Carlos II de España
Este artículo contiene una alta dosis de humor español. Si no eres de esta casta tierra, probablemente pierdas el tiempo leyendo esto. |
Publicado por | Intentaron publicarle lo menos posible... |
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Primera aparición | Madrid |
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Creado por | El último coito de Felipe IV con su sobrina |
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Nombre real | Carlos José Joaquín Leonardo (y así hasta 16 nombres) de Habsburgo |
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Estado | Fiambre en conserva |
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Afiliaciones actuales |
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Afiliaciones anteriores | Carece de ellas. |
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Alias conocidos | El Hechizado, El Tarado, El Impotente |
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Familiares | Todos, todos, emparentados entre sí. |
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Poderes destacados | Síndrome de Klinefelter. |
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Otros | Muy, pero que muy cortas luces, el pobre. |
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Carlos II de España, llamado el subnorm el Hechizado (Madrid, 6 de noviembre de 1661-ibídem, 1 de noviembre de 1700), fue rey de España al que podemos considerar como Hermafrodita según su sepso. Fue producto de un elaborado plan por parte de su familia cuya finalidad era la obtención de un superhombre que dominara el mundo. Esto se realizó por medio de sucesivos cruzamientos entre parientes próximos durante generaciones y generaciones[1] de tal manera que los superiores -así se veían ellos- atributos personales de los Habsburgo -así se llamaban- se vieran potenciados al extremo de generar una criatura cuasi divina. La cosa, como veremos, no salió del todo bien.
Descripción del fenómeno
Lo que se decía en círculos oficiales
Si bien en aquella época todavía no contaba España con augures y adivinos tan famosos como Rappel o Aramís Fuster, otros de no menor talla les precedían en las mismas labores y con similar tino. Cuando nació Carlitos predijeron un venturoso futuro para el príncipe y dijeron que "sería un hombre de heroico valor, venido al mundo para disfrutar de un felicísimo reinado". De la misma manera, al igual que no contaba España con voceros y propagandistas al servicio de interesas gubernamentales tan célebres como Alfredo Urdaci, otros de no menor talla les precedían en las mismas labores y con similar tino. De esta manera la descripción del recién nacido fue "niño de facciones hermosísimas, que de guapo que es dan ganas de comérselo, cabeza proporcionada, grandes ojos que te miran y casi parece que te sonríen, aspecto saludable y sonrosadete y muy gordito y rollizo". Como vemos, los medios oficiales parecían dar por hecho que el übermensch deseado por los Habsburgo había realizado su advenimiento al mundo, pero...
Lo que se decía en círculos oficiosos
Se decía que era un auténtico aborto de calamar. Así por lo bajini, nos ha llegado la descripción que hizo el embajador de Francia del recién nacido. "...el príncipe es un auténtico mierda; muestra signos de ser un engendro: tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura. Es más feo que Tío1.jpg y Tío2.jpg reunidos". Estos motivos hicieron que su padre adoptara la medida de ponerle una bolsa de papel en la cabeza, obviando todo el protocolo de la corte.
Y cuando creció las cosas no mejoraron, he aquí otra descripción de época. "El rey es tirando a esmirriao, no mal formado, feo como un coco; tiene el cuello largo, cara como de caballo; el labio inferior típico de los Austria, el belfo tan caído que apenas puede cerrar la boca; ojos de besugo, de color azul turquesa y cutis cadavérico. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que los piojos no se ven tanto y sí lo hacen las orejas soplilleras. Es tan enclenque que para enderezar su cuerpo ha de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa. Por lo general parece bastante imbécil, aunque de vez en cuando da remotas señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero por lo común está como atontado y abufarrado. Se puede hacer con él lo que se desee, pues es un auténtico pelele."
Igual lo de casarse entre primos y sobrinos no fue tan buena idea.
Su figura como estadista
Con estos precedentes daban por hecho que iba a cascar pronto, así que no se molestaron en educarle demasiado. Y en esto se equivocaron también, porque el tipo llegó a adulto. Menos mal que su hermanastro Juanjo andaba por ahí[2], que si lávate, que si a ver si aprendes a escribir, que si tendrás que aprender a sumar, que haz los deberes... y sería un coñazo de hermano mayor, pero logró que a los diez añazos Carlitos supiera al menos leer, escribir y las cuatro reglas. Tampoco llegó nunca a saber mucho mas.
