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Molière

Jean-Baptiste Poquelin Voltaire Diderot Bonaparte (París, Siglo XVII el peor siglo para ser francés),​ también llamado Molière por sus amigos y sobre todo por sus enemigos, fue un dramaturgo, rey feo del carnaval 30 años seguidos, actor y, para su desgracia, también poeta. Era reconocido como el mejor escritor en lengua francesa, cuando menos hasta que llegó Victor Hugo y todos los escritores antes de él fueron olvidados con mucha pena de haber sido respetados. Se le atribuyen comedias autobiográficas, que para él siempre fueron tragedias y nunca entendió cómo el público podía reírse de ellas.

Comediografía

La vida de Molière se documentó desde muy pronto; quizá demasiado. Ya Voltaire le escribió una temprana biografía, que acompañó con comentarios a cada una de sus obras ¡dos años antes de que naciera! Tal fue el genio de este hombre. Hijo del tapicero real (suponemos que tapizaba al rey), se le atribuye a sus tíos la razón de su interés por el teatro ya que a menudo lo llevaban a limpiar la sala después de la función y como pago recibía una patada de culo.

Perdió a su madre a la edad de 10 años (1632), por fortuna la encontró unos días después en la cocina, así lo contó en una carta a sus profesores que se rieron y él no sabía por qué si era algo triste. En aquellos tiempos los hijos de los tapiceros reales eran los únicos plebeyos que se podían codear en los colegios de la nobleza y alta aristocracia, sometido a los tormentos usuales para los hijos de ricos por el Cardenal Richelieu, famoso por golpear jorobados y secuestrar gitanas.

Tras la jubilación de su padre, lo​ sustituye como tapicero real, de donde se roba las telas para empezar a hacer cortinas de teatro para sus representaciones. Cometió el error de enamorarse de la directora de sus obras, lo que lo deprimió bastante y lo representó en París, los enredos, los pastelazos y los chistes hacían reír al público y llorar a Molière de que nadie comprendía su dolor.

No tenía tanto público como quisiera y no tardó en tener muchas deudas. Fue llevado a prisión por deber tanto dinero e intentó escapar, cavó en su celda y salió bajo la letrina del jefe de la policía mientras éste la usaba. Fue verdaderamente horrible y Molière usó esta experiencia para su nueva tragedia del encierro, fue un verdadero éxito esta vez y aunque estaba amargado por las carcajadas, también estaba feliz porque podía vender las entradas y ya no ir a la cárcel para salir por ningún desagüe.

Al volver a París ahora en teatros grandes y no en callejones de mala muerte, interpretó dos obras en un solo día, una comedia de Corneille, que aburrió porque se puso a explicar los chistes influido por las nuevas temporadas de Los Simpson, y también presentó una tragedia escrita por él en que narraba como la cremallera del pantalón le atrapó el escroto minutos antes de presentarse ante el rey, que divirtió. Cuando se quería poner serio hacía una voz de hombre inteligente y bien instruido que sacaba diversiones entre el público y le encantaban al rey que le puso un teatro propio en una buena ubicación, que luego fue demolido para hacer la primera Torre Eiffel que estaba hecha de pan francés y que cayó pronto devorada por las palomas.

Se enemistó con la reina madre de Austria por sacar una obra donde las mujeres eran importantes y merecían respeto, supongo que la señora estaba muy en desacuerdo con eso, pero al rey de Francia le importó lo mismo que te importa a ti o a mí, o sea nada y siguió pagándole por ser su tapicero, que presentarle obras teatrales en el Palacio de Versalles parecía ser parte de la tapicería. Molière se descararía más y sacaría la tragedia de cómo el Cardenal usa los diezmos y por qué iba a predicar tan frecuentemente al Moulin Rouge, hizo reír a muchos pero al Cardenal no que la prohibió se pena de excomunión y/o decapitación, dependiendo del humor del clérigo.

Tras una serie de beneplácitos reales, prohibiciones, expulsiones, excomuniones, dilapidaciones, excreciones y excursiones, estrena su obra más importante El misántropo que narra la forma en que Molière nos ve a todos como escorias humanas que se ríen de sus desventuras y que sólo nos acepta por que le damos dinero, es en verdad hilarante. Gracias a los embrujos que le echaba la iglesia, enfermó de tuberculosis, lo que no impidió seguirse presentando y jodiendo a la jerarquía católica. En su última obra, representaba a un enfermo tuberculoso en sus últimas horas de vida, ganó un Oscar a la mejor representación de muerte en escena por morirse de verdad escupiendo lo más posible al público boquiabierto. Las leyes no permitían que un excomulgado fuese enterrado en terrenos santos, por lo que fue arrojado en a la basura donde descansa en paz hasta el día de hoy.

Dante Alighieri