Anexo:Arcos de Dandadan
| Este artículo o sección está en construcción. Su autor puede estar en la hora del almuerzo o habérsele cansado el brazo de tanta manuela. ¡Si eres el editor (o estás aburrido), termínalo ya! Si lo abandonas por 40 días irá a parar a las mazmorras o directamente al abismo. |
(...)
Saga de la Cacería de las Bolas de Oro
Arco de la Turbo Abuela
El (Arco) Turbo Abuela es el arco que establece que el debate de The X-Files sobre fantasmas vs. aliens se resuelve no con investigaciones, sino con mutilación genital y una buena dosis de fanservice de abducción.
Tras una apuesta, Momo Ayase y Okarun se retan. El resultado es la Turbo Abuela, un fantasma menos sutil que el de la Ópera, le roba sus genitales a Okarun. Mientras tanto, Momo es abducida por aliens, unos xenomorfos de marca blanca cuyo único interés es replicar la trama de Alien usando su sistema reproductivo.
Convenientemente, el fantasma que posee a Okarun sale de un teléfono para pelear con los aliens, porque el poder del guion es más fuerte que la lógica. Momo, tras recibir un power-up gracias al trauma —el método de desarrollo de personaje más eficiente—, busca a su abuela Seiko Ayase. Su plan maestro es un arco de entrenamiento shonen de bajo presupuesto: jugar a las traes con el espectro.
El clímax incluye a Okarun usando una mordida como ataque especial —una técnica prohibida en la mayoría de J-RPGs—, Momo ejecutando un jutsu de sellado improvisado, y una huida en tren para escapar de un kaiju con forma de cangrejo. Al final, el fantasma es exorcizado, pero el principal plot device de la serie —la ausencia de las joyas de Okarun— queda establecido. A cambio de su futura descendencia, consiguió una amiga. Un negocio redondo.
Arco de la Sedosa Acrobática
El (Arco) Sedosa Acrobática es donde la serie abraza su verdadera y noble vocación: una misión de recuperación de genitales a escala nacional.
La comedia romántica adolescente entre Momo Ayase y Okarun se ve trágicamente interrumpida cuando este último nota un vacío existencial en su entrepierna. Tras un exorcismo de emergencia que involucra golpear a Okarun con un abanico de papel gigante, la abuela Seiko Ayase logra embotellar el espíritu de la Turbo Abuela en un maneki-neko. La mala noticia es que la abuela perdió los testículos de Okarun por el camino, que ahora brillan con un poder místico, básicamente convirtiéndose en un mcguffin dorado y carnoso.
Mientras tanto, Aira Shiratori, la influencer de la escuela, encuentra una de las "joyas" y, en un despliegue de narcisismo, asume que es una reliquia divina y ella la elegida. Su súbito ataque de chuunibyou la convence de que Momo es Satanás en uniforme escolar y procede a intentar un exorcismo con una cruz y una biblia. La ceremonia es interrumpida por la Sedosa Acrobática, una yokai con problemas de abandono que cree que Aira es su hija perdida y su solución a todo es tragarse a la gente.
La batalla es un desastre: la Sedosa se come a Okarun, Aira y Momo. Desde dentro, Momo descubre que la piromanía es una solución médica viable y le prende fuego al pelo de la yokai con un mechero. Una vez vomitados, y con la enemiga incapacitada por un mal peinado, la derrotan. Cuando todo parece resuelto, el guion exige un flashback lacrimógeno. Aira estaba técnicamente muerta, así que la Sedosa se sacrifica en un acto de redención para transferirle su aura. Aira no solo revive, sino que obtiene un power-up. El equipo ahora tiene una nueva aliada que, hasta hace cinco minutos, intentaba expulsarles los demonios a la fuerza.
Arco de los Serpianos
El (Arco) Serpo es el arco donde un malentendido de telenovela barata escala a una guerra contra xenomorfos con problemas económicos.
