Incilibros/Destruyendo la política de un país. Tomo 1
Prólogo del autor
Muchos se preguntarán cómo destruir la política de un país, cómo sumir susodicho país en la anarquía, o, más directamente, cómo hacer que el puto país se vaya a la mierda. La historia nos brinda millones de ejemplos, como las revoluciones, guerras, bla bla bla, etc, etc; pero lo que preocupa a uno es sumir su país a una nueva puta era oscura y poseer el control sobre todas las cosas.
Para poder llegar a tener el control, primero se debe perder el control, pero luego recuperarlo e intentar no volverlo a perder, ya que sino las acciones realizadas se vuelven una endemoniada estupidez cíclica que no para de molestar.
Pero miremos más adentro nuestro (no, no se mire los órganos idiota), y busquemos con el corazón si realmente queremos hacer esto, si hay un fin para todo esto y cuál es... ¿Reírse en la cara de Bush?; ¿agarrar todo el petróleo de un país "X" y tirarlo por el Gran Cañón y ver si explota?. La respuesta es no, la principal finalidad de intentar realizar todo esto es ser el puto amo de todo.
Así que, si está decidido a llevar a la ruina todo un país, sabiendo las consecuencias que eso puede conllevar, siga leyendo (a no ser que sea Zapatero, pues ya lo habrá conseguido).
Capítulo 1: Preparando la acción Revolucionaria
Primero, debe usted prepararse para cosas inevitables, como por ejemplo, perder. En este punto recomendamos la lectura de otros libros de grandes autores, como por ejemplo: "cómo perder una batalla" de Algún-autor-de-por-ahí.
Uno de los primeros pasos a seguir, después de informarse bien, es armar un ejército revolucionario, compuesto principalmente por muchos vagos que estén disconformes con el gobierno o que estén completamente cagados de hambre y que estén dispuestos a estar más cagados de hambre de lo que nunca nadie ha estado.
Ahora, a todo ser pensante, le interesa su propia supervivencia, o sea que eso implica un lugar en el cual sea factible esconder a las tropas. Recuerde, el lugar tiene que ser lo más incómodo posible, en general se usan cuevas o lugares abandonados, aunque el riesgo de estos últimos es que suelen ser frecuentados por vagabundos y su presencia será molesta para planificar los ataques a realizar.
Como verá, todo resulta más fácil eligiendo la cueva, ya que así no tendrá que soportar la presencia de extraños, a menos que se quiera considerar a las ratas portadoras de rabia y demás enfermedades infecto-contagiosas como unas intrusas, en ese caso, será necesario ir a un hospital con los demás revolucionarios a darse un par de vacunas.
Cuando todo esto esté a su punto de máxima cocción, será tiempo de empezar a preparar lentamente los ataques a realizar.
Capítulo 2: Planificando estrategias
Algo que está en la mente de todo el mundo es, obviamente, derribar el sistema, pero son solo unos pocos pelotudos los que se atreven a intervenir al gobierno con una acción revolucionaria.
Las cosas a planificar son, acabar con las reservas del gobierno (eso significa cortarles las conexiones de dinero, no comerse toda la comida del país, hay que proceder con cuidado), cortar sus comunicaciones y romperle soberanamente las pelotas hasta que todos los funcionarios se pongan a gritar como niñas histéricas. La magia en la realización de todo esto es que al joder a todos los funcionarios, uno logra un estado de realización espiritual similar al que siente uno al pegarle a un emo.
Planificar todo esto puede llevar meses de entrenamiento y de práctica, e incluso es posible que uno termine pidiendo ayuda a algún que otro militar, debido a la inutilidad básica del ser.
Cuando se empieza a planificar cómo acabar con la política de un país, uno debe tener en cuenta sus propias limitaciones (ej: si se es ciego, sordo o retardado mental) y las de sus propios compañeros, ya que deben ser unos idiotas no son perfectos en sí. La mejor manera de planificar una revolución o una anarquía generalizada, es intentando controlar los medios de comunicación, inducir a la gente a que piense igual que los que planean la revolución y decirles todo lo que ustedes saben que el pueblo quiere oír (si no sabe, invente).
Lo siguiente es conseguir unas AK-47 en el mercado negro, muchas cajas de habanos, y, obviamente, un encendedor para prender los habanos. Cuando posea todo eso, fílmense todos hablando de alguna que otra estupidez, como lo hacía Osama Bin Laden. La respuesta del gobierno ante estas acciones será intentar atraparlos a todos, cosa que no debe permitir, por eso es tan importante contar con un refugio en el cual estar seguro.
El gobierno se empezará a desesperar y moverá fichas equivocadas (aclaración, es una metáfora, no estoy jugando al ajedrez), lo cual lo obligará a cometer muchos errores. Ese es el momento ideal para robar camiones de caudales y chocarlos de manera kamikaze contra un barranco; y para cortar todos los cables pertenecientes a las compañías telefónicas, es más puee estrellar los camiones de caudales contra las antenas de operación celular y joder más al gobierno.
Capítulo 3: el ataque final
Cuando se realicen las primeras acciones revolucionarias, que fueron las mostradas anteriormente, ya habrás pasado un buen número de años (digamos unos 20), la vida habrá cambiado radicalmente, digamos que el líder de la operación se habrá divorciado porque la ex-mujer habrá pensado que era un gran idiota y puede que hayan pasado muchas otras cosas, a las cuales no nos referiremos; el punto es que todas las condiciones están dadas para realizar el ataque final sobre el país a despolitizar (que es una palabra que me acabo de inventar).
Es momento de salir de la madriguera en las cuales se ocultan los ejércitos que piden el cambio e ir a buscarlo. Es el momento de manifestarse, hacer un montón de estupideces para llamar la atención, enfrentar a la policía, llegar a la casa de gobierno en busca de la victoria final y acabar con la política corrupta que hace del país una basura con patas. A por la victoria!.
Capítulo 4: la humillación
En el momento del ataque final, muy seguramente a todos ses les habrá pasado por alto que todos los países cuentan con una reserva militar, a la cual utilizan en casos de emergencia; y éste, es uno.
Así que estén todos preparados para recibir a la revolución peleando ridículamente con 5 AK-47, una molotov y 10 palos contra un ejército armado con 25 tanques de guerra, 500 rifles de asalto y, quién sabe, una bomba atómica por las dudas.
¿Recuerda que dije que la lectura recomendada era "Cómo perder una batalla"?. Bueno, sirvió para que si intenta todo lo anterior, termine como en el capíulo 4.
Epílogo
Es casi imposible que un grupo de hombres patéticamente armados logre una revolución, pero un ex-revolucionario relatará su aventura en "Destruyendo la política de un país, Tomo 2: la venganza". Ahí se verá cómo LOGRAR una victoria absoluta sin tener fisuras ni nada de esa mierda. Próximamente en las mejores librerías comunistas del país.