Teogonía vs Génesis

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La Teogonía y el Génesis son dos best seller del mundo antiguo, comparables, en la actualidad, solamente con la obra de Coelho. Los estudios de estos libros siempre se han hecho en forma independiente; sin embargo, hoy, luego de una concienzuda lectura de sus primeras páginas y después de haber tomado mucho alcohol, hemos logrado encontrar ciertos paralelismos interesantes en ambas obras que causarán gran revuelo en el mundo exegético.

Sólo pedimos que abran sus mentes. Y sus nalgas

Análisis exegético comparativo entre la Teogonía y el Génesis

Foto pasaporte de Hesíodo en sus años de estudiante.

El presente y brevísimo ensayo tiene como finalidad que ustedes, lectores ávidos de conocimientos, puedan copiarlo (Ctrl+C) y pegarlo (Ctrl+V) en sus «Trabajos de investigación» o en sus «Tesis de Graduación» puesto que la materia tratada en el mismo es de suma importancia en cualquier carrera que ostente algún grado de seriedad y pericia científica.

Seguramente ustedes se preguntarán ¿por qué motivos comparar el génesis con la teogonía? A lo cual yo les respondo: no sé. Supongo que no tengo nada mejor que hacer en este día y, bueno, en fin... entremos en materia.

La Teogonía

La Teogonía es un librito que compré hace poco en una librería.

Su autor es un griego llamado Hesíodo y no sabemos el porqué de tal nombre. Básicamente, este poeta a lo que se dedica es a «cantar», según reza el prólogo del libro, aunque yo no vi notas musicales o acordes para guitarra en ninguna parte, el origen de los dioses. Lo interesante de todo ello es que los tales dioses griegos era una pandilla de desenfrenados sexuales que se complacían en todo tipo de parafilias como el incesto, el canibalismo y otras especies de conductas desviadas.

En los versos 123-125, el afamado y laureado autor dice: «Del Caos nacieron el Érebo y la negra Noche; y de la última, que quedó encinta por haber tenido amoroso consorcio con el Érebo, se originaron el Éter y el Día» No es necesario ir a la Universidad para darse cuenta de que el Érebo (lo que sea que esto sea) y la negra Noche son hermanos y tuvieron relaciones incestuosas.

El anterior es sólo un ejemplo de los muchos que abundan en la Teogonía y que prueban una cosa: Hesíodo era un enfermo.

El Génesis

Foto de Moisés en los años en que escribió el Génesis. Nótese el parecido a Hesíodo: barba, ojos vacíos y están hechos de mármol. Son la misma persona.

El Génesis, antes de ser nombre de mujer, fue un libro de la Biblia atribuido a Moisés.

El autor cuenta cómo Dios creó el mundo, el cielo, los mares, las plantas, los animales y al ser humano. Basta con que Dios diga «hágase tal cosa» para que eso aparezca. Así las cosas, de primera entrada no parece haber sexo de por medio. Sin embargo, páginas más adelante leemos que «no se encontró entre los animales la ayuda adecuada para el hombre...» hasta que llegó la mujer y entonces se deduce que esa "ayuda" se refiere a sexo. También leemos que Cam "vio la desnudez" de su padre Noé aprovechando que iba borracho, que Abraham se casó con su hermana y se benefició a la sirvienta, cómo las hijas de Lot emborracharon a su padre y se «acostaron» con éste, que Jacob se chuntó a la hermana de su novia y luego hicieron un trío, y luego que el hijo mayor de Jacob se tiró a su madrastra. Así pues, tenemos sexo, sexo y más sexo.

Podemos llegar a la conclusión única e inequívoca de que Moisés también era un enfermo.

La Teogonía y el Génesis: conclusión

En síntesis, ambos libros lo que hacen es hablar sobre sexo: ya sea atribuyéndoselos a los dioses o a los hombres creados por Dios.

De modo que ambos libros, podemos concluir con total seguridad, son obra de una misma mente esquizofrénica, altamente sexualizada, con gustos incestuosos. De ahí que, sin temor a equivocarnos, afirmamos, sostenemos, creemos y defendemos que Hesíodo y Moisés son la misma persona. De lo que no estamos muy seguros es de si Moisés es el verdadero nombre y Hesíodo su pseudónimo o viceversa, o, tesis también muy probable, no se llame ni Moisés ni Hesíodo, sino tal vez Juan Pérez o algo así. De lo que no hay duda, como dijimos antes, es de que son la misma persona enferma.

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por el mismísimo Miguel de Cervantes.