Jacob
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Jacob (en japonés ヤコブ) conocido originalmente como Ya'akov VenYitzhak, renombrado Jacobo por los griegos, Santiago por los españoles y Diego por los gallegos, fue renombrado Israel por Dios para que el muchacho se sienta más cool y deje de tocarle los cojones.
Este hijo de Isaac era bastante ñoño y pegado a su madre; quien le enseñó a cocinar, exfoliarse y a usar rodajas de pepinillos en los ojos a la hora de irse a la cama. Cosa que le costó un chasco cuando le cambiaron de novia en la noche de bodas. Luego se volvería estrella de cine gracias a la saga "Más barato por docena".
Ay, como duele crecer
Era el pequeño Jake, que así le decía su mamá, apenas un feto cuando andaba buscando pelea a su hermano Esaú. Las peleas en la placenta eran una suerte de "vale todo" en jaula sin posibilidad de fuga. Hasta que un día Rebeca, quien llevaba el embarazo, los amenazó con castigarlos sin tele por un mes. Ellos no sabían que era eso, pero sonaba importante, así que se detuvieron no sin antes jurárselas para la salida.
El nacimiento de los niños fue todo un acontecimiento. El primero en asomarse fue una cosa toda peluda que parecía un perro. Lo llamaron Esaú y agarrado de su pie salía Jacob, todo calvo, aprovechando el impulso del primero. Isaac vio a sus hijos tan diferentes que pensó quizás recibió ayuda del vecino, pero Esaú sacó la lengua distrayéndolo de sus cavilaciones, y logrando que se encariñe más con él. Luego le enseñaría a rodar, hacerse el muerto y traerle el periódico; pero igual era un niño feliz.
En tanto Jacob se volvió el favorito de mamá. Como era calvo; su madre le probaba pelucas, lo vestía de nena y le enseñó a jugar con Barbies. Ambos crecieron y mientras Esaú salía a jugar fútbol y conquistar nenas, Jacob se pasaba las tardes editando en la Inciclopedia leyendo o aprendiendo a cocinar.
El niño creció y para celebrar su quinceañero, a su abuelo Abraham no se le ocurrió una idea mejor que morirse. Así quizás no tuvieron la fiesta más divertida, pero si que fue la muerte.
Tenían los chicos la tierna edad de 30 años y sucedió una mañana que Esaú llegó de haber pasado la madrugada en el campo pasando frío tratando de atrapar su alimento con las manos y sin haber cazado una miserable chapulín para llenar la panza. Dicho sea de paso, Esaú tenía problemas para orientarse y muy seguido se extraviaba camino a casa, so-pretexto de seguir algún culito. Al amanecer, con sueño, hambre y un condón menos en su bolsillo, arrastró su humanidad hasta el patio de su casa donde Jacob cocinaba unas suculentas 'lentejas a la cordon bleu' con su mandil de vaquitas. Si el chico derrochaba glamour. Esaú le compró la comida por un precio simbólico y se fue a dormir, ya que si se hubiera ido a dormir primero no habría podido comer. Lógico.
(Jacob)—Una primogenitura por plato.
(Esaú) —Ok, dame dos.
Como 10 años después, Isaac quedó sordo de ambos ojos y mudo del oído izquierdo tras una pelea con Shaka de Virgo. Entonces decidió repartir la herencia entre sus hijos por si Shaka volvía por más leche para su chocolate. Como Esaú era su favorito, pensaba darle los títulos de propiedad y fideicomisos. Pero consideró que lo haría más feliz después de un almuerzo opíparo. Como se había acabado la cecina, Esaú fue al mercado por más, pero la fila en la caja era muy larga y tardó más de lo esperado. Jacob aprovechó esto para llamar al chifa más cercano para que le traigan comida china. Mientras comía, Isaac, oliendo el engaño (que el olfato no lo había perdido) pidió comprobar la identidad de Esaú. Jacob agarró a Fido, la mascota de la familia y lo acercó para que su padre lo toque. Así Isaac concluyó que Esaú siempre había sido un pata de perro y que sus mano estaba peluda por andar jugando con Manuela. Luego le pasó dos tercios de sus bienes y propiedades a su hijo presente, Jacob.
Esaú volvió a extraviar el camino a casa y tardó más de lo pensado. Ya decía su madre que al chico le faltaba orientación. Cuando llegó con la comida su padre ya había despedido al notario y estaba terminando de escribir el borrador de la Toráh en braile. Y Esaú, turulato, le pidió que haga un Nuevo testamento.
Tras esa jugada Jacob huyó de casa, no sin llevarse los documentos que lo favorecían. Así Jacob se vio orillado de dejar el hogar materno y buscarse la vida contando con apenas 40 añitos.
Bonanza
Jacob fue a buscar trabajo a casa de su tío como soporte técnico de hardware. Y Esaú envió todo un equipo de fútbol (11 hombres), donde su hijo era arquero, a recuperar los documentos que se llevó Jacob. Pero Jacob los convenció para jugar poker de prendas ganándoles a todos hasta los calzoncillos. Ellos lloraron porque no podrían jugar sin uniforme, así que Jacob les jugó la revancha y se dejó ganar. El equipo volvió con la idea de haber vencido a Jacob, pero sin los documentos.
