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Teatro

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El teatro es una de las formas de la literatura, aunque más cómoda, porque ni siquiera tienes que molestarte en leer. Un grupo de tipos raros con máscaras y togas se paran sobre unas tablas y te lo cuentan, lo cual es un alivio, ya que si no, no se entiende por qué el loco ese se queda mirando un cráneo y al final se acuchillan entre todos. A lo largo de la historia se ha desarrollado el teatro haciendo las obras cada vez más simples y accesibles, hasta que llegado el siglo XXI, ya no hay nada que entender.

Cómo se hace una obra de teatro

Lo primero es conseguir un dramaturgo, que viene a ser el que escribe la obra. Se recomienda buscar a alguien que esté más bien desquiciado, que consuma estupefacientes y/o tenga problemas de ambigüedad sexual. Si además tiene tendencias suicidas aún mejor. Luego se deben buscar actores teatrales, que son gente que habla muy fuerte y tiene poca vergüenza, así que cualquier predicador callejero te servirá. Por último, se debe conseguir una sala y un montón de público para llenarla. Esto último es difícil de conseguir, pero hay un par de técnicas para ello. Una es amenazar con un arma a todos los que pasen cerca del teatro para obligarlos a pagar la entrada y reírse (si es una comedia) o llorar (si es una tragedia), siendo lo último bastante más fácil cuando se hace poposota y les está apuntando. Otro método es convencer a un crítico influyente para que ponga la obra por las nubes.

La falta de un buen vestuario puede dar miedo. Sabemos en que obra actuaste el verano pasado.

Elementos de la obra

  • Escenas y actos: la obra hay que dividirla en varias partes, son necesarias muchas pausas para poder vender. En la tragedia los actos suelen ser muy útiles para la ordenada acumulación de cadaveres.
  • Personajes: son los que visten esas ropas encima del escenario. Su característica principal es que les pasan cosas (a menos que hablemos de teatro de vanguardia, en cuyo caso puede que no les pase nada, que nadie entienda nada, y en última instancia, que nadie los vea).
  • Vestuario: es importante proveer a los actores de togas y trajes reconocidos. Puede haber teatro sin vestuario, dejar a los actores totalmente en pelotas suele dar buenos resultados, aunque en ese caso, no se olvide de encender la calefacción.
  • Escenografía: los decorados que están detrás de los personajes. Pueden estar delante si son transparentes, o si no lo son pero una vez más estamos ante un teatro muy vanguardista (arte de vanguardia, forma pretenciosa de referirse a una bazofia incomprensible).
  • Iluminación: puede haber teatro sin iluminación, pero a oscuras se hace difícil ver la obra y los actores se choquen entre sí sobre el escenario (lo que combinado con el vestuario nudista recomendado anteriormente, puede resultar en embarazos no deseados).
  • Música: especialmente importante si estamos ante un musical (los musicales sin música tienden a ser un poco aburridos) o una ópera (ver más abajo).
  • Público: esa gente que lo mira todo desde abajo (no confundir con los moras azules). Puede haber teatro poposota sin público, pero resulta poco rentable.

Géneros clásicos

Tragedia. Sin duda, el género más entretenido, lleno de acción y aventuras. En reinos lejanos y exóticos los personajes se comen a sus hijos, descuartizan a su hermanos, envenenan a sus tíos y se arrancan los ojos a sí mismos. El público disfruta alegremente, mientras en el escenario los familiares se destripan unos a otros sin ningún motivo aparente. Luego resulta que todo estaba fijado por el inalterable destino, el indescifrable oráculo o la inescrutable voluntad de los dioses y así queda todo clarísimo. Captamos la ironía, todo es muy triste y ya está permitido largarse a llorar como niñas pequeñas (véase Catarsis).

Por suerte, todas esas desgracias ocurren sólo a reyes, príncipes, nobles o comerciantes excesivamente ricos. A lo largo de la historia los pobres siempre disfrutaron un vida de abundancia y tranquilidad y no tuvieron que sufrir sino hasta el siglo XIX.

Comedia. Trata de cosas de mucho menor importancia, con personas de menor importancia, cosas tan ínfimas que hasta pueden salir bien y lograr un final feliz.

Tragicomedia. Mezcla de los dos géneros anteriores. Ocurren todo tipo de catástrofes como en la tragedia, pero no es obligación amargarse y se puede disfrutar de la desgracia ajena, riéndose como en la comedia.

