Artículo Religioso Destacado |
Incilibros/Panchatantra
El Panchantantra del sánscrito pancha cinco y tantra hilo; es decir cinco hilos; es una recopilación de tragi-comedias del hinduismo; decimos tragi-comedias debido a que estos cuentos producen enormes cantidades de buen humor; con acontecimientos brutales; como el genocidio y el asesinato, en medio de una sensación de dominio por parte de la ley del más fuerte. Se compone de 5 fábulas, cada una con un acto más ruín que el anterior, pero que posee una gran enseñanza moral, con un valor distinto que enseñarnos cada vez, todas nombrados con palabras casí impronunciables en nuestra lengua, pero que en sánscrito se escuchaba bien.
Fábulas así, dignas de la envidia del mísmisimo Esopo, son traídas a usted por una recopilación asupiciada por una benefica sociedad, sin ánimos de lucro. Si quiere comenzar este viaje através de la literatura antigua de la India continue leyendo estas palabras.
Fábula de Kathanaka, el camello despistado
Vivía en cierto lugar del bosque un león llamado Madotkata y erán sirvientes suyos un tigre, un cuervo y un chacal. Corriendo por de aquí hacia allá, vieron cómo pasaba delante un camello, de nombre Kathanaka. Entonces, el cuervo le dijo al tigre:
-¡Míra qué animal más raro! ¡Vamos a ver que cosa es!.
Entonces los tres animales fueron a verle y se lo llevaron al león, pensando que el inocente camello sería una excelente cena para el rey. Pero cuando le revelaron sus intenciones al rey, el les dijo:
Y así, el camello se salvó de ser servido con guarnición. Pero un día, el león se enfrentó al elefante, por qué éste le debía dinero; y resultó muy mal herido. Entonces sus sirvientes comenzaron a buscarle algo de comer, pues solo así se recuperaría el soberano. Al no encontrar nada, el chacal ofreció al camello; pero el león lo volvió a rechazar. Desesperados, el cuervo se ofreció a hacerse cuervo a la campirana; pero el león le dijo que se podía ir; por qué había demostrado serle fiel. Luego el chacal se ofreció hacerse unas brochetas, pero lo rechazó con la misma excusa. Finalmente, el tigre se ofreció para qué tuviera unas costillas agridulces; pero el felino lo rechazó, en idénticas condiciones. Pero el león les dijo que el camello no correría la misma suerte y los puso alerta para asesinarlo.
Entonces el confiado camello se ofreció al león; pensando en que no le haría nada; cuando los animales se le abalanzaron encima y se lo comieron. Sobre la tumba del inocente camello, Madoktaka dijo:
Fábula del mono y la mosca
Cierto rey tenía como mascota un mono; al que apreciaba tanto que lo dejaba hacer lo que quería y hasta entrar en sus habitaciones; cosa que se le tenía vetado al resto de los súbditos. El rey, había encontrado una buena función para el primate; haciendole de ventilador en las calurosas noches de la India; lanzándole aire con un abanico mientras éste dormía.
Un día estaba el mono en su tarea cotidiana; cuando una mosca se puso en el pecho del rey. El mono, completamente confundido; comenzó a espantarla. Pero cada vez que la espantaba; la obstinada mosca volvía y volvía a pararse en el mismo sitio. El estúpido mono, completamente fuera de sí; buscó algo con que matar a la mosca y cómo todavía no se habían inventado los matamoscas; tomó un afilado sable y con todas sus fuerzas lo empuñó y lo enterró en el desprotegido tórax del monarca.
La mosca, feliz de la vida se marchó intacta; mientras que el mono fue decapitado por el sucesor al trono.
Fábula del ladrón y los brahmanes
Después de un arduo día de shopping; los monjes regresaban cargados de ropas y joyas; que metierón entre sus ropas, su cuerpo y otras partes que no mencionaré; se encontrarón con una banda de ladrones, que no erán de la misma pandilla que nuestro amigo. Él pensó que si los atrapaban, los matarían a todos y se llevarían las joyas (¿de qué servía acompañarlos todo el día si no los iba a poder asaltar a gusto?). Entonces el ladrón se acordó:
y les dijó que no traían nada. Cómo nadie le creyó, entre todos lo destazarón y cuando vierón que no escondía nada en sus riñones dejarón ir a los demás.
Fábula de los monjes de oro
En una región de la India, existió un señor que poseía amplias riquezas; pero por ser un jugador compulsivo; lo perdió todo en los casinos. Cansado de vivir en la más extrema pobreza, se decidió matar de hambre; algo así como lo haría Gandhi en el futuro; pero no libraría a su país del yugo brítanico; sino de su existencia.
Entonces comenzó a dormir, cuando se le apareció un brahman que le dijó que mañana iría a su casa. El aturdido hombre se dijó a si mismo:
Al día siguiente, mientras esperaba al peluquero; se le aparció el mismo monje de sus sueños e hizo lo que le dijó: le dio un porrazo en la cabeza. En vez de que el monje lo golpeara a él; se deshizo en oro puro justo cuando llegaba el peluquero. En un pésimo intento de sobornarlo; le dió un par de trapos a cambio de su silencio; pero el estilista no le hizo caso y al día siguiente fue al monasterio budista más cercano (cómo abundan los monasterios budistas en la India) y los engaño a todos diciendo que les iba a regalar textos benditos a todos.
Ya en su casa, los encerró a todos. Los monjes empezaban a darse cuenta de su penosa situación cuando el peluquero sacó un enorme bastón de madera y comenzó a surtirles golpes a todos en la cabeza. Media hora después; los guardias del monasterio regresaban de tomarse un café y unas donas cuando escucharon los alaridos de dolor de los monjes.
En un extraordinario esfuerzo, abrieron la puerta a patadas y vieron cómo todos los monjes yacían muertos con la cabeza ensangrentada. Se llevaron al peluquero, donde apeló su inocencia acusando al comerciante que vió golpear al monje y hacerse rico.
Él dijó que él sólo había golpeado por que se lo ordeno un sueño y el pobre peluquero fue condenado al empalamiento; algo que suponemos no era una forma tan mala de morir para alguien cómo él. Lo último que escucho, fueron las sabias palabras del juez.
Artículo destacado Este artículo ha sido destacado en la Portada por decisión popular. Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos |