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Incilibros/Crónicas UrVanas: El weón, Maruja y el portero
PELIGRO: Este artículo tiene un alto contenido sexual
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Todos hemos sentido alguna vez lo que es el miedo. Cuando eres niño, temes al hombre del saco, a Papa Noel, a que descubran que tu fuiste aquel que sepultó en el jardín los sostenes de mamá, y claro, siempre puedes culpar a tu hermano, o al perro. Pero ¿que cuando alguien te ha visto? O es más, ¿cuando ha obrado contigo la burrada? o peor aun, ¿cuando el árbol de sostenes crece y te pone en evidencia señalándote silente con cada una de sus ramas?
Eso le pasó alguna vez al amigo del amigo del amigo del consuegro del medio hermano de mi vecina, al que, para fines narrativos, llamaremos Khaled (Espero que tú te llames así). Su caso lo recuerdo como “Miedo al futuro”. Esta es su historia, lo que una noche, hace un tiempo, me contó.
No se lo digas a nadie - Confesiones de un pipiolo en flor
Era una tarde de otoño, y yo estaba en la universidad. En mi facultad son dos los personajes cuya presencia honra al alumnado. Yo primeramente por mi excelentísima sapiencia, mi elegante garbo y sobre todo mi gran humildad.
El otro es el portero, un hombre lleno de palabras sabias que encandilan el alma más abatida y dan fortaleza al de ánimo caído, además se sabe las respuestas de todos los exámenes. Y es que ha estado en todas las clases y conferencias de mi facultad. Él podría graduarse pero no se ha matriculado, podría trabajar ejerciendo la carrera pero su mayor pretensión en la vida en cumplir su Karma y fungir de portero. Es un inmigrante de la India, o Filipinas, no se. Todos los asiáticos son iguales. Es un Brahman si no me equivoco, pues lo he visto muy seguido con sus "Brahmas".
Siempre habla de la reencarnación, del Karma, del Nirvana. Y parece que la sabiduría acumulada de sus vidas anteriores ha decidido florecer en esta vida cual loto en una tarde de Abril. Él me cuenta que en su vida pasada fue mosquito del Dengue, y a pesar de obtener mucho conocimiento de la vida en ese poco tiempo, se portó muy mal y fue condenado a reencarnar como portero en un país tercermundista.
Yo lo admiro, pues sus conocimientos en la carrera que sigo sobrepasan los míos, además me ha sido un consejero sempiterno que me han guiado a solucionar mi vida cuando más lo necesito.
Por ejemplo. Él me enseñó sobre el Kamasutra y las técnicas tántricas como la "marcha atrás". Un poco de yoga básico y me volví todo un as del "coitus interrumpiditus" decidido a superar mi anterior record de 2 minutos.
El Maestro Borrachón
—Lo importante, pequeño saltamontes, es agarrar un ritmo… suave, picando como abeja y moviéndose como mariposa, haciendo la tabla de los números primos de dos dígitos: “once por once... ciento veintiuno, once por trece... ciento cuarenta y tres…” ¡Así tiene que ser! ¡Control antes que eyaculación precoz! Al terminar la tabla noventa y siete por noventa y siete usa la técnica "marcha atrás con dos velocidades". Si uno va muy presuroso, pensar: Laura Bozzo, Laura Bozzo, Laura Bozzo... y el cuerpo obedece, como tiene que ser. Si uno baja demasiado, pensar: Sofía Vergara, Karen Dejo, Thalía, Sofía Vergara, Karen Dejo, Thalía… Control, concentración, destreza… ¿y con las manos? con una enceras, y con la otra pules.
Daño Colateral
Se que me envidian por ser tan libre. Es que yo soy vegetariano, me gusta lo natural, sin implementos, ni comprimidos hormonales, ni globitos, ni cosas de esas que a la larga hacen daño al mundo. Pero a lo que iba.
Decidí poner por obra lo aprendido y ahí estaba. Iba recién agarrando ritmo, “trece por trece ciento sesenta y nueve, trece por diecisiete doscientos veintiuno… el tres se presta y llevo cinco...” y en el momento clave cuando iba a cambiar la velocidad a Maruja le da tos y me rompe el "timming". Yo me controlo, ¡pero si a ella le da por improvisar tiene que haber consecuencias! Y esta vez sentí como "salían" las consecuencias... bastantes consecuencias... ¡un gran chorro de consecuencias diría yo...! ¡Tampoco puede culparme por eso!
Dos semanas después Maruja, me dijo:
—Khaled, no me viene "la tu ya sabes que". Como te dije que podría pasar si no dejábamos para otro momento "el tu ya sabes que", por no tener "tu ya sabes cuales" a la mano...”…
—... (ni idea de que estaba hablando.)
—Se me ha suspendido la regla.
—... (idem, mientras imagino una regla de 20 cm. colgada del techo.)
—... que no me ha visitado el señor Flujo Rojas Aguado...
—... ¿Qué? Maruja, no me vengas con indirectas que me pongo celoso.
—¡¡QUE NO ME HA VENIDO LA MENSTRUACIÓN!!
Todos en el restaurante de la facultad voltearon y empezaron a mascullar. Tuve una sensación de irrealidad... esto no me puede estar pasando a mí. El reloj de pared parecía dar un golpe en mi interior a cada lento segundo.
El tiempo se detuvo.
—Recapitulemos —interioricé—, esto es imposible... no no no… improbable, porque nada es imposible, me lo enseñó mi gurú, el portero. Entonces recordé... lo sucedido un par de semanas atrás.
