Quiropráctica
La quiropráctica es la técnica de salud suprema, capaz de tratar de manera extremadamente dolorosa hasta el más simple resfriado. Su método se basa en el desplazamiento de los huesos del cuerpo, ya que a veces están mal colocados y hay que articularlos con otros huesos o incluso con las vísceras del infeliz paciente.
El profesional que lo ejerce es el quiropráctico, que debe alcanzar tal nivel de destreza como para romper el cuello a un gorila en celo usando solamente sus gónadas[1]. Además hay que recordar que el profesional debe ser holístico, es decir, todos los sistemas del cuerpo están relacionados, por lo que no deberías extrañarte si te vuelve el cráneo del revés (de dentro a afuera) para tratarte el mal olor de pies.
Origen
Fue en una noche de pelis karatekas ochenteras, en el que unos amigos habían quedado para ver cine chino-taiwanés en versión original sin subtítulos en una televisión monocroma de 5 pulgadas. Uno de estos amigos, que era sordo, no entendía los diálogos, por lo que pidió que alguien hiciera algo al respecto. Dagoberto Dalmiro Palumbo, campeón local de Jenga, le movió una vértebra con una suavidad digna de un martillo hidráulico. En ese momento, su amigo no solo ganó la audición, sino que consiguió una tetraplejía y una muerte indolora de cuello para abajo.
Viendo un futuro exitoso, Dagoberto estudió noche tras noche la técnica encerrado en su habitación, con la única compañía de sus botellas de absenta y maría. Cuando abrió las puertas de su dormitorio, salió entre una humareda de alegría vistiendo como un naufrago. Había completado el libro que recogería los fundamentos de la quiropráctica y que sentaría las bases de una civilización más saludable.
Técnicas
Aunque de cara al público todas las técnicas se llaman "Manipulación vertebral", entre los profesionales que han recibido un curso de 45 minutos con doctorado y esponjas absorbentes de regalo, la denominaciones de sus acciones son más variadas.
Compresión en acordeón
Primero se debe tranquilizar al paciente usando el tema principal de "El cabo del miedo" y reírse como un desquiciado para mostrar cercanía. El sujeto deberá acostarse lateralmente en una camilla, a ser posible, sin mancharse con las muestras recientes de sangre. Deberá evitar preguntas acerca del paciente anterior que no salió o sobre el olor a muerto que sale de su despacho.
El terapeuta debe comprimir con fuerza los pies y la cabeza, hasta que se disloquen todas las articulaciones del cuerpo. Acto seguido, los gritos desgarradores y los improperios variados proferidos por el paciente deben ser sustituidos por "El baile de los pajaritos" de María Jesús. Para ello el quiropráctico comprime y estira rítmicamente y con mucho salero
Los resultados son espectaculares. El paciente tendrá la estabilidad de un resorte, adquiriendo un desplazamiento más armónico.
Técnica del rollo de producto no inflamable de limpieza anal
El paciente debe estar sobre la camilla por su propia voluntad. Si no es así, una pistola de grandes proporciones y con tendencia a dispararse sola tiende a facilitar la conversación.
Consiste en ir enrollando el cuerpo como si fuera la tapadera de una lata de conservas. Algunas estructuras, como el fémur, ofrecerán cierta resistencia. Sin embargo, esta barrera se supera si el profesional de la salud insiste lo suficiente. Sabrá cuando ha pasado en el momento en el que escuche sonoros crujidos. Hay expertos que recomiendan un mortero, un martillo o un excremento solidificado para disminuir la resistencia ósea.
Esta técnica aumentará la flexibilidad del paciente. Si al doblarse para atrás no puede tocarse el culo con la nariz, se indica la repetición indiscriminada de esta técnica.
Recolocación ósea
Puede que ver las cosas bajo una nueva perspectiva me haya recordado lo bella que es la vida, o quizá esta nueva postura esté haciendo que se me acumule la sangre en la parte posterior de la cabeza ocasionando delirios
Generalmente, las personas están mal hechas. No es que sean feas, sino que el mero hecho de existir es un insulto hacia la Madre Naturaleza. La sociedad no está concienciada de esto, por lo que purificar a la humanidad con cantidades astronómicas de fuego es considerado como una locura. Sin embargo, con esta técnica, solo necesitaremos una sótano insonorizado para evitar cualquier sospecha.
Al igual que los antiguos Egipcios llevaban la máscara de Anubis durante la momificación, el quiropráctico llevará la máscara de Leatherface, profesor de anatomía de la facultad de quiropráctica. Esto facilitará la relajación muscular, principalmente de los esfínteres.
Aunque el problema esté en un solo sitio, se deberá separar manualmente todos los huesos y después recolocarlos según los conocimientos anatómicos obtenidos del juego Operación. Si consideramos que sobran huesos, usamos el martillo de la técnica anterior para machacarlos. El organismo se encargará de absorber el calcio y de eliminar el sobrante en forma de cálculos renales que el paciente podrá coleccionar e intercambiar con sus amigos.
Críticas
Hay gente desequilibrada que intenta atacar a esta inofensiva disciplina usando artes oscuras a las que llaman ciencia. Son unos seres asexuados que viven en soledad en cuevas subterráneas y que atacan a todo lo que no cumple con sus absurdas normas. Está comprobado que la quiropráctica y cualquier invención, por incoherente que sea, que tenga que ver con ella es cierta.[2]
Indicaciones y efectos secundarios
La quiropráctica puede usarse en cualquier problema, aunque no sea de salud. Es tan efectiva como dar porrazos en la televisión cuando esta no funciona. Los miembros de Quiroprácticos sin fronteras han visitado países empobrecidos de África y aplicado sus técnicas en niños con malaria, sida o fiebre del sábado noche. Los resultados han sido sorprendentes. Ninguno murió de sus dolencias, sino que fueron devorados por los depredadores al ser abandonados por su reciente discapacidad.
Al ser una disciplina tan poco agresiva, los efectos secundarios no son graves. En un 90%, incluyendo a los profesionales que aplicaron las técnicas, sufrieron derrames cerebrales que remitieron tras la explosión del cráneo. Suelen ocasionar de manera irreversible esquizofrenia, autismo y trastorno bipolar, normalmente, las tres a la vez. El uso excesivo de las subluxaciones provoca la fisión de los núcleos atómicos y, en ocasiones, radiactividad permanente.