Usuario:DD/Atahualpa

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Plantilla:Perú/Imperio Inca

Atahualpa

El último emperador que confió en la palabra de un español

Archivo:Sol inca.png
Sapa Inca del Tahuantinsuyu
Mandato 1532-1533 (10 meses récord)
Residencia Cusco (cuando no estaba en Cajamarca siendo rehén)
Segundo Varios generales que no pudieron hacer nada
Hechos Ganar una guerra civil, perder un imperio, establecer el precio del oro más alto de la historia
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Huayna Cápac (padre)
Francisco Pizarro (ocupación extranjera)
Personal
Nacimiento Defunción 1502-1533
31 años (los últimos muy movidos)
Afiliación Partido Inca Tradicional anti-hermanos traidores
Estado actual Muerto por ingenuidad diplomática
Relaciones Huáscar (hermano y enemigo mortal), Francisco Pizarro (socio comercial poco fiable)
Enemigos Huáscar, Francisco Pizarro, Diego de Almagro, el concepto de "buena fe"
Cita3.pngPara negociar con los españoles se necesita: primero, conocer su idioma, segundo, entender sus intenciones reales, tercero, tener un ejército más grande. Lamentablemente yo solo tenía lo tercero.Cita4.png
Atahualpa reflexiones póstumas sobre diplomacia intercultural.
Cita3.pngCuando vi por primera vez a los españoles pensé: "qué tipos más raros con esas barbas", luego pensé: "qué tipos más codiciosos", después pensé: "qué tipos más mentirosos", y finalmente no pensé nada más.Cita4.png
General inca anónimo sobre el primer contacto con los conquistadores.
Archivo:Captura Atahualpa.jpg
El momento en que Atahualpa descubrió que "venir en son de paz" significaba algo muy distinto en español

Atahualpa (c. 1502-1533) fue el último emperador inca independiente y la primera persona de la historia en demostrar que pagar un rescate no garantiza que te liberen, especialmente si los secuestradores son españoles del siglo XVI con problemas de liquidez y una relación muy flexible con la verdad. Hijo de Huayna Cápac y una princesa de Quito, Atahualpa llegó al poder tras una guerra civil contra su hermano Huáscar que duró tres años y que demostró que los problemas familiares por herencias no son exclusivos de las familias modernas.

Su reinado, que duró exactamente 10 meses, está considerado uno de los más breves y trágicos de la historia, superado en desgracia únicamente por los turistas que van a Machu Picchu en temporada de lluvias. Atahualpa pasó a la historia como el emperador que consiguió reunir más oro del que había visto Europa entera, solo para descubrir que los españoles entendían "rescate" como "pago inicial".

Juventud y formación

Atahualpa creció en la corte de Quito, donde su padre Huayna Cápac lo había puesto para que aprendiera a gobernar las provincias del norte del imperio. Durante su juventud demostró tener talento para la estrategia militar, la administración imperial y la diplomacia, habilidades que le servirían muchísimo durante su reinado excepto para lo único que realmente importaba: detectar cuándo unos barbudos extranjeros te están mintiendo descaradamente.

Su educación incluyó todo lo necesario para ser un buen emperador inca: administración de un imperio de 12 millones de habitantes, logística militar, ingeniería de caminos, astronomía, medicina tradicional, y gestión de recursos en un territorio que se extendía desde el actual Ecuador hasta Chile. Lo único que no le enseñaron fue cómo tratar con europeos que consideraban que las promesas eran sugerencias opcionales.

La guerra civil

El conflicto sucesorio

Cuando Huayna Cápac murió en 1527 (probablemente de viruela, un adelanto de lo que venía), dejó un imperio a dos hijos que se llevaban como el perro y el gato, lo que en el contexto inca significaba que uno iba a acabar como sacrificio humano y el otro como emperador. Huáscar, que residía en Cusco, se consideraba el heredero legítimo por ser hijo de la Coya (esposa principal), mientras que Atahualpa, desde Quito, argumentaba que él había heredado las mejores tropas y los generales más competentes.

