Alfonso XI de Castilla
Rey y/o Reina de Castilla y de León |
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Reinado o lo que sea | Toda su vida, más o menos, pero no se puso mascarilla y... |
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Predecesor | Sucesor |
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Nombre de verdad | Fonsito Justicias |
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Nacimiento Defunción | Salamanca Gibraltar |
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Casa |
La casa de Borgoña, que siempre estaban de coña. |
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Estado actual | Bajo una losa. |
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Familia | Su despreciada mujer, su sexy concubina y un montón hijos que se querían |
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Relaciones | Con la Leonor esa todo el día pim palo. |
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Enemigos | En casa sus traicioneros nobles y fuera los moros que le quitaban el Peñón. |
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Alfonso XI de Castilla, llamado «el Justiciero» porque se le inflaron las pelotas de tanta tontería (Salamanca, 13 de agosto de 1311 - Gibraltar, 26 de marzo de 1350), fue Rey de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarve, del Alverga, de Algeciras (desde 1344) y Señor de Vizcaya (1326–1334) y Señora de Antonio Molina. Fue bisnieto de otro Alfonso más famoso pero que detrás de la X no tenía un I.
Su padre, Fernando IV quiso formar parte del "club de los 27", pero se adelantó unos meses y cascó con 26 años. Así que Alfonsito fue nombrado rey con un año de edad y claro, reinar por entonces no reinaba mucho. Llevando el reino varios regentes bastante incapaces, éste se convirtió en un cachondeo donde había abusos, saqueos y la gente se tiraba pedos en público sin el menor pudor, así que cuando Alfonso tuvo edad para reinar tuvo que esforzarse en poner las cosas en su sitio, repartiendo hostias a dos manos.
Biografía
Primeros años
Hijo de Fernando IV de Castilla y de Constanza de Portugal y nieto de María de Molina. Su padre se citó con unos fantasmas y, como acudió a la cita, se murió, sin que de aquella estuviera Iker Jiménez para registrar el suceso. Así que cuando todavía estaba en edad de babarse y mojar pañales le hacen rey, pero claro, reinar no podía reinar mucho, por lo que asume la regencia su abuela. La señora estaba mayor y todos los infantes reales que había alrededor la mangoneaban cosa mala, cada uno intentando malversar el caudal público en su beneficio, y la buena señora lo más que podía hacer era preparar arroz con leche para todos a ver si así les calmaba y les ponía ponía mejor avenidos.
Como cuando en un reino las cosas están revueltas los de fuera siempre van a intentar aprovecharse, el Reino nazarí de Granada organizó una ofensiva que culminó en una ignominiosa derrota para los castellanos. Algo bueno tuvo, con todo, que los infantes estos tocacojones la palmaron en la batalla. La pobre abuela se murió también, del disgusto, y fue sustituida por Don Juan Manuel, un señor que era un noble y un cuentista[1].
Durante todo este tiempo los poderosos y nobles saqueaban, ultrajaban, robaban, violaban y hacían bullying a la gente del pueblo llano. Más que de costumbre, porque incluso les sustituían el colirio por zumo de limón sin que se dieran cuenta, para que se jodieran, y luego se descojonaban con los gritos que pegaban cuando se les irritaban los ojos (de la cara, que el otro ya se lo irritaban ellos de otras maneras). La pobre abuela de Alfonso, desesperada, pues no se le hace esto de poner a gobernar un reino ingobernable a una anciana, intentó como única esperanza hacerle muy comprometido con el cumplimiento de las leyes. Y Alfonsito no decepcionaría a su yaya.
