Ricitos de Oro y los tres Osos
Ricitos de Oro es un cuento de hadas (en el que no aparece ninguna hada, ejem, ejem), descompuesto por un tal Robert Southey que ultrajó una historia del folklor escocés. Mas que cuento en principio era una fábula, no había Ricitos de Oro, sino una vieja zorra antropomórfica, que después por problemas con la traducción alguien lo interpretó como una vieja zorra barata (por malpensados). Cómo no puede evitarse, este cuento resultó plagiado por Los hermanos Grimm. Este cuento fue "ligeramente" modificado de su versión original, así la anciana, gruñona, sucia y fea se transformó en una delincuente niña de rizos dorados y los osos dejaron de vivir en una cueva para vivir en una cabaña en un bosque encantado en lugar de un bosque común y corriente.
Cuento
Erase una vez una cabaña en las profundidades de un bosque oscuro y tenebroso, donde ni un misero rayo de sol entraba por el smog de la contaminación allí existente debido a las fábricas que vaciaban sus desechos tóxicos en los ríos de ese bosque, y la superpoblación de animales que fueron obligados a vivir allí por la tala de árboles, era un lugar casi tan peligroso como el barrio bravo de Tepito en la Ciudad de México.
Habitaba en tan pintoresco barrio una familia de plantígrados, papá osote polar, gordote y grandote como todo oso polar que se respeta, mamá osa parda, de esas de las que no sabes si hacerte el muerto o correr (ah, el matrimonio...) y el pequeño esponjosito hijo pandito (no se pregunten como es que tres especies diferentes de osos coexitían juntos en un mismo habitat, es un cuento), sin embargo como mamá osa solía pintarse el pelo de negro alegaba que por eso había salido manchadito el pequeño osito malcriadito, con tal de llevar la fiesta en paz papá oso polar no dijo nada, igual tenía cola que le pisaran, ya que durante la hibernación de mamá osa parda el solía irse de ligón con cualquier cosa que se dejara, si no se divorciaban era por costumbre, además no es fácil llevar una casa uno solo, lo que le daba cierta comodidad.
En uno de esos días tan rutinarios en que papá oso polar leía el diario y el osito pandito bastardito jugaba con el celular de mama osa parda, y mamá osa parda preparaba avena calientita, (pues el salmón, la carne de foca y el bambú salían muy caros con el pinche salario mínimo que no alcanza para naa) se dio la situación de que al momento de servir la avena esta se encontraba tan caliente que era incomible (en realidad casi toda la comida de mamá osa era incomible, pero por lo mal que cocinaba), papá oso polar sugirió salir a dar la vuelta por el barrio, especialmente porque odiaba la comida caliente, especialmente la que cocinaba su esposa, mamá osa no tuvo reparo en salir pues no le gustaba para nada estar en su casa a solas con su familia, podría aprovechar para salir a chismear con las otras osas del vecindario, para evitarse la fatiga de llegar a servir dejó los cuencos con avena sobre la mesa, uno grandote para papa oso polar, uno mediano para ella y uno pequeño para el pequeño pandito que en ese momento hacía un berrinchito, pues el no quería dejar de jugar con el celular de mama osa.
Apenas hubieron pasado unos 5 minutos de haberse ido a la chingada cuando apareció una pequeña delincuente juvenil a quien su banda apodaba "la ricitos de oro", ya que tenía un largo cabello rizado, muy güera la niña que además tenía una apariencia dulce e inocente capaz de engañar hasta al mas espabilado; se asomó rápidamente a la ventana y luego de asegurarse que no había nadie forzó la cerradura con una navaja y allanó la morada de los tres osos, empezó a valorar los objetos antes de decidir que hurtar, pero se decepcionó al ver que realmente los osos no tenían nada valioso que ella se pudiera afanar, dando un vistazo se encontró con el desayuno de los tres osos, en ese momento le rugió como oso la tripa, cayó en cuenta de que tenía hambre, agarró la cuchara grande de cornudo papá oso polar y la metió en el enorme tazón, se dio un quemón de lengua que la hizo vociferar cosas tan atroces que no deben ser repetidas, dejó la cuchara en paz y siguió con el plato de la golosa mama osa parda, la avena del tazón mediano de mamá osa parda estaba tan fría que había agarrado una consistencia y sabor parecidos a los del engrudo, "¡vale madres!" exclamó la impertinente señorita, se fijó en el plato mas pequeño, el del bebe osito panda que aun no anda, lo probó, estaba tibio aun, sabía muy mal esa avena, pero no podía ponerse exigente, igual había probado cosas peores antes.
