Jipiguay

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Gañan.jpg Lor apañole' semos asín.

(Humor español que probablemente no entiendas si no provienes de la Península Ibérica o de las colonias restantes)


Cita3.pngPaz y Amooor... ¡¡¡Y el Plus p'al salón!!!Cita4.png

Los jipiguays (combinación del hindú jipi, pulga, y del guaraní guay, cretino) son una subespecie de hippies de origen aspañó con ciertas derivaciones de comportamiento de origen incierto. Abundan en los círculos universitarios, mientras que en otros ambientes son reemplazados por los macarras.

Origen

El origen de los jipiguays según la Teoría de la Evolución parece ubicarse en la competencia por cepillarse a la hippy desnuda de turno, la cual elige pareja no en base al pajarito como otros animalicos, o en base a quién luce los harapos más cutres, como las de su especie, sino en base a quién da más la nota. Destacados científicos sostienen que este proceso es similar a la de la aparición del ornitorrinco.

Características generales

Los jipiguays se diferencian del resto de los hippies por su comportamiento. No hay características físicas que los hagan diferentes, si bien en ocasiones sí se pueden distinguir a simple vista.

Chaleco, vaqueros y complementos, 400 pavos. Guitarrica firmada por Camarón, 1000 pavos. Converse convenientemente guarreadas, 50 pavos. Cinta hecha con las gomas del pelo de tu hermana y roales en los sobacos, gratis. Que la jipi que hace la foto se muera por comerte las cacas de los pies... no tiene precio

*Por una parte tenemos a los guays del harapo. Visten con harapos, como cualquier hippy. Sin embargo, el coste económico de estas piezas de ropa suele ser más elevado cuantos más rotos lleva de fábrica. Esto es achacable, o bien a que son harapos, sí, pero de marca, o que hay que pagarle el sueldo a una china para que con unas tijeritas vaya haciendo rotos de formas variadas. Los harapos más valorados son los firmados por el Chino Cudeiro. Las críticas a este sector son abundantes, pues la filosofía jipi implica quemar tu sujetador y tu cartera en la misma hoguera.

Así acabó el perro de Paris Hilton después de pasar por un Centro Social Okupado
  • Por otra parte, tenemos a los guays de peluquería. Se caracterizan por llevar rastas elaboradas a base de pegarse un moco en un extremo del pelo y dejar que vayan adhiriéndose materiales de todo tipo, desde barro salpicado de cualquier pelea que veamos en nuestros ratos libres, a los retales de costura de la abuela o el mismísimo Chino Cudeiro que se puede quedar pegado si pasa por allí. El resultado son masas de pelo como chorongos similares a éstos en color, forma, textura y olor. Es mas guay quien más grandes las tenga (las rastas).
  • Otro tipo más son los guays de habla. Son similares a los pijos en que adoptan el vocabulario más guay posible en el menor tiempo posible, aunque el registro lingüístico es diferente. La cuestión, no obstante, es la misma: diferenciarse del pueblo llano o pobres mortales. El guayismo lingüístico más destacado es el que adopta todo aquél que ha pasado una temporada por América del Sur, lo que viene a ser la Tierra Prometida de todo jipiguay. Ésta es probablemente la razón por la que todo jipiguay, al oír modismos de esta región, quede fascinado y sexualmente excitado sin caer en la cuenta de que para irse tan lejos hay que gastarse la pasta (Penitenciagite!!!!) y que encima hay que emitir un porrón de CO2 (más Penitenciagite!!!! aún).
  • También están los guays del amor libre, que dicen que los celos no existen, sino que son una invención cultural, que los cuernos hay que contarlos o más aún, que no existen tampoco, que las parejas están desfasadas y que tanto les vales para un roto que un descosido. Es más común entre féminas, puesto que los machos ya llevan este rol de fábrica y además, lo que suele pasar es que un listo se pone las botas mientras que el resto mira a ver si le dejan jugar.

Conducta sexual

La conducta sexual de los, uy perdón, l@s jipiguays, ha planteado dudas desde los albores de la ciencia. En su conocido libro Los orígenes de las especies, el doctor T. Crucero narraba su dificultad para identificar a los seres de uno y otro sexo dada la abundancia de vello de ambos. Es Crucero el primero que menciona que este problema también se plantea entre los propios jipiguays, pues en reuniones puras de machos con marcados caracteres sexuales (barba poblada, pene) y sin presencia de fembras se les escucha referirse al grupo como nosotras, vosotras, las aquí reunidas, etc. Parece ser que la clave del reconocimiento sexual está en la práctica del saludo con abrazos, donde tiene lugar el refrote de cebolleta o mamellas, según el sexo.

Aunque los diferentes grupos de jipiguays se suelen segregar en grupos en base a sus características, no llegan a establecerse diferencias genéticas. La causa es que una de las formas más generalizadas de hacerse el guay entre los jipiguays de sexo femenino es proclamar el amor libre aunque no te guste un cagao. Así que, para mantener la fama, aunque a veces com una mamaíca valga, la hembra jipiguay acaba teniendo que abrirse de patas. En un curioso paralelismo inverso con los seguidores de la Santa Madre Iglesia, los jipiguays rechazan el uso de gran parte de anticonceptivos porque "o sea, tú me haces meterme esas hormonas de mierda y tú tan pancho, ¿no?". Así, para notar un poco de fruzle, fruzle acaban aplicando la marcha atrás, aunque sea con encapuchamiento posterior. Respecto a esas prácticas, el sabio refrán ya avisa:

Cita3.pngAntes de llover, chispeaCita4.png

Una vez más, al jipiguay le traiciona el hacerse el guay, y en otro paralelismo inverso con los antiabortistas, así que el aborto ni se les pasa por la cabeza. Viste mucho más ser padre joven, aunque cuando el niño no deja de berrear a las 3 de la mañana y no se calla ni metiéndole el porro en la boca, el jipiguay se suele cagar en la puta enojar visiblemente.

El único impedimento a todos estos sucesos suele ser la abundante mata de pelo que acompaña a los jipiguays en sus partes pudendas. Sin embargo, parece no representar un gran obstáculo e incluso da para nuevas posturas. Así las cosas, la mezcla genética entre diferentes tribus de jipiguays se suele producir más temprano que tarde, junto a cualquier pesebre en el que sirvan comida vegana en un evento comeflores.