Siguiendo el camino, Jacob se durmió usando una piedra como almohada y un matorral de cardo como colchón. Porque dormir sobre el pasto es para nenazas. Allí soñó con un juego de escaleras donde había que subir para abajo y bajar para arriba o algo así. No lo tuvo muy claro. Pero aquella visión le cambió la cosmovisión, y decidió llamar a aquel lugar "No debo comer lentejas antes de dormir".
Al llegar se encontró con una oveja que le pareció muy sexy. Para su suerte resultó ser su prima que se disfrazaba para camuflarse y guiar los rebaños y así ahorrarse el salario de un perro pastor. Esta chica, Raquel, le consiguió trabajo en la granja del tío Labán como estilista de ovejas. Dadas las dotes del chico el trabajo le vino de perlas ya que le permitía tener las uñas cuidaditas. Desde entonces las ovejas de Labán se distinguían del resto porque iban a la moda; con manchas, rayas y cosas de esas que Jacob llamó "animal print". El chico era un visionario y se hizo de mucho dinero con eso.
Y como para que dejen de insinuar que era mariquita, pidió que le arreglen un matrimonio con Raquel. Pero como ella nunca aprendió a cocinar lentejas, no pudo ganarle la primogenitura a su hermana Lea; quien apeló al derecho de pernada, ya que le complicaba conseguir novio por un complejo debido a que le creció una uña rara en la axila.
Así, mientras Jacob planeaba tener un negocio propio y mudarse con Raquel brincoteando hacia el horizonte para luego de casarse, Lea se depilaba para parecerse a Raquel.
El Team Jacob
La boda de Jacob fue, como era costumbre, con suficiente trago como para quedar inconsciente. Y aunque nadie convirtió el agua en vino, las bebidas espirituosas no faltaron. Jacob quedó noqueado despues de tanto brindis y llegó arrastrándose al lecho nupcial. Al despertar, salió gritando "Auxilio, me violaron". Y no se calmó hasta que su suegro le dijo que le había cambiado de novia. Como aun le duraba la borrachera, le ofreció a su otra hija, y a su cuñada, y hasta a la suegra que hace tiempo no la veía.
Y así Jacob se vio con las dos hermanas en un ménage à trois, que despues se convirtió en un ménage à cinq con la inclusión de Bilha y Zilpa. En ocasiones era difícil saber si eran una familia poligámica o un grupo homogéneo debido a los atuendos de la época.
Full house
Puede que tener cuatro mujeres hasta te parezca divertido. Pero pronto la familia creció y Jacob se vio cambiando pañales de 12 pipiolos y un número no especificado de pipiolas. Además eran nómadas por lo que no había mucha privacidad, al punto que en uno de esos episodios de locura adolescente, Rubén, el hijo mayor de Jacob, se benefició a una de sus madrastras.
Como castigo Jacob le quitó la primogenitura, al parecer le tenía manía al tema este de traficar primogenituras, y se la dio a Simeón. Pero a Simeón también se la quitó por incumplimiento de contrato cuando vendió a su hermana Dina a un extranjero. Jacob quiso darle la primogenitura a Leví, pero este había sido compinche de la jugada de Simeón. Así que se la dio a Judá.
Fue una ocasión, en la que notó que su tío/suegro Labán jugaba con Barbies, que Jacob decidió que no era una buena influencia. Así que decidió fugar del hogar de su suegro llevándose sus animales y carrozas. Quiso dejar a sus hijos, pero sus mujeres no le dejaron. A la mañana siguiente Labán los persiguió porque alguien se había robado sus Barbies de colección. Aquello llevó a Jacob a tener fama de truculento. Ya saben como corre el chisme entre los coleccionistas de Barbies. Aunque nunca le pudieron probar nada.
Sucedió una confrontación con su hermano Esaú que le guardaba rencor por hacer trampa en el poker. La madrugada antes de enfrentarlo, se halló luchando contra un extraño al que le pidió un piropo para soltarlo. Aquel sólo pudo huir luego de dejarle a Jacob la cadera adolorida y un recuerdo imborrable. Desde entonces Jacob tuvo que andar rengo y usar bastón. Cuando se encontró con su hermano le diagnosticó un callo en el epitelio plantar y su hermano quedó muy agradecido.
Con el tiempo la familia aumentó tanto que empezó a faltar la comida y los hijos mayores de Jacob vendieron a su hermano José para comprarse unos tazos. Fue una época dura. Tanto que luego se fueron en caravana para vivir en Egipto que allá habían mejores bastones y ungüentos para el reuma. Allí encontraron a José, que había puesto un negocio especulando trigo y le iba muy bien.
Los años dorados
Jacob pasó su vejez rodeado de su descendencia en la comodidad de su casa de verano en Egipto usando su tanga en las playas de Dahab. Cuando sintió cerca su deceso pidió reunir a su prole y les leyó unos poemas que había escrito. Eran muy malos por cierto, pero sus hijos le prometieron que publicarían su poemario. Aunque eso fue luego de algo más de 400 años después. Como que se tardaron un poquito. Su bastón se lo heredó a Leví porque sabía de que pata cojeaba, mientras que a los demás si les dejó cosas útiles. En tanto le quedaba aliento quiso hacer una demostración de su viejo enfrentamiento en el quedó cojo, logrando quedarse tullido de la otra pierna también.
Finalmente se nos murió, no sin antes solicitar que lo embalsamaran bonito para no perder su metrosexualidad que tantos beneficios le había traído.