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Tabaco

De Inciclopedia
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¡Esto es Tabaco!, no las tonterías de los Filtros o las Pipas.
Cita3.pngOh, pero que varonil...Cita4.png
lesbiana viendo fumar a otra mujer.
Cita3.pngOh pero que racistaCita4.png
Feminista sobre el comentario anterior.
Cita3.pngTranquilo, no hay problema, que consumirlo hasta adelgaza, solo mirame y veras los cuadros que me a dadoCita4.png
Muerte sobre el Tabaco.


El tabaco (del arábico pih-til[l]o) es actualmente el sub-producto de las máquinas cortacésped, las cuales luego son secadas. Contiene nicotina, una sustancia compuesta por excreciones caninas, agua de alcantarilla, plaguicidas de Monsanto y grasa de motor de su máquina recolectora.

Origen

El tabaco procede originariamente de extensas plantaciones situadas en las zonas precolombinas y era el principal y sabroso alimento de los nativos, mientras que la patata se machacaba, secaba y se fumaba, aportando grandes cantidades de energía derivada de la combustión del almidón y que permitía a las comunidades lugareñas plantar más patata y tabaco. Sin embargo, la exportación caótica colombina, en la que la patata era batata y el maní pasó a ser cacahuetes, el orden de consumo se intercambió. De este modo, hoy en día el tabaco se fuma y la patata se cocina.

Exportación

Cartel publicitario de Marlboro.

Ya en Europa, la planta de tabaco se extendió rápidamente. Era barata, se podía plantar hasta en el Peñón de Gibraltar. Pero lo más importate es que proporcionaba todos los bollos nutrientes que el cuerpo humano necesitaba: proteínas (animales y vegetales), minerales, hidratos de carbono, agua, fibra y soja con Omega 3. El humo que se exhalaba al fumarla eran los residuos que tendría que expulsar el cuerpo (tantó los sólidos como los líquidos), por lo que ya no era necesario el baño.

Esto provocó una grave crisis en el sistema económico de la época que obligó al G VII (el G 7 del momento) a reunirse y tomar medidas sobre esta planta tan asquerosamente saludable y poco productiva creando su propio "tabaco": la hierba seca que amontonaban las cortacéspedes. Gracias al poder que siempre poseyeron, iniciaron una campaña de desprestigio combatiendo la vitalidad del tabaco original con la tranquilidad de este nuevo tabaco. Esta tranquilidad era (y es) una sensación provocada por la tremenda toxicidad de la hierba, que deja semiinconscientes y al borde de la muerte cada vez que un fumador lo consume, sumiendo a su vez a los fumadores pasivos en un estado de placidez y agradecimiento hacia el fumador activo.

En la Actualidad la industria de exportación es llevada a cabo por un ejercito de camellos, marineros y vaqueros, los cuales envían el producto por tierra, aire y agua a todo el mundo. En su mayoría en forma de tubos blancos o gigantescos papelotes.

Tipos

Hoy en día existen numerosas clases de tabaco que satisfacen hasta el más fetichista de los adictos a esta sustancia (sí, he dicho todos).

  • Tabaco liado:

Su formato es el de pequeños tubitos de centímetros como este:

(____(____________((((~~~~.

Este formato viene en una cómoda bolsa de 50 o 25 gramos monodosis.

  • Tabaco de mascar:

El consumo de este tipo de tabaco ya está en desuso. Lo cual es de agradecer, ya que toparse con cualquier consumidor de tabaco de mascar embadurnaba el suelo de donde se estuviese entre el tabaco mascado y el contenido estomacal del que lo veía.

  • Tabaco de esnifar:(rapé)se reconoce claramente por su color tostado.

Comercialización

Cita3.pngFumar te hace ver interesante... si tu definición de interesante es toser como foca con tuberculosis.Cita4.png
Un exfumador mientras encendía su decimoquinto cigarro del día.
Cita3.pngLos pulmones son solo bolsas de aire de lujo. El tabaco les da personalidad.Cita4.png
Un ejecutivo de tabacalera en una reunión de marketing.
Anuncio de los años 50: "Fume Chesterfield, ¡sus hijos lo admirarán cuando les heredes cáncer de pulmón!".

La comercialización del tabaco es un arte oscuro perfeccionado durante siglos, donde el objetivo principal es convencer a la humanidad de que inhalar humo tóxico es sinónimo de elegancia, libertad y éxito social, algo así como vender hamburguesas quemadas como si fueran caviar en un bote de basura. Todo comenzó cuando las primeras empresas tabacaleras descubrieron que, en lugar de explicar que sus productos causaban halitosis y pulmones parecidos a una bolsa de aspiradora, podían contratar a cowboys con sonrisas dentífrico y doctores de mentira con batas de laboratorio para asegurar que fumar curaba el estrés, la timidez y hasta el mal aliento (esto último era técnicamente cierto, pues nadie se acercaba lo suficiente a un fumador para notarlo).

