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Hildegarda de Bingen

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Hildegarda, la monja multitarea. Miniatura medieval.

Santa Hildegarda de Bingen (Bermersheim vor der Höhe, Sacro Imperio Romano Germánico, verano de 1098-Monasterio de Rupertsberg, 17 de septiembre de 1179) fue una abadesa benedictina multitarea alemana, activa como compositora, escritora, santa, filósofa, nigromante, científica, naturalista, naturista, médica, mística, motociclista, líder monacal y pitonisa durante la plena Edad Media.​ A pesar de su apellido no jugaba al bingo. Conocida también como la profetisa tetónica (debido a sus tallas genorosas) es la más célebre compositora de la monotonía sacra y la mujer compositora más grabada en la época moderna, que no gravada, pues eso corresponde mejor a Shakira, si bien no se aviene a saldar sus deudas con el fisco. Muchos expertos la consideran la fundadora de la historia natural, quizás sobrevalorando su vejez, pues es muy posterior a los dinosaurios y todas esas cosas.

A diferencia de ti, querido lector, Hildegarda estaba dotada con una inteligencia fuera de lo común y era tan polifacética que lo mismo te planchaba un huevo que te freía una corbata. Y eso sin desdoro de escribir, que se pasaba el día escribiendo cosas de alto contenido intelectual, científico y en ocasiones un tanto magufo. Su pensamiento era tan original que ni los mejores inciclopedistas se le aproximan. Y no contenta con eso se inventó un lenguaje, como el Tolkien ese.

Si bien siempre se le ha tomado por santa, no fue hasta 2012 que Benedicto XVI, aunque a regañadientes por considerarla "una vil mujer", la canonizó como tal y la nombró doctora de la Iglesia. Casi novecientos años para sacarse el doctorado, con lo lista que dicen que era.

Biografía

Primeros años

Hildegarda nació en algún lugar de la actual Alemania, de cuyo nombre podría acordarme, pero no me voy a esforzar. Pertenecía a una famlia noble de estas que tienen un dúplex y dos yates, pero siendo la menor de diez hijos, sus padres la donaron a la Iglesia para quitársela de encima, por lo que no pudo disfrutar del patrimonio familiar. Bueno, piensa que peor hubiera sido que se la donaran a un traficante de órganos, ¿no?. Es así como fue puesta bajo la tutela de una tal Jutta (nombre con curiosa rima consonante) que la enseñó las primeras letras, con lo que a partir de la letra M hasta el final del alfabeto tuvo que aprenderlas por su cuenta, lo que fomentó en ella la curiosidad, la diligencia y la toma de conciencia de que si ella no hacía las cosas los demás no las iban a hacer por ella.

Cuando Hildegarda menstruó, fue encerrada junto con su maestra en un monasterio de clausura masculino que acogía a un pequeño grupo de monjas en una celda anexa, se ve que los monjes eran unos listos. Algo bueno debían darles los monjes a las muchachas, pues cada vez crecía más el número de vocaciones, transformándose la celda en un pequeño monasterio anexo, donde las monjas andaban más bien apretadas y durmiendo en literas. Hildegarda se consagró como monja senior benedictina y, a la muerte de Jutta, y a pesar de su juventud (de Hildegarda, pues Jutta murió más vieja que Cascorro) y sin presiones ni amenazas a las demás monjas, éstas la eligieron abadesa por unanimidad.

Ve visiones, oye audiciones y hace escribiciones

Eran tantas las ideas que bullían por su cabeza que de vez en cuando ésta entraba en combustión espontánea, y así la ha representado a veces la iconografía posterior.

Cuentan los hagiógrafos de Hildegarda que desde niña fue más bien enclenque y debilucha y que experimentaba visiones, probablemente producto de que agarraba unos viajes tremendos cada vez que le entraba una gripe o un catarro mal curado y tenía fiebres delirantes. Ella misma decía tener visiones de "una luz tal que mi alma temblaba" y, que sepamos, no estaba metiendo cuñas publicitarias de sistemas de iluminación medievales. Con los años fue la cosa a peor, pues decía ver formas, colores, e incluso escuchar música de un estilo que en la época era imposible de identificar pero que según sus descripciones hoy llamaríamos techno trance. Y todo esto sin pagar un duro y así por sorpresa a cualquier hora del día. Su instructora, Jutta, pensaba que la niña estaba un poco cucú, no vamos a engañarnos.

Ya cuarentona, los flipes se hicieron tan internsos que decidió escribirlos, sería para recordar todo detalle. El libro resultante, llamado Scivias o Conoce los caminos de la Fuerza es una juerga, y vista la hilaridad de sus compañeras y compañeros de convento, decidió no hacerlo público (por el momento).

