El Clan Puccio
El Clan | |
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"Mirá para arriba o te pego un tiro" | |
Información general | |
Fundación | 1982 en pleno caos social |
Estilo | Secuestro sutil de individuos chetos Tortura fina de dictadura |
Discográfica | SIDE (indirectamente) |
Miembros actuales | Arquímides, Alejandro y Daniel Puccio. |
Otros miembros | Laborda, Revuelta y el coronel manco. |
Miembros fallecidos | Casi todos los de apellido Puccio. |
Periodo de actividad | {{{periododeactividad}}} |
Discografía | Tres secuestros bien planeados lanzados en EP. |
Amigos | {{{amigos}}} |
Enemigos | Socialistas, todos los amigos de Alejandro Puccio. |
Poderes especiales | Mágica desaparición de jugadores de rugby. |
Otros | Capacidad de meter trompadas al estilo de la ultra-derecha. |
El Clan Puccio, conocido así por sus muchos chismes y adaptaciones a tele y a cine, fue un grupo casi de élite súper terrorista, anticomunista y presuntamente ninja que se dedicó a desaparecer personas como por arte de magia pero con arte de capucha y plomo durante 1982 hasta 1985, surgiendo con el caos de la reorganización nacional y de la guerra a trompas contra el Reino Unido que surgieron el primer año, y extinguiéndose cuando las aguas se calmaron un poquito más.
Integrantes
El Clan se integró como una secta secreta exclusivamente enlazada por la sangre, o sea, solamente por los miembros más confiables de la familia del líder Arquímides Puccio, que en términos machistas de los años 80 refiere únicamente a sus dos hijos, y a uno que otro amigo de Arquímides de antaño o de borrachera. Al principio surgió como una alianza casual para inversión monetaria y no muy sano entretenimiento, aunque después tornó a tonos bizarros con pactos de sangre literales, amenazas mutuas de cortarse las pelotas y una que otra muestra de afable homosexualidad, por lo que ganó su nombre de clan. Sus miembros plenos y reconocidos fueron:
Arquímides Puccio
Líder y jefe de todo el movimiento, que surgió por su pura necesidad biológica de corrupción y de dinero. Arquímides desde chico tenía gen malvado y adinerado, creciendo en el seno de una familia acomodada, lo que de alguna forma le dio un odio natural hacia los comunistas. Fue un declarado fiel seguidor de Videla, Pinochet, Hitler, Satanás, y otros líderes conocidos de su misma ideología, y siguiendo sus pasos libertadores, se unió feliz al movimiento de liberación argentino y sudamericano liderado por al CIA, en el cual, viajaron de pueblo en pueblo liberando personas del socialismos cortándoles las gargantas y quemando casas. Con el ocaso de la diversión de la dictadura, tras unos buenos años brindando plomo a nombre del gobierno militar, Arquímides termina su servicio leal, pero su sentimiento de amor por la patria y por el dinero no termina ahí, y se encomienda a sí mismo el deber de hacer un mundo mejor secuestrando y matando a todos los chetos que puedan pagar bien.
Alejandro Puccio
Hijo prodigio del líder y contacto principal con todas las víctimas, Alejandro, parte vital del clan, pasó de ser un pendejo adinerado a un chorro armado buscado por la ley. Fue un jugador de rugby bastante famoso antes de cambiar el balón por el revólver, y así se mantuvo por tres años, siendo sus compañeros la fuente principal del clan para sus víctimas, ya que el dinero está en el rugby y los negros resentidos juegan al fútbol. Al principio le cuesta aceptar la naturaleza de los actos del grupo, a pesar de ser bastante consciente de la naturaleza maléfica de su padre, por lo que pasó a ser el "maraca" del grupo, apodo puesto también por su propio padre. Unos años después es agarrado por la ley y cuando sus testimonios de defensa sobre manipulación mental fracasan, este se tira por la escalera, quedando solo medio imbécil para su desgracia.
Otros miembros
- Daniel "Maguila el Gorila" Puccio: El Puccio menos importante, realizó uno que otro trabajo, se llevó cierto dinero, tiró uno que otro balazo, y al final lo recluyeron y se llenó de chotas en la cárcel, aunque actualmente es el único de los hombres Puccio que sigue vivo, no siendo claramente algo bueno o malo para este. En la mayoría de las adaptaciones artísticas se le muestra bastante pajero.
- Guillermo Luis Fernández Laborda: Compañero eterno de Arquímides, y amigo suyo hasta la muerte, o al menos hasta el arresto. Fueron juntos al colegio, trabajaron juntos en la misma sección, mataron juntos presos políticos e hicieron infinidad de cosas de amigos. Puccio se reencuentra con el y le invita a tomar vino, a hablar de la vida y a secuestrar gente, accediendo y tornando esto como un pasatiempo dominical de amigos.
- El Coronel Franco: Hombre anciano manco y choto, que fue cómplice y estratega de las acciones del clan durante toda su actividad. Se le consideraba coronel ya que hizo algo durante la dictadura, y de ahí todos le guardaron respeto. En la televisión es interpretado por Tristán, por lo que se le desvía tétricamente un ojo.
- El contador Revuelta: Acorde a su mote, podría ser potencialmente quien contaba el dinero o alguna otra cosa en el clan, pero no está compprobado por falta de pruebas, así como su paradero o su existencia, pudiendo ser un mito urbano o un invento del gobierno.
Secuestros
La gira de los Puccio por todos los barrios chetos del conurbado comenzó en 1982, y de ahí se extendió con las bolas bien hinchadas hasta 1985, cuando el cuarto y último de los negocios fracasa y la federal cae en la casa de los Puccio. Cada uno de los cuatro casos fue diferente pero todos siempre riesgosos y al límite, primero se creyó que era más conveniente secuestrar un perro o asaltar un kiosco, pero Arquímides siempre se mantuvo firme hasta que sintió el vértigo en la cola allá en la cárcel.
Caso 1: Ricardo Manoukian
El show empieza con uno de los mejores amigos de Alejandro, Ricardo, un rugbier adinerado de familia bien acomodada a la cual Arquímides le tenía odio por tener simplemente más dinero que el, por lo que el clan tomó en un inicio la pauta guerrillera aunque estos se cagaran realmente en el jodido Che Guevara y todos los rojos. El plan inicia el 22 de julio de 1982, cuando Alejandro se dirige a casa de Ricardo, se lo encuentra afuera y boludea un poco como acostumbra, luego hace el papel de damisela en apuros para que Ricardo le dé un aventón y tal vez se gane un premio extra. Suben al carro, y en el instante los secuaces de Arquímides aparecen después de jugar a las escondidas, y ahora juegan a la gallina ciega con Ricardo, pero con golpes en la cara. Manoukian permanece algunos días tumbado en el baño de los Puccio, hasta que estos jalan la cadena del retrete, un retrete con forma y función de pistola, y asesinan a Ricardo luego de haberse cobrado 500,000 dólares, confundiéndose los Puccio un poco en el proceso de "matar si no pagan", haciéndolo un poco mal, lo cual le terminó gustando a Arquímides.
Caso 2: Eduardo Aulet
Casi un año después del primer acto, a los Puccio rápidamente se les acabó el dinero y decidieron emprender de nuevo el plan familiar, de nuevo con un jugador de rugby, pero esta vez a uno que se lo merecía, acorde al clan. Eduardo Aulet, la víctima, es aducido al vehículo secuestrador de los Puccio, en cooperación del padrastro de este, o conocido por el grupo como el "gordo maraca". Eduardo y su esposa no cuentan con mucho dinero y ofrecen 150,000 dolares por regresar vivo, Arquímides realmente se cabrea con ello, se caga en Perón y mata a Aulet, aunque sin problemas recibe el dinero. Alejandro y Maguila comienzan a participar sin tanta culpa, y cavan una gujero en algún partido jodido de la provincia para esconder el cadáver, el negocio familiar se fortalece.
