rimas igual que él hacía con su padre. También se cepillaba a una mora, con la que tuvo a su vez un par de hijos: en ese tiempo se confraternizaba con el enemigo que la cosa era un primor.
Carácter y personalidad
Culo inquieto, cansino, entregao, violento y recalcitrante. Una joyita.
Notas
- ↑ Cómo cambian los tiempos ¿eh?