El drama comienza cuando Okarun recupera triunfalmente una de sus "joyas" y Aira Shiratori intenta violarlo. La maniobra termina en la pose más cliché de la historia del anime, justo cuando Momo Ayase entra en escena. Momo, en lugar de comunicarse como un ser humano funcional, asume lo peor y huye, dando inicio a un conflicto romántico de manual.
Este drama adolescente es interrumpido por los Serpo, quienes regresan interesados en el "potencial de combate" de Okarun. Para ello, inundan la escuela, invocan a Nessie (sí, el del lago) y sueltan a un cangrejo humanoide con ínfulas de empresario. Aira, cuya fase chuunibyou es recompensada con un power-up, desata los poderes de la Sedosa Acrobática, mientras Okarun pasa parte de la pelea desnudo porque los aliens querían operarlo sin anestesia y sin calzones.
Como último recurso, los aliens se fusionan en una abominación biomecánica: el Serpo Dover Demon Nessie. La batalla incluye a Momo usando a Okarun como una lancha humana y descubriendo que el súper monstruo tiene un defecto de fábrica: sus brazos se rompen fuera del agua. El golpe final lo da Okarun, quien corre sobre el pelo de Aira para partir en dos a la quimera alienígena.
Tras la victoria, el trío termina corriendo en ropa interior por los pasillos. Luego, en un giro argumental que ni M. Night Shyamalan vio venir, el cangrejo alienígena revela que todo lo hizo por dinero para la transfusión de sangre de su hijo. Su sangre, resulta ser leche. Seiko Ayase, siempre pragmática, le regala una vaca que le robó a su vecino. Justo cuando la normalidad parece posible, aparece Jiji, el crush de la infancia de Momo, para asegurar que el drama romántico continúe.
Arco de la Casa Embrujada
El (Arco) La Casa Maldita es donde la serie introduce un nuevo rival amoroso y eleva la escala de "problema local" a "genocidio, vulcanología y profanación de cadáveres como herramienta de plomería".
Aparece Jiji, el amigo de la infancia de Momo Ayase que cumple todos los clichés del arquetipo: es guapo, popular y ahora puede ver fantasmas, lo que lo convierte en una amenaza directa para la precaria autoestima de Okarun. Resulta que la casa de Jiji está embrujada por el Ojo Maligno, un yokai cuya especialidad es inducir al suicidio. Como la abuela Seiko Ayase no trabaja fuera de su ciudad, le encarga a Momo el trabajito de exorcismo, porque el nepotismo es la base de su negocio.
La investigación lleva al equipo a la casa de Jiji, donde los caseros, la Familia Kito, resultan ser una secta de hombres-topo subterráneos que llevan 200 años sacrificando gente a un gusano gigante para que no haga erupción un volcán. Lógica pura. Tras una breve pelea, todo el elenco principal —y los cultistas— terminan en el estómago de la bestia, un Gusano de la Muerte de Mongolia confundido con un tsuchinoko.
Cuando el gusano empieza a emitir ondas psíquicas suicidas, aparece el Ojo Maligno, el fantasma original, para competir. En un acto de empatía shonen mal entendida, Jiji se deja poseer por el espíritu homicida, que ahora tiene un cuerpo nuevo y superpoderoso con el que planea matar a toda la humanidad. La situación escala a una batalla campal entre Okarun, Jiji poseído y el gusano gigante.
La solución de Momo, como es costumbre, es el delito de incendio a gran escala. Prende fuego a la casa para que los bomberos inunden el terreno, lo que saca al gusano a la superficie para que muera deshidratado por el sol. Esto, por supuesto, provoca la erupción del volcán. Sin perder la compostura, Momo usa el cadáver del gusano como una manguera gigante para desviar la lava.
El arco concluye con el Ojo Maligno sellado dentro de un maniquí de anatomía y con Jiji sufriendo una maldición que lo convierte en una versión live-action de Ranma ½: el agua fría activa al Ojo Maligno, y la caliente lo devuelve a la normalidad.
Arco del Ojo Maligno
El (Arco) Ojo Maligno es donde el elenco, en un acto de humanitarismo delirante, intenta convertir a un apocalipsis andante en una mascota de la casa, con resultados predeciblemente desastrosos.
