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Coliseo de Roma
El Coliseo de Roma (Colisseum Romanum, en latín) es un anfiteatro de la época del imperio romano donde se hacen competencias de lucha libre, clavados en la arena, pelea con ponis, peleas de mujeres en el lodo (no apto para ancianos que consuman vicodín), etc. Originalmente era denominado Anfiteatro Flavio (Amphitheatrum Flavium), en honor a la Dinastía Flavia dónde su rey era Flavor Flav -XVIII, ancestro de Flavor Flav III. Establecida en la ciudad de Hong Kong, pero luego trasladada hacia Roma por motivos retóricos del Vaticano.
Allí se realizan peleas que no pueden arreglarse oralmente (no todos estamos dispuestos a pagar ese precio) y se llevan a cabo en la arena, dónde el piso es de arena. Las peleas van desde peleas políticas hasta con motivo teológico. Hoy en día conforma una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo y en la lista de los anfiteatros más visitados por el público juvenil, por eso ha sido criticado por muchos moralistas de la historia, quienes piden su clausura desde hace unos 2000 años.
Descripción
Subterraneo
El complejo lugar está lleno por un complejo mecanismo debajo de él. También llamado hipogeo y como toda palabra derivada o empezada con el término hipo[1] tiene un origen malvado. Allí se conectaban varios drenajes que daban con la cloaca de la ciudad, para que tanto humanos como animales pudieran hacer sus necesidades antes del juego. También es dónde guardan los leones y a los gladiadores para descansar de la batalla. Existe el mito urbano de que los gladiadores actúan por el dinero y los camarógrafos turistas que se pasan por allá. En verdad nadie muere. En el caso que digan que sí, el sujeto se esconde en el subterráneo y vive ahí, aprendiendo a convivir con las ratas y los leones.
La arena
Es dónde los jugadores hacen sus juegos. Es un óvalo de unos 44 metros, que el momento oportuno puede ser llenado de agua para hacer también una que otra guerra marítima. Hay muchas variedad de juegos. Desde peleas con toros, leones, cristianos y demás animales contra humildes y buenos gladiadores. También hay unos de competencia: como carrera de trineos, puenting suicida y cachetadas brutales.
Allí se daban a cabo las peleas más brutales y las competencias más sanguinarias, todo por entretener al hambriento público y al Cesar (Cuyo nombre real era Se Cayo Julio César), quién nació en el seno y seseara de una mamá con mucha suerte al tener a un hijo líder de todo un imperio. El Imperio romano era por ley, uno muy artruísta y arbitrario. Era amante sanguinarias a las peleas, pero no participaba casi en ninguna por miedo a perder el peinado.
La cavea
El lugar dónde se sentaban los fanáticos. Estaba dividida por pisos que diferenciaban las clases sociales: los ricos iban a abajo y los pobres arriba... ¿o era al revés? En fin, está hecho en forma de escalera y en forma de óvalo.
La fachada
Sólo la cortina que tapa tan inmorales acciones. Es para parecer de consumo infantil y familiar y tapar sus oscuras intenciones. Normalmente suele estar decorada con una que otra piedra y disoluciones de cemento para darle un aspecto medieval, que engaña al público y lo hace pensar que es un lugar serio, y no hay peleas brutales.
Historia
Construcción y comienzos
El Coliseo de Roma fue inaugurado por el Vaticano, en busca de atraer más personas al cristianismo católico, cuando éste todavía no era inventado ya que él apenas acababa de nacer, y no sabía expresarse correctamente. En aquel tiempo, los dogmas neo-judaistas eran muy aburridos: no podías tener más de dos amantes y podían lastimarte en las peleas a sangre fría. Era necesario un nuevo entretenimiento, así que fundaron éste hermoso anfiteatro.
La pelea necesitaba ser justa y apta para el público infantil, así que cuando se le cortaba la cabeza al contrincante se acordaban de no hacerlo tan duro y de usar buenas armaduras para combatir. Cuando un político o gladiador de profesión no podía sostener bien su retórica era hora de arreglar el problema:
- Político: ¡Les juro que les seré fiel, pueblo!
- Molestador: Eso, dícelo a tu esposa
-El molestador se va corriendo y se dirige a la organización de Derecho civil a cambiarse el nombre.
- Político: ¿Eh? ¡¿Quién coño ha dicho eso?! ¿Fuiste tú, anciana decrépita?
- Anciana (En estado de ebriedad): Sí, fui yo.
- Político: ¡Ésto no se queda así! ¡Te reto a una batalla de vida o muerte!
