Baldomero Espartero
Este artículo contiene una alta dosis de humor español. Si no eres de esta casta tierra, probablemente pierdas el tiempo leyendo esto. |
Baldomero Espartero el bombardero fue un militar y político de procedencia espartana, que tuvo un papel destacado en la historia de España del siglo XIX. Hoy en día sigue siendo muy querido en ciudades como Barcelona, especialmente.
Orígenes
Baldomero nació en la polis griega de Esparta a finales del siglo VI a.C. Debido a su fealdad, su madre decidió arrojarlo directamente por un precipicio nada más nacer, pero como en aquella época los espartanos andaban cortos de personal (pues todavía no habían descubierto los secretos de la clonación), finalmente consiguió salvar el pellejo.
Más tarde, participó en la segunda guerra médica, durante la cual dirigió una escuadra espartana en la zona sureste del Egeo, y ya comenzó a dar buenas señales de su vocación bombardeadora, pues dirigió varios ataques devastadores sobre ciudades costeras persas. Algunos años después de la finalización del conflicto, se destapó un escándalo de corrupción en las competiciones de caza de ilotas, en el que Espartero se vio indirectamente involucrado. Ante las posibles consecuencias, al buen Baldomero se le pusieron de corbata y decidió salir por piernas de su ciudad natal, yéndose a vivir a España.
Carrera militar
Espartero esperaba que, con su ingente experiencia y prestigio, no tendría problemas para alcanzar un buen puesto de funcionario y pasarse el resto de su vida comiendo donuts y adaptarse a la actividad española por excelencia. Verdes las habían pintado.
Tras enredarse varios meses con los trámites administrativos necesarios para obtener un trabajo de notario, finalmente se le agotó la paciencia y acabó alistándose en el ejército, pensando en ocupar algún cargo relevante y poder darse a la buena vida del cuartel. A las tres semanas, él y su regimiento embarcaron rumbo a las Colonias del Atlántico para darse de hostias contra los revolucionarios primero y contra los realistas después.
Durante la Guerra Carlista, Espartero trató de aprovechar la ocasión y escapar furtivamente a Inglaterra. Sin embargo, por un error de cálculo acabó desembarcando cerca de Bilbao (ya se sabe que Bilbao es muy grande). Allí, viéndose atrapado entre dos fuegos, Baldomero se vio afectado por una de las fobias de su infancia y cargó alocadamente contra los tipos que iban vestidos con boinas. La batalla terminó con la derrota de la expedición carlista y Espartero fue condecorado como un héroe nacional, viéndose catapultado a la primera escena política.
Carrera política
Podría decirse que esta faceta de su vida que fue fulgurante y afortunadamente breve: gracias a sus éxitos de la guerra, Espartero fue nombrado regente debido a la minoría de edad de la reina Isabel II, algo que no le impidió mantener una relación muy cercana con ella. Aunque en fin, lo raro hubiese sido lo contrario, porque la Isabelona era una señoritoa muy agradable que se llevó muy bien con todos los hombres que la rodearon durante su vida.
Sea como fuere, Espartero por fin había logrado sus objetivos: hacer el vago hasta aburrirse durante todo el día. Sin embargo, para truncar su tranquilidad, se desataron unas molestas revueltas por Cataluña, especialmente en la zona de Barcelona. El regente, que aquel día se había despertado de malas, encontró una solución rápida, efectiva y explosiva para el problema. Véase la foto adyacente para hacerse una idea.
Tras los impactantes sucesos de Barcelona, Espartero pudo retomar un antiguo sueño suyo: irse a vivir a Inglaterra. Aunque, en este caso, por medio de un exilio express.
Más tarde, más o menos una decada moderada, Isabel II le dio un toque al móvil para pedirle que hiciera gobierno con un tal O'Donnell, un hombre que iba de progre. No obstante, pronto se cansó del mundillo de la política, y se dedicó a hacer punto de cruz en Barcelona, donde tanto le querían.
En los últimos años de su vida, cuando Isabel II perdió el trono en una partida de truc, se le preguntó que si quería ser Rey de España; pero un italiano aprovechado llamado Amadeo se le coló en la lista para ser rey, y ya no pudo optar a dicho cargo.
Logros
Exceptuando algún par de rencorosos, la historia moderna ha sabido apreciar la faceta de Espartero como indiscutible héroe nacional. Además de un benefactor para el comercio y la industria (en especial la catalana), se ganó las simpatías de buena parte de sus subordinados en el ejército al no cortarse un pelo a la hora de emplear tácticas casi suicidas. Ya se sabe, cuántos menos soldados sobrevivan, más botín toca por cabeza.
Por otra parte, su política de sofocar revueltas urbanas a base de piñazos aéreos sentó un glorioso y útil precedente para sus sucesores. Y si no, que se lo pregunten a los de Gernika.