El grupo adopta al Ojo Maligno sellado en Jiji, bajo la promesa de que "se portará bien". Esto dura aproximadamente cinco minutos, hasta que el yokai, que tiene menos resistencia al agua que un Gremlin, se desata por una gota de salsa de soja. Un exorcismo con una banda de rock es cancelado a medio concierto porque Jiji desarrolla síndrome de Estocolmo y siente pena por el ente. Aira, la única con dos dedos de frente, se queja de la pésima idea, pero el poder del guion es más fuerte. Para pagar los destrozos, Momo, en un desvío argumental hacia el moe slice-of-life, se consigue un trabajo en un café de maids.
La situación escala cuando el Ojo Maligno casi asesina a Momo. Okarun, harto de la terapia de grupo, se embarca en un arco de entrenamiento. Su primera opción, un alien pacifista, se niega a enseñarle a pelear. Su segunda opción, la Abuela Turbo, lo lleva a un aula de música embrujada para que pelee contra los retratos de Beethoven y Mozart por el "ritmo de combate".
Con su nuevo power-up, Okarun reta al Ojo Maligno a un segundo round. Tras una batalla campal, descubre la impactante verdad: el ente no es una fuerza del mal primordial, sino un niño gigante y solitario que solo quiere jugar a los golpes. En lugar de un Kamehameha final, Okarun aplica una especie de Talk-no-Jutsu corporativo y le ofrece un contrato: peleas semanales programadas a cambio de no aniquilar a nadie. El Ojo Maligno acepta y, como prueba del pacto, le entrega sus calzoncillos. Con la amenaza convertida en un sparring de los martes, y la casa en ruinas, aparece convenientemente un alien contratista para reconstruirlo todo con nanotecnología. Porque claro que sí.
Arco del Kaiju
El (Arco) Kaiju es el arco donde la búsqueda de un testículo perdido escala, como es natural, a una batalla de mechas gigantes al más puro estilo Pacific Rim, demostrando que no hay problema que no pueda resolverse con un robot gigante.
La caza del mcguffin testicular lleva a Momo Ayase y Okarun a un complejo de apartamentos. Se les une Kinta Sakata, un compañero de clase cuya máxima aspiración es dejar de ser virgen y que, tras escuchar conversaciones fuera de contexto, asume que el secreto para la popularidad es hablar de genitales en público. El supuesto fantasma del lugar resulta ser un kaiju invisible, y el inútil conocimiento de ciencia ficción de Kinta por fin sirve para algo, permitiéndoles ver a la criatura.
El monstruo, ofendido por ser descubierto, se transforma en un gigante que haría sentir orgulloso a Godzilla y empieza a destruir la ciudad. En un momento de inspiración divina, Okarun recuerda que su casa está convenientemente hecha de nanotecnología y propone convertirla en un mecha. Kinta, el otaku de manual, cumple el sueño de su vida al pilotar un robot gigante que, para su desgracia, tiene la forma de un Buda. La batalla es un desastre digno de un episodio piloto de bajo presupuesto hasta que Momo y Aira Shiratori, hartas del mareo que les provoca el amateurismo de Kinta, toman el control psíquicamente y finalizan al kaiju con un powerbomb, porque la lucha libre es la solución universal a los problemas.
El kaiju resulta ser un disfraz, y dentro no hay un monstruo, sino una waifu en potencia llamada Bamora. Al despertar, ve a Okarun, lo declara su futuro esposo y procede a besarlo, desatando la furia termonuclear de una Momo muy celosa. Para comunicarse, acuden al Señor Langostino, quien les proporciona un traductor con forma de gafas de Groucho Marx, porque la tecnología alienígena avanzada siempre debe ser humillante. El arco concluye con la nueva alien uniéndose a la cena familiar, convirtiendo la casa en el plató de una comedia de harén disfuncional, mientras Kinta llora su derrota amorosa en un rincón.
