Molière
Nacimiento Defunción | Francia Francia |
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Estado actual | Muerto por negligencia médica[1] |
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Lugar de residencia | Palacio de Versalles |
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Sobrenombres | Molière, El bigote chistoso |
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Se dedica a | Desempleado, a veces escribía un poco |
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Origen | La basura |
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Hazañas logradas | Logró lo que ningún francés había logrado antes que él, ser amante del rey. O algo así |
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Relaciones | Su esposa (posteriormente ex esposa), sus padres (posteriormente ex padres), su amigo el rey (posteriormente ex amigo y más posteriormente ex rey) |
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Enemigos | Gremio de Médicos de París, el Papa |
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Películas | Tartufo El médico a palos El avaro El enfermo imaginario Don Juan El misántropo El misántropo 2: la venganza de la humanidad El misántropo 3: en el multiverso de la comedia |
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Poderes | Inmunidad a la excomunión, carisma +2 |
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Objetos | Un disfraz de médico y un diccionario de insultos |
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Jean-Baptiste Poquelin Voltaire Diderot Bonaparte de Robespierre (París, Inframundo 1622 - París, Francia, 1673), conocido como Molière por sus amigos y sobre todo por sus enemigos; fue un dramaturgo, comediante, actor y, para su desgracia, también poeta; famoso por crear la Inciciclopedia en francés, por ser el rey feo del carnaval por 30 años seguidos hasta su fallecimiento, por crear la Comédie Française, caracterizada por no dar nada de risa, por ser el único francés que sabía escribir previo a la revolución, por tener el sexto bigote más icónico del siglo XVII según Forbes y por ser el único escritor medianamente bueno del neoclasicismo.
Entre su extensa obra se cuentan clásicos absolutos de la literatura universal como Tartufo, o el hipócrita, o El misántropo, o El atrabiliario enamorado, entre otras con un solo título como El médico a palos, El enfermo imaginario o 1001 chistes franceses para contar en la cena. En Francia tuvo un impacto enorme, siendo llamado el francés "la lengua de Molière" (así como el inglés es la lengua de Shakespeare y el español la de Ricardo Arjona), y siendo el mayor exponente de la literatura francesa hasta que llegó Victor Hugo y todos los escritores previos a él fueron olvidados.
Comediografía
Primeros años
La vida de Molière se documentó desde muy pronto; quizá demasiado. Ya Voltaire le escribió una temprana biografía, que acompañó con comentarios a cada una de sus obras ¡dos años antes de que naciera! Tal fue el genio de este hombre. Cuando nació era narizón, y también era hijo de Jean Poquelin, el tapicero real (encargado de tapizarle la pieza al rey), y de su esposa Baptiste Molière, esposa de Jean Poquelin; aunque rápidamente dejo de ser hijo por lo menos de ella ya que cuando tenía diez años la perdió. Y aunque la encontró unos días después en la cocina, eso no evitó que su padre se casase de nuevo. Y ahí dejó de ser también hijo suyo, porque su padre lo mandó a París, lejos de su hogar (cuatro cuadras aprox.) a estudiar para llegar a ser algún día un tapicero de éxito como su padre y su abuelo antes de él.
Al ser hijo del tapicero del amigo del primo del rey, era uno de los pocos plebeyos que podían codearse con la nobleza y aristocracia francesa, accediendo al colegio jesuita de su cuadra, donde estudió con otros personajes relevantes de la época como Cyrano de Bergerac y D'Artagnan, aunque la evidencia histórica al respecto se basa en uno de los escritos de D'Artagnan, quien no existe, así que no se sabe a ciencia cierta. Tras ser expulsado del liceo por sus opiniones acerca del cardenal Richelieu estudió derecho en Orléans y se licencia en 1642, hasta que descubrió que era zurdo y decidió abandonar la carrera.
Se dedicó por una temporada a la profesión familiar, tapicero real, pero retirándose un año después tras robarse todasa las telas necesarias para hacer cortinas de teatro para cumplir su verdadero sueño, que tenía desde que en su más tierna infancia sus tíos lo llevaron a ver una obra de Shakespeare y se lo olvidaron en el teatro: convertirse en actor. Con 630 mangos y sus amigos de la secundaria, funda el Illustre Théâtre, compañía de teatro con la que llegaría al estrellato.
