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Artículo Religioso Destacado |
Pablo de Tarso
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ATENCIÓN: El siguiente artículo es texto sagrado para una o más religiones.
AVISO DE CONTENIDO: Posiblemente contenga encíclicas describiendo o incitando al |
Pablo de Tarso (y Metatarso) de nombre judío Saulo (Tarso, Cilicia 5-10 d. C.-Roma, 58-67) es llamado "el Apóstol" aunque ni fue apóstol ni fue nada, sino un advenedizo que pasaba por ahí. De todas maneras puede decirse que el cristianismo no sería lo mismo sin él, así que ya sabes a quién culpar. Fue por un montón de ciudades del Imperio Romano convirtiendo a la gente a esta religión (ya fuera por las buenas, ya fuera por las malas) y escribió sobre ella con una verborrea casi diarreica. Que era un no parar.
A Jesucristo, lo que se dice conocerle, no le llegó a conocer. Pero tanto da porque se lo inventó. En efecto, algunos rumores le llegaron a él de cómo era el Jesús histórico, y como tal figura le pareció a todo punto decepcionante y mediocre, se inventó toda una mitología alrededor que cágate lorito, ni George Lucas ha tenido tanta fantasía. Y vaya si le fue bien, que vendió el producto con gran éxito, y eso que de aquella ni había teletienda ni nada.
Su vida
Muchos son los misterios que rodean a Pablo, empezando por su propio nombre. Su nombre judío, Saulo, quiere decir el invocado, mientras que como ciudadano romano que era, además de su nombre, tenía un coñomen, Pablo, que quiere decir poquita cosa. Así que cuando se dice Saulus qui es Paulus lo que se quiere decir el Invocado que es poquita cosa, casi nada. No sabemos si lo de poquita cosa se refería a su físico esmirriado o al tamaño de su miembro viril desde que lo circuncidó un rabino cegatón. Lo cual agriaría su carácter convirtiéndole en un hombre pacato y moralista. Pero no adelantemos acontecimientos.
Orígenes
Pablo nació hacia el año 5 (de la era cristiana, no de su propia vida, que si no el embarazo de su madre hubiera sido más largo que el de una burra) en la ciudad de Tarso, en la actual Turquía. Solo por esto ya le dieron la ciudadanía romana y la afición por el kebab y el falafel, además que conoció el griego desde su más tierna infancia. Y también la filosofía estoica, que se basa en que si te atizan tú te aguantas. No obstante era descendiente de judíos libertos, por lo que le mandaron pronto a Jerusalén a estudiar con Gamaliel, que era un rabino que por ahí andaba, un fariseo que sabía mucho de leyes y que hizo de Pablo un picapleitos que ni la Ally McBeal esa se puede comparar. Y eso que él no era mucho de ir en minifalda.
La educación, por llamarla de alguna manera, con Gamaliel sugiere que se estaba preparando para ser rabino y que era un facha de mucho cuidado. También era un reconocido incel, que era tan extremista y fanático que las mujeres no querían tocarle ni con un palo, motivo por el que empezó a incubar un secreto resentimiento contra ellas, que después volcaría en su doctrina.
A Jesucristo, por otra parte, no le llegó a conocer, que si no lo hubiera contado más tarde de forma ventajista, pero en cualquier caso su secta de zarrapastrosos no le gustaba nada. No veía nada bien que fueran tan hippies y andaran todo el día fumando cosas raras. Ni que andaran abiertamente con putas, y no de tapadillo, que es lo que hacen las personas de bien.
Trinchando cristianos
De tal manera, junto con el resto de los skin-heads fariseos, se puso a ejercer tanta violencia pudo contra esos jipiosos perroflautas, entrando por las casas y repartiendo hostias (las que duelen, no las galletas mágicas) contra todo el que pillaba por ahí, y culminando con la ejecución de un tal Esteban, al que mataron a pedradas como buenos gañanes que eran.
¿Qué ocurriría para que este joven de carácter tan violento cambiara tan radicalmente de opinión?
Conversión y postconversión
El caso es que camino de Damasco Se resbaló con una cáscara de banana y cayó al suelo. O algo así le pasó. Y en éstas se le abrió el cielo y una voz sensual y masculina le dijo:
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
Y al oír esto se le cayeron las bragas al suelo y se hizo cristiano de sopetón. Y quedó ciego (en realidad no quedó ciego, ciego es el que llevaba).
Esto es lo que dice la versión oficial, claro. Hoy día entre los investigadores, época descreída la nuestra, quien más quien menos se malicia que Pablo vio que igual esa secta de zarrapastrosos tenía cierto futuro y que más valía ser el jefe de unos hippies a quienes despreciaba (por aquello de que en el país de los ciegos, el tuerto el rey) que ser un mediocre fariseo mas. Y encima ciego.
Así que se dedicaría, en lo sucesivo, a trepar dentro de su nueva secta. Al poco de andar predicando por ahí le presentaron a San Pedro y a Santiago, quienes le pusieron en antecedentes y le contaron sus correrías y tertulias bohemias junto a Jesucristo. Madre mía. Por dónde empezar si esta gente no tiene ni siquiera un corpus de pensamiento medio decente, se decía. De niños de teta, todo.