Arco de los globalistas espaciales
El (Arco) Globalistas Espaciales arranca con dos frentes de batalla simultáneos, porque la vida de un adolescente con poderes nunca es lo suficientemente miserable. Momo Ayase ahora es acosada por Reiko Kashima, una yokai con un código de conducta tan estricto como el de un prefecto de escuela privada, que se enfurece si oye la palabra "pomada". Al mismo tiempo, los Kur, unos calamares enlatados en armaduras, lanzan una invasión y, con una simple mentira, logran que Momo expulse a Bamora del grupo.
La ofensiva de los Kur es devastadora: a Okarun le roban su otra bola —completando así la colección— y lo dejan en coma. Aira y Jiji son derrotados con una facilidad insultante. Mientras tanto, Momo, durante su turno en un café de maids, desbloquea el Moe Moe Tri-Beam, un ataque que confirma que la cursilería es un arma de destrucción masiva. Paralelamente, Okarun, en un viaje astral por la red telefónica, contacta a Seiko Ayase, quien le ofrece la solución más revolucionaria del shonen: girar.
La batalla final es un despliegue de power-ups sacados de la manga gracias a un flashback convenientemente trágico. Jiji estrena su Evil Gun, Aira Shiratori su Taladro Noble Giratorio, y Kinta Sakata, cumpliendo el sueño húmedo de todo otaku, aparece para pilotar un mecha y usar la Torre de Tokio como si fuera un garrote. Cuando la flota alienígena principal se dispone a arrasar con todo, Reiko Kashima, indignada porque el espectáculo pirotécnico le recuerda a la Segunda Guerra Mundial, aniquila a todos los invasores en un arrebato de furia.
El arco concluye con el planeta a salvo gracias a un deus ex yokai, Reiko buscando pareja para lidiar con sus problemas de estrés postraumático, y la aparición de un nuevo villano, el Conde de Saint-Germain, para garantizar que el circo continúe.
Arco de Onbusuman
El (Arco) Onbusuman es donde el equipo decide que la mejor forma de buscar el último testículo de Okarun es fundando un club escolar, la tapadera más original desde Clark Kent y sus gafas.
Para poder buscar el mcguffin final de Okarun sin levantar sospechas, el grupo funda el "Club de Investigación de la Historia y la Cultura", cuyo supervisor es un tipo llamado Sanjome, que literalmente salió de las Puertas del Infierno para ser subdirector. Nadie le da la más mínima importancia. Justo a tiempo, la delegada de la clase, Rin Sawaki, confiesa que encontró la joya perdida y la entregó a la policía, demostrando un nivel de civismo completamente fuera de lugar en esta serie. El problema es que un yokai llamado Onbusuman la está aplastando lentamente bajo el peso de un trauma no resuelto.
Tras el obligatorio flashback trágico que revela que el fantasma es su amiga de la infancia muerta en un accidente de coche camino a una audición para ser idol, la solución de la abuela Seiko Ayase, como siempre, es la más lógica y discreta posible: organizar un desfile de festival nocturno en una carroza, atravesando la escuela encantada para llegar al lugar de la audición fallida.
Lo que sigue es un caos digno de un boss rush. El edificio escolar cobra vida, estatuas de Ninomiya Kinjiro lanzan troncos explosivos, y el equipo debe defender su carroza de festival como si fuera el último bastión de la humanidad. Todo se resuelve cuando Rin supera su trauma y se pone a cantar. Su dúo con el fantasma de su amiga no solo apacigua al espíritu, sino que genera una onda de choque sónica que destruye el edificio escolar. Porque el poder de la amistad y la música es, ante todo, un arma de demolición masiva.
Al final, el fantasma de la amiga se convierte en un micrófono/espíritu guardián para Rin, quien se une al club. Un final feliz, si ignoramos los daños estructurales millonarios.
Arco de Danmanra
El (Arco) Danmara (o el Arco del Baúl Maldito) es el gran final de la noble "Saga de la Caza del Kintama", donde la serie explora un nuevo género de terror: quedar atrapado en un isekai de bajo presupuesto con un edgelord.