Asume sus plenos poderes
Dado que a peor no podían ir las cosas, le otorgan la mayoría de edad cuando aún no había cumplido los catorce años, que estaba en la edad de las pajas. No obstante se lo tomó con gran madurez y comenzó un laborioso trabajo para fortalecer su poder dividiendo a sus enemigos. Literalmente en ocasiones, porque no tenía reparos en cortar a los nobles levantiscos en pedazos o prepararles traiciones y emboscadas. Por ejemplo está el caso de Juan de Haro el Tuerto, noble que no veía la profundidad de los problemas que le podían traer sus ambiciones. Alfonso, astuto y taimado, conocedor de las debilidades ancestrales ibéricas, le pilló por donde siempre han caído los pobladores de esta península: le invitó a comer de gorra. Tras el banquete, cuando el Tuerto andaba confiado y no veía bien el peligro, le esperaban unos sicarios de Alfonsito que se la clavaron a él y a sus dos lugartenientes. Y también la daga. Así, Juan de Haro el Tuerto pasó a ser Juan de Haro el Muerto.
Tal fue el acojonamiento que causó entre el estamento nobiliario que su pariente Alfonso de la Cerda[2], quien hasta entonces aspiraba a arrebatarle el trono fue a visitarle y se le puso en horcajadas como muestra de su renuncia a los derechos dinásticos. Pero a base de infundir miedo a sus propios súbditos Alfonso había dejado un poco descuidada la política exterior y le habían arrebatado Gibraltar. Y no, esta vez no habían sido los británicos, eso sería siglos después.
Contra los musulmanes y en la Guerra de los Cien años
No solo actuó de manera agresiva y violenta con sus propios nobles, sino con el Reino nazarí de Granada a quienes asistían unos beréberes de África. Estábamos en que había perdido contra ellos el estrecho de Gibraltar. No volvería a recuperarlo, pero se quedó con el runrún y no cejaría de intentarlo incluso hasta perder la cordura, si es que alguna vez la tuvo (ver el apartado referente a su muerte. Pero, eso sí, al menos ganó unas cuantas batallas a los musulmanes quitándoles algunos territorios que a nadie le importan. Una de las batallas más importantes fue la del Salado en la que dos Alfonsos (el IV de Portugal y el XI de Castilla) colaboraron para derrotar a los musulmanes, y eso que el primero era el suegro del segundo y se llevaban mal, y siempre montaban un escándalo en las cenas familiares de Navidad. Nada une más que el enemigo común. También Alfonso XI conquistaría el Reino de Algeciras, pudiendo añadir otra corona a su colección, y como no tenía dos cabezas, ésta se la ponía en el capullo. Con todo esto logró que su corona volviera a tener salida tanto al Mediterráneo como al Atlántico, aunque no tuviera el pedrusco. Lo del Atlántico, eso sí, como no estaba descubierta América, tampoco es que le aportara gran cosa ¿Con quién iba a comerciar por el Atlántico, con los monstruos marinos que moran los infranqueables mares del oeste?.
En lo que a la Guerra de los Cien Años respecta, Alfonso decidió que era cosa de ingleses y franceses y, a él, castellano, le venía importando tres cojones quién ganara, así que se declaró neutral. Eso sí, se preparó un bol bien grande de palomitas y aprovechó que británicos y gabachos se zurraban la badana para sacar provecho y comerciar con otros tipos, como por ejemplo los belgas[3] y los flamencos (tocotó).
Como legislador y justiciero (en sentido estricto, esta vez)
Alfonso XI había sido criado por su abuela y ésta era gran seguidora del show Caso Cerrado. Esto le marcó sobremanera y le hizo ser muy aficionado a la justicia y a las leyes, lo cual le valdría el apelativo de "El Justiciero". Su amante, Leonor de Guzmán, por su parte y por sus partes, le llamaba "El Justiciero Enmascarado" pero esto se corresponde con cuestiones que atañen a la intimidad de la alcoba y en las que no profundizaremos por el momento.
La cosa es que cuando Alfonso XI asume sus funciones como rey las leyes de Castilla eran, como todo lo demás, un desmadre. Cada reino, condado, comarca y hasta poblacho tenía sus propias leyes que entraban en contradicción unas con otras. Esto causaba revueltas y enfrentamientos fratricidas por doquier, robos de gallina, atropellos y robos con escalo. Y también, que los cuatro listos de siempre aprovecharan los agujeros legales, más dilatados que los de una actriz porno, para enriquecerse a costa de los demás.
