Majencio
Cuando Majencio (306 AD-312 AD) se encontró con Constantino en un puente cerca de Roma, no estaban allí para un beso romántico. De hecho eran cuñados, pero tenían dos ejércitos detrás de ellos. Majencio estaba allí como representante de la vieja Roma, la ciudad de Venus, Marte, Julio César, Nerón y las orgías. Constantino estaba allí con sus soldados cristianos, pintando una gran cruz blanca en sus escudos para defenderse de los misiles paganos y su patrón era un tipo llamado Jesús, un alborotador judío crucificado y enemigo de la rapada romana.
Si Majencio hubiera tenido tiempo de reflexionar sobre la ironía de este conflicto, no lo habría incluido en sus memorias porque perdió. La batalla del Puente Milvio apenas duró un partido de fútbol. Majencio trató de abandonar el campo de batalla antes de tiempo, mas se quedó atascado en el tráfico y lo empujaron del puente. La armadura dorada es un buen atuendo cuando llevas a tus soldados a la batalla, pero no cuando intentas nadar para ponerte a salvo. El ex emperador playboy de Roma fue pescado, identificado y luego esa cabeza con el corte de pelo de 5.000 solidi fue cortada y clavada en una lanza. Entonces Majencio regresó a su palacio romano, aunque sin su vida y su cuerpo.
El último de los grandes amantes de la diversión romana
Majencio fue un verdadero hijo de Roma. Amaba la ciudad, era suya y había crecido allí. Si su propio padre, el emperador Maximiano era más rico que Smaug en su montaña de oro, Majencio se había beneficiado de una herencia. Desde la gran división en el manejo del imperio romano entre su padre y el emperador Diocleciano, Majencio se sintió con derecho a estar seguro de que, en la próxima generación imperial, él estaría cerca o en la cima. En la ciudad, su único rival era Constantino, hijo del Diputado César de Maximiano, el poco divertido y muy oloroso Constancio Cloro. Majencio disfrutó intimidando a Consty mientras los niños corrían tratando de matarse unos a otros en juegos mortales.
No lo ascendieron por contactos
El entusiasmo de Diocleciano por dejar el trabajo de emperador romano significaba que el padre de Majencio tendría que hacer lo mismo. Dado que esta no era la era de los contratos de trabajo vinculantes, Maximiano había tomado la precaución de dejar que Constantino conociera muy bien a la hermana de Majencio, 'Flusty' Fausta. Parecía que una alianza marital era posible, pero ninguno de los niño de oro se convertiría en emperador por herencia.
Diocleciano ya había decidido que los próximos directores ejecutivos de Roman Empire Incorporated habrían de ser elegidos por habilidad. Entonces, en 305, Majencio vio a Constantino convertirse ahora en el hijo de un emperador activo cuando su padre reemplazó a Maximiano como el perro principal en el Occidente romano. Majencio se sintió humillado y, en la política romana, sumamente inseguro de si viviría otro día, lo que posiblemente no haría. Su única ventaja era que su esposa Valeria era la hija del Emperador Galerio pero su relación era tensa, así como "no te follo porque me paso el día pensando en Constantino". Al igual que Diocleciano y Maximiano, Galerio fue otro centurión ascendido por encima de su posición, al menos a los ojos de Majencio quien pensaba que los emperadores romanos eran sólo unos sucios muggles "plebeyos".
Golpea rápido
En 306 Constancio Cloro murió mientras estaba en Britannia y su hijo Constantino fue proclamado emperador. Majencio se ofreció a luchar por Galerio contra su antiguo rival ya que él también era el yerno del emperador, pero Galerio prefirió a uno de los Hombres de la Burocracia, una nulidad de la oficina llamada Severo. En una relación amarga, Majencio alentó una rebelión contra Severo y lo ahogó en un baño de helado italiano derretido.
El Imperio Romano ahora tenía tres emperadores, que pronto aumentarían a cuatro cuando Maximiano dejó atrás sus sandalias de jardinero y se unió a la lucha. Galerio, que estaba indignado por las usurpaciones de los dos niños-emperadores, quería que ambos fueran depuestos y convocó una conferencia telefónica imperial (aún no existía Zoom) en la villa de retiro de Diocleciano. Majencio iba a ser degradado de nuevo, ni siquiera digno de ser un César. Fue invitado a tomar su degradación como algo personal y confiado en que no sobreviviría más allá del postre, culpó a su padre por el fiasco. A Maximiano se le prohibió la entrada a Italia y Fausta, que se fue para casarse con Constantino, fue añadida a la creciente lista negra de Majencio.