Caso 3: El "boludo" al que le dispararon antes de tiempo
Los Puccio van por un costurero que patrocina a Los Pumas, lo agarran en el carro y sin querer le pegan un tiro en la cola, salen cagando y todo sigue común y corriente.
Caso 4: Nélida Bollini
El último caso acontece en 1985, con el secuestro de Nélida Bollini, alias "La vieja chota" acorde a sus captores e incluso al registro federal de crímenes. Los Puccio se ablandan el corazón a pesar de la necesidad, y esta vez en vez de joderle la vida a alguien joven y potencialmente productivo para la sociedad, van por alguien más cerca de la tumba, tanto literal como figuradamente, siendo una vieja encargada de una funeraria, de quien erróneamente piensa Arquímides que se caga en dinero. La funebrera permanece capturada casi un mes mientras los Puccio extorsionan a los hijos de Bollini, a quienes de alguna forma se les pasó por la mente la efímera idea de llamar a la policía, que tras un operativo, dan con la ubicación de Nélida y van a su rescate. La cana tumba la puerta el 23 de agosto de ese año y se cagan a golpes a todos, arrestan a Daniel y a Arquímides, y luego van por Alejandro que estaba en pleno polvo con su prometida. La vieja chota es puesta en libertad con toda la justicia de la ley y el clan finaliza su loca travesía.
Después del clan
Los tres Puccio son llevados a juicio en 1985 aunque cada uno en una sala diferente. El primero fue Arquímides, debido a ser el líder, el mas viejo, el padre, y a la vez el más hijo de puta de los tres. En el juicio, Arquímides niega todos los cargos de los que se le acusa, dice "pasárselos por el orto", cita frases de Hitler, y acosa ligeramente de forma sexual a la jueza. Al final, se le condena a cadena perpetua por los crímenes de secuestro, asesinato, extorsión e hinchar huevos, además de unos cuantos extra por milico, neo nazi y tranza. A los colaboradores Laborde y Revuelta se les imputan cargos por lo mismo además de ser uno bufarrón y otro pedófilo, no necesariamente en ese orden.
Daniel Puccio, debido a su baja contribución por ineficiencias mentales y a su aspecto que no denotaba mucha astucia para las ejecuciones, fue condenado simplemente a 2 años de prisión mientras se aclaraba el caso y se le imputaba otra sentencia mayor, y mientras tanto este se llenaba de vergas en la cárcel. "Maguila" demostró no ser tan idiota como asemeja su aspecto, y tras cumplir su sentencia, se fuga para Brasil antes de que se le ponga la nueva sentencia. Ahí se mantiene de contrabando de maracuyás y de relaciones sexuales con trabas.
Mientras que Alejandro tuvo que despedirse de todo su mundo de abolengo y toqueteos entre hombres del rugby, además de tener que cargar con la carga en la mente de los asesinatos y comerse todo el odio racional e irracional de su padre hacia él. Al principio negó los crímenes de todo, después aceptó haber visto de "reojo" alguno que otro secuestro, y al final terminó aceptando todos los cargos, llorando ante los jueces mientras pataleaba y se orinaba en público. En uno de los días que va a dar testimonio, Alejandro decide abrirse la cabeza ahí mismo antes de que le abran el culo en prisión, lanzándose desde un quinto piso directo al carajo. Para su completa mala suerte, el golpe no lo mata y solo lo deja con convulsiones, teniendo que estar en prisión trabándose y sacando espuma por la boca. En ese tiempo la prometida lo deja y se casa en prisión con algún convicto vestido de mujer. Alejandro vive unos cuantos años más en ese estado hasta que muere en 2008 y nadie da un carajo por este.
Véase también
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