Ciertamente el anterior Alfonso ya había intentado imponer una ley unitaria, mediante sus Siete Paridas, pero el texto siempre había sido considerado una muestra del humor real y nadie lo había tomado demasiado en serio. Por lo tanto este nuevo Alfonso, como muestra de que él también sabía hacer chistes igual que su bisabuelo, se sacó de la manga el Ordenamiento de Alcalá, donde se establecía una compleja e indescifrable jerarquía de normas. Y resulta que esta vez fueron tomadas en serio y los territorios del rey empezaron a funcionar con orden más o menos. Y durante mucho tiempo se dijo del Ordenamiento de Alcalá: Ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo. Y esto fue porque se mantuvo hasta el siglo XIX en vigor, y sin necesidad de pastillita azul.
Muerte
Estaba Alfonso intentando recuperar Gibraltar como un chiflado, yéndose él solo a guerrear ya sin ejército ni nada y hasta habiéndose olvidado los pantalones en el castillo cuando le entró la peste negra. Y la palmó en dos días, a la nada provecta edad de treinta y nueve años[4], dejando una mujer, una amante y muchos hijos que mantener, fíjate si fue tragedia. Lo enterraron junto a su padre, quien recordemos ya estaba muerto, y ambos reposan ahora en Córdoba en sarcófagos de mármol rojo, cuyas pesadas lápidas hacen que se les dificulte salir como no muertos si les diera por realizar actos monárquicos.
Matrimonio
En un primer momento le casaron con Constanza Manuel, pero el matrimonio fue un fiasco porque en la noche de bodas Alfonso descubrió que Manuel no era el apellido de Constanza, sino su verdadero nombre, y por tanto rehusó consumarlo, de manera tanto activa como pasiva, y repudió a ese señor travestido.
Tras la anulación de este primer matrimonio a Alfonso se le ocurrió que al casarse con María de Portugal, prima por los dos lados[5]. Así la sangre real de su descendencia sería mucho más fuerte y saldrían hijos con superpoderes reales. Estas ideas de casarse entre parientes próximos para potenciar la sangre real eran muy comunes entre estas gentes de alta alcurnia, pero, sin que se supiera por qué, aun dando resultados a veces muy divertidos si te gustan los circos de monstruos, casi nunca daban el resultado deseado por los regios contrayentes y sus familias. El caso es que contrajeron matrimonio, pero pronto Alfonso descubrió que con su prima se aburría terriblemente y que había una cortesana, una tal Leonor de Guzmán, que le hacía más tilín. En la Crónica del rey se la describe así:
Era, dueña muy rica e con gruessas berças et gran hermosura, et en su donayre auía donosura et dirigíase al Rey con grand calentura faciéndolo paresçer un puerco uerraco.
Entonces el rey empezó a hacerle hijos a esta señora antes aún que a su esposa, y la tal Leonor, aficionada a mangonear en asuntos políticos, se convirtió merced a su entrepierna en reina de facto mientras la legítima estaba por ahí apartada, medio olvidada, haciendo calceta y esperando su ocasión para vengarse. Y eso no podía acabar bien, como se verá en el apartado de la descendencia.
Descendencia
Si bien tuvo hijos con dos mujeres diferentes éstos siempre estuvieron muy bien avenidos entre sí como era su deseo como padre. Jajaja, no, era broma, todo lo contrario, se mataban tanto entre sí que la descendencia del rey quedó bastante reducida sin necesidad de que sus enemigos infiltraran sicarios. Cosas que pasan entre hermanos, que los chiquillos tienen que jugar y aprender a relacionarse entre ellos.
De María de Portugal, la legítima, tuvo a:
- Fernando que fruto de sus superpoderes endogámicos falleció con un año de edad.
- Pedro I de Castilla que fruto de sus superpoderes endogámicos salió violento y atrabiliario, y fue un rey muy reformista hasta que su medio hermano Enrique le clavó un puñalito.
De Leonor de Guzmán, la tetona, tuvo muchos más, se ve que le ponía más ganas:
- Pedro de Aguilar infante de nariz aguileña que se quedó con unos cuantos señoríos y pasó de movidas.