La guerra civil que siguió duró de 1529 a 1532 y devastó el imperio justo en el momento más inoportuno posible, como si hubieran decidido hacer una reforma integral en casa el día antes de que llegaran los ladrones. Atahualpa demostró ser mejor estratega militar que su hermano, pero peor en timing geopolítico, porque justo cuando acababa de ganar la guerra aparecieron por la costa unos señores con barba que venían "a conocer el país".

La victoria pírrica

Atahualpa finalmente derrotó a Huáscar en 1532, capturándolo cerca de Cusco y convirtiéndose oficialmente en el undécimo Sapa Inca. La victoria le llegó justo a tiempo para recibir las noticias de que habían desembarcado en la costa unos extranjeros muy raros que iban montados en "llamas gigantes" (caballos) y que tenían "palos que escupían fuego" (arcabuces).

Sus consejeros le informaron de que estos extranjeros eran muy pocos (168 hombres), pero que habían demostrado ser capaces de derrotar a grupos mucho más numerosos de guerreros locales, principalmente porque tenían una ventaja tecnológica equivalente a llevar ametralladoras a una pelea con palos. Atahualpa, confiado tras su victoria sobre Huáscar, decidió que podía manejar la situación diplomáticamente, decisión que entra en la categoría de "famosos últimos pensamientos".

El encuentro con los españoles

La llegada de Pizarro

Francisco Pizarro, un extremeño analfabeto con experiencia previa en estafar indígenas americanos, había llegado al Perú en 1532 con 168 hombres, 62 caballos y un plan de negocio muy simple: conseguir todo el oro posible por cualquier medio necesario. Pizarro había aprendido en Panamá y otras expediciones que la mejor estrategia para conquistar imperios americanos era capturar al emperador y usar su autoridad para controlar el resto de la población, técnica que hoy se conoce como "golpe de estado con características coloniales".

Los españoles habían oído hablar de las riquezas del imperio inca y venían con la mentalidad típica del conquistador español de la época: "si es dorado, es nuestro; si no es dorado, probablemente se puede cambiar por oro". Su información sobre el imperio procedía principalmente de rumores, leyendas y esa fuente de inteligencia tan fiable que son "las cosas que dice la gente por ahí".

La trampa de Cajamarca

Archivo:Cajamarca encuentro.jpg
El momento exacto en que Atahualpa se dio cuenta de que "invitación a charlar" significaba algo muy diferente en español

En noviembre de 1532, Atahualpa aceptó reunirse con Pizarro en Cajamarca, en lo que pensaba que sería una reunión diplomática estándar donde se intercambiarían regalos, se establecerían relaciones comerciales y posiblemente se firmaría algún tratado de no agresión. Atahualpa llegó a la cita con 6.000 hombres desarmados, porque en el protocolo inca las reuniones diplomáticas se hacían sin armas como muestra de buena fe, concepto que los españoles interpretaron como "oportunidad de oro".

El 16 de noviembre de 1532, Atahualpa entró en la plaza de Cajamarca donde los españoles lo esperaban escondidos en los edificios circundantes. El encuentro comenzó con el Requerimiento, un documento legal español que básicamente decía "ahora sois súbditos del Rey de España y del Papa, si no os gusta os vamos a matar", leído en español a un emperador que hablaba quechua. Cuando Atahualpa, comprensiblemente confundido, rechazó convertirse al cristianismo y someterse a un rey europeo del que nunca había oído hablar, los españoles interpretaron esto como una declaración de guerra y atacaron.

La "Batalla de Cajamarca" duró aproximadamente treinta minutos y fue más bien una masacre donde 168 españoles con caballos, espadas de acero y arcabuces se enfrentaron a 6.000 incas con armas ceremoniales y la creencia de que estaban en una reunión diplomática. El resultado fue tan predecible como desigual: Atahualpa capturado, miles de incas muertos, y los españoles en control de la situación con una facilidad que incluso a ellos les sorprendió.

