Francis Bacon
Francis Bacon fue un celebérrimo filósofo, juez y corrupto inglés. A lo largo de su vida (y también póstumamente) ha recibido gran cantidad de títulos y apodos, tales como barón de la Verruga, vizconde de San Marrano y Francisco Panceta, este último de manos de la RAE.
Biografía
Francisco Tocino nació en Inglaterra durante la época de Isabel I, esto es, aproximadamente cuándo Francis Drake se dedicaba al pastoreo por las costas españolas y recibía una buena manta de palos a manos de doña Pita.
Desde que tuvo uso de razón, el pequeño Francis siempre se sintió atraído por el mundo de la ciencia. Así, a los cinco añitos, sufrió su primera descarga eléctrica al intentar matar a un electrón introduciendo una espada en un enchufe. El pobrecillo quedó algo frito, y el recuerdo de la textura de su piel semi-derretida y achicharrada le inspiraría, años después, la invención del bacon, producto alimenticio que lleva su nombre.
A los 13 años, intentó convertir en un tanque la tetera de la cocina, adosándole la mayor parte de la porcelana que encontró por la casa. Para provar el invento, decidió tirarlo cuesta abajo por un terraplén. A los pocos días, sus padres lo echaron de casa.
Decidido a probar fortuna en otra parte, se fue a Londres y pidió ser admitido en la Universidad de Oxford. Sin embargo, al intentar entrar en el edificio fue manchado de amarillo por un niño que jugaba con pinturas, arañado por cuatro gatos negros y golpeado por seis escaleras que se le cayeron en cima. A pesar de su condición de científico, Bacon también creía en la mala suerte, por lo que se dio media vuelta y escapó del lugar. Finalmente, ingresó en Campuente.
Tras licenciarse, dedicó su vida a la investigación científica y a la propagación de la razón. Para ganarse el caldo se metió a juez, cargo en el que se mantuvo hasta los sesenta años, cuándo fue despedido por aceptar sobornos volverse un blando. Cinco años después, deseoso de comprobar los efectos del frío en la carne, rellenó el culo de un pollo con hielo. Por culpa del experimento se pilló un catarro de aúpa, lo que unido a sus padecimientos de sífilis, gonorrea y depresión post-traumática aguda, acabó por matarlo.
Obra
Ideal científico
Al contrario que filosofías e ideologías medievales posteriores, Bacon se desentiende de tejemanejes espiritualistas y se centra en el estudio de la ciencia. Además, profesaba un gran odio contra los magos, por lo que aprovechó su posición de juez para tratar de procesar y encarcelar a Lord Voldemort. Si bien buscaba aplicarle la pena de muerte, sólo consiguió cortarle la nariz, como bien se puede apreciar hoy en día.
Para Bacon el saber es poder. Es decir, aquel que sabe cómo construir unos prismáticos infrarrojos, puede espiar a la mujer del vecino en la ducha sin que su marido se entere. Por lo tanto, Bacon promocionó toda una serie de actividades experimentales dedicadas al desarrollo de múltiples clases de prismáticos, periscopios y telescopios.
En su obra La Nueva Atlántida, Bacon defendió la iniciativa de enviar una expedición a reconquistar los restos de la antigua Atlántida para apoderarse de sus milenarios secretos. Sin embargo, la sospecha de que en realidad Bacon quería apoderarse de la Atlántida para fundar allí un paraíso fiscal echó para atrás a los inversores interesados.
Novum Organum
El gran filósofo griego Aristóteles había expuesto sus procedimientos lógicos en una serie de tratados denominados Organon. Tales escritos explicaban esmeradamente cómo hacer el pino sin ayuda de las manos o cómo introducir líquidos por una oreja y expulsarlos por la nariz.
Pues bien, Bacon declaró que la lógica aristotélica era una puta mierda y propuso su Novum Organum para contrarrestarla, donde detallaba procedimientos precisos para ejecutar tareas tales como arrojarse sobre un suelo lleno de cristales sin hacerse daño o utilizar tela de araña para elaborar fibra óptica. A día de hoy, los expertos todavía siguen dándose de hostias acerca de cuál de los dos tratados es mejor.
Método Inductivo
Como sistema para poder alcanzar las hipótesis científicas que buscaba, Bacon patentó algo completamente apuesto al método deductivo de Platón. La diferencia es realmente importante, como se expone a continuación:
- Método deductivo: un bakala aparece muerto. Ergo, le han matado, o bien se ha suicidado.
- Método inductivo: dejamos caer amablemente un peso de unas 100 toneladas sobre la cabeza de un bakala. Mediante este experimento, observamos que la cabeza del bakala promedio no puede soportar el impacto de una masa de 100 toneladas o superior. Y, además, sabemos con toda certeza que lo hemos matado nosotros.
Efectivamente, el método inductivo es mucho mejor que el deductivo, puesto que permite saber las cosas sin necesidad de comerse el coco durante toda una tarde.
Para un correcto funcionamiento del método inductivo, Bacon señalaba que era necesario no dejarse influir por ídolos perjudiciales, que pudiesen distorsionar nuestra percepción, haciéndonos proclives a cometer errores de apreciación que luego resultarían altamente nocivos durante la experimentación posterior. Por lo tanto, si yendo por la calle te encuentras con Alejandro Sanz, David Bisbal o Miguel Bosé, mátalos, pues estarás favoreciendo la experimentación por parte de miles de adolescentes histéricas.