Por tanto Pablo tomó la firme resolución de mandar a freír espárragos todo lo concerniente al Jesús histórico que, total, tampoco es que se perdiera gran cosa, y a inventarse su propia versión de Jesucristo, mucho más guay y mucho más así como de gente de orden y de derechas, que el que uno se haya metido en una secta de despreciables barriobajeros no quiere decir que tenga que renunciar a sus principios. Y si se puede hacer de ellos unos señores peinados con raya a un lado y con el pullover a la espalda, pues no debe desperdiciarse la oportunidad, que siempre lucirá mas tener ese tipo de compañía cuando llegue el momento de acudir a pasar la tarde al club de golf.
No contento con esto, que es a lo que consagra una parte importante de sus escritos, se dedicó a viajar por la cuenca del Mediterráneo con un esbirro que se llamaba Bernabé difundiendo ambos estas ideas fascistoides. Y el caso es que les daban como pal' pelo, que de aquella estaba lleno el camino de bandidos y salteadores, que más de una vez les quitaron los dineros y hasta les dieron por el culo. Pero allí seguían ellos, pertinaces, recalcitrantes e inasequibles al desaliento. En unos pueblos les recibían bien y, en otros, ya se sabe, la agarraban a pedradas con ellos y tenían que salir por piernas.
Concilio de Jerusalén
Pero quizás uno de sus momentos de mayor éxito fue el Concilio de Jerusalén. Resulta que por su buen hacer el cristianismo iba creciendo y a él acudían personas que no habían nacido como judíos. Y el animal de Pedro recalcitrante en que tenían que cortarse el pellejo que envuelve el capullo, que si no no podían ser cristianos. Y claro, los otros que no. Ahí Pablo lo vio claro: las leyes judaicas están muy bien, pero la chorra es la chorra y si exigimos a esta gente que se la pele a navaja al final nos vamos a quedar siendo cuatro amigos y se nos va el negocio al garete. Así que llamó a Pedro a un aparte y le dijo lo de "pero tío, tú eres tonto o qué te pasa" y tras un diálogo franco y sincero logró convencerle de su posición. Y el otro dijo que había tenido un sueño raro donde veía unos cerdos salir del mar o algo así, y que sí, que pasad para acá y los penes los dejamos como están.
A Pedro, que muchas luces nunca tuvo, todavía le tendría que meter en vereda unas cuantas veces, que lo de ser xenófobo está bien cuando se trata de serlo con los pobres, pero no con gentiles ricos que vienen a alimentar las arcas de nuestra creciente religión con sus sucios sextercios. A esos alfombra roja. Y si hay que decir que la ley mosaica es una mierda y que la Salvación la da Jesucristo así por sus cojones, pues se dice. Y así se estableció este importante punto doctrinal.
Cautiverio y muerte
Mientras siguió viajando por el Mediterráneo más o menos le fue bien, pero cuando volvió nuevamente a Jerusalén la actitud que había tomado de pasotismo respecto a las leyes judías cayó sobre él, que no se puede escupir pa' arriba. Allí los judíos se encabronaron con él y le acusaron de sacrilegio por meter a unos griegos en el templo. Que él, en su defensa, decía que sólo era para que hicieran turismo, sin homosexualidad ni nada. Viendo que las cosas se ponían serias y que le iba a pasar como al peludo de Jesucristo, Pablo apeló a su ciudadanía romana y dijo que a él sólo le podía juzgar el César, consiguiendo que le trasladaran a la capital del Imperio.
Allí se pegó la vida padre durante una temporada olvidándose del todo de la secta que había contribuido a consolidar, logrando un régimen de arresto domiciliario tan laxo que algunos historiadores hasta consideran plausible la teoría de que de cuando en cuando pasara unas vacaciones en la Costa Dorada.
Pero finalmente ascendió al trono Nerón, se hartó del parásito y mandó cortar su cabeza pelona. Se acabó lo que se daba para Pablito, que no clavaba clavito.
Su pensamiento, carácter y personalidad
Su pensamiento se resume en que Dios te redime porque le sale a él, que no hay que circuncidarse, que los hombres que llevan el pelo largo como Jesucristo son unos maricas y que las mujeres calladitas están más guapas. Menudo tío.
Era un manipulador emocional del copón, un tío la mar de tóxico. Un engreído y un gilipollas. Era también un enclenque, narigón, estaba así como enratonado y completamente calvo desde la quimio más tierna infancia.
En cualquier caso es el padre del cristianismo tal y como lo conocemos, que su prosa era tan prolífica que al final cosa así como del 70% del Nuevo Testamento se lo escribió él solito. Ahí es nada.
Las cartas de Pablo
- Epístola a los
telasonic..tesalinc...tesalonicenses. - Epístola a los filipinos.
- Epístola a Filemón.
- Epístola a Mortadelo.
- Epístola a los corintos.
- Epístola a los corintos 2.
- Epístola a los romanos (subtitulada: están locos esos romanos).
Estas cartas son todas literatura incel de primera calidad, que de aquella no había foros de internet donde verter esta mierda. Allí expresa sus dificultades, obsesiones y necesidades, y hasta en alguna consigna su lista de la compra. Unos documentos fundamentales para cualquiera que quiera aproximarse a lo bastos que eran en el mundo antiguo.
Amigos de Pablo
Personaje histórico (ver todos aquí).