En los años 50, la publicidad del tabaco alcanzó su cúspide creativa con campañas que vinculaban los cigarrillos a la maternidad ejemplar, usando eslóganes como "Fume Lucky Strike, ¡su bebé nacerá con dientes de titanio!" o "Camels: recomendados por 9 de cada 10 ginecólogos para partos más glamurosos". Las revistas de la época estaban repletas de imágenes de amas de casa sonrientes limpiando la casa con un trapo en una mano y un cigarrillo en la otra, porque nada dice "hogar feliz" como un incendio causado por cenizas caídas en el sofá de poliéster.

Con el tiempo, y ante la molesta aparición de estudios científicos que relacionaban el tabaco con enfermedades divertidísimas como el cáncer o la gangrena, la industria tuvo que innovar. Así nacieron los cigarrillos "light", una magistral invención que consistía en hacer creer que fumar algo con menos alquitrán era saludable, como si beber veneno diluido en agua mineral lo convirtiera en un smoothie detox. Luego llegaron los vapes, dispositivos electrónicos que transformaron el acto de fumar en una experiencia similar a chupar una memoria USB con sabor a chicle de unicornio, todo mientras se esparcían nubes de vapor que, según los influencers, eran "100% libres de consecuencias, como sus consejos de vida".

Hoy, la comercialización del tabaco se ha vuelto más sutil pero igual de absurda. Las empresas patrocinan eventos deportivos con lemas como "Corra, salte, muévase... luego fume para celebrar que todavía puede respirar" o colocan anuncios en TikTok donde jóvenes bailan con cigarrillos editados digitalmente para que parezcan bastones de caramelo. Incluso se rumorea que ciertas marcas están experimentando con paquetes que se autodestruyen después del vigésimo cigarro, aunque eso podría ser solo el sueño húmedo de un ejecutivo con remordimientos tardíos.

Entre las estrategias más celebradas está el product placement en películas, donde los villanos fuman para parecer malvados y los héroes para demostrar que son "rebeldes con causa", aunque la única causa real sea la necesidad de financiar la siguiente escena de explosiones. Y no olvidemos el nicho de mercado de los accesorios: ceniceros de diseño, encendedores de oro de 24 quilates y pitilleras con frases inspiradoras como "Fumar mata... el aburrimiento".

Prohibición

Cita3.pngProhibir el tabaco es como prohibir la gravedad: todos saben que existe, pero fingen que no mientras caen de cara al suelo.Cita4.png
Un legislador del siglo XVIII después de votar una ley que multaba a los árboles por producir hojas fumables.
Cita3.pngSi no puedes vencerlos, róbales los clientes y luego dile a todos que fue idea suya.Cita4.png
Un empresario anónimo fundador de la primera "clínica de desintoxicación" patrocinada por una tabacalera.
Cartel de 2020: "Prohibido fumar".

El primer intento registrado ocurrió en la Gran Bretaña del siglo XVII, cuando el rey Jacobo I declaró que fumar era "repugnante a la vista, dañino para el cerebro y peligroso para los huevos", una observación que fue ignorada por completo cuando se descubrió que el monarca invertía en contrabando de pipas de opio por las noches.

En el siglo XIX, los movimientos prohibicionistas ganaron fuerza gracias a panfletos con títulos como "El humo del diablo: cómo tu cigarro financia el infierno" y marchas públicas donde activistas disfrazados de pulmones gigantes tosían melódicamente para concienciar a las masas, estrategia que solo logró que los niños les lanzaran monedas pensando que eran artistas callejeros.

La culminación llegó con la Ley Seca estadounidense, que prohibió el alcohol pero provocó que el consumo de tabaco se triplicara, ya que los ciudadanos decidieron que si no podían beber, al menos inhalarían algo que les hiciera olvidar la mala calidad del jazz de la época.

Los gobiernos modernos, aprendiendo de estos fracasos, optaron por medidas más sutiles, como imprimir imágenes de dientes podridos en las cajetillas, lo que generó una inesperada moda de coleccionismo entre adolescentes góticos. También se implementaron "espacios libres de humo", zonas donde está prohibido fumar pero se permite el estresante aroma a desinfectante de hospital mezclado con el perfume de quien intentó cubrir su adicción con un litro de Chanel Nº5.

Las tabacaleras crearon cigarrillos "sin humo" (que eran palillos de dientes con nicotina), promovieron "pausas activas" para fumar mientras se hacían sentadillas y hasta financiaron estudios que afirmaban que el tabaco prevenía la soledad, argumentando que los fumadores siempre tienen algo en qué ocupar sus manos... y sus tumores.

El punto álgido llegó cuando ciertos países intentaron prohibir incluso el olor a tabaco, una medida que llevó a juicios absurdos donde jueces olfateaban a los acusados y ciudadanos demandaban a sus vecinos por prender velas con aroma a bosque quemado.

Hoy, la prohibición sigue siendo un teatro donde todos actúan sabiendo que el telón nunca caerá. Los legisladores proponen impuestos tan altos que un paquete de cigarros cuesta más que un riñón en el mercado de órganos, los fumadores inventan rituales cada vez más elaborados para esconder su hábito (como fumar dentro de un armario lleno de ambientador) y las empresas venden kit de libertad que incluyen gafas de sol y un silbato para distraer a los transeúntes mientras enciendes un cigarrillo.

Véase también

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