Las reuniones del Consejo de Estado le resultaban un auténtico pestiño. Se aburría, se dispersaba, bostezaba y se quedaba apamplado. Siempre fue famosa su proverbial vagancia y lo único que le gustaba al tío era escaquearse de las reuniones para ir a comer dulces. Y con todo, hay que decir, que tampoco es el peor rey que ha tenido España. Al menos no molestaba, que no es poco pedir vistas las hazañas de alguno de sus sucesores.
Su reinado en sí, que siempre estuvo en manos de validos, por demás, ni fu ni fa. Alguna guerra absurda, alguna reforma monetaria... globalmente ni muy bueno, ni muy malo.
La gran pregunta es... ¿era realmente tan subnormal como se dice?. Las más recientes teorías apuntan a que, si bien tonto era un rato, tanto, tanto... puede ser que no fuera más tonto que, por ejemplo Carlos IV. El problema es que como ya de mano todo el mundo le tenía por lerdo, confianza en sí mismo el chico no tenía mucha, y eso no ayudaba, por lo que era un pelele en manos de las personas de su entorno. Y es que lo que tenía al lado era también como para mear y no echar gota, como veremos a continuación.
Todo aquello del "hechizo" y el problema sucesorio
Como había que dar un heredero al reino van y le casan... con María Luisa de Orleans, que es prima suya (estos tipos no aprendían ni a palos). Él estaba muy enamorado y contento de que por fin la iba a meter en caliente y ella... bueno, ella lo llevaba con resignación. Sorprendentemente el matrimonio tardó mucho en consumarse, porque Carlitos, de apasionado que era, acababa siempre antes de ni tan siquiera empezar. De empezar a quitarse los pantalones, queremos decir. Pero un día, no se sabe como, debió conseguirlo (iba muy ufano presumiendo de machito) aunque a la reina no se le veía muy convencida de que aquello funcionase. Total que la reina al final se murió y lo casaron con otra, una tal Mariana de Neoburgo, que debía ser una pájara de mucho cuidado.
Esta Mariana era una cachonda, que se pasaba el día fingiendo que se había quedado preñada y luego lo perdía espontáneamente. Y la primera vez pase, la segunda vez bueno, pero así hasta once veces y ya había mas que pitorreo en la corte.
Así que como lo del heredero se veía lejos se decidió fiar todo a los más doctos galenos y la más avanzada investigación científica. Llaman a un caradura vidente y éste dice que el rey está hechizado porque alguien le ha dado sesos y riñones de ajusticiado diluidos en el chocolatito que gustaba tomar. Los brutos e ignorantes de los médicos reales proponen pues varias soluciones científicas.
- Hacer tomar al rey pócimas asquerosas poniéndole pichones muertos en la cabeza.
- Hacer al rey sangrías, tactos rectales y todo tipo de perrerías. Suerte tuvo que de aquella no hubiera electroshock.
- Realizar exorcismos al rey.
- Hacer que el rey visite las tumbas de sus antepasados y su primera mujer, y que de paso abra los sarcófagos y
violese abrace a los muertos.
Igualmente los servicios de espionaje de las potencias extranjeras estaban muy preocupados por la cuestión del heredero. Al punto que en una sofisticada operación que hubiera sido la envidia de James Bond robaron los gayumbos del rey para examinarlos, no poniéndose de acuerdo los expertos en las conclusiones.
El caso es que al final, como era de esperar, Carlos se murió entre enormes dolores y acojonado por los tratamientos que le aplicaban que eran todavía peores, anciano precoz y piltrafa humana. Posiblemente en su temprana decrepitud influyeron todos estos remedios, sin que a nadie se le hubiera ocurrido que al tener Carlitos un solo huevo (al igual que otros grandes estadistas, como Adolf Hitler o Francisco Franco) y además atrofiado, poco podía hacerse. En todo esto influía sin duda el que su árbol genealógico parezca una maraña en la cual todo el mundo es pariente de todo el mundo, pero a nadie se le ocurrió pensar en ello.
Por supuesto ninguno de los remedios y sortilegios que le aplicaban los ceporros que le rodeaban funcionó. No tuvo hijos, y esto originó una cruenta guerra de sucesión, pero eso es otra historia.
Notas
- ↑ Puede consultar otro prototipo del experimento Übermensch-Habsburgo en Carlos de Austria (príncipe de Asturias)
- ↑ Así es. Felipe IV el tal vez no tan Pasmado había tenido un hijo bastardo con una mujer que no era pariente suya y resulta que como el muchacho era bastante competente le tenían por la corte. No fue rey en lugar de Carlos por ambas razones, por bastardo y por competente.
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