Un poco después
El arquitecto del Coliseo era desconocido (o al menos eso era lo que quería el papado...). El público era cada vez más frecuente, y el placer santo por más peleas era inevitable. Habían distintas categorías: Canto a cappella del Papa, dónde solían a ver guerras de tomates; Concurso de trineos con cada gladiador portando una armadura por si acaso se cae del móvil en un arranque de ira del poni; apedreamiento a mujeres..."¡No jueguen a éste juego! ¡El que esté libre de pecado que tire la primera piedra! ¡Y tú vete mamá que la cosa no es contigo!" decía el fiel gladiador y principiante en las luchas, Leonardo Manzellini; conocido por su nombre artístico Jesucristo, o El Mesías luego de obtener la victoria, quién se hacía pasar por israelí, pero según fuentes seguras es romano[2].
Hubo políticos muy poco queridos en Roma y en Italia, luego que se aboliera el Imperio. Uno de lo más queridos era, sin lugar a dudas, Benito Mussolini, quién fue invitado a participar en muchos juegos que se daban a cabo en el magnífico Coliseo; uno de ellos era el puenting. Desafortunadamente, Benito murió al intentar enredar a su contrincante de la manera equivocada. Ésto dejaba inconformes a muchos pensadores como lo fue Lucio Anneo Séneca:
Por casualidad, a mediodía asistí a una exhibición, esperando un poco de diversión, unos chistes, relajarme... Pero salió todo lo contrario... Estos peleadores de mediodía salen sin ningún tipo de armadura, se exponen sin defensa a los golpes, y ninguno golpea en vano... Por la mañana echan los hombres se encierran en una jaula. La multitud exige que el victorioso que ha matado a sus contrincantes se encare al hombre que, a su vez, lo matará, y el último victorioso lo reservan para otra masacre. Esta clase de evento toma lugar estando casi vacías las gradas... Al hombre, sagrado para el hombre, lo matan por diversión y risa ¡Al final matan al pobre toro!
Actualidad
En la actualidad, el riesgo de muerte de las peleas que se llevan a cabo en el anfíteatro o fuera de él, han bajado mucho ya que ahora se cuida mucho el horario infantil, y esas cosas aburridas de la ética. Lo que está de moda son las peleas verbales sin trineos, armaduras o leones cariñosos. Ahora la moda es luchar con toros, el problema es que hacen trampa porque confunden al pobre animal. El torero siempre está en estado de confusión porque no sabe que con qué toro irá a luchar.
Relación con los cristianos
Claramente toda actividad llevada a cabo en ese lugar era siguiendo estrictamente lo dogmas cristianos. Desafortunadamente, él aún no era consagrado como Rey de la pelea, y por lo tanto no tenía los respetos. Cada seguidor de éste famoso gladiador (Experto en dañar a sus oponentes curandole la ceguera o emborrachandolo con vino), era obligado a tener una discusión filosófica con dos leones hambrientos.
La dinámica era sencilla, si decías: "Sigo a Jesús 'el místico' hasta la muerte" eras obligado a una sesión de cosquillas, pelea con almohadas y sanguinaríos encuentros con el canal de cirugía estética. Si nada de eso funcionaba te invitaban a jugar con los leones, y tus mártires lloraban desconsolados. Los fanáticos del Mesías, como se hacía llamar, seguía asiduos a las torturas a las cuales eran sometidos. No les importaba cuántas cosquillas les hiciera o cuanto le tentara con mujeres de la mala vida, no dejarían a su héroe sólo nunca. El día de la batalla final, todos sus fanáticos aún vivos asistieron (9 apóstoles, ya que uno que otro se pasó al otro bando), perdió y tuvo que ser cruficificado y llevado a la sala de almohadazos.
Todo lo antes visto será vilmente tergirversado por la infame Biblia, quién incluirá momentos de intervención oral y otros diálogos jamás hablados. Hechos a mano por un fan empedernido del luchador, quién diría que resucitará a los 3 días, y no se casaría con Maria Magdalena. A partir de ese entonces, el libro fue tildado blasfemo, y cada lector se le mandaba con una ola de leones. ¡Eran muchos leones! ¡No les alcanzará las mano para acariciarlos a todos!
Luego de que el exhausto Jesús desapareciera misteriosamente, un joven fiel seguidor de él tomó sus rumbos. Se llamaba Simón, pero el mismísimo Jesús le había puesto Pedro. Era un buen gladiador, pero tenía fobia a los gallos, y en una lucha le cortó la orja a un contrincante, más adelante muchos luchadores y gladiadores seguirían ésta ténica.
Referencias