Sancho Panza

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Cita3.pngPermítame, amigo Sancho, que le diga que no coma tanta morcilla si más grande no quiere ver su barriguillaCita4.png
Don Quijote sobre Sancho Panza.
Cita3.pngSancho Panza es el vivo retrato de mi juventudCita4.png
Miguel de Cervantes sobre Sancho Panza.
Cita3.pngAmigo Sancho, escúchame: no todo tiene aquí un porquéCita4.png
Mägo de Oz sobre Sancho Panza.
Cita3.png... Por supuesto, el simpático escudero era más Sancho que largo, ¿Lo entendieron? JAJAJEJEJIJICita4.png
Ocurrente individuo a punto de ser inutilizado por una lluvia de huevos podridos y tomates.

Sancho Panza es un personaje de la novela Don Quijote De La Mancha (conocida en Estados Unidos como Las Locas Aventuras de Mr. Quixote en el Oeste). Regordete, de pequeña estatura, adusto espíritu y buen diente, Sancho es el eterno aguafiestas realista y objetivo que arruina la diversión allá donde transita. Suponemos que Don Quijote lo aguantaba porque sabía contar chistes y emitir juicios recatados cuando aparecían molinos mutantes, ovejas vestidas de ninja o naves espaciales en forma de caballo.

Biografía

Uno de sus pecadillos

Su Excelencia, Gobernador de la Ínsula de Barataria Sancho Panza, nació un frío día de invierno en Donde No Quiero Acordarme, La Mancha. Desde pequeño se mostró como un niño super-inteligente, así que un buen día decidieron llevarlo a un colegio para niños superdotados. La respuesta de los profesores a los padres fue negativa. El niño era un auténtico melón normal y corriente. Como cualquier otro infante, veía duendes verdes en el jardín que le ordenaban quemar cosas.

Ante la obsesión de sus padres lo encerraron a estudiar y aprender refranes en casa, convirtiéndole en una tocineta andante persona obesa y muy estudiosa. A los 13 años, Sancho Panza ingresó en el instituto. Fue allí donde conoció al Quijote, un fanático de las historias de caballeros y fiel seguidor de la serie Los caballeros del zodiaco (se sospecha que al ver el incidiente en la casa de Libra, el Quijote perdió la razón y yo también). Quijote inició a Sancho en la lectura, la cual jamás le gusto y rechazó siempre. A pesar de ello, siempre fueron buenos amigos hasta que un buen día sus caminos se separaron. Quijote decidió estudiar historia y Sancho Panza se ganaría la vida en el campo, estudiando la muy modesta carrera de ingenieria en agroquímicos industriales.

A los 21 años conoce a una buena pechugona mujer. Debido a su gilipollez timidez, jamás fue capaz de pedirle matrimonio. Así que un día decidió pedírselo, pero como era de esperar, se puso nervioso, y sin querer le tocó una teta un seno. Ella le metió una hostia le dio un tortazo y se fue. Sancho Panza se sintió rechazado y durante años se encerró en su hogar, saliendo sólo para ir a trabajar. Siguió ganando peso, alimentándose a base de una equilibrada dieta de trozos de sandía bañados en mayonesa, hamburguesas rellenas de pizza y barras de mantequilla envueltas en waffles, cubiertos de chocolate.

Durante años no se relacionó con nadie ni tuvo contacto con otra persona, necesitando su dosis diaria de 18 horas en el Facebook, Youtube e Inciclopedia. Hasta que un día decidió poner fin a esta mierda situación suicidándose. Preparó una soga y se montó de pie en una silla. Cuando se colgo, el nudo se rompió y Sancho Panza cayó al suelo de culo. Decidió que suicidarse no era la mejor manera de solucionar sus problemas y armándose de valor, salió a la calle. Como no, encontró a una buena moza muchacha sentada en un banco. Insólitamente, consigue conquistarla, y a los pocos meses se casan. Así transcurre la vida de este humilde hombre hasta los 40 años, momento de su vida en que recibe una importante llamada del Quijote en su teléfono móvil, que le ofrece embarcarse en una aventura impresionante que jamás volverá a vivir. Sancho accede, preparando sus maletas. Después de encomendar al Señor a su esposa y quince hijos, bajó los treinta pisos (no servía el ascensor) y descubrió con horror que le habían robado su coche. Afortunadamente, había un burro amarrado a un parquímetro, con matrícula 6218-RUCIO. Sin pensarlo dos veces, de un salto montó al burro... sobre el burro... y se fue al encuentro con Don Quijote.