Mala Prensa
La política de Majencio después de esto pareció ser esperar y ver. Sin confianza en sus habilidades para hacer la guerra, se mantuvo a la defensiva contra Constantino, Galerio y su propia familia. Nadie lo amaba pero se ganó el odio especial de los cristianos. De hecho, la reputación de Majencio estaba a punto de aumentar al grado de "come niños" que los cristianos usaban contra los paganos.
Curiosamente, Diocleciano y, ciertamente, Galerio en Oriente eran del tipo de paganos anticuados de arrojar a los bastardos a los leones, pero parece que a Majencio no les importaba como tales. El edicto imperial contra el cristianismo todavía estaba en vigor, pero Majencio no era un perseguidor activo. Sin embargo, en una pieza clásica de condenación retrospectiva, los cristianos acusarían más tarde a Majencio de condenar al molinete a Santa Catalina de Alejandría, en una extraña historia que suponía que Majencio había matado a todos sus asesores por ofrecer "respuestas vagas" en una prolongada sesión de preguntas y respuestas sobre Catalina.
Tal fue el impacto del evento que ningún escritor romano contemporáneo se molestó en mencionarlo y si el año del martirio de Catalina fue en el 305 d.C., Majencio no era emperador ni estaba cerca de Alejandría.
Puente Milvio
La batalla entre Constantino y Majencio pasó ahora a un enfrentamiento final en el año 312 d. C., al costado del camino en el Puente Milvio, en las afueras de Roma. Constantino había consolidado su posición en Occidente mientras Galerio había muerto recientemente comido por sus propias pulgas. Con Majencio ahora completamente equipado con la sangre de los mártires cristianos (aparentemente), los dos ejércitos se enfrentaron entre sí con una batalla que ocurriría al día siguiente. Mientras se decía que Majencio se entregaba a algunas prácticas paganas sórdidas habituales, Constantino tuvo un sueño inspirado por Dios. Uno se pregunta quién se divirtió más esa noche.
Así que ahora completamente cubierto con la sangre de los mártires cristianos, Majencio estaba a punto de encontrarse con su creador. Al no ser un general, había ideado un plan para atraer a Constantino y su ejército a un puente plegable. Fue una idea complicada sacada directamente de las páginas del guión de James Bond y fracasó ya que el ejército enemigo no se quedó estático mientras dinamitaban su lado del puente como se tenía planeado. En lugar de que Constantino se encontrara con los peces, fue el destino de Majencio cuando sus soldados escucharon mal la señal y comenzaron a desmantelar el puente cuando los enemigos ni lo habían pisado todavía.
Constantino hizo la tradicional venganza imperial contra Majencio. Todos los monumentos que tenían su nombre fueron desfigurados y reemplazados por graffitis de penes, las estatuas fueron derribadas. La propia familia de Majencio tampoco se salvó, aunque gracias a un poco de confusión adicional se alegó que la emperatriz Valeria había muerto defendiendo a Santa Catalina antes *inserte guiño aquí*. Al hijo de Majencio, Aurelio Valerio, le prometieron llevarlo a Disneylandia pero nunca llegó, a pesar de ser sobrino de Constantino. ¡Valores de la familia cristiana!
Legado
La muerte de Majencio marcó el final de la importancia de Roma cuando se trataba de hacer o deshacer emperadores. Constantino trasladó la mayoría de los objetos de valor y las cosas realmente interesantes a su nueva capital en el Este. Los futuros emperadores romanos prefirieron quedarse en Milán o Rávena, Roma se convirtió en Las Vegas del Mundo Antiguo. Todavía tenían algunos edificios fantásticos, fiestas legendarias e instalaciones de diversión extremas en el Coliseo, pero el poder real estaba en otra parte.
En ese momento nadie pareció notar la pérdida de importancia de Roma. El Senado todavía se sentaba allí, pero la mayoría de los días estaba en un feriado semipermanente. La ciudad todavía era atractiva para algunos, pero casi invisible, ahora era especialmente importante para los cristianos que se atrevieron a salir de las cloacas. Era la ciudad donde habían muerto San Pedro, San Pablo y San Itario. Sería su cuartel general cristiano, todavía existe hoy, bajo el nombre del Vaticano.
Véase también
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