Ascenso
"Llegaría al estrellato" porque la compañía rápidamente se estrelló. El legendario regreso de Molière a la Ciudad de la Luz en 1658, un acontecimiento tan trascendental que rivalizó con el Gran Motín del Queso de ese mismo año. Se encontró protegido nada menos que por el príncipe Felipe I de Orleans, hermano del rey con el trono que ahora codiciaba (sólo el trono que era de buen tapiz, no el título de rey), quien había comprado a Molière con la noción errónea de que el dramaturgo era en realidad un elfeo (una amalgama de "elfo" y "feo").
Sin embargo, bajo la superficie de las célebres comedias de Molière se esconde un oscuro secreto. Convencido de que la tecnología alquímica moderna era la clave de su éxito creativo, empleó clandestinamente la innovadora "Ghost-Pen Tool" (GPT) y el "Ouija-board-to-Script-Generator" (OBSG). Estos dispositivos arcanos prometían automatizar el proceso de escritura, produciendo obras más vendidas sin necesidad de talento o esfuerzo real. Cautivado por su potencial, Molière les dio subrepticiamente fragmentos de obras de teatro clásicas y, he aquí, surgió un flujo interminable de manuscritos aburridos y sin inspiración. Finalmente, el bloqueo del escritor por métodos baratos le pasó factura, y le produjo un caso grave de impotencia del autor, y una obra tras otra deslucida fracasó miserablemente en la taquilla. Por ello de nuevo comenzó a hacer sus propias obras 100% libres de gluten para competir contra su archienemigo que le competía el teatro, un tal Scaramouche. Lo más importante es que los zapateros de París, famosos por romperle los tobillos al dramaturgo a diario cada vez que llegaban, finalmente descubrieron que sus servicios ya no eran necesarios porque ya podía pagar sus deudas.
En 1659, el alegre grupo de colaboradores de Molière repentinamente abandonó el negocio. Se habían cansado de trabajar duro al servicio de su genio y habían optado por actividades más satisfactorias, como elaborar vino, orquestar revoluciones y perfeccionar el arte de las carreras de caracoles para comerse a los perdedores. El otrora leal grupo se dispersó, dejando a Molière solo, sin inmutarse, perseveró y canalizó su dolor en su trabajo. Y así nació la obra maestra "Esganarel o El cornudo imaginario" (en esta historia de desgracias matrimoniales, Sganarelle, se convence de que su esposa está conspirando en secreto contra él hasta que recuerda que no tiene esposa). La pieza de resistencia estaba protagonizada por el propio Molière haciendo todos los papeles o imaginando que los hacía aprovechando que toda la obra sucedía en su imaginación.
El pobre y desprevenido Molière pensó que había esquivado la flecha de Cupido para siempre, contento con burlarse de la tontería del amor desde la seguridad de su puesto de dramaturgo. Pero entonces llegó una carta escrita por una anciana que decía ser su pareja ideal. Enamorado e inconsciente, Molière se apresuró a casarse con el joven beneficiario de la artimaña, Armande Béjart. Lo que no sabía era que su futura esposa lo había estado engañando todo el tiempo, interpretando el papel de una matrona sabia y arrugada a través de correspondencia solo para enganchar al anciano comediante.
Rockstar
Molière, acosado por una crisis inducida por los impuestos, descubrió una nueva laguna en las regulaciones del teatro bizantino de Francia del siglo XVII. Los actores y actrices estaban sujetos a importantes impuestos, mientras que los artistas transgénero, benditas sean sus almas elásticas, permanecían libres de impuestos. Así inspirado, escribió La escuela de las mujeres, las mujeres fingieron que son hombres que a su vez fingen que son mujeres.
En plena Guerra de las Plumas del teatro francés, Edmé Boursault atacó a Molière con su cruda parodia "El retrato del pintor" y una canción insultando a Madeleine Béjart. Molière no se hizo el remolón y respondió con "La crítica de la escuela de las mujeres" y el "Impromptu de Versalles", donde se burlaba descaradamente de sus rivales. Las tensiones escalaron hasta límites ridículos. Una noche de estreno, cuando los insultos literarios volaban, Boursault perdió los papeles. Desenvainó un cuchillo de sierra y retó a Molière a un duelo a muerte. El comediante aceptó con gusto. Cortinas rebanadas, butacas destripadas, mosqueteros literarios uniéndose a la refriega. En lo más crudo de la masacre escénica, entró majestuosamente Luis XIV El Rey Sol detuvo la locura con un chasquido de dedos.
Muerte
Aquí yace Molière, rey de los actores. En estos momentos hace de muerto, y de verdad que lo hace bien
El comediante
Obra
En la posteridad
Véase también
- ↑ Touché