Pero... no puede ser embarazo. Pues a lo sumo se me habrá escapado un espermatozoide. Ya, dos máximo. ¿Que van a poder hacer dos células haploides ahí sin ayuda? Sería mucha casualidad que encuentren el camino ¡con lo obscuro que debe estar ahí adentro!
La cosa fue que cuando entendí de que Maruja hablaba y de todo lo que eso podía implicar tuve una fuga en mi esfínter urinario, y de tanto pensar, al final me di cuenta que no podía pensar, era algo así como impotencia cerebral, o estreñimiento mental.
Medité un rato, Ooommmmm... como me enseñó mi gurú, hasta que me vino la iluminación:
—¿Y si te vino y no te diste cuenta? —le dije.
—¿Y si te volviste "Down" y no lo notaste? —me respondió ella.
Así que averigüé lo que pude para buscar una respuesta diferente, una respuesta de alivio. Me saqué mi carta astral, leí mi horóscopo, me hice leer la mano, la planta del pié, la nalga, ya no había nada que leerme y no encontraba satisfacción a mi dilema. Empezamos a sacar la cuenta de los días, contando con que era año bisiesto, y la luna nueva fue el sábado pasado... es culpa del karma. Maldito karma.
Recordé algo que me pasó una vez y le dije a Maruja:
—Y si te pones panza al sol. A mi me sangró la nariz una vez por hacer eso.
—Sigue así y lo que va a sangrar son tus bolas... —dijo ella.
—¡Uy, que sensible que estás! ¡Eso es que te va a venir! —digo yo.
Ella me golpeó.
Andando por la calle veo la vida distinta, a todas las mujeres las veo embarazadas. Me pongo sensible, me dan antojos, oh rayos, me duelen los pezones... creo que me estoy sugestionando. Busco información en internet, pongo "menstruación" en el buscador y me sale un chiste de Inciclopedia que figura destacado. ¡Y a mí que me importa! Pruebo otra cosa: "retraso.com" y salen los horarios de combis, buses, mototaxis, trenes, aviones y demás para que llegues siempre a tiempo. Vamos mal, vamos mal...
Desesperado, pongo la radio para escuchar programas médicos, escucho a la Doctora Cachetada hablando sobre la crianza de los hijos y de paso de los juicios por alimentos. Al cuerno la radio, prendo la tele y pesco "Utilísima" con el especial "Haciendo ropa de bebe a crochet" ¡Me muero! Casi en estado autómata llamo a Maruja:
—¿Ya? - pregunto.
—¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!! —contesta.
No me queda otra, debo pedir consejo a mi gurú, el portero (algún día le preguntaré su nombre). Él me instruyó con la sabiduría de todas su reencarnaciones acerca de como el stress puede ocasionar suspensión de la regla y técnicas de solución para esos casos. Bueno, ya está. Me decidí a tranquilizarla.
Invierto mis últimas monedas del día para llamarla desde la calle.
—¿Aló? - dice ella.
—Ooommmmm... todo está bien. Ooommmmm...
—¿Quién es?
—Los párpados te pesan, tienes sueeeeño... mucho sueeeño.
—¿Eres tu? ¿ERES TU PEDAZO DE ANIMAL?
—Ommmmmmm... Estás en una pradera, con pajaritos y en paz con tus ovarios... pío, pío, pío...
—(¡CLACK!)
Ches... ¿Así cómo le va a venir?... ¡No colabora...!
Ya no se que hacer. Me tomo un café para calmarme y me voy a casa. Dos de la tarde, intento dormir y llega Maruja a joderme la siesta. Le abro la puerta y le pregunto:
—¿Ya?
—¡Déjame entrar idiota!
Luego con una mirada que derretiría el hielo en los ojos y un test de embarazo nuevo en la mano me dice:
—Mira Khaled, míralo bien. Si sale positivo ¡te corto las bolas!
Ella entra al baño y durante el lapso recuerdo los signos positivos que marcaron mi vida. La pilita que me comí cuando era niño pensando que obtendría poderes +, Cuando aprendí el C++ que nunca me sirvió en la vida real, el + y más de Myriam Hernández, el + que me pusieron en el Club de amigos de los lepidópteros, la cruz sobre mi tumba + ...
La grima llegó al punto en que no sabía que hacer con mis manos, ni mis pies, ni donde esconder mis bolas para que no me las corte.
—... trece por trece ciento sesenta y nueve, trece por diecisiete doscientos veintiuno... Ooommmmm.... pío, pío, pío... ¡Andrea Montenegro, Karen Dejo, Thalía!...
Y... menos mal no salió el +. Y mis bolas, que las tenía en la nuez, ya las pude bajar sin peligro.
Bueno, y por la emoción del momento... Tremendo revolcón... Pero para evitar que pase de nuevo lo hice con preservativo. Según leí el profiláctico es seguro 80 de cada cien veces. Así que tengo solucionada la vida. Cuando llegue 80 polvos me lo cambio y ya está.
Soy lo máximo.
Colofón
Ya varios meses han pasado desde entonces. Maruja vivió una experiencia similar al mes siguiente, con un final diferente. Khaled se peleó con el portero y este le hizo un examen prostático gratuito con el palo de la escoba. Hoy ya no le temen al futuro. Ahora Khaled se dedica al cambio de pañales con mucho entusiasmo y deseo de superación, y Maruja espera ganar aquella discusión inconclusa sobre la vasectomía. Muchos éxitos para ambos.
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