La trama nos presenta a Unji Zuma, un joven que posee el segundo y último testículo legendario. En lugar de guardarlo en un lugar seguro, lo usa como power-up para jugar con Danmara, una especie de Jumanji en versión diorama maldito. Como era de esperar de un objeto con esa reputación, el juego absorbe a Momo Ayase, condenándola a un speedrun cooperativo con Unji. Afuera, Okarun y el equipo de soporte técnico paranormal, compuesto por la Turbo Abuela, Rin Sawaki y su stand personal, intentan hacer rage quit en su nombre.
Dentro del juego, Momo y Unji deben farmear monstruos y recolectar cartas de poder, solo para descubrir que el juego es una trampa de un yokai llamado "Fairy-Tale Card". Este ente posee a Unji, transformándolo en "Umbrella Boy", un jefe final con un paraguas y un severo caso de síndrome de octavo grado (chuunibyou).
Como dicta el manual del buen rival shonen, Unji viene con un flashback trágico obligatorio: familia muerta, resentimiento con el mundo y un policía de buen corazón que intentó salvarlo de su propio guion. La batalla final es un caos donde Okarun debe derrotar a Umbrella Boy, mientras el poder del amor y la amistad intenta debuggear el cerebro de Unji.
Justo cuando Momo está a punto de ser liberada, Okarun, demostrando un impecable sentido de la oportunidad, le suelta su confesión romántica. Porque no hay mejor momento para el drama que en medio de un colapso de la realidad. El arco concluye con el yokai intentando poseer a Rin, pero es convenientemente detenido por el Conde Saint-Germain, un dandy que aparece de la nada con la puntualidad de un deus ex machina de manual, listo para la siguiente saga.
Saga actual
Arco de cuchillos Kozuka
El (Arco) Cuchillos Kozuka es donde Dandadan responde a la pregunta que nadie hizo: ¿Qué pasaría si reducimos a la protagonista al tamaño de un Nendoroid y convertimos la trama en un battle royale patrocinado por una secta de coleccionistas de cuchillos?
Tras escapar de un baúl maldito, Momo Ayase ahora tiene el tamaño de una figura de acción, lo que complica su vida amorosa y su capacidad para no ser pisada. Mientras el club investiga cómo devolverla a su escala 1:1, una nueva amenaza aparece: Koki Yukishiro, una estudiante armada con un cuchillo místico y un ejército de pigmeos que parecen sacados de un jardín de gnomos. Su objetivo es robarle los poderes a Momo, porque al parecer el "gacha" de habilidades ahora es un deporte de contacto.
Rápidamente se descubre que Koki es solo una peona en un tablero mucho más grande, chantajeada por un "Orquestador" misterioso. Este villano está llevando a cabo un esquema piramidal de poderes, repartiendo cuchillos forjados de una espada maldita (Asura) que permiten robar habilidades ajenas. La escuela se convierte en el epicentro de esta fiebre de coleccionismo de poderes, y todo el que tenga un mínimo de rencor o problemas de autoestima recibe un cuchillo y un pase para el caos.
La trama explota en múltiples frentes: la abuela Seiko Ayase tiene que posponer su té de la tarde para luchar contra un Minotauro y sus Jiangshi (zombis chinos), demostrando que la jubilación es un mito. En la escuela, Okarun y compañía se enfrentan a un compañero celoso y un alienígena resentido, ambos recién armados con su propio cuchillo de la colección primavera-verano del Orquestador. La cura para Momo, como no podía ser de otra forma, es un martillo mágico legendario (Uchide-no-Kozuchi) convenientemente ubicado al otro lado del país.
El arco concluye con el grupo dividiéndose como en todo buen JRPG antes de una misión importante: un equipo se va de viaje en busca del MacGuffin que arregle a Momo, mientras que el resto se queda para lidiar con el creciente club de fans del Orquestador. Ah, y Momo le pide a Okarun que deje en visto su confesión hasta que vuelva a ser más alta que un zapato.
Arco del humano tifón
El (Arco) Humano Tifón es el arco donde la serie se convierte en una película de desastres de bajo presupuesto, una especie de Sharknado con más yokai y menos lógica.