El rescate

La propuesta

Una vez capturado, Atahualpa se encontró en la situación de ser el rehén más valioso de la historia. Los españoles le explicaron que podía comprar su libertad pagando un rescate, y Atahualpa, que evidentemente no conocía el concepto de "letra pequeña" en los contratos europeos, propuso llenar de oro una habitación de 6 x 4 metros hasta una altura de 2.5 metros, más dos habitaciones iguales llenas de plata.

Para poner esto en perspectiva, Atahualpa se ofreció a pagar aproximadamente 13.000 kilos de oro y 26.000 kilos de plata, una cantidad que equivalía al PIB de varios países europeos juntos. Los españoles, que habían venido esperando encontrar algunas pepitas de oro en los ríos, se encontraron de repente negociando con alguien que les ofrecía más riqueza de la que habían visto en toda su vida.

El pago

Archivo:Cuarto rescate.jpg
El famoso "Cuarto del Rescate" en Cajamarca, hoy convertido en atracción turística para gente que quiere ver dónde se inventó la estafa moderna

Durante los siguientes meses, Atahualpa cumplió meticulosamente su parte del trato. Envió mensajeros por todo el imperio ordenando que trajeran oro y plata de templos, palacios y tesoros imperiales. Los objetos llegaban diariamente a Cajamarca: platos de oro macizo, estatuas de dioses, ornamentos ceremoniales, y todo tipo de obras de arte inca que los españoles inmediatamente fundían en lingotes porque para ellos el valor artístico era irrelevante.

El proceso de recolección del rescate fue tan eficiente que demostró la increíble capacidad organizativa del estado inca: en pocos meses consiguieron transportar toneladas de metales preciosos desde todos los rincones del imperio hasta Cajamarca, utilizando únicamente llamas, cargadores humanos y un sistema de caminos que funcionaba mejor que muchas infraestructuras modernas.

Los españoles, mientras tanto, se dedicaron a fundir sistemáticamente siglos de arte y cultura inca, convirtiéndolos en barras de metal que podían dividir más fácilmente entre ellos. Destruyeron en pocos meses obras de arte que habían tardado siglos en crearse, estableciendo un precedente de vandalismo cultural que caracterizaría la colonización española.

La traición

Una vez que se completó el pago del rescate, Atahualpa esperaba naturalmente ser liberado, porque esa era la lógica del acuerdo. Sin embargo, los españoles habían desarrollado entretanto varias preocupaciones logísticas: si liberaban a Atahualpa, él podría reorganizar su ejército y vengarse; además, muerto el emperador, nadie podría cuestionar legalmente su derecho a quedarse con el oro.

Francisco Pizarro y sus hombres decidieron que la mejor solución era matar a Atahualpa pero necesitaban una justificación legal, porque incluso en el siglo XVI había que mantener las formas. Organizaron un juicio donde acusaron al emperador de idolatría, poligamia, fratricidio (por haber matado a Huáscar) y conspiración contra los españoles, cargos que en el contexto inca eran como acusar a alguien de "comportarse como un emperador inca".

El 26 de julio de 1533, Atahualpa fue ejecutado en la plaza de Cajamarca, oficialmente por garrote vil después de aceptar convertirse al cristianismo (si hubiera rechazado la conversión lo habrían quemado vivo, porque los españoles eran muy considerados con estas opciones). Así terminó el reinado del emperador que había pagado el rescate más caro de la historia solo para descubrir que en los contratos españoles del siglo XVI no había cláusulas de devolución.