Edificio

Si vas a uno de estos por las dudas lleva un paraguas.

Al principio los construían en forma de semicírculo sobre las laderas de las montañas y los llamaban anfiteatros. Siglos más tarde, avances científicos demostraron que la lluvia moja y causa resfrío a los actores, por lo que se empezaron a crear teatros cerrados.

Hoy en día todos tienen balcones por si acaso alguna joven de Verona se le da por asomarse, a ver si su enamorado todavía no se mató por error.

Historia del teatro

Grecia y Roma

Antiguo actor griego en el momento de la inspiración.

En estos dos lugares el teatro dio sus primeros pasos hacia lo que hoy conocemos. En las obras, los papeles femeninos eran representados por hombres, (unos lo hacían mejor que otros). Escenificaban la vida de los dioses, en especial la de Baco, una vida llena de sacrificios, en la que tenían que beber vino hasta morir. Más tarde comenzaron actuaciones en los pueblos; algunas personas para ganarse un poco de dinero actuaban solos en la plaza del pueblo. A veces el público podía probar puntería con las piedras o comenzar una humillación pública, cosa muy popular en Grecia. En Grecia el teatro surge a partir de la fiesta de la vendimia. La razón es clara, esta fiesta era en honor a Dionisio, y para celebrarlo sólo podían beber como mínimo 4 barriles de vino. Tanto vino los hacía vestirse raro y ponerse a cantar a coro, lo que dio origen al teatro. Posteriormente en Roma el público comenzó a preferir el circo, donde los Gladiadores practicaban lucha libre hasta que el pulgar del Emperador decidiera. También tenían otras atracciones como los cristianos siendo devorados por leones y carreras de fórmula uno. El pueblo romano prefería este tipo de atracciones puesto que los dramaturgos romanos eran extremadamente aburridos. (Véase Séneca)

Edad Media

Puesto que matar Cristianos con leones a la Iglesia le pareció un poquito fuerte, prefirieron que no hubiese teatro. Esto trajo como consecuencia que sustituyeran al Teatro por un señor que hablaba de espaldas y en latín. Como nadie entendía ni puta palabra de lo que se decía (Puesto que el Latín ya era lengua muerta) este tipo de atracción no tuvo el efecto esperado.

Neoclacisismo

El teatro neoclásico intenta apartar los disparates del teatro renacentista y barroco. Es claro que nadie se puede creer atrocidades como que en dos horas y en unos pocos metros cuadrados ocurra lo siguiente: en el primer acto el protagonista desayuna en Alenjandría, en el segundo almuerza en Londres, en el tercero ya pasaron cincuenta años, tuvo hijos y nietos, los nietos se casaron entre sí y mataron a sus padres, y en el cuarto, no se sabe por qué, el publico bombardeó el escenario con frutas y basura antes de que bajaran el telón del tercero. En cambio, en el neoclasicismo todo es mucho mas sensato y equilibrado: el protagonista logra hacer todas esas cosas en sólo 24 horas y le sobra tiempo para derrotar tres invasiones extranjeras, todo sin moverse de la comodidad de su propio patio.

Realismo y Naturalismo

En el siglo XIX el teatro volvió a su cometido original de copiar fielmente la realidad. Es sabido que en el mundo real, las armas son unas cosas muy malas que matan a la gente. El teatro realista se tomo el trabajo de educar al público al respecto, por lo que siempre que aparece un arma al principio de la obra debe ser disparada al final.

Los naturalistas se tomaron la copia de la realidad un poco demasiado en serio. Cada vez que uno de los personajes se le daba por comer carne, había que degollar a la vaca ahí mismo en el escenario. Es que eso de hacer de cuenta que se come algo en lugar de comerlo en serio, es inaceptable, semejante patraña, puro embuste, mero teatro. Si luego al personaje le venía una indigestión, el actor debía pasar un mal rato. Igual todas las inconveniencias de los actores quedaban más que aliviadas cuando se llegaba a la escena del ahorcamiento.

Siglo XX

Una tragedia en versión minimalista.

Y aquí es cuando todo empieza por fin a tomar forma: las cantantes se rapan la cabeza, los miembros del cuerpo se van cada uno por su lado, y los personajes corretean por ahí en busca de algún autor que los adopte.

Lea nuestros artículos sobre Expresionismo, Surrealismo, Minimalismo y Absurdo. Si con eso no le alcanzó para hacerse una imagen clara y completa, sígalo intentando hasta que vea el elefante amarillo al final del camino.

Algunos grandes dramaturgos

Aunque nadie lo sabe, éste es el verdadero autor de Hamlet.
  • Sófocles, Esquilo, Eurípides. Los tres grandes tragicómicos griegos. Todos sufrían severos trastornos por sus relaciones familiares. Se suele ver con especial admiración a Sófocles, cuyo personaje mata a su padre y se acuesta con su madre. Hoy en día, la sensibilidad artística no sabe apreciar las maravillas de asesinar a la madre o a los hijos, especialidad de los otros dos. Otro gran dramaturgo griego fue Aristófanes, pero éste prefirió alejarse de esa manga de locos y quedarse a vivir entre ranas y nubes.
  • Séneca. Bazofia de dramaturgo romano, que copió a los tragicómicos griegos, pero que nadie montaba por sus aburridos argumentos y personajes.
  • Molliere. Gran maestro de la originalidad en el teatro. Se dedicaba a tomar obras de un autor romano, tomadas a su vez de un autor griego, añadirles un poco de acento francés y venderlas a precio de obras maestras. Sufría todo tipo de enfermedades imaginarias y una muy real avaricia.
  • Henrik Ibsen. Inventor de Barbie y la serie de accesorios para muñecas. En su tiempo libre escribía obras de teatro. Las muñecas de Ibsen, avanzadas para su época, no pedían a sus dueñas que las visten y las peinen si no más bien que abandonen la casa, se desentiendan de los niños y vapuleen bien a Ken. Las muñecas que se negaban a jugar, eran abandonadas por un ken borracho y tenían que ver a sus hijos morir de sífilis. De allí aprendieron las feministas de décadas posteriores, sus más delicados métodos educativos.
No son muy conversadores. Mejor dejarlos por unos naipes y una buena botella de vodka
  • Anton Chejov. Médico ruso que adoptó la tarea de subir a escena el lado aburrido de la vida, obteniendo un claro éxito en el aburrido semblante de los espectadores de sus obras. Sus personajes prefieren jugar a las cartas que ponerse a dialogar con cráneos, fantasmas y canibales furiosos. Por suerte, tanto aburrimiento lleva a los personajes a suicidarse o a matarse entre ellos ofreciendo aunque sea algo de acción.
  • Federico García Lorca. Por su culpa las parejas de recién casados ya no pueden irse a corretear tranquilamente por los bosques. Suele escribir sobre locas solteronas que viven bajo el yugo de su madre que tiene un bastón mágico que las reprime sexualmente.
  • Samuel Becket. Dramaturgo que se hacía pasar por francés, cuyos personajes esperan a Dios (Godot en francoirlandés). En lo que se conoce como una de las mayores crueldades del teatro, Becket no les proporciona sillas.
  • Eugenio Ionesco. Otro dramaturgo que se hacía pasar por francés, en el que sus personajes dejan claro lo molesto que es comunicarse con tu pareja, o prestarle atención alguna.

Otros no tan conocidos: William Shakespeare, Oscar Wilde.

Otros tipos

Una soprano en su traje tradicional. Proteja sus oídos.

Ópera. Es igual que el teatro clásico sólo que en lugar de los tipos con togas y máscaras los que cantan son unas señoras enormes con gorros vikingos. A estas señoras enormes no se las llama coro sino sopranos o las gordas esas que chillan. Sus tonos de voz pueden llegar a ser tan altos, que se las ha creído capaces de matar a un hombre explotándole los tímpanos. Esto, por supuesto, es una superstición infundada, sólo pueden matarle de aburrimiento si es que no sabe alemán. Las parejas de los sopranos son los tenores, hombres muy selectivos con especial predilección por las arias, aunque de ser necesario también se conforman con las italianas.

De la ópera descienden el Teatro de Cabaret y los Musicales de Broadway. Los actores en lugar de vestirse como vikingos se disfrazan de gatos. No importa si no entiende francés o inglés, las cantantes son delgadas y salen al escenario en ropa interior.

Teatro de títeres. Hay que tener cuidado y no confundir a los títeres con actores, si se los ataca pueden resultar tan feroces como el peor de los molinos. Incluso puede que algunos cobren vida y salgan por ahí a matar nazis.

Pantomima. Teatro con actores sordomudos para espectadores ciegos.

Aclárese también

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