El viaje a Shimane para curar las maldiciones empieza como cualquier vuelo comercial: con una crisis porque Momo Ayase se está encogiendo tanto que la gente la olvida, y un secuestro aéreo. Los Kito, los caseros más rencorosos de Japón, regresan para vengarse. Justo cuando la situación escala a un battle royale en pasillo de avión, el clima interrumpe. El enemigo real es el Humano Tifón, una fusión entre un tifón y un ser humano, con tiburones voladores congelados como extra.
Ambos grupos se ven obligados a una tregua temporal para no morir. La abuela Seiko propone un plan seudocientífico que involucra usar los tiburones como proyectiles para desestabilizar la tormenta. Pero los Kito, siempre un paso adelante en lo absurdo, sacan un Gusano de la Muerte de Mongolia gigante que, de alguna manera, pasaron por el control de seguridad. La matriarca, Naki Kito, usa su ataque patentado —la Jennifer Lopez Anaconda— para unirse a la fiesta.
Lo que sigue es una batalla aérea sobre el lomo de un gusano gigante, con disparos de ki, sombrillas giratorias y la clase de caos que haría llorar a un controlador aéreo. Apenas solucionan el problema, los Kito intentan su traición, pero el Ojo Maligno de Jiji, harto de la situación, los envía a la luna. Literalmente. Mientras tanto, los Serpo, que observaban todo desde su base, deciden que ya es hora de tomarse a Momo en serio.
Arco de Shimane
El Arco de Shimane es la prueba de que ninguna excursión escolar, ni siquiera una para revertir una maldición de encogimiento, está a salvo de emboscadas ninja y crisis existenciales de kaijus.
El grupo llega a Shimane en una desesperada excursión médica para encontrar el Uchide-no-Kozuchi, un martillo mágico para que Momo Ayase deje de tener el tamaño de una figura de acción. Un falso sacerdote, que resulta ser Enenra, un yokai de humo con ínfulas de luchador de artes marciales, los guía a una trampa tan sutil como una emboscada ninja en un castillo turístico. El objetivo: robar sus poderes para los Serpo.
Seiko, la abuela todopoderosa, se queda atrás para enfrentarse a Enenra, solo para descubrir la frustrante realidad de intentar golpear un vapeador con los puños. Mientras el yokai le da una paliza y monologa sobre la condición humana, aparece Jiji/Ojo Maldito para salvar el día, fracasando estrepitosamente al principio. Tras recibir su propia tunda, Jiji recuerda que vio un documental y saca de la nada el "Poder Espiral" para poder golpear el humo, porque la ciencia en este manga es un chiste. Acto seguido, estrena un "modo multijugador cooperativo" con el Ojo Maldito, alternando a tal velocidad que parecen una sola entidad. Enenra intenta asfixiarlo desde dentro, pero Jiji, en un movimiento, se dispara a sí mismo para expulsarlo. El Ojo Maldito, en un ataque de celos porque otro villano se atrevió a maltratar a su abuela adoptiva, le da la paliza de su vida.
Mientras tanto, Momo y Bamora se enfrentan al socio de Enenra, un Reptiliano que es un "ninja espacial" con una severa crisis de identidad. El alien, en un berrinche, se fusiona con el castillo y se convierte en un kaiju gigante, revelando que sus ninjas son "cultivados en sus entrañas como si fueran bífidus". Momo, en un momento de claridad, prioriza la vida de su abuela sobre su propio problema de tamaño y se lanza a la batalla. Tras ser acorraladas, se meten dentro del monstruo-castillo y lo llenan de explosivos, demostrando que la mejor solución a un problema de kaijus es la demolición interna.
La maldición de Momo finalmente la convierte en polvo de hadas. Justo cuando todo parece perdido, un conveniente deus ex machina en forma de secta sintoísta aparece, la encuentra y la cura con el martillo real. ¿El precio a pagar por este milagro? El tropo más original y nunca antes visto en la historia de la ficción: amnesia.