Un día deciden partir de Donde No Quiero Acordarme, comenzando así la leyenda de Sancho Panza y su amigo de La Mancha.

Sancho Panza completamente deteriorado desde que conocio a Don Quijote

la polla de Don Quijote

Desde el día en que Don Quijote llamó a Sancho, se convirtió en su principal administrador de LSD, que sería el detonante de sus alucinaciones (empujado por su precaria situación en el pasado, Sancho era camello). También se dice que además de tomar LSD, eran fanáticos de Pink Floyd, pero este extremo no se ha podido confirmar. El buen día que deciden partir, consumen LSD y cogen su burro y su caballo imaginarios ya que tuvieron que vender los de carne y hueso para costear su adicción. Don Quijote iba vestido con un disfraz de Halloween de color plateado, que ellos llamarían armadura. Al llegar a un campo de molinos, lo primero que les produjeron las alucinaciones fue ver tías buenas cortando un árbol, sosteniendo con destreza los mangos de un hacha entre sus finos dedos. Sancho y Quijote no hicieron más que tirarse corriendo a por ellas, proporcionando su caída y posterior dolor. No hicieron mas que volver al hospital donde les curaron las heridas, tras doscientos turnos en la sala de espera y una crisis de ansiedad, prosiguiendo su búsqueda heróica.

Tres días después, cuando el sol se fue a dormir y diáfana salía una luna redonda como... un círculo... pues se había hecho de noche y la imposible pareja se guareció bajo los amenazantes brazos de un bosque encantado. Sancho se dio cuenta, ultimadamente, que Don Quijote estaba haciendo su yoga nocturno, adoptando endemoniadas posturas, materia cuerda para los no cuerdos y entendible para desentendidos, poseídos, viejos demonios de cautiverio atrapados en polvoso gobelino. La escena era tan esperpéntica que, de pronto... Sancho perdió la señal de internet, ¡Vaya alaridos soltó el villano! Su mensajería instantánea se había asfixiado. Viendo que la catástrofe no tenía ni pies ni cabeza, el cebado escudero presto hundió su silueta en los brazos de Morfeo.

Dejando atrás la postura "Padmasana", el viejo hidalgo entonó con singular hondura y saña:

- Duérme tú, Sancho, que naciste para dormir y vagabundear entre servidores y dominios, páginas escritas con lujuria y habladurías rapaces que son perdida de tiempo y brío, con perfectas desconocidas que bien podrían ser tíos...

Volteando un tanto, ni poco ni mucho sino lo justo, Sancho respondió a sazón del incrédulo valvasor:

- Mi buen señor, no debéis temer y os lo repetiré: he conocido a una joven francesa, lozana y de buena cepa, de nombre "Doré". Veinticinco años, rubia, de ojos azules como el ruiseñor del alba y además, le cuento todas nuestras aventuras, brabuconerías y empresas varias, si vuesa merced no tiene reparo ni ínfulas. Dice que es versada en trazos y colores y que solo busca compañía para hacer despertar en ella una chispa de inspiración, que conste... algo me dice que esta relación será transparente como el agua y fuerte como el roble. j'aime le poulet

Intentos de suicidio

Se dice que la vida de Nacho Panza (porque le encantaban los nachos) era tan aburrida y miserable que en varias ocasiones intentó unirse al reino de los muertos.

En una ocasión le pidió a unos niños que lo ataran a una cuerda y lo subieran hasta lo más alto del molino donde, debido al viento, sería rebanado por la hélice. Este intentó falló, puesto que cuando se iba a realizar la operación los niños divisaron a tio1.jpg y aterrorizados soltaron a Sancho Panza dejándolo caer.

También intentó dejarse un flequillo y cortarse las venas con un cuchillo mientras escuchaba un disco de My Chemical Romance, pero su cuerpo era tan grasiento y denso que la navaja no llegó a sus pobres venas, aplastadas tras múltiples capas de tejido adiposo.

En otro absceso depresivo, Sancho probó dejarse querer por su burro de cinco robustas patas, en la espera de sufrir un colapso en la puerta de atrás acompañado de un desgarro intestinal y posterior hemorragia.