¡Me cago en...!

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Me cago en... <inserte el nombre del receptor de sus heces fecales aquí> es el insulto máximo que un español puede llegar a proferir a cualquier persona, institución, deidad, animal o cosa. Consiste en vaciar el contenido del tracto intestinal encima de la víctima del improperio mientras se exclama la expresión "Me cago en", seguida por el nombre del perjudicado.

Historia

¡Me cago en la leche!

Este enunciado altisonante tuvo su origen en la España de la Edad Antigua. Los iberos se dieron cuenta que el depositar los residuos alimenticios propios encima de un oponente le ocasionaba deshonra, mal olor y evitaba que se acercaran a él por la peste que traía. Además era muy difícil eliminar estos residuos, ya que en ese tiempo la gente no se acostumbraba a bañar ya que no existían tuberías de agua caliente, jabón y champús.

Época romana

Los iberos trataron de utilizar este improperio para expulsar a los invasores romanos. Pero los romanos no se vieron tan afectados, porque habían heredado el jabón y la cultura de la limpieza de los antiguos griegos. A pesar del flaco favor que le hacía a la causa independentista, los iberos seguían profiriendo este insulto en ciudadanos romanos y en edificios del gobierno de Roma. La peste no duraba mucho ya que los romanos limpiaban todo lo afectado rápido, además de que llegaron a inventar togas y mármol anti manchas para estos casos.

Algunos iberos llegaron a exclamar la expresión "Me cago en Roma", pero tuvieron muchos problemas para poderla cumplir. Los iberos tenían que recorrer un camino de varios días entre Hispania y Roma, en el cual se la pasaban comiendo alimentos desconocidos para ellos. Estos alimentos extranjeros provocaban un fuerte estreñimiento en los iberos y cuando llegaban a Roma no podían cumplir la amenaza de vaciar sus entrañas. Muchos iberos llegaron a morir de peritonitis en Roma.

Los hispanos, como eran llamados ahora, no se rindieron. Un hispano llamado Adriano cumplió con su peregrinaje a Roma, con éxito y sin estreñimiento, para soltar el improperio y los diferentes platillos que había probado en el camino. Pero le gustó tanto Roma, que mejor decidió irse a un baño y después de vaciar su conducto digestivo de forma privada, decidió convertirse en emperador.

Con la invasiones visigodas, los hispanos trataron de expulsar a los invasores con el insulto. Pero los invasores no se veían tan ofendidos, ya que tenían muy mal olor y podían vivir entre la peste sin problemas. Hispania cayó ante los visigodos, y los hispanos se convirtieron en españoles. Los visigodos adoptaron el hábito de sus conquistados, ya que podía servir para expulsar a personas indeseables.

La Reconquista

Cita3.png ¡Vaya! ¡Joder Rafa, que me cago en mi madre! Cita4.png
Enrique Mejuto González arbitro español de fútbol.

Durante la conquista musulmana de España, los españoles atacaron a los moros a través de este insulto. En principio no tuvo éxito, ya que los musulmanes eran bien aseados y limpiaban de forma rápida todo aquello que fuese víctima del improperio. Pero hubo conflictos entre los moros que habitaban España y la sede del poder central musulmán por cuestiones dinásticas. Esto ocasionó que a los moros españoles les dejaran de enviar productos de limpieza desde Arabia, provocando una baja en la moral musulmán que culminó en la Reconquista de 1492.

Conquista española de América

Los españoles trataron de expandir el uso de este improperio en América. Pero no fue muy bien acogido por las poblaciones indígenas, quienes eran demasiado limpios y preferían ser desollados por sus enemigos a ser embarrados de restos de comidas. Bernal Díaz del Castillo, historiador español, menciona que durante una expedición posterior a la conquista de Tenochtitlan, Hernán Cortés le gritó a Cuauhtémoc "me cago en tus pies" después de que el último emperador azteca le dijera que estaba cansado para seguir caminando. "Guatemuz", comentaba el historiador, "le respondió a nuestro capitán Cortés que prefería que ardieran sus pies antes de sufrir la desdicha de verlos bañados de excremento. Cortés luego cumplió el deseo de Guatemuz, prendiendo fuego a sus pies".

Época moderna

La última oportunidad que los españoles tuvieron para emplear este insulto ante una potencia extranjera fue durante la guerra anglo-española de 1585. Los marineros españoles se habían preparado ingiriendo comidas pesadas como chorizos, alubias y chicharrón para poder llenar de desechos instestinales a toda la flota inglesa. Pero los españoles no contaron con el fuerte movimiento que sus naves iban a tener en el Canal de la Mancha, y terminaron vomitando toda la comida. Llegaron sin armas ante los ingleses y fueron derrotados de forma humillante.

A partir de aquí, los españoles han utilizado literalmente el insulto cuando tienen que arreglar querellas entre ellos y figurativamente cuando se refieren a extranjeros perniciosos. El insulto fue muy utilizado durante las Guerras Carlistas y la Guerra Civil, aunque su uso violó los acuerdos de la convención de Ginebra.

Como ejecutar el insulto

Asegúrese de tener suficiente papel higiénico.

Para poder llevar a cabo la ejecución del improperio, usted debe de seleccionar a la persona, institución, deidad, animal o cosa que va a ser receptora del insulto. Puede ser la víctima o una representación de ésta. Una vez que se selecciona al blanco, consiga un rollo de papel higiénico. Con el papel higiénico en la mano, diríjase a un restaurante cercano a la localización de la víctima. Ahí, usted debe de ingerir bastantes alimentos, de preferencia aquellos que puedan llegar a generar desechos intestinales de mal olor, como platos fritos, platillos grasosos, comida procesada, embutidos, harina blanca, azúcar refinada y bebidas alcohólicas. Hay que procurar no ingerir irritantes, como chile y especias, ya que puede ocasionar mucho dolor durante la deposición. Procure consumir mucha fibra y agua para que no sufra de estreñimiento.

Si empieza a notar ruidos extraños en su abdomen o algún comensal le reclama por algún gas oloroso que se esté originando de su lugar, es señal que el proceso de digestión ha terminado. Diríjase hacia su blanco y cuando lo tenga a su alcance, por favor bájese los pantalones y la ropa interior. La tintorería es muy cara y no querrá usted arruinar su ropa. Una vez que esté usted sin pantalones, grite a los cuatro vientos "¡Me cago en" seguido del nombre del blanco, termine con el signo "!" y empiece con el proceso de evacuación. ¡Listo! Ha injuriado a su víctima. Una vez que haya obtenido su satisfacción, límpiese con el papel higiénico por favor.

En ocasiones, la gente necesita leer para poder expulsar sus alimentos. Si usted es de estas personas, antes de dirigirse a su blanco pase por un kiosko para comprar su diario o revista favorito. Lo puede necesitar también para limpiarse en caso que no lleve papel higiénico.

Blancos del insulto

Personas

¡Me cago en mi puta vida!

Cualquier persona que tenga algún conflicto con usted puede ser blanco de su insulto. Pueden ser amigos, conocidos, desconocidos, políticos o algún miembro de la familia real. Usted puede lanzar el improperio al blanco seleccionado o a algún familiar muy querido de la víctima, ya sea vivo o muerto. También se puede insultar a la persona haciendo objeto del insulto a su leche, pero tendrá que llevar a cabo una manipulación manual de los genitales del blanco si es hombre o en los senos de la víctima si es mujer, para poder cumplir el proceso. O puede pedírselo amablemente, pero romperá el sentido del insulto.

Instituciones

Las instituciones son blancos favoritos de estos improperios. Pueden ser instituciones públicas, políticas, religiosas y organizaciones no gubernamentales. Recuerde dirigirse al blanco de su elección, buscando el momento que esté lleno de gente. En el caso de las instituciones públicas sería regresando de la hora de la siesta y en el caso de instituciones religiosas considere los domingos de misa, si su blanco es católico o celebraciones si la víctima es otra religión.

Dios y la hostia

¡Me cago en la hostia!

Se tiene información de que mucha gente le ha gritado el insulto a Dios, pero no se tiene algún registro escrito de que se haya ejecutado en su totalidad el improperio. Algunos fanáticos de las teorías de la conspiración mencionan que hay libros en el Archivo Secreto del Vaticano que tienen documentado casos donde personas trataron de ejecutar el insulto, pero terminaron pulverizados antes de poder vaciar sus intestinos.

Como es muy probable que Dios no se le aparezca, sobre todo si usted tiene la intención de insultarlo y liberar sus desechos alimenticios encima de él, puede utilizar alguna representación sacra suya, como la hostia. La hostia debe de ser consagrada y para obtenerla, usted debe de ir a misa y esperar a que inicie el rito de la comunión. Una vez que lo llame el padre para comulgar, salga discretamente de la iglesia y saque la hostia de su boca. Así, usted puede comenzar el proceso del improperio en público o en la comodidad de su casa. Si lo hace en su hogar, procure grabar la actuación y subirla en Llutub para dejar evidencia.

En la historia de España ha habido opiniones encontradas acerca del uso de este insulto hacia Dios, sobre todo entre los ateos. Algunos ateos españoles mencionan que al no existir Dios, es imposible llevar a cabo el proceso de evacuación de alimentos. Otro grupo de ateos españoles mencionan que Dios es una construcción humana y es representado por el hombre en diferentes formas. Por lo tanto se puede proferir el insulto vaciando las entrañas sobre cualesquiera de sus representaciones. Estas opiniones han generado polémica entre los dos bandos de ateos, llegando a provocar muertes entre ellos. Se menciona que las sangrientas divisiones de las izquierdas en la Guerra Civil empezaron por este tema, y fueron aprovechadas por Francisco Franco para llegar al poder.


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Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos
por el mismísimo Miguel de Cervantes.