Experimentos de Milgram

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Con ese rostro tan adorable ¿Quién le iba a decir que no?

Experimentos llevados a cabo en 1963 por Stanley Milgram, psicólogo social y cocinero en jefe de la Universidad de Yale. El objetivo de los experimentos era estudiar la predisposición de los seres humanos a obedecer a la autoridad y freír al prójimo sin contemplaciones.

Milgram tomó la idea del repostero principal del régimen nazi, Adolf Eichmann, quien siguiendo instrucciones del gran benefactor de la humanidad ordenó cremar algún que otro judío. Esta acción tan cruel por parte de un individuo tan bondadoso, gran amante de los niños, los animales y los frankfruters al horno, no es posible entenderla sin la intervención del otro Adolfito. Eichmann, pastelero renombrado, debía ser consciente de que, por las propiedades químicas particulares de los judíos, a temperaturas muy elevadas estos pasan a estado ceniciento. Pero si alguien tan sabio y benevolente como el propio Hitler se lo ordenaba, ¿quiénes eran él y el resto de los alemanes para cuestionarlo?

Milgram, opuesto a la aceptada noción sobre la indiscutible bondad del Führer, opinaba que estos inusitados métodos de cocción sólo podían aplicarlos los germanos, hombres más sanguinarios y gruñones que sus propios perros ovejeros. En Estados Unidos, donde todos los ciudadanos son tiernos, amigables y van a misa los domingos, semejante actos de acato a la autoridad a costo de la salud del vecino, no eran posibles. Desafortunadamente, sus propios experimentos demostraron que todos (incluso los mismos gringos, los mayores amantes de la paz) llevamos un oficial de la S.S interior.

Método

Forman parte del experimento el investigador, el voluntario y la víctima. Se ata a la víctima a una silla eléctrica, el investigador va ordenando al voluntario que electrocute a la víctima, subiendo cada vez más la cantidad de voltios. La víctima grita desesperada, pidiendo por favor que dejen de rostizarla. Si el voluntario se apiada de la víctima y decide detenerse, el investigador le insta a seguir hasta que la víctima quede bien doradita.


I: El Instigador.
T: El Torturador.
Vo: El Voluntario.
V: La Victima.

Primera fase: 10 voltios.

Víctima: ¿A eso le llamas electrocutar? Dale más fuerte, que no tengo todo el día.
Voluntario: Como guste.

Segunda fase: 30 voltios.

Víctima: ¡Eh, más suave! Con más cuidado, que tampoco soy una papa al plomo.
Voluntario: Pero... ¡Si usted lo pidió!
Investigador: Exacto. Dele, dele más fuerte.

Tercera fase: 50 voltios.

Victima: ¡Por Dios, tenga piedad, se me queman las nalgas!
Voluntario: Vaya. ¿No será mejor parar ya?
Investigador: ¡Pero si recién estamos empezando! Siga tranquilo, que ni siquiera grita, ¡un poco de electricidad nunca electrocutó a nadie!

Cuarta fase: 100 voltios.

Víctima: ¡Aaaahhhh!¡Mamáaaaaaaa!¡Auxiiiiilio!¡No me mate!¡Tengo cinco niños que alimentar!¡Que alguien me ayude!
Voluntario: Algo me hace intuir que no conviene seguir, no sé qué será.
Investigador: No. Ahora es que se empieza a poner rico. Vea esas manchas negras en la piel, ya va tomando color.

Quinta fase: 200 voltios.

Víctima: (Silencio)
Voluntario: Ya no se mueve, quizás algo haya ido mal, yo me detengo.
Investigador: No se detenga justo ahora, ¿no ve que no se queja más? Le está empezando a gustar. Con un poquito de azúcar va a quedar delicioso.

Sexta fase: 450 voltios.

Víctima: (Silencio)
Voluntario: ¿Sigue respirando?
Investigador: Pobrefrito, era un buen muchacho. Recemos por el bienestar de su alma.

Resultados

Tres de cada cuatro involucrados con el experimento no han vuelto a comer pollo.

Tres de cada cuatro participantes voluntarios no tuvieron mayor problema en chamuscar a las víctimas llegando hasta los 450 voltios.

Tres de cada cuatro víctimas siguen internadas en el hospital con quemaduras de cuarto grado, esperando donantes para trasplantes de piel.

Tres de cada cuatro investigadores fueron demandados por violar la ética profesional, mediante experimentos de extremada crueldad sobre seres humanos.

Variaciones

Para medir la influencia de otras posibles variables, el experimento se realizó muchas otras veces con pequeñas variaciones.

  • Pasado por agua. En lugar de freírla, la víctima es hervida, la intensidad de los gritos se mantiene.
  • Cheff. Para aumentar la apariencia de autoridad el investigador viste un sombrero de cheff y lleva en su mano una espátula.
  • Restaurante. Para verificar la influencia del marco, se lleva a cabo el experimento en un lugar que dé la sensación de institución autoritaria: un restaurante, preferentemente de comida china, decorado con sartenes gigantes.
  • Mujer. La víctima es una mujer, para comprobar si inspira más piedad. Resultado: carne igual de tierna para la sartén, aunque con menos pelo requemado.

Otros experimentos de interés

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Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos
por el mismísimo Miguel de Cervantes.