- Sancho Alfonso de Castilla, llamado «el Mudo» aunque en realidad era subnormal profundo. Aun así le pusieron al frente de muchos señoríos, menos mal que murió pronto.
- Enrique II de Castilla el que le clavó el puñalito a Pedro, el de antes, y le quitó la corona después de quitarle la vida.
- Fadrique Alfonso de Castilla gemelo del anterior e igual de feo. Sí, los gemelos se llamaban Enrique y Fadrique, mira tú si sus padres eran cachondos. Asesinado por orden del antedicho Pedro, en un acto de fraternal cainismo.
- Fernando Alfonso de Castilla, señor de algunos sitios, este ni mató ni fue muerto por nadie de la familia, que visto lo visto no es poca cosa.
- Tello de Castilla, otro más que pasó sin pena ni gloria, algunos marqueses por ahí descienden de él.
- Juan Alfonso de Castilla, a este también lo mandó matar Pedro I, que ya había cogido carrerilla en lo del fratricidio.
- Juana Alfonso de Castilla, versión femenina del anterior, la casaron con Fidel Castro o alguien que se llamaba parecido.
- Sancho de Castilla, señor de varias cosas, sucedió a su hermano Tello en el papel de monja alférez.
- Pedro Alfonso de Castilla, a este también lo mandó matar Pedro I de Castilla, porque se llamaba parecido a él y no quería que los confundieran.
Ascendencia
Ya hemos visto lo que baja, esto es lo que sube:
8. Alfonso X el Mutante. | ||||||||||||||||
4. Sancho IV el Matoncete. | ||||||||||||||||
9. Violante por detrás y por delante. | ||||||||||||||||
2. Fernando 4 "agárrame esos fantasmas". | ||||||||||||||||
10. Alfonso que me orina. | ||||||||||||||||
5. María que me orina. | ||||||||||||||||
11. Mayor Alfonso (mujer, a pesar de su nombre). | ||||||||||||||||
1. Alfonso XI de Castilla | ||||||||||||||||
12. Alfonso Tres, Portugués. | ||||||||||||||||
6. El Dioni. | ||||||||||||||||
13. Beatriz de Castilla (se le ensilla). | ||||||||||||||||
3. Constancia a la Portuguesa. | ||||||||||||||||
14. Pedro Tres, Aragonés. | ||||||||||||||||
7. Santa Isabel de Aragorn. | ||||||||||||||||
15. Constancia a la Siciliana. | ||||||||||||||||
Carácter y personalidad
Dice la crónica del rey que...
É fue este rey Don Alfonso un poco chaparro; mas non era gruesso é hauía tipo fino, non era enclenque et sus cauellos eran rubios como los de la Barbie, assí como su teç muy blanca porque non gustaba de broncearse en playas é pisçinas. Era esforçado et nada haragán, no como issos nobles vividores que él guerreaua fieramente.
Además sabemos que le gustaba la montería, además de montar a Leonor de Guzmán.
Libro de la montería
Fruto de sus aficiones cinegéticas también llegó a tener aficiones cinéticas, pues para cazar había de moverse de un lado para otro. Esto le llevó a escribir un libro en el que se describen las técnicas de caza que utilizaba, los perros que tenía, los bares de carretera y casas de putas a las que acudía mientras cazaba y los árboles que se encontraba y también los mejores sitios para plantar un pino. Fruto de esto tenemos una información precisa y fidedigna de la orografía, vegetación y fauna castellana que luego él mataba para su solaz (de él, no de la fauna, claro). Este libro no tuvo parangón hasta que hiciera su aparición el malogrado Félix Rodríguez De la Fuente como naturalista y la Guía Michelín para las demás cuestiones.
Notas
- ↑ Autor de los cuentos esos de El Conde Lucanor
agárrame la flor - ↑ No, lo de "de la Cerda" no era por su señora madre
- ↑ De ahí viene la expresión "le valió Belga".
- ↑ La misma edad a la que murió otro gran "justiciero" que no se andaba con remilgos a la hora de partir en pedazos a quien le llevara la contraria.
- ↑ No nos referimos al de delante y el de atrás, no sean mal pensados