Incijuegos:La llamada de Cthulhu:El juego de rol/66684
< Portada de Incijuegos < Inicio de «La llamada de Cthulhu:El juego de rol»
Salvando al mundo... ¿Salvando al mundo?
Ves al chico ahí tirado, mirando la nada, intentando recitar la fórmula arcaica. Sus labios se contorsionan, dejando una imagen de psicosis que no viste desde que estabas en África y un aldeano fue poseído por el espíritu de un chihuahua tras estar cinco días sin dormir y jugar repetidamente con una ouija. Piensas que quizá aquel aldeano estuvo escuchando Avril Lavigne durante ocho horas tuvo que ver, pero los entes espirituales de otras dimensiones son reales, y más cuando se manifiestan con formas impredecibles.
Tu tentaculoso amigo te mira (todavía te preguntas con que parte de su cuerpo te observa exactamente), y decide entrar en acción, pero al acercarse al chico pasa por encima de un tentáculo dibujado en el piso, del cual surge una enorme bestia amorfa que lo aprisiona con lo que parecen sus mandíbulas. Fijándote mejor ves que entre sus numerosos dientes hay trozos de peperoni y del interior del tentáculo brota un hermoso olor a pizza recién hecha. Suena curioso, pero las experiencias anormales forman parte de tu vida. Tu amigo se debate en los brazos de la bestia, pero la última es más poderosa, y se lo lleva a alguna otra dimensión desconocida para violarlo. En ese momento recuerdas tus viajes interdimensionales, gracias a los cuales terminaste con esa extraña profesión. La secundaria fue una época de gnomos, sapos de dos metros parlantes, y alimañas de un solo ojo, pero no se comparaban a ésto. La asignatura "Viajes Interdimensionales II" que cursaste en tu último año impartida por el Profesor A. Hoffman no te preparó para estas cosas.
La situación es desesperada, el chaval está de pie frente a ti. Con una mano sostiene el terrible libro y con la otra se sujeta su gorro puntiagudo de convocaciones. No parece una amenaza real, sobre todo teniendo en cuenta que su túnica parece hecha a mano y las estrellas, cortadas irregularmente, están pegadas con Super Glue-3. Sin pensarlo dos veces te acercas intimidatoriamente a él usando toda tu apariencia +12. De repente, el muchacho recita las palabras «Ha T'omr pr'ok Kuhl» y un fuerte fogonazo te deja ciego.
Nunca pensaste que tu mente acabaría encerrada en el cuerpo de una criatura de otra galaxia cuya principal característica es la de alimentarse de heces.