Consecuencias

El colapso del imperio

La muerte de Atahualpa provocó el colapso inmediato del Imperio Inca, no porque los incas fueran incapaces de resistir, sino porque su sistema político estaba tan centralizado en la figura del emperador que sin él todo el aparato estatal se desplomó como un castillo de naipes. Los españoles habían descubierto accidentalmente que la mejor manera de conquistar el imperio más eficientemente organizado de América era simplemente cortar la cabeza del sistema de mando.

Los generales incas, acostumbrados a recibir órdenes directas del Sapa Inca, se encontraron de repente sin autoridad central y sin protocolos para esta situación, porque en la planificación imperial inca nunca se había contemplado el escenario de "qué hacer si unos extranjeros secuestran al emperador y lo matan después de cobrar el rescate".

El destino del oro

El oro del rescate de Atahualpa fue enviado a España, donde se utilizó principalmente para financiar las guerras europeas de Carlos V, demostrando que el dinero obtenido mediante extorsión y asesinato tiende a gastarse en actividades igualmente constructivas. Una pequeña parte se quedó en Perú para financiar la construcción de iglesias coloniales, en una ironía histórica que habría apreciado más si hubiera estado vivo para verla.

Los historiadores calculan que el rescate de Atahualpa equivalía aproximadamente a 50 millones de euros actuales, convirtiéndolo en el secuestro más rentable de la historia hasta la invención de los paraísos fiscales. El oro inca financió el mantenimiento del imperio español durante décadas, aunque los incas nunca recibieron facturas por estos servicios.

Legado

En la historia peruana

Atahualpa se convirtió en el símbolo del Perú prehispánico que pudo haber sido, si los incas hubieran tenido mejor información de inteligencia sobre las intenciones reales de los conquistadores europeos. Su figura representa la transición entre la América indígena y la América colonial, aunque "transición" sea un eufemismo para "ocupación militar seguida de genocidio cultural".

En el Perú moderno, Atahualpa es recordado como el último emperador libre, el que negoció de buena fe con gente que no tenía ese concepto en su vocabulario, y el que demostró que tener razón históricamente no sirve de mucho si no tienes armas de fuego.

En la historia mundial

La historia de Atahualpa estableció el precedente para las relaciones entre europeos e indígenas americanos durante los siguientes siglos: los europeos prometían cosas que no pensaban cumplir, los indígenas cumplían acuerdos esperando reciprocidad, y el resultado siempre era que los europeos se quedaban con todo y los indígenas con las ganas.

Su muerte marcó el final de la última gran civilización americana independiente y el inicio de la colonización europea masiva del continente, proceso que cambiaría para siempre la demografía, cultura y economía mundiales, aunque no necesariamente para mejor desde el punto de vista de los que ya vivían aquí.

Curiosidades

  • Atahualpa hablaba fluidamente quechua, español básico y varios dialectos locales, pero nunca aprendió a leer las intenciones ocultas en los tratados europeos, habilidad que le habría resultado más útil que todos sus conocimientos lingüísticos juntos.
  • El "Cuarto del Rescate" en Cajamarca sigue existiendo y es una atracción turística donde los visitantes pueden ver exactamente dónde se pagó el soborno más caro de la historia. La entrada cuesta 10 soles, cantidad que Atahualpa habría considerado irrisoria.
  • Los cronistas españoles describieron a Atahualpa como inteligente, culto y de presencia imponente, pero aparentemente no lo suficientemente suspicaz, defecto que en el contexto de la conquista española resultó fatal.
  • Si Atahualpa hubiera sabido que los españoles no pensaban cumplir el acuerdo, podría haber organizado una resistencia que habría cambiado completamente la historia de América. En su lugar, confió en que la palabra dada se respetaría, concepto que en la Europa del siglo XVI se consideraba opcional.
  • La historia de Atahualpa ha inspirado más obras de teatro, novelas y películas que cualquier otro emperador inca, probablemente porque combina todos los elementos de una tragedia clásica: honor, traición, codicia y un final que todo el mundo ve venir excepto el protagonista.

Véase también