Virgen María
ATENCIÓN: Este artículo no es apto para fanáticos Su lectura puede causar incendios de embajadas y hacer llorar sangre a las estatuas de la virgen. |
En lo profundo de las calles de Nazaret una joven mujer inocente y de buenas intenciones se de dedicaba a las labores diarias de una mujer judía soltera del siglo primero; cuando conoció a un joven que cambiaría su vida para siempre, que la cautivó con regalos y convirtiendo el agua en vino; para proteger su buen nombre lo llamaremos El omnipotente ¿listo?
Juventud de María
Como toda mujer judía del siglo primero tubo que lidiar con un padre borracho que le daba una buena paliza semanal como reprimenda por haber sido la tentación de Adán en el paraíso y haber sido la causante de que tuvieran que vivir en un miserable desierto en mitad de la nada siendo el hazmerreír de todo el medio oriente por creer en un dios invisible. Con una niñez tan normal creció siendo una chica sin complicaciones que recurría al vino para no sentir los moretones cada vez que su padre y hermanos la golpeaban.
Así siguió con la vida de una típica joven judía del siglo primero hasta que al alcanzar la edad propia para casarse (doce años) le dieron su mano a un carpintero bastante despistado llamado José, que de no tener un letrero en su taller que se lo recordase forma constante seguro se olvidaría de respirar. Atada a un bobo por el resto de su vida y condenada a perder la virginidad con un tipo que seguramente habría contraído una venérea al sentarse en un baño publico, la pobre María recurrió a su viejo amigo, el vino. Era noche de chicas en el bar Árabe’s y ella siempre era el centro de atención. A los ojos de las mujeres árabes, con sus burkas, ella se vestía como una zorra, y tenían razón ¡Que atrevimiento, dejarse ver la cara!
Con esa vestimenta logró atraer la atención de un tipo muy raro que se el acercó y la invitó a un trago; como María ya empezaba a perder el equilibrio y difícilmente se acordaba de quien era José (que ni el propio José se acordaba nunca) aceptó; de una forma u otra la chica acabó en el apartamento del extraño sujeto que le preguntó si tenia hambre, acto seguido hizo caer algo de maní del cielo que por alguna razón el insistía en llamar maná. Con una chica borracha a su disposición y la capacidad de alterar la continuidad espacio tiempo el “omnipotente” hizo lo que cualquiera haría. A la mañana siguiente María regreso con José con un guayabo/resaca tremendo; pero no pasó mucho tiempo antes de darse cuenta de que su amiguito de cada mes no estaba llegando. Mierda pensó; a lo cual valiéndose de la profunda y sagaz mente de su esposo le dijo que un ángel le había dicho que sería la madre de Dios, José la miró de forma seria y dijo Bueno y se fue a trabajar.
María una madre ejemplar
María y el omnipotente acordaron el le mandaría lo necesario para la escuela del chico todos los meses y algo extra para que ella tuviera su dotación de vino semanal. Pasándose todo el día entre copas María se convirtió en una madre de admirar, no es solo por el hecho de que hubiera dado a luz a su hijo junto a animales de granja ni que le hubiera dado permiso de aceptar regalos de tres desconocidos con ropa ridícula sino porque fue totalmente franca con su hijo desde el comienzo; le dijo que el era el hijo del omnipotente y que ese carpintero que se entretenía todo el día con una hoja de papel que tenia escrito “dar la vuelta” en ambos lados, solo era un impostor. Razón por la cual el pequeño Jesús sintió que debía conocer a su padre, a los doce años se escapo de sus padres (no fue difícil, María estaba entre copas y José era bueno… José) y se fue a la casa de su padre biológico, este le enseñó un para de trucos para alterar la continuidad espacio tiempo pero tubo que irse al ver que María y José se acercaban. Estos encontraron al joven hablando con los grandes sabios que se quedaban impresionados al escuchar de su boca las maravillas de una cosa llamada jabón. María regañó a su hijo y le dijo que mientras viviera bajo su techo respetaría las leyes de la física.
Posteriormente viendo que el pequeño Jesus tenia grande dotes de prestigitador y con los ahorros de pensión que le enviaba el omnipotente, pensó y lo envió a estudiar al extranjero a prestigiosas universidades de la época ubicadas en el Tibet y Nepal, donde le enseñarían los secretos milenarios de la meditación y los trucos mágicos estilo Copperfield para en el futuro trabajar como ilusionista en la todavía desconocida ciudad sagrada de la Vegas.
Viviendo del primogénito
Cuando su hijo ya estaba crecidito se fueron juntos a una fiesta en Canaán, tras superar el trauma inicial de tener que ir a una fiesta con tu madre a los 30 años el buen Jesús se empezó a divertir verdaderamente hasta que se percato de algo; su madre ya había llegado a donde guardaban los vinos y se había tomado dos garrafas completas. Tras que todos los alcohólicos de la boda los miraran feo por su consumo de alcohol tan animado Jesús trató de sacar a su madre quien se tambaleaba. Pero María es una mujer responsable y si se va a emborrachar no se va sin pagar. Mandó a que le pasaran dos garrafas de agua y le mando a su hijo a que repusiera lo consumido; Jesús como niño bueno obedeció a mami y convirtió el agua en vino. Milagro gritaron todos al tiempo que se emborrachaban a tal punto que creyeron ver a Jesús caminar sobre el agua y aparecer panes.
Tras ver el éxito de su hijo María aprovechó la situación y en un par de días ya había montado un negocio de Mesías a domicilio. Sanar enfermos, curar ciegos y resucitar muertos fueron los servicios que presto Jesús mientras su madre administraba sabiamente el dinero en el bar local. Finalmente el negocio tuvo que cerrar porque Jesús consiguió un mejor trabajo como espantapájaros en un lugar llamado Gólgota. María vivió el resto de su vida tranquila gastando la fortuna familiar en Arabe’s hasta que, según la versión oficial del Vaticano, María fue secuestrada por extraterrestres que la hicieron ascender a su nave y nunca más se le vio por Israel.
Apariciones póstumas
Luego de haber se ido volando en la nave de E.T., María decidió volver de cuando en cuando para alegría de la feligresía católica que siempre se muestran hospitalarios con la gente judía. Un par de veces los dominicos le ofrecieron cómodas habitaciones en el Carcerem inquisitionis Resort pero ella se retiraba de regreso al espacio, al infinito y más allá.
Sus apariciones más recordadas son de cuando se apareció en México y protagonizó la telenovela Simplemente María, y cuando llegó a América junto con Colón transubstanciada en la carabela Santa María.