Después de zamparse toda la avena del osito pandito, decidió que valía la pena arriesgarse y descansar unos 5 minutos, fue a la sala y se sentó en el sillón de madera de papá osote polarote, este era muy grande y duro, no le gustó y decidió probar el sillón mediano que pertenecía a mamá osa parda, este se pasaba de suave, apenas se sentó se hundió hasta la fondo, le dio tremendo dolor de espalda y se bajó, vio el sillín chiquitín de mimbre del pequeñín osezno, ese era perfecto para ella, sin embargo Ricitos de Oro estaba algo pasada de peso por tanta torta de tamal y el sillín se rompió, "maldita porquería" insultó descarada la odiosa chica, después de sobarse el golpe en el trasero, se fijó en la escalera que daba al segundo piso de la humilde morada de los osos, recordó que la gente suele guardar las cosas valiosas en sus recámaras, pensó que los osos podrían guardar algún cachivache valioso, subió las escaleras pensando en el botín, pero estaba en tan mal condición física que terminó agotada, se metió al cuarto de los osos a dormir una rápida siesta y se puso a probar las camas, la de papá osote polar fue la primera en ser profanada, el colchón era duro, la almohada también, además las sábanas tenían manchas amarillas de dudosa procedencia láctea, se bajó enseguida, se metió a la cama mediana, la de mamá osa parda, esta era todo lo opuesto a la cama de papa osote polar, demasiado blanda, llena de cojines por doquier, encajes y mas encajes, chaquirones y bordados que la hicieron pensar en felicitar a la cama por sus xv años, cuando empezó a tener lumbalgia se bajó, decidió probar con la camita del osito pandito, esta era perfectamente de su tamaño, tenía colchón spring air, lo que le resultó muy cómodo, la desgraciada intrusa roncó durmió enseguida.
Para entonces los osos habían vuelto algo alarmados pues ninguno cerró con candado antes de irse, notaron la cerradura forzada y entraron cautelosos, vieron que los cubiertos estaban movidos, se acercaron a la mesa a revisar, papá oso polar fue el primero en darse cuenta de que habían probado la avena de su plato, soltó un rugido feroz en protesta "¡¿Quien probó mi avena?!" mama osa parda notó que también su plato había sido probado, le dio tremendo asco y gritó "¡también mi tazón ha sido probado!" pero el chasco se lo llevó el pandito melindrosito "¡alguien se comió toda mi avena!" exclamó llorando a punto de hacer una rabieta. Pensaban que quizá eso había sido todo, pero al ir a sus sillones papá osote polar vociferó "¡alguien se subió a mi sillón!, su revista de playbear estaba tirada en el suelo y no bajo el cojín de su sillón, mamá osa parda notó que su sillón estaba destendido y su tejido pisoteado "¡oh no, también allanaron mi sillón!, estaban maldiciendo por dentro cuando un grito agudo los espantó, papá oso polar dio tal brinco que se pegó con el techo, mamá osa parda casi queda sorda, la fuente del sonido era el bebe osito pandito que pegó un grito tan fuerte como una horda de claxons de tráfico del periférico a las 8 de la mañana, estaba haciendo una de sus monumentales rabietas, papá osote polar y mamá osa parda se acercaron enseguida a callarlo, el osito gritó "¡alguíen rompió mi sillín!" una y otra vez, el criminal definitivamente era sumamente despiadado, con cautela y tapándole el hociquito al osito chilloncito subieron al segundo piso a ver que mas destrozos podrían encontrar, todo se veía muy tranquilo, papá oso se acercó a su cama, "¡alguien se acostó en mi colchón, mis cobijas están destendidas!", mamá osa parda se acercó también a su cama "alguien dejó su figura en mi colchón" dijo mientras veía un hueco en su mullida cama, las sabanas hechas bola y los cojines en el suelo, "¡a-al..guien es-tá.. dur..mien..do en m-mi cama!" gimoteó el osito, enseguida soltó un grito y despertó a la inmunda intrusa, para entonces mamá osa y papá oso estaban junto a ella, no hicieron mas que verse y antes de que pudiera gritar o moverse mamá osa le dio un zarpazo que le dejó colgando la piel en jirones, papá oso polar procedió romperle el cuello de un mordisco, esa noche se dieron un festín, a fin de cuentas eran osos. Nunca mas se supo de "la ricitos de Oro" en ese bosque.
Moraleja e interpretaciones
Durante siglos se ha debatido sobre cual es la verdadera enseñanza de este popular e intrigante cuento. La mas aceptada de estas es que no debes meterte en donde no te llaman, andar de metiche está mal, muy mal, (si fuera bueno nadie odiaría a su suegra).
Otra enseñanza popular es que pidas prestadas las cosas antes de tomarlas, claro que hay que esperar a que te den permiso, si no te las prestan no las tomes, o se te acusará de ladrón Sin embargo la verdadera enseñanza aquí es la de no meterse en la casa de una familia de osos a menos que quieras morir devorado.
Véase también
Notas
- ↑ Para los que no entendieron esta referencia.
- ↑ Insisto, las historias detrás de estos cuentos "infantiles" eran cualquier cosa menos infantiles.