Aun así andaba con la comezón sobre si su libro sería un best seller medieval de la literatura bien profética o bien humorística, lo que la llevó a pedir consejo a uno de los hombres más estirados y de mayor reputación espiritual de su tiempo: Bernardo de Claraval. Le envió una carta diciéndole que en sus visiones él aparecía "como un hombre que veía directo al sol audaz y sin miedo". Esto a Bernardo le impresionó mucho, porque ciertamente nunca usaba lentes ahumados para mirar al sol y, como resultado de ello, la visión la tenía un poco tocada el hombre. De esta manera la animó a seguir con sus flipaduras e incluso intervino a su favor ante el Papa Eugenio III, quien a pesar de su nombre de genio tenía poco, era más bien tonto, y dudaba entre considerar a Hildegarda una iluminada o quemarla por brujería.

Como tras consultarlo con la almohada finalmente se decidió por lo primero, el Papa ordenó a Hildegarda que continuara escribiendo sus delirios visiones, lo que la hizo tan popular en su época como Inciclopedia lo es en la actualidad. De esta manera numerosas personalidades se ponían en contacto con ella para pedirle consejo, entre las cuales estaba el mismo Bernardo antes mencionado, a quien Hildegarda aconsejó la contemplación de los capiteles de los claustros, Federico I Barbarroja, a quien Hildegarda recomendó que practicara el sano deporte de la natación, o Leonor de Aquitania, a quien Hildegarda recomendó que cultivara esa amistad tan especial que tenía con su tío durante la cruzada a la que se dirigían ambos.

Funda un convento y se caga dentro

Dado que los monjes se pasaban en sus demandas de, ejem, atenciones de las monjas, dice tener una visión en virtud de la cual debe emancipar su comunidad y establecerla en el monte de san Ruperto, cerca de jugar al Bingen. Los monjes no recibieron de buen grado la emancipación, pero no les tocó otra que joderse y aguantarse. Joderse y aguantarse entre ellos, en lo sucesivo.

Poco después su secretaria y asistente para todo, una tal Ricardis, la abandonó para ser abadesa en otro convento. Hildegarda se opuso y hasta pidió incercesión papal, pero, al no conseguir Hildegarda sus propósitos de que Ricardis permaneciera con ella, esta última falleció poco después.

Monjas del convento de Hildegarda, bailando como ella les obligaba enseñaba.

No sé si lo habíamos mencionado, pero Hildegarda era docta en herbología y venenos, sin que esto tenga que tener necesariamente relación con lo anterior. Precisamente en esta época concluyó dos libros que tratan sobre herbología y el funcionamiento del cuerpo humano, conocimientos que había obtenido aplicando distintas plantas en sus prácticas de taxidermia con compañeras monjas que iban muriendo... casualmente, tras probar sus infusiones.

Como de aquella no había Spotify ni Soundcloud, se encargó ella misma también de componer los cantos que cantaban sus monjas en sus usos litúrgicos. Igualmente diseñó sus hábitos y también les propuso la realización de ridículas danzas que, según ella, las edificarían espiritualmente (anda que no se descojonaba viéndolas hacer contorsiones). Y siendo de culo inquiteto como era, todavía fundó otro convento al que iba de visita un par de veces por semana, para hablar mal de las monjas del suyo a las otras y viceversa.

No contenta con todo lo que estaba haciendo, también le daba por ir predicando por ahí. Hablaba muy mal del clero, que le parecía corrupto, pero también de los cátaros, de los que decía que eran unos jipis. Como dijimos antes, se carteaba con personajes célebres, y utilizaba sus cartas como ahora la gente el twitter, para vomitar en ellas sus opiniones políticas. Incluso aunque fuera para poner pingando a su amigo el emperador Federico por apoyar a un antipapa, que Hildegarda no se casaba con nadie.

Ya en sus últimos años la mataban a disgustos. Resulta que sepultó en el cementerio conventual a un noble supuestamente excomulgado (se lo dieron para que le aplicara la taxidermia, pero no le apetecía en esta ocasión). Se le exigió a Hildegarda que exhumara al muerto y que lo disecara, pero ella se negó y escondió el enterramiento, sosteniendo que el finado se había arrepentido de sus pecados antes de morir. Entonces los prelados, en ausencia del obispo, prohibieron al convento el uso de campanas, cantos, instrumentos musicales y danzas ridículas. Fue entonces cuando Hildegarda hubo de decir lo de "sujétame el cubata" y respondió a la prohibición con una carta teológica como para cagarse encima, donde evocaba las cualidades de la música en relación con lo divino. Volviendo el obispo, éste dio dos collejas a cada prelado y levantó la prohibición. "Pero cómo se os ocurre llevar la contraria a esta mujer", les amonestó, "A ver quién la aguanta después", añadió.

Muerte y mitomanía posterior

Poco después de este episodio se murió. No por nada, sino por vieja. Las crónicas hagiográficas cuentan que a la hora de su muerte aparecieron arcos brillantes y de colores que formaban una cruz en el cielo, que serían cosa de sus monjas practicando la pirotecnica.

Unas décadas después de su muerte empezó un proceso de canonización que culminaría ochocientos años después ¡santa subita! Benedicto XVI ofendió su memoria al compararla con Teresa de Calcuta, pero reparó en parte el daño al otorgarle el doctorado de la Iglesia y la Academia de Suecia, a título póstumo, le ha otorgado el Premio Nobel de Hechicería.


Obra

Miniatura que representa a Santa Hildegarda escribiendo en lengua ignota.

Obra literaria

  • Scivias. Esta obra fue inspirada tras una visión en la cual aseguraba haber asistido a una telefonía teofanía que le ordenaba escribir las mamarrachadas que viera.

Así pues describió las varias visiones que tuvo, encontrándose ilustradas en los manuscritos casi a modo de cómic medieval. Primero explica la visión con un rebuscado simbolismo tal que te deja con los esfínteres contraídos, y luego hace intervenir a la voz celestial para que se entienda lo que quiso decir. Te habla de muchas mandangas de los dogmas de fe, desde Adán y Lucifer hasta el Juicio Final y hasta dice que te sorprenderá lo que pasará después de este último.

  • Liber vite meritorum. Esta es una obra de carácter moral en la que describe los diferentes vicios y las virtudes que se les oponen y amenaza, y hasta acojona, al lector describiendo de manera sádica y terrible las grotescas penas que le aguardan en la otra vida según cada vicio en que incurra. Ofrece una de las primeras representaciones del purgatorio cristiano y coincide que éste guarda gran semejanza con la sala de espera de la consulta de mi dentista. Qué cosas.
  • Liber divinorum operum. Son diez visiones en las que hace corresponder el universo con la fisiología humana. De esta manera pone en paralelo los actos de Dios con los actos humanos, y mira por dónde la creación del mundo se corresponde con la defecación. Ahí queda eso.
  • Lengua idiota ignota. Esta creación de Hildegarda es la primera lengua artificial de la historia. Se piensa que la finalidad de esta lengua es de carácter científico, de tal manera que pudiera ser una lengua para comunicarse entre intelectuales. En base a los glosarios que dejó escritos Hildegarda han podido descifrarse varias inscripciones en la misma, y casi todas dicen "tonto el que lo lea".

Obra científica

  • Liber simplicis medicine o Physica. Trata sobre las propiedades curativas de las plantas, minerales, alimañas y animalejos, así como de los venenos.
  • Liber composite medicine o Cause et cure. es como el cuaderno de trabajo del anterior. Aquí ya se teoriza menos y se va al lío, se mira cual es el origen de la enfermedad y qué cosa hay que usar para tratarla.

Obra musical

Hildegarda tiene una obra musical muy prolífica, y en su opinión el canto era una manifestación del espíritu divino... con algunas excepciones de personas que son difíciles de oír, claro. Hildegarda hacía corresponder la música mundana con la armonía celeste y los dedos que tañían los instrumentos se correspondían con los divinos dedos que hacían vibrar... las almas.

El estilo hildegardiano se caracteriza por sus floridos melismas, por sus descojonantes saltos melódicos y la amplitud de sus intervalos, por lo cual para los cantantes de la época debía ser difícil como ella sola. Anda que no se lo pasaría bien viendo a sus monjas pegar gallos, la muy cabrona.

Compuso numerosos himnos y hasta un auto sacramental basado en su tratado de los vicios y virtudes, para escenificar esas truculentas descripciones que hacía.

Hildegarda en la cultura moderna

Pues es una pop-star. Se han hecho películas sobre su vida, se ha grabado su música, se le ha puesto su nombre a un crater lunar y se le ha puesto como referente del feminismo, aunque no sé yo si la cosmología de la mística medieval cuadra mucho con algunas reivindicaciones feministas contemporáneas, pero qué mas da, tú tira que libras.

Véase también

  • Aristóteles ícono.png Personaje histórico (ver todos aquí).