Diego Portales Palazuelos
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Diego Portales Palazuelos (1793 - 1837), personaje insigne de la historia política de Chile tiene a su haber importantísimos logros. Fue, por ejemplo, ministro y comerciante a un mismo tiempo, cuestión que luego fue copiada por un sinnúmero de ministros y comerciantes. Fue también monarca, pero del carrete, personaje habitual de las chinganas o prostíbulos y otros tugurios que amenizaban las ciudades chilenas a principios del siglo XIX.
Tanta asiduidad a los remedios del corazón no aplacó su estilo directivo, y durante la Guerra Civil de 1829 y 1930 aplicó duros escarmientos a los opositores de los conservadores, como cachetadas, palmadas en el culo, destierro, y fusilamientos (en esos tiempos Chile no contaba con electricidad suficiente para torturar). Más tarde un personaje conocido como Daniel López aprendería mucho de él, pero no le podría seguir con el mismo éxito en los hobbies del camastro.
Infancia y adolescencia
Portales nació en el seno de una familia aristocrática pero muy humilde, siendo uno de 22 hermanos. Con tanta compañía era difícil destacar, de modo que el infante Diego se dedicó a organizar incipientes comercios con su familia que le valieron el repudio de sus hermanos.
En tiempos de la independencia ingresa al Colegio Carolino, sin imbuirse del espíritu revolucionario de esos tiempos, en una de sus primeras volteretas que caracterizarían su vida y luego el carácter nacional de gran parte del país. Su indiferencia llegó a tal punto que cuando los realistas mandaron relegado a su padre a él no le importó, pues ya no necesitaba su mesada dados los ingresos de sus emprendimientos.
A pesar estar rodeado de tantos hermanos, Portales era el favorito de su padre, José Santiago Portales y Larraín, quien le facilitaba permanentemente el carruaje mientras el resto de la familia debía ir a pie a tantísima recepción y bailes que se ofrecían en las casas principales del señorial Santiago de esos tiempos.
Debido a que los caballos del carruaje tenían demasiados caballos de fuerza para el vehículo, Portales sufrió varios accidentes mientras acarreaba señoritas de aquí a allá. Dado que en aquellos tiempos no existía el alcohotest nunca se pudo probar que conducía bajo los efectos del alcohol, aunque los serenos tuvieron que soportar frecuentemente el olor a cantina al bajar a las putas del carruaje.
En un momento de lucidez, Diego decide enrielar sus destinos aunque sea provisoriamente e ingresa a trabajar en la Casa de Moneda, donde comienza uno de sus primeros negocios en los que requería pantalones con bolsillos bien grandes, que por suerte estaban de moda en esa época.
La estrella de sus contactos talentos no tardaría en iluminar.
Muerte de su esposa y nuevas conquistas
En 1821 su esposa Josefa Portales y Larraín (sólo un alcance de nombre aunque en realidad era su prima hermana) fallece en extrañas circunstancias. Le avisan a Portales del hecho pero para ello hay que sacarlo a la fuerza del lupanar de turno. Queda sumido en una crisis que aplaca acercándose a la religión, pero más tarde la supera exitosamente asistiendo a los mejores prostíbulos de Valparaíso. Fue en 1924 que gracias a su candoroso amor a la Patria embaraza a una quinceañera de la más alta sociedad, Constanza Nordenflycht. Con ella tiene al menos 3 hijos sin casarse, y se le atribuyen otros veinte. (N. de la R.: aunque creemos que no es necesario explicarlo, en esos tiempos no se había inventado aún la planificación familiar).
Amigotes
Escapando de algún cafiche por pagarle de menos a una prostituta, Portales conoció a José Manuel Cea, quien se tranformaría luego en amigo de negocios y correrías. Con él trasladó sus negocios al Perú, de lo cual quedó un interesante epistolario que dejaría en vergüenza al más deslenguado comentarista de tiempos actuales (ver sección).
Uno de los negocios desarrollados por Portales con Cea en Lima fue la comercialización de una nueva receta de pisco sour. El emprendimiento resultó en un fracaso que posteriormente los obligó a volver a Santiago y recurrir a sus redes para encontrar algo que hacer en la capital chilena para financiar la juerga.
Inicio en el mundo de los negocios
Como era tradicional en esos tiempos, prósperos eran los negocios de compraventa de esclavos. Portales fue innovador, y creo el sistema de compraventa con recibo en parte de pago de esclavos viejos para comprar otros nuevos, lo cual supuso un éxito tremendo, pues ya no era necesario prescindir de los negros que ya no estaban en edad de trabajar gratis.
Sin embargo, y según aparece en su epistolario, los orígenes de la riqueza de Portales son otros. De niño se dedicó a la crianza de pollitos en el patio trasero de su casa, fundando años más tarde el primer imperio avícola chileno.
Estanco del tabaco
Portales ganaba dinero tan rápido como lo perdía. Para poder pagar sus deudas, consiguió que el Estado le otorgase el estanco del tabaco, entre otros bienes, como el té y los computadores. Como se puede concluir ya en esos tiempos era habitual pedirle un favorcito al Fisco para ganar dinero. Dado que antaño no había cajetillas con fetos muertos ni bocas destruidas por el cáncer, en un principio el negocio dio excelentes resultados. Sin embargo, el motivo que tenía el Estado para establecer este monopolio era pagar unos pesitos que se le debía a Inglaterra luego de financiar la expedición libertadora del Perú. Como es habitual en Chile, en definitiva el estanco no sirvió para pagar los compromisos con el país europeo, destruyendo gratuitamente un número indeterminado de pulmones pero no el bolsillo de Portales.
Portales como ministro de Estado
Portales, un tonto útil siempre dispuesto al llamado de la patria, asumió el cargo de Ministro del Interior bajo el gobierno de José Tomás Ovalle, en plena guerra civil donde se enfrentaban los partidarios de los algodones de azúcar contra el de las manzanas confitadas. Diego no desaprovecha la oportunidad y estructura un gobierno democrático autoritario, imponiendo rígidos horarios a las casas de tolerancia y tabernas populares, aunque luego se da cuenta de lo inconveniente de la medida y la revierte. A cambio, se libra de varios opositores enviándolos al exilio o bien fusilándolos con una honda o mediante boleadoras, dado que no había quedado munición disponible después de la guerra civil.
Resultado de lo anterior, Ovalle premia a Portales agregando a su ministerio las áreas de Relaciones Exteriores, Guerra y Marina. En tal carácter, el ministro encarga la adquisición de los primeros flotadores y botes de paseo de la historia chilena.
Para depurar al ejército de cualquier atisbo liberal, Portales reestableció la Academia Militar donde se utilizaba el libro "Un conservador exitoso" para la formación de las tropas o bien el golpe de sable (porque como dijimos no había munición).
Para la creación de este engendro autoritario, Portales implementó una fuerte actividad policial. Por ejemplo, se daba castigo a los delincuentes en celdas ambulantes con letreros de neón enganchadas a yuntas de bueyes, para darles escarmiento público. Esta institución conocida como "los carros" era muy popular los aburridos días domingo de la vieja república.
Ideas políticas
La principal contribución de Portales a la política chilena fue la creación de la República Oportunista, con su correspondiente institucionalidad, que toma de por aquí y por allá, tanto de Rousseau, Los Caballeros de la Mesa Redonda, Robespierre y Bill Clinton. Su ideal era que los funcionarios públicos debían ser hombres intachables cuando se trataba de defender el orden político y el derecho a la propiedad en general, y dóciles con Portales en particular.
Muerte
Luego que el ejército percibiera que la guerra con la confederación Perú-Boliviana era sólo una medida para eliminar los elementos liberales de las fuerzas armadas hubo muchos elementos en la oficialidad que fueron resintiendo el accionar de Portales, el cual preparaba zancadillas, bombas de agua, bromas de feria y fusilamientos entre otras medidas para "depurar" los cuerpos armados. Con este objetivo, y luego de fusilar a unos conocidos vecinos de la ciudad de Curicó muy queridos por todos al proveer de alcohol a esa localidad, Diego Portales depositó su confianza en el general José Antonio Vidaurre, otro bromista nato. Vidaurre resultó ser más bromista que Portales, montándole una emboscada a éste.
El buen José Antonio seguía tácticas similares a las de Portales, lo cual se transformaría en una constante de la historia chilena. Fue así que amenazó con fusilar a Portales si las fuerzas leales no se rendían. Como no existían el email ni Facebook en esos tiempos, Vidaurre no tenía noticias con rapidez y decidió dar muerte a Portales luego de pasearlo en uno de los mismos carros que había inventado el ministro para trasladar a los presos, pero en este caso junto a otros carros alegóricos y al son del reggaetón (todavía todos se preguntan como fue que aquella ruidanga pasara inadvertida para los leales). Una vez terminada esa especie de via crucis criollo, Vidaurre por fin fusiló a Portales junto a un tal Necochea, uno de sus lacayos, el 6 de junio de 1837. Su cuerpo fue entrerrado en la Catedral de Santiago junto a la imagen de Santa Yesenia Wendolyn, mártir de los buenos, protectora de los perseguidos y los desvalidos.
Epistolario
Párrafos seleccionados de la extensa correspondencia sostenida por Portales con sus secuaces relacionados, especialmente José Manuel Cea y José Antonio